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Adiós a Luis Mario Quintana

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Me he enterado hace un rato del adiós de Luis Mario Quintana, El Profe. Me he quedado de piedra. No me lo esperaba. Me he levantado tarde y mientras preparaba el desayuno he dado una vuelta por Facebook. Y en el muro de Óscar Mariné he conocido la fatal noticia. También la he visto en otro par de muros.

La foto del encabezado creo que es de mayo del 2009. Los Mundano fuimos a pasar un puente a Segovia y nos acercamos a su casa a saludarlo. Hacía tiempo que no teníamos contacto. Nos fuimos a comer (la foto es de después). Vivía con Moncho Alpuente, que curiosamente pasaba el fin de semana en Madrid. Eran cuñados. Moncho falleció seis años después y El Profe me pidió que escribiese algo aquí al respecto. En realidad me recriminó no haberlo hecho. Estábamos en el crematorio por el fallecimiento de Fernando Esteve. Probablemente fue la última vez que nos vimos. Sucedió a finales de marzo de 2015… y siete años sin vernos -pandemia por medio- es una barbaridad. Manteníamos contacto por escrito, pero cada vez más esporádicamente. 

Solía vacilarme con que no me acordaba como nos conocimos, primero, y luego con que no recordaba la primera canción que puso en mi programa de Radio Popular FM, la 99.5. Resumo la historia a continuación. Pedí en antena discos de grupos alemanes como Amon Düll, Can, etc. Suponía que algún oyente tendría. Y así fue. Quien llamó fue Luis Mario Quintana, aún no era El Profe. Quedamos, nos conocimos y lo invité al programa. «Sing Swan Song”, del “Ege Bamyasi” de Can fue ese primer tema que pinchó. Al poco le ofrecí compartir el programa conmigo. Así entró en la radio. Luego pasamos a Onda 2 donde cada uno hacíamos nuestro programa. En aquellos tiempos las emisoras estaban obligadas a conectar con el parte (las noticias del régimen que emitía Radio Nacional de España). Lo echaron porque daba paso diciendo ”y ahora os dejo con el rollo hablado” que originaron multas y amenazas de cierre. Tras Onda 2 él y otros pasaron a la recién creada Radio El País (también colaboró en el diario). Pinchaba discos en la agitada noche madrileña. Actividad que mantuvo en Segovia a donde se mudó con Moncho y sus parejas (eran hermanas).

No me esperaba esta noticia. Y despido con una foto de esos días que compartimos en Onda 2. Fue un partido contra nuestra exemisora, 99.5. Luis Mario está en cuclillas en la posición del delantero centro. La alineación en el pie de foto.

Onda 2

De pie, de izquierda a derecha: Paco Galindo, Carlos Finally, Julio Matito (exSmash), Chema Martínez (ex Nuestro Pequeño Mundo que hacía un excelente programa de folk rock), José María Ponce, Carlos Tena y Gonzalo Garrido (de masajista). En cuclillas, de izq. a dcha.; Gonzalo Garcipelayo (que así firmaba entonces), un servidor, Luis Mario Quintana, Pedro de Frutos y Eric Saba.

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Se nos fue Rodri

Se nos fue Rodri!!! Anoche.

José Manuel Rodríguez «Rodri» era uno de mis mejores amigos. Desde que nos conocimos en 1975 en el «Para Vosotros Jóvenes» de Radio Nacional de España. Nos juntó Carlos Tena, el director del programa. En la foto del encabezado estamos cenando en El Schotis, el desaparecido restaurante de la Cava Baja. Cuando en 1988 me mudé al barrio el local se convirtió prácticamente en el comedor de casa. El Schotis lo conocí gracias a Carlos, Rodri y José Ramón Pardo (los tres eran acérrimos de sus cangrejos de rio). En la foto, de esos mediados de los 70, tanto Carlos como Rodri están con sus parejas. Elena de Juan (casada con Rodri) y La Mundana han seguido con nosotros (La Mundana no está en la foto, porque al ser menor de edad –como yo– tenía que cumplir con los horarios paternos, como la mayoría de las chicas de la época). 

Esta foto de 1976, del 11 de junio, es de cuando Hispavox nos invitó a Barcelona al primer concierto de los Rolling Stones en España. Organizaron una comida y tomaron la instantanea. Adam (Miguel Blasco) de Hispavox está de pie. Rodri está de frente. Y La Mundana es la unica mujer de la foto. Fue mi regalo por su 21 cumpleaños. Celebramos su recién estrenada mayoría de edad viendo a los Rolling Stones. 

Las dos fotos anteriores las tengo por cortesía de Rodri. Fue quien me las pasó. 

Cuando marchamos a Nueva York (1981-1986) no perdimos el contacto. A nuestro regreso la relación volvió a ser directa después de varios años de desconexión. Y cuando inicié este blog colaboró con varios posts. Los pueden leer pinchando en la etiqueta Rodri (donde también podrán encontrar las referencias a su persona). Incluso desarrollamos ocho mini episodios para YouTube: «Rodri y la becaria«. La idea era aprovechar su gran sentido del humor, su vis cómica e interpretativa (era un gran actor, además de una gran voz). Traigo de ejemplo el cuarto:

En estos momentos de recuerdos y memorias la foto con Lara López me enorgullece. El programa de Lara en RNE invitaba a una personalidad y esta a su vez elegía a alguien. Fue todo un honor que Rodri pensase en mi.

Otro aspecto destacado de Rodri era su memoria. Mi dedicatoria en «Bikinis, Fútbol y Rock & Roll» no deja dudas.

Se agolpan los buenos momentos. Es más, no recuerdo ninguna discusión o conflicto. Rodri no era ese tipo de persona. Algo que no puedo decir de mi…

¡Gracias por todo y por tanto mi querido Rodri!

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En el 84 aniversario del asesinato de Lorca

PeNY

Hace un par de semanas el amigo Juan de Díos, cuya carrera en la radio estuvo vinculada a la SER desde la radio musical hasta la gerencia ejecutiva, me pidió un texto sobre el álbum «Poetas en Nueva York«, que reunió a la flor y nata de la canción de autor de Europa y América alrededor del libro de Federico García Lorca. La intención de Juan era publicar el texto hoy 18 de agosto, cuando se cumplen 84 años del asesinato del poeta. Y así ha sido. Lo pueden comprobar en su blog Nunca estuve en NY. Les dejo el enlace, que además de mi nota incluye el video de «Take This Waltz«, rodado en Granada con Leonard Cohen, y un texto del propio Juan de Díos, en el que amplia la info. sobre el disco y sus participantes (además de una pequeña nota biográfica sobre mi persona y una foto mía con Cohen en Granada). A continuación copio y pego mi escrito original antes de la necesaria edición para su publicación en blog ajeno:

«Poetas en Nueva York» fue un ambicioso proyecto discográfico, ideado por Manolo Díaz, para conmemorar el 50 aniversario del asesinato de Federico García Lorca.

Como toda obra o proyecto además de su génesis y desarrollo hay unos antecedentes, unas raíces. En este caso pasan invariablemente por Manolo Díaz. Su visión se pudo llevar a cabo porque dirigía CBS en España. La otra columna fundamental sobre la que se asentó la idea fue el conocimiento que Díaz tenía de la poesía contemporánea española y sus posibilidades comerciales aplicadas al mundo de la música. Esto último, el conocimiento práctico, es fruto de una larga y exitosa carrera artística y ejecutiva. De ser uno de nuestros pioneros del pop- rock madrileño (Los Sonor), pasó a componer éxitos para otros (entre ellos Los Bravos y Massiel), luego fue uno de los primeros, quizás el primero, de los cantautores protesta, para terminar produciendo y dirigiendo. Su primera labor como ejecutivo fue al frente de la dirección artística de la recién creada Discos Acción. Ahí supervisó y alentó la formación de Aguaviva. Una agrupación que cantaba a los poetas españoles del siglo XX y que obtuvo un gran éxito en Italia con un poema de Alberti, “Poetas andaluces”. Y por supuesto, también cantaron a Lorca (tres poemas suyos se incluyeron en el LP de debut de Aguaviva).

Tener al jefe de la compañía involucrado desde el inicio suele ser sinónimo de éxito. Una garantía. Además, Manolo Díaz supo crear el espíritu de equipo necesario a la hora de confeccionar «Poetas en Nueva York«. Algo que se aprecia viendo el resultado final: la variedad de cantautores, representantes de las diversas culturas que configuran los continentes europeos y americanos. La labor de Rafa Alvero, como director artístico de CBS y productor ejecutivo del álbum, también debe ser señalada.

Manolo me incorporó al proyecto, aunque fuese responsable del producto internacional y esto era una producción local. Mi departamento ejercía, por decirlo de alguna forma, de import/export. Por lo que a la larga me tocaría convencer a mis colegas de las filiales de CBS, a lo largo y ancho del mundo, para que editasen el disco.

Mi participación se tradujo en tres de las 11 colaboraciones: los temas de Leonard Cohen, Raimundo Fagner y Chico Buarque, Pepe y Paco de Lucía. Fueron tres contactos (Leonard, Raimundo y Paco) muy fructíferos, especialmente uno de ellos. Con los tres me unía una buena amistad (y con Raimundo algo más: una década después sería el padrino de mi único hijo).

En el tema de Paco de Lucía me limité al contacto inicial. A pesar de estar en discográficas distintas nos conocíamos de hacía muchos años. Concretamente de cuando era parte del Para vosotros jóvenes de Radio Nacional, que dirigía Carlos Tena. En ese programa lanzamos al estrellato su “Entre dos aguas”. Y antes de mi marcha a Nueva York habíamos trabajado juntos en dos producciones de Raimundo Fagner en España. Durante ms años en NY nos veíamos al menos una vez al año, cuando venia a tocar con su grupo o con el trio (McLaughlin, Coryell/Di Meola). Después de ese primer contacto y su interés en participar, Alvero y su departamento tomaron las riendas junto al productor del tema. Su hermano Pepe cantó el poema elegido, «Asesinato«.

Raimundo Fagner era un artista de CBS Brasil. Su participación en «Poetas en Nueva York» fue lo último que grabó para CBS. Ese mismo año de 1986 firmó por BMG Brasil. Nos conocimos en 1981 cuando apareció en España, descubrió el flamenco y las conexiones musicales con su tierra de Ceará (estado nordestino de Brasil). Nos hicimos amigos y hoy en día es mi compadre. Cuando le llamé para plantearle la idea la respuesta afirmativa no se hizo esperar. Le pregunté si nos podía echar una mano con Chico Buarque, buen amigo suyo y una institución de la música brasileña. Me dijo que por supuesto. Y sugirió la idea de hacer un dúo. La propuesta era muy buena. A Manolo le encantó y eligió el poema que ambos grabaron. De la adaptación al portugués de «La aurora” se encargó el gran Ferreira Gullar.

En 1986, ya de vuelta en España, Manolo Díaz, conocedor de mi afinidad con Leonard Cohen cimentada en Nueva York, me pidió que gestionase su colaboración para el disco. Sería la guinda. Cuando le comenté que no creía que hubiese problemas porque la hija de Leonard se llamaba Lorca, sonrió con satisfacción.

Cohen eligió un poema fácil de musicar “Pequeño vals vienés” pero difícil de traducir. Le trajo de cabeza. Fueron dos meses de intenso trabajo (empleó unas 150 horas para adaptar el texto al inglés). Lo cual, por problemas de agenda, nos hizo cambiar el lugar de grabación de Nueva York a Paris (estudios Montmarte). “Take This Waltz” fue el resultado que después retocaría ligeramente para incluirla en su siguiente álbum «I’m Your Man» (1988).

«Poetas en Nueva York» se grabó a lo largo de 1986 y se editó en otoño con un cuadro del pintor Eduardo Urculo de portada. Fue pintado especialmente para el disco. Cuenta con el sello característico de Urculo: un hombre de espaldas con sombrero.

En octubre del 86 Cohen vino a Madrid para la presentación del álbum y para rodar el videoclip de su tema en Granada. Todo estaba calculado al milímetro: primero el viaje para un día de rodaje, incluyendo la visita a la casa-museo de Lorca. Regreso esa misma noche a Madrid. Entre el viaje a Granada y la presentación en Madrid, Leonard hizo promoción y el realizador montó el video.

Take This Waltz” fue un pelotazo en España (n.º 1) y el impulso del álbum «Poetas en Nueva York«. También fue el pasaporte necesario para editar el proyecto internacionalmente con garantías de éxito.

Para quienes tuvimos el honor de participar «Poetas en Nueva York» y “Take This Waltz” nos proporcionó dos motivos de orgullo. El primero ver como nuestra producción pasó a formar parte del siguiente disco del maestro Cohen. Todo un logro desde la península ibérica. El segundo fue obtener el Premio Edison al Mejor Álbum Internacional. Los Edison son los premios oficiales de la industria holandesa, su equivalente a los Grammy.

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En el «Fiebre de Vivir» de Ordovás

Las imágenes corresponden a un fragmento de la entrevista de Jesús Ordovás a Carlos Tena. Forma parte de «Fiebre de Vivir«, el excelente último libro de Ordovás.

Tanto Carlos como Jesús son generosos y amigos de sus amigos. Y agradezco a ambos su deferencia. Y de paso añado que en nuestro mundillo no es fácil mantener una amistad durante tantas décadas. Y que además ha sufrido alejamientos producidos por la distancia (los años que Carlos vivió en La Habana y los míos en Nueva York).

Dicho esto solo resta por decir que «Fiebre de Vivir» es un librazo (editado por Efe Eme). Como nos tiene acostumbrados Jesús Ordovás. En este caso incide sobre una década, los 70, que fue decisiva y recoge testimonios de los principales protagonistas. Absolutamente recomendable.

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Carlos Tena en estado puro

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Carlos Tena en estado puro: irrepetible, incombustible y único. Un solo pero: falta su propuesta, una sugerencia o linea de actuación. Porque no se puede estar contra todos todo el tiempo sin una aportación concreta.

Las razones de Don Carlos: ¿CONFLUIR?… NO GRACIAS, MEJOR HUÍR 

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Adiós a El Schotis

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El sábado por la mañana me enteré desayunando que El Schotis había echado el cierre. Fue leyendo El Mundo. Cliente habitual durante décadas últimamente la «dieta de la crisis» me limitó las visitas. De hecho este año solo he ido una vez. Fue centro de reunión, celebraciones, tertulias (los días de cocido), etc. Sus paletillas de lechal fueron consumidas en casa varias Nocheviejas (Cava Baja está a 4 minutos de donde vivimos desde 1988).

Después de comer busqué fotos (sabía que por lo menos habría una: la que está colgada en el primer comedor). Encontré más de las que esperaba, eché en falta varias y me enviaron una. En total son 22. Las pueden ver, si les interesa, en el álbum que monté en Facebook.

Las 2 que ilustran esta entrada son de siglos distintos. La primera, en b&n, es con Carlos Tena, Rodri y sus respectivas. Es de julio 1976. Me ha hecho gracia ver que todos llevamos barba. La segunda es de tono familiar: Los Mundano con Raimundo Fagner (padrino de nuestro hijo).

Desde que vivo en el barrio esta es la tercera perdida de importancia culinaria. El Schotis se suma a los cierres de Aroca y Gure Etxea

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Con 19 años entrevisté a Springsteen

Con 19 años entrevisté a Bruce Springsteen, y fui el primero en España en hacerlo. Ya lo he comentado varias veces en el blog así que no voy a repetirme más. Para quienes no conozcan la historia la tienen enlazada.

Ayer me llegó el libro Bruce Springsteen en España de Jordi Bianciotto y Mar Cortés. Me lo devoré. Empecé por la tarde y no paré hasta acabar. Desde aquí mi admiración por el inmenso y excelente trabajo de Jordi y Mar. Según me contaba JB ha sido un arduo trabajo de investigación (un año y medio). Y desde luego se refleja en la calidad del volumen. Un imprescindible. Sobre todo  si eres aficionado a la música, al rock. Y por supuesto al Boss.

Y precisamente en el libro encontré la entrevista a la que hago referencia en el titulo de este post. La publicó Disco-Express, el 15 12 de diciembre de 1975 (casi un mes después del concierto del Hammersmith, donde le abordé tras la inmensa descarga que presenciamos).

La charla se divide en dos páginas (compartiendo espacio con Jesús Ordovás y Diego A. Manrique). Disculpen la molestia que pueda suponer leer unas imágenes… pero es lo que hay.

Entradas relacionadas:

Se edita el libro Bruce Springsteen en España

Springsteen como excusa

Springsteen forever (Efe Eme)

Carlos Tena y Bruce Springsteen en Efe Eme

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La apuesta (por Rodri)

Ayer, último día de Noviembre. Hace años se representaba siempre Don Juán Tenorio.

Hoy, empezamos a conmemorar el Día de Acción de Gracias y comemos pavo, que ya me dirán ustedes que tiene que ver con nosotros la dichosa fiesta.

Escena de D. Juan: Hostería de El Schotis. Caballeros, criados, damas, embozados alrededor de una mesa. En ella, D. Adrian y D. Rodri.

D. Adrian      La apuesta fue….

D. Rodri       … porque un día

dije que Callejón

no saldría a mogollóm

y en el Real no jugaría.

D. Adrian     Y sintiendo en desmesura

el vuestro parecer

dije: además va a meter

goles de buena hechura.

En el siglo pasado, Julio de 1976 en el mismo lugar, de izquierda a derecha: Adrian Vogel, Carlos Tena, su entonces esposa Carmen, Elena de Juan y su apuesto caballero Don Rodri.

