
Llegó Setién al Barça y en su segundo partido perdió en Valencia y el Real Madrid ya es líder en solitario, tras ganar 0-1 en Valladolid. El cabezazo de Nacho, tras sensacional pase de Kroos, decidió el encuentro. Malo en su primera mitad y con más mordiente en la segunda parte.

Zidane dejó a Fede Valverde en el banquillo. Craso error en mi opinión. En su lugar entró Isco. Colocó a Nacho y Mendy en los laterales. Lo que ganábamos en solidez defensiva lo perdíamos en atque. Carecimos de profundidad por las bandas. Los últimos pases de los laterales eran defectuosos. Por esas cosas del fútbol ambos acabaron siendo decisivos. Nacho por su gol y Mendy, con el 0-1 en el marcador, salvó el empate en los minutos finales. Despejó, anticipándose al delantero cuando este se disponía a fusilar a Courtois.
El resumen de los soporíferos primeros 45 minutos lo resumía en este tuit al descanso:

El primer remate de Casemiro, a los 11 minutos, fue un cabezazo que acabó en la red. El VAR lo anuló por fuera de juego (en la segunda mitad con 0-1 anularon uno a los de Pucela por la misma razón). Rondando el minuto 40 Casemiro disparó fuerte y colocado. Se le fue fuera por poco. Estos dos remates fueron el único bagaje ofensivo del Madrid en la primera mitad. Arriba Benzema bajaba demasiado y solo Rodrygo parecía capaz de crear algo de peligro.
Había dos problemas. El primero, a Rodrygo le brearon. La jugada del gol anulado a Case es fruto de una falta lanzada por Kroos. Se la habían hecho a Rodrygo. Una entrada brutal por abajo con las dos plantas, llevándose al brasileño por delante. ¿Roja? