El Real Madrid se reencontró frente a la Real Sociedad. El 4-1 es un fiel reflejo de la superioridad blanca. Y eso que el partido se les puso de cara a los donostiarras nada mas comenzar. El o-1 de Elustondo, a la salida de un córner, pilló desprevenida a la zaga blanca. Nada nuevo bajo el sol. Le comenté a mi hermano que esto le podría pasar factura a la Real. Dicho y hecho. James de un espléndido cabezazo empataba tras un impecable centro de Marcelo. 1-1 y tan solo habían transcurrido tres minutos.
Ancelotti dispuso dos medios centros, Illaramendi y Kroos, con Isco y James a sus costados. Arriba Benzema y Bale por banda izquierda. Illara cumplió pero no brilló. Tampoco es un jugador de este corte. Isco sí. Y hasta el 4-1 (min. 77) fue el mejor del campo. Nos deleitó con pases, conducciones, controles, regates, etc. Tan solo le faltó el gol. El colombiano fue de más a menos, como viene siendo habitual desde que volvió de la lesión (en el 74 le reemplazó Jesé). Marcó un golazo y su pudo haber despedido con un hat-trick pero se lo birlaron Bale, primero, y Benzema, después (en el primer tanto del francés que suponía el 3-1 en el 52). El galés no solo le impidió el remate además falló incomprensiblemente un gol cantado (reclamó saque de esquina). Ya en la segunda mitad Bale robó un balón y se lanzó a tumba abierta. No acertó al encarar al meta y volvió a marrar una clara ocasión. Dicen que prefiere jugar por la izquierda, la posición de Cristiano Ronaldo. Ayer tuvo la oportunidad y la verdad es que parece más efectivo por la derecha. Volvió a mostrarse individualista. Para el recuerdo su internada en el 3-1. El alemán por su parte volvió a parecerse a si mismo. No sé si será porque está más cómodo arropado o porque está recuperando el tono físico. O ambas cosas, que no son incompatibles.
Benzema fue nuestro Cristiano en su ausencia: anotó por partida doble. El 4-1 fue una obra de arte. Desde el vértice del área, por la parte izquierda del ataque local, incrustó la pelota por la escuadra del palo largo del portero. Cuando fue sustituido, en el 80 por Chicharito, se retiró con una ovación. Fue un doble cambio: salió Kroos, también entre los aplausos del estadio, y entró Khedira.
El 2-1, con el que se llegó al descanso, lo materializó Sergio Ramos quien se resarcía así del 0-1. Aprovechó, como si de un delantero se tratase, el rebote que le cayó tras un saque de esquina y un disparo de Benzema.
Ahora se presentan dos rivales duros: el Sevilla, en casa el miércoles (en partido aplazado), y la visita del sábado al Calderón (el Atleti se juega media Liga, nosotros también pero menos). El campeonato se calienta a pesar de las inclemencias climatológicas.