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Carlos Tena y Bruce Springsteen en Efe Eme

13 de octubre de 2008

Leo con gran satisfacción en Efe Eme el artículo que Carlos Tena ha escrito sobre Bruce Springsteen. Y tiene como eje central la mítica actuación del Hammersmith Odeon de Londres en noviembre de 1975. Y quisiera aprovechar para darle las gracias a Carlos por sus cariñosas palabras hacía mi persona y mandarle un abrazo muy fuerte (además de echar de menos sus crónicas de béisbol).

 

Aquí en El Mundano ya le hemos dedicado dos posts al Boss, con esa misma actuación como telón de fondo.

 

El ultimo fue Springsteen forever y fue una sugerencia de Juan Puchades, el Director de Efe Eme, con motivo del Magic Tour.

 

El primero fue Springsteen como excusa poco antes de cumplirse el primer mes de existencia del blog. Ahí relataba como le abordabamos y omitia –por olvido- el episodio que Carlos relata ahora en Efe Eme (la prioridad eran Peel y Blackburn). Ambos escritos –el suyo y el mío- ponen de manifiesto un aspecto esencial del trabajo de las discográficas: la gestión del tiempo del artista. Y la prioridad la tienen los medios del país en el que actúan. Diego Manrique en los comentarios a mi post recuerda un episodio parecido al de Londres, pero en Barcelona, donde el que ejercía de disquero era yo. Y es en Barcelona precisamente donde Carlos Tena entrevista a Springsteen. Lo podéis leer a continuación o pinchando en Efe Eme:

“El Hammersmith Odeon londinense era uno de los locales de conciertos más cotizados durante la era dorada del rock. No sé si en la actualidad (aunque pueda suponerlo) el formidable espacio continúa recibiendo a las grande estrellas de la música internacional, cualquiera que fueren su estilo, edad, banda, y legión de fanáticos en su torno, pero me atrevo a imaginarlo repleto de jóvenes de diferentes nacionalidades, entregados a quien desde el escenario juega a hipnotizar al personal, a conducirle por unas horas a través de un torrente de canciones, para luego cruzar la puerta de salida con el alma henchida de una gozadera (permítaseme la cubanía) indefinible, un orgasmo sonoro que consigue que llegues a casa dispuesto a contagiar de esa energía a quienes no pudieron saborear ese néctar.

Algo parecido me ocurrió la noche del 18 de noviembre de 1975. Hacía sólo unas semanas que mi buen amigo Manuel Díaz Pallarés (entonces Jefe del Departamento de Promoción de la Columbia española y hoy tristemente desaparecido), me había hecho llegar la correspondiente invitación para acudir a la capital del Reino Unido, y asistir al primer concierto de un nuevo artista norteamericano llamado Bruce Springsteen, de quien me había hablado someramente otro querido colega, Adrián Vogel (hoy conduciendo en Internet su blog de El Mundano y habitual ya en las páginas de nuestra EFE EME), a quien tuve el placer de poder contratar como colaborador, durante tres años cruciales, en Radio Nacional de España, cuando él sólo contaba 18 años de edad y ya era, sin embargo, uno de los melómanos más perspicaces, sapientes y avezados, de una nueva generación que preparaba su descarga de adrenalina bajo el estallido del punk.

Entre los redactores y presentadores del programa Para vosotros, jóvenes (espantoso título, copiado del Per vuoi, giovani de la RAI), que dirigí desde 1973, la revista Rolling Stone era una de las publicaciones que corría de mano en mano. En ella trabajaba como director un avispado personaje, Jon Landau, quien tras presenciar un concierto de Bruce, junto a su legendaria banda, pronunció una de las frases que más nos impactó, en una época en la que parecía que ya se había inventado todo: “Acabo de ver el futuro del rock and roll”. No se equivocaba. A mediados de 1975, Springsteen fue portada, la misma semana, en las dos publicaciones más influyentes de USA: el Newsweek y el Time. Desde entonces, ningún personaje, presidente o actriz, cantante o científico, Papa o rey, ha merecido tal deferencia periodística.

