
Esta plantilla del Real Madrid colecciona títulos. Jugadores como Casemiro (26 años) y Varane (25 años) ya llevan 4 Champions, las mismas del Madrid en estas últimas cinco temporadas, tres de ellas consecutivas. Cristiano Ronaldo lleva cinco, una militando en el Manchester United (perdió otra final) y las otras cuatro con el Madrid. Y desde luego Zidane es el coleccionista de títulos por excelencia. En dos temporadas y media lleva tres Champions. Una proporción difícil de superar. Además ha ganado todas las finales que ha disputado desde el banquillo blanco.
No me gusta pronosticar: soy supersticioso. Mi hijo en cambio aventuró un 3-0 para el Atleti y un 3-1 para el Madrid. Acertó en ambos casos. Al principio de la primera parte estaba preocupado. Le tranquilicé diciendo que el Liverpool solo son los primeros 20/30 minutos y que luego se apaciguan. Hay que saber torearles. Pero el medio campo del Madrid estaba teniendo problemas y tardaron en coger al toro por los cuernos. También le comenté que una final no se gana en la primera mitad de la primera parte. Más bien en el último tercio de la contienda. Como así sucedió.
En la previa especulaba sobe la alineación y el sistema. Zidane se decantó por el 4-4-2 y repitió el once de Cardiff. En una decisión genial cambió a Isco por Bale en el 60, con 1-1 en el marcador (y la BBC se juntaba en el campo). Y a partir de aquí entramos en el apartado de aciertos y errores que mencionaba en la víspera.
Benzema acertó, como ante el Bayern, en el 1-0 por estar donde debía. Y de paso dejó en evidencia a Karius. ¡Cómo no te vamos a querer Karius! Te tragaste el primer y el tercer gol (un pepinazo de Bale). Los errores del portero del Liverpool eran previsibles (es el jugador más flojo de su equipo y sus defensas tampoco destacan). Y ahora comparen con la brillante actuación de Keylor Navas. En esa primera media hora fue el baluarte que mantuvo la portería a cero. Por alto y por bajo. Saliendo y bajo palos. Los defensas y los centrocampistas también bloquearon varios remates.
Además de Keylor hay que destacar los aciertos de Bale: dos goles. El del 2-1 fue una súper chilena a lo Cristiano Ronaldo el día de la Juventus. El 3-1 lo anotó con la inestimable colaboración del atribulado Karius.
El Madrid dominó una hora de la hora y media de partido. Ambos equipos sufrieron bajas por lesiones: Salah y Carvajal. Es indudable que a ellos les vino peor su baja que a nosotros la nuestra. La profundidad de los banquillos es una baza a favor del Madrid. Nacho, relevo de Carvajal, es toda una garantía. Bale salió a la hora de juego. Y Marco Asensio jugó los últimos minutos del encuentro.
El poderio del futbol madrileño es evidente: de las cuatro finales ganadas en las cinco ultimas temporadas las más complicadas fueron ante el Atlético de Madrid. A la Juve le metimos cuatro y al Liverpool tres.
Ahora nos espera la próxima temporada. Que arranca con otra fiesta del futbol de Madrid: la Supercopa europea frente al Atleti, el castizo día de la Virgen de la Paloma. Y luego la Liga, el Mundial de Clubes, la Copa del Rey, la Champions cuya final se juega en el Wanda Metropolitano (qué bonito sería ganar la decimocuarta ahí).
Ganar el mismo año los títulos europeos de baloncesto (la décima copa) y fútbol (la decimotercera) nos produce gran felicidad a todos los madridistas. Pero no se puede hablar de broche de oro porque aún queda la ACB (que también podemos ganar).
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