26 de enero de 2008
CDI: MIAMI
(Crónicas del Imperio)

A pesar de que formalmente desde el año 2001 los latinos o hispanos son la primera minoría en USA, su importancia política dista mucho de estar a la altura de la de los votantes negros. Mientras que los afro americanos son una minoría bastante compacta en términos generales, los latinos conforman un grupo variopinto que dista mucho de presentar una uniformidad que compense un esfuerzo destinado a conquistar su voto como grupo. Obviamente esto se refleja en las primarias en las que Obama y Clinton se fajan por el voto negro mientras que no se preocupan tanto por el hispano.
La primera diferencia entre ambas minorías es de nacionalidad. Mientras que los negros son americanos, salvo grupos muy minoritarios de caribeños (haitianos, jamaicanos, y procedentes de las Bahamas), y en consecuencia, prácticamente toda la población afro americana tiene derecho a voto, no pasa así con los latinos. El censo no distingue entre ciudadanos o no. Ni siquiera entre ‘legales’ o ilegales’, y en consecuencia, la primera minoría del país, no lo es a la hora de votar.
La segunda es socio-económica. Aun a riesgo de simplificar, podríamos afirmar que la población afro americana presenta un perfil socioeconómico más compacto que la latina. No es que no existan millonarios afro americanos como la presentadora de televisión y empresaria Oprah Winfrey o el fundador de BET, Bob Jonson, así como los magnates de la música y el deporte, pero en términos generales, la población negra no presenta tanta disparidad como la latina. Desde los empresarios cubanos de Miami a los recogedores de fruta mexicanos la disparidad es mayor y la complejidad de situaciones mas variada. Trabajadores emigrantes legales e ilegales, empresarios nacionalizados, grupos exiliados integrados o recién llegados, emigrantes de primera generación que apenas hablan el idioma o titulados en Universidades que ocupan cargos políticos, ciudadanos o simples residentes, mexicanos, cubanos, puertorriqueños, dominicanos, centroamericanos, venezolanos, colombianos… el único lugar común entre todos ellos (y a veces ni siquiera) es el idioma español.
También desde un punto de vista estrictamente político ambos grupos presentan diferencias. Mientras que tradicionalmente el voto negro ha sido Demócrata, el latino vota mas repartido. El tópico decía que los cubanos del Sur de la Florida eran Republicanos, pero cada día hay más cubanos de segunda generación que votan Demócrata. Así mismo el tópico decía que los descendientes de los emigrantes mexicanos votan Demócrata, pero Alberto Gonzales, hijo de un obrero de la construcción, fue el equivalente a Ministro de Justicia con Bush. Otro factor en la orientación del voto hispano es la Iglesia Católica. Con el viraje a la derecha impuesto por Karol Wojtyla, la Iglesia Católica que solía recomendar el voto Demócrata (en línea con su base irlandesa e italiana) o abstenerse de opinar, solicitó el voto Republicano alineándose con los Evangelistas en materia social (aborto, matrimonio gay, etc.).
Por todo ello, los candidatos Demócratas prefieren pelear por el voto negro, dándose la paradoja que señalaba Maureen Dowd en el NYT el pasado miércoles: “el antiguo ‘primer Presidente Negro’ frenando al que seria primer Presidente Negro” haciendo referencia a la popularidad que tuvo Bill Clinton entre los votantes negros y al papel que esta ejerciendo en la actual campaña para desviar el voto afro americano de Obama hacia su esposa.
Nevada fue el primer Estado en el que los latinos tenían un peso significativo y la actitud de los votantes latinos fue tan ambigua como el resultado electoral mediante el cual la Clinton gano en votos pero Obama en delegados. Obama consiguió el apoyo del mayor sindicato de los trabajadores de los casinos (básicamente cocineros, camareros y similares) mientras que Clinton obtuvo el respaldo del aparato latino del partido. Dado que Florida queda fuera de juego en el campo Demócrata, no va a haber posibilidad de comprobar cual va a ser la actitud de los votantes latinos en el campo Demócrata hasta el Súper-martes, porque la siguiente parada en campo Demócrata es Carolina del Sur y el juego ahí es básicamente el voto negro.
El único momento en el que de verdad el voto latino entraría en juego es cuando lleguen las Presidenciales y eso suponiendo que los Demócratas no mantuvieran la cómoda ventaja que mantienen en este momento sobre los Republicanos. Aparentemente solo un apartado electoral parece que unifica la actitud del electorado latino, el tema de la inmigración. Curiosamente en ese apartado ambos partidos se encuentran en situación similar, las bases de ambos se oponen a abrir la mano. En el campo Republicano por pura demagogia reaccionaria; en el Demócrata, por el temor de los sindicatos a que los inmigrantes abaraten el coste de la mano de obra. Y, similarmente, las elites de ambos partidos están a favor de abrir la mano, en el campo Republicano, los empresarios son conscientes de que sin inmigrantes la economía americana tendría serios problemas; en el Demócrata, los intelectuales del partido no pueden olvidar que el país esta básicamente conformado por emigrantes. Y mientras, los candidatos con posibilidades tienen que hacer juegos malabares para satisfacer a las bases sin perder de vista la realidad social del país. Juego más fácil para los Republicanos, a los que de momento les resulta mas fácil la demagogia xenófoba que a los Demócratas. Actitud que seguramente cambiara cuando se acerquen las Presidenciales, momento en el que el voto del Señor José adquirirá mayor importancia de la que tiene en estas primarias.
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