Lo hermoso del viaje no era ya visitar de nuevo el vibrante Londres de los setenta, ni saber que ibas a disfrutar del estreno del disco Born to run, que en aquel otoño figuraba como número uno en las listas de éxitos de “Yanquilandia”, ni siquiera que en esos días tocaran en la ciudad del “Thames” gentes como Joni Mitchell o Tom Paxton, The Kinks o Nina Simone, sino que la compañía discográfica CBS me había prometido una entrevista con el joven rockero, una vez que este hubiese finalizado el primero de sus conciertos británicos. Mi nervio en el vuelo era tanto, que traté de serenar mi ánimo probando sin cesar el magnetófono Uher que llevaba en el equipaje de mano, para legar a la posteridad las palabras de Springsteen. Lo malo fue que después del espléndido espectáculo, durante el cóctel para la prensa, me acerqué al Boss, magnetófono en mano, dispuesto a entrevistarle para RNE. Una mano elefantiásica y un suave empellón cortaron mi sueño de golpe. Nadie, excepto Tony Blackburn y el malogrado John Peel (dos figuras emblemáticas del periodismo musical de la BBC) tenían la exclusiva, por lo que hube de retirar momentáneamente el micrófono y renunciar a la charla. Pocos años más tarde, en Barcelona, Springsteen me recibió diez minutos. Riendo de buena gana cuando le narré mi frustrante intento en Londres, afable y amistoso como pocos, respondió a mis breves preguntas:

¿Qué crees que es el rock and roll? ¿Eres de los que piensan que es la fusión ideal entre lo blanco y lo negro?

 

Mmmm… Como dice Little Richard, el rock and roll no es más que boggie-boogie y rythm and blues. El boggie tocado a “slow tempo” (tiempo lento) es ryhtm and blues, y tocado mucho más rápido se le  llamó rock and roll. Creo que tiene mucha razón. El rock and roll. no tiene nada de country. “Lucille” no es rock, es simplemente boggie-boogie.

¿Soy un tipo raro si te digo que a mí no me gustaba mucho Elvis Presley, menos en su dos primeros años?

 

Pues no, casi piensas como mi madre, que es un poquito fan de Elvis. Pero recuerdo haberle visto cuando yo era pequeño en el show de Ed Sullivan. Yo estaba sentado en el suelo del salón y tuve una extraña sensación y dije: “Mama, quiero tocar la guitarra”.

[Al sugerir que me gustaba mucho más Roy Orbison, Bruce sonrió comprensivo]

Las canciones y la voz de Roy son únicas, vienen de lo más recóndito del universo. Es muy tímido y escurridizo. Tiene una tremenda fragilidad física, etérea, es como si fuera un cantante de otro mundo Su rostro, su forma de ponerse ante el micrófono sin moverse y como escondiendo los ojos. Hace canciones tremendamente sensuales. [Miró hacia el techo y comenzó a reírse a carcajadas]

 

En mi habitación, de niño, solía y aún lo hago, poner sus discos y apagar la luz. [Pausa extensa] Esa voz suya es la más espiritual que nunca he escuchado.

Fue todo. Pero no es poco. Cómo no recordar ahora la expresión de placidez infantil, las miradas de Bruce, en la impresionante grabación en vídeo de A black and white night, en la que el rockero acompañó a su ídolo junto a estrellas como Tom Waits y Elvis Costello. “My dreams comes true…” que dirían los Platters.

Nacido en Freehold, al sur de New Jersey, el 23 septiembre de 1949 (el año que viene le caen sesenta tacos), Bruce Springsteen es seguramente una de las figuras centrales del rock de los últimos cinco lustros, es un espécimen bastante raro, educado entre el poderoso influjo de la luna dylaniana y el planeta Seeger. Pocos como él han sabido mantenerse fieles a una idea: música sólidamente fabricada sobre los rescoldos del rock and roll, y un texto también duro, como instrumento de denuncia y sublimación de la realidad, elevando a rango de pequeñas novelas las habituales historias de la vida ordinaria, de la aburrida cotidianidad, confiriendo a los protagonistas un cierto valor épico y paradigmático. Su repertorio hoy abarca un imponente panorama de cientos de temas, surgidos en más de treinta y cinco años de trabajo, en los que ha sido un referente corajudo y valiente, a la hora de plantarse de frente ante un país que habla de libertad y democracia, bajo el poder de las bombas, las amenazas, los complots, el espionaje, el asesinato de líderes incómodos para la Casa Blanca, la tortura y el genocidio en decenas de paises (Corea, Vietnam, Chile, Panamá, Granada, Cuba, Irak, etc.).

Springsteen es sin embargo un tipo raro, un espécimen humano que derrocha optimismo, como cuando se reafirma resueltamente en su fe en el pueblo americano, en la posibilidad del rescate de una sociedad acostumbrada a ser “la más rápida con el revólver”. Sabe que hay que cabrear a quienes están convencidos de que la fuerza bruta es la solución para acabar con las sociedades que no creen en el capitalismo salvaje. Cuando la explosión del punk y la sensual marea de la llamada new wave invadían Occidente (la primera encarnando el alarido de rabia, rebelión y anarquismo utópico; la segunda con su renuncia absoluta en la búsqueda de soluciones para cambiar el mundo), Bruce Springsteen sabía deglutir lo mejor de ambas tendencias, esgrimiendo esos seculares “valores morales” con que la sociedad calvinista fustigó el catolicismo durante siglos.

