31 de mayo de 2010
He descubierto con horror que Celia Villalobos sigue en activo: es diputada por Madrid, y el incidente con su Manolo la ha devuelto al primer plano. El más chusco posible. En su línea habitual.
El episodio del video –imagino que ya lo conocerán- se produce a la salida del Congreso de los Diputados: se impacienta porque no aparece su coche oficial.
Hace poco -menos de dos semanas- volví a acordarme de ella. Por uno de los episodios más bochornosos de su carrera política. Uno que la descalifica totalmente y que debería haberla apartado definitivamente de la vida pública. Pero tiene muy buenas agarraderas y mejor “marketing”. No en vano su marido, Pedro Arriola, es el gran gurú del PP. Tanto con Aznar como con Rajoy (se comenta que fue Arriola quien ligó los resultados electorales con la autoría de los atentados del 11-M).
En su día, como Ministra de Sanidad, fue muy criticada su decisión de prescindir de un héroe de nuestro tiempo, Rafael Matesanz. El impulsor de la Organización Nacional de Trasplantes fue cesado como Director General de Asistencia Sanitaria al tomar posesión la Ministra. Además, en otra decisión personal de la ministra Villalobos –había sustituido a Romay Beccaría en el cargo- fue vetado para seguir representando a España en la Comisión de Trasplantes del Consejo de Europa (la presidía desde 1995 y España perdió la Presidencia por dicha decisión).
El desaguisado lo arregló su sucesora en el cargo, Ana Pastor. Que por algo es Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca y funcionaria del Cuerpo Superior de Salud Pública y Administración Sanitaria.
Y mira por donde años después a nuestro genuino superhéroe le llega el reconocimiento internacional: la Directiva Europea de Calidad y Seguridad de Órganos para Trasplante aprobada hace 12 días en el Parlamento Europeo (643 votos a favor, 16 en contra y 8 abstenciones) sigue el modelo implantado por el Dr. Matesanz en nuestro país. El País titulaba “La UE copia el sistema de trasplantes español para salvar 20.000 vidas al año”.
La regulación será de obligado cumplimiento y los Estados miembros tienen ahora un plazo de dos años para trasladar la normativa a sus legislaciones nacionales. Si toda Europa consiguiera una tasa de donantes de órganos similar a la española (la media de la UE es de 18 por millón de personas, frente a los más de 34 de España), se salvarían unas 20.000 vidas al año de personas que mueren porque les falta un trasplante. Este es el principal argumento que usó ante el Parlamento Europeo la actual ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, para defender el modelo español.
El camino recorrido por Don Rafael Matesanz no ha sido fácil. A los “mafiosos” que controlan el tráfico de órganos, y que habrán hecho -y harán- todo lo posible por ponerle todo tipo de obstáculos, se agregó en su día la Villalobos… Les recomiendo que lean su articulo publicado por El País, con motivo de la aprobación de la Directiva por el pleno de la Cámara de Estrasburgo: La ‘vacuna’ contra el tráfico de órganos