En Madrid las mentiras otorgan mayorías en las urnas. Así lo hemos comprobado en las recientes elecciones autonómicas y municipales. Las mentiras, como el diablo, tienen muchas formas: bulos, verdades a medias, ocultamiento de la verdad para propagar falsedades, creación de rumores malintencionados, etc.
Tras las elecciones surgieron medidas ocultas previstas en la Comunidad de Madrid y en la capital, aplazadas hasta que pasase la cita electoral. También hemos comprobado que el escándalo socialista en la compra de votos por correo de Mojácar en realidad es del PP. Los dos detenidos de la lista del PSOE (solo uno era militante) fueron puestos en libertad tras las elecciones coincidiendo con la detención de uno del PP, que es quien sigue detenido y ha pasado a disposición judicial. Esto del voto por correo fue el tema estrella de los últimos días de campaña y, siendo estas las elecciones en las que menos irregularidades se han detectado, sirvió para tapar las vergüenzas del PP, el partido que más votos intentó comprar.
Una falacia constante es la que versa sobre la gestión económica de Almeida y Ayuso. El alcalde ha generado el primer déficit en 12 años, habiendo heredado una situación saneada. Son 357 millones. Ha dado igual. Incluso en las calles y barrios donde la gente se ha movilizado por su ineficacia también ha ganado. De hecho lo ha hecho en todos los distritos de la capital. Bildu y la inexistente ETA, Pedro Sánchez y los escasos casos de intento de compra del voto por correo han pesado más. De la política municipal ni rastro. Almeida contó con la complicidad de los medios, amplificando estos conceptos y silenciando las propuestas de los partidos de la oposición. Esto se aplica también a la Comunidad de Madrid, donde además hay una crisis con la Sanidad pública y la Educación pública mientras la CAM no es la locomotora económica que debe ser y por supuesto no es la que nos cuenta Ayuso.
Las estupendas cifras de creación de empleo y descenso del paro del mes de mayo han servido para que todos puedan sacar pecho. El problema es que Ayuso miente: dice medias verdades, oculta la realidad y se pone medallas que no son tales.
El gráfico nos muestra que la de Madrid es la autonomía en la que menos ha bajado el paro (exceptuando las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla; en esta última el paro ha crecido).
La aversión que produce Ayuso en ciertas regiones hace que cuando sacan pecho de sus logros exponen la mala gestión de la lideresa de Madrid.
La cruda realidad es la de las dos mayorías absolutas de Almeida y Ayuso. Son cuatro años…