Cuando el mundo lo aclamaba como nuevo líder, siendo Ronald Reagan presidente de USA, el rockero rehuía el compromiso impuesto (temporalmente, claro), buscando refugio junto a su familia y amigos. Ese indudable peso histórico que el Boss detenta ya por más de 30 años, regalando esperanza a millones de desilusionados bajo el incómodo papel de “un espíritu que no puede ser derrotado”, le han valido una catarata de improperios por parte de gran parte de la sociedad internacional. Bruce Springsteen ha heredado la convicción del patriarca  Woodie Guthrie, de que la vida en su país no tiene por qué ser eternamente una convulsión de violencia sin límites, que la existencia puede ser confortable, que el mundo puede ser mejor, y utilizando el rock, enfrenta a su generación, y a las nuevas, a mirarse en el espejo de esas canciones rotundas que, en obras maestras como son los discos Born to run y The river, ha desarmado a millones de personas, como se demostró este verano en el estadio del Real Madrid, cuando el Boss dejó patente ante más de 50.000 personas que su banda y él, por fortuna, todavía tienen cuerda para unos años más.

Hace unos veinte años, en una tienda de discos de segunda mano, en el mismo Londres, me compraba un LP pirata en el que se leía: Bruce Springsteen. Hammersmith Odeon november 1975. Una muy decente grabación clandestina que perdió su valor cuando se publicaron en CD y en DVD parte de aquellos memorables conciertos. Hoy veo esas imágenes en el modesto televisor de la habitación que me sirve de hogar, aquí en La Habana, y me digo con alegría y orgullo; “Yo estaba allí”. Y mis amigos cubanos no me creen. Qué le voy a hacer…

Llegué a Madrid la noche del 19 de noviembre de 1975. En casa, mi chavala y yo planeábamos tener un hijo. Una hermosa noche de amor que rubricó inopinadamente, a las 6 de la mañana del día 20, la voz de Manuel Gerena quien nos despertaba con una noticia maravillosa: Franco había muerto. Desayuné con cava, llamé a todos mis compañeros, bailé en la terraza, y a los quince minutos sentí un temblor repentino: me di cuenta de que iba a comenzar una etapa durísima, un largo período en el que las venganzas, las noches de los cuchillos largos, los ataques indiscriminados y las agresiones, tendrían un solo objetivo: la gente “roja”, los comunistas, los anarquistas, los nacionalistas, los melenudos, los rockeros, los estudiantes rebeldes, los emigrantes, los negros, los indios… Exactamente igual que hoy mismo: “The Times Are ‘Not’ Changin”.”

 

 

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Y la pelota echó a volar (por Carlos Tena)

2 de diciembre de 2007

Crónica deportiva de Carlos Tena

¡En exclusiva desde La Habana para El Mundano!

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Aquí, en Cuba, la mayor de las Antillas, la pelota es, por antonomasia, el juego más querido, aplaudido y seguido por millones de aficionados. Otros lo llaman baseball o el béisbol, si el lector admite la gilipollez (hay otras bestialidades como güisqui, que aplauden y promocionan iletrados tan originales como Juan Luís Cebrián y sus Academic Boys). Un entretenimiento prohibido por los españoles en tiempos de Alfonso XII (otro Borbón, una familia especializada en molestar al personal, fuera y dentro de Iberia) porque “se trataba de un espectáculo extranjerizante y ridículo”.  

Hoy domingo 2 de diciembre se pone en marcha, como todos los años, la liga más profesional del amateurismo (que se conoce como Serie Nacional, y que este año cumple la edición nº 47), la más limpia del globo, prima hermana del torneo de rugby que en Europa se conoce como el de las Seis Naciones, en la que juegan ingenieros, químicos, médicos, y toda clase de intelectuales, con la diferencia de que sobre los jugadores cubanos llueven cheques de seis ceros procedentes de las arcas Made in USA, que inevitablemente logran que algunos de esos deportistas figuren hoy en la Liga yanqui ( ¡ oh, el Duque ¡…), demostrando lo que todos sabemos: que en Cuba se dan los mejores bateadores, pitchers, ketchers del mundo (con permiso de Babe Ruth y de sus muchos imitadores), y que el poder del dinero es tan enorme que la tentación de tomarlo supera muchas veces la dignidad. A los cantantes, actores, actrices y ejecutivos, periodistas y cómicos les ocurre algo parecido. Más dinero, menos gracia, más euros, menos eficacia. Y es que no hay nada más asesino que la comodidad.  

