
No hay que haber estudiado en Birmingham para percibirlo, aunque está bien que Vogel lo ponga de relieve y lo aglutine en un estudio que es tan original como necesario.
Álvaro Alonso (ABC Cultural)
La excelente reseña de «Bikinis, Fútbol y Rock & Roll» firmada por Álvaro Alonso en el ABC Cultural del sábado pasado me alegró el despertar (su WhatsApp con la foto) y el desayuno (tras comprar el diario). El final, la última frase, coincidió con el último churro y a medio café americano. Es la seleccionada en el encabezado porque da en la clave de las intenciones del libro.
No nos conocemos, así que es imposible que se lo hubiese transmitido. Somos amigos virtuales de Facebook. A través de la red social hace como un mes, mes y medio, me hizo saber de su interés en conocer la obra. La editorial se la hizo llegar presta y rauda. Expongo esto por resaltar los méritos de Álvaro Alonso. Porque en su frase final ha resumido mis anhelos a la hora de afrontar «Bikinis, Fútbol y Rock & Roll«.
Habiendo desarrollado mi carrera profesional en medios (durante mi adolescencia y primera juventud) y discográficas (desde la mayoría de edad que entonces era a los 21 años) siempre me llamó la atención que los de la música -en España– no supiésemos valorar lo nuestro. Y por «lo nuestro» me refiero a la importancia que tuvo la música popular sobre todo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, especialmente bajo el segundo franquismo (que es de lo que va el libro). Lo sabíamos todos los involucrados pero… se quedaba en las hemerotecas (¡benditas sean!). No había bibliografía respecto al periodo (el llamado franquismo sociológico) ni sobre la cultura popular (Ángel Casas y Vázquez Montalbán son excepciones). Es algo que comprobé sobre el terreno, a medida que iba documentando mi relato. Y desde luego el rock & roll y el rock eran los grandes olvidados de nuestra historia española. Las memorias de Pepe Ribas de Ajoblanco y Miguel Ríos aportaban luces (y refrescaban mis recuerdos). Luego llegaron las de Nazario pero «Bikinis,…» ya estaba en maquinas.
A todo esto hay que añadir el obcecamiento de cierta crítica en desprestigiar a las compañías discográficas, las que financiaron la rebelión adolescente, primero, y la de los jóvenes, después. Este fenómeno sociocultural (apoyado por las discográficas) que fue mundial, en España, bajo el franquismo, fue de una trascendencia enorme. De ahí mi quijotesco esfuerzo: intentar desmontar falacias y valorar la realidad desde nuestro punto de vista. Y, aún a riesgo de sonar pretencioso, esta fue siempre mi intención.
Mas la música no estaba sola: contaba con la inestimable ayuda de las mujeres (de ahí lo de los bikinis y su enorme trascendencia) y del fenómeno de masas por excelencia, el fútbol. El que nos puso en contacto con el exterior, a través de las competiciones internacionales. A nivel masivo (porque el pop-rock era cosa de jóvenes).
Por todo esto la ultima frase de Álvaro Alonso en el ABC Cultural me llegó al alma. Gracias!!! Y a ver si nos desvirtualizamos querido Doctor en Filosofía.

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