Pero normalmente, esas cantidades no se ofrecen por tener al jugador entre los miembros de un equipo de New York, por ejemplo, sino por dejarle a Cuba huérfana de deportistas. Esa es una de las tácticas más simplonas y erróneas que existen para tratar de hundir el deporte rey de la isla más pacífica del orbe. Vano intento, killer Bush, porque en el momento en el que un Duque abandona su predio, brotan cien más en los campos de la perla de las Antillas. Y así, la Liga cubana sigue siendo una de las más completas, y el equipo nacional uno de los que ostentan mayor número de victorias aplastantes sobre sus colegas de medio mundo, incluido el team de los de USA. Claro que hay que andar con tiento porque a Cuba es capaz de derrotarle hasta Japón, al que hay que tener algo de miedo, o mejor  dicho, pánico, caballero. Esa forma de lanzar la bola “en plan submarino” (de abajo hacia arriba), de correr a lo gacela, deja al bateador con la misma cara que se le pone a un honrado ciudadano cuando le dicen que Miguel Bosé asegura que es cantante. Cuidado con los nipones. 

A lo que vamos, brother. La pelota ha comenzado a volar en los iluminados estadios (sí, chaval, que aquí se juega de noche, porque de día no hay yoruba, ni cristiano que lo resista), y los habaneros, santiagueros, avileños, pinareños y demás habitantes de la isla, batean, pichean, corren, ocupan bases (aunque en eso los yanquis son los mejores), buscan el jonron (qué palabros mas espantosos salen del spanglish, coño) que aplaste al rival y despliegan estrategias de lanzamiento, durante unos cuantos meses otoñales e invernales, justo cuando los ciclones ya nos han dejado de dar el coñazo.  

Es rigurosamente cierto que este juego tiene unas reglas, sistemas, tácticas y normas que no son las del infantil pero apabullante fútbol, ni las del baloncesto o las del voleibol. Se parecen más a las del mus que a las del póquer. Hay que guiñarle el ojo al compañero, levantar las cejas, saber pasar, provocar, tirarte faroles y apuntarte carreras de forma lenta pero segura. Pueden ser tres horas, incontables Innies, pero lo seguro es que el aburrimiento no suele hacer acto de presencia en un estadio. Si alguno de los asiduos visitantes de esta página afirma “Yo no entiendo eso del baseball”, le aconsejo que con paciencia y curiosidad, descubra una de las modalidades más inteligentes de ese deporte que en otras áreas recibe el nombre de cricket. Parece complicado, difícil, pero es sutil y hermoso, como un disco de Silvio de Rodríguez. 

En el juego de pelota, la prisa no existe, ni siquiera en el terreno de juego. Todos miran, escudriñan, observan las virtudes y defectos del rival, mientras los árbitros acostumbran a ser felicitados incluso por los espectadores. Y es que la educación, los buenos modales, también tienen en Cuba excelentes representantes. No tengas prisa si eres curioso, que la precipitación siempre fue mala consejera; empápate de pelota, que  a buen seguro una tarde de estas te dirás: ¿Merece la pena seguir sufriendo por el Madrid?

ACTUALIZACIÓN:

El equipo de Santiago hizo honor a su condición de actual Campeón, derrotando a Industriales (uno de los dos conjuntos habaneros y el más galardonado hasta el momento) por 6 carreras a 3, con un jomrom formidable de Alexei Bell cuando las bases estaban llenas, El espectacular batazo hizo que el estadio entero vibrara al son de la conga santiaguera. Un excelente partido para abrir la temporada oficial, esta 47 Serie de Béisbol que, como decimos comenzó además estrenando nuevo Federativo (Comisionado) Nacional: Higinio Vélez, el hombre que llevó a la novena de la isla al Oro en los Juegos Olímpicos de Grecia y al puesto en el primer Clásico Mundial. Vélez anunció que los “lanzadores de relevos podrán actuar todos los días si no sobrepasan el límite de lanzamientos establecido (que son 100) y en el caso de los abridores, no se les tendrá en cuenta los envíos que realizan en las bases intencionales”. El nuevo responsable de la pelota cubana, con 30 años en el deporte, ganó tres Series Nacionales como manager del equipo Santiago, los Juegos Panamericanos de Indianápolis 87 con la selección nacional, logró que el equipo de Cuba retornara en Atenas 2004 al primer puesto olímpico. 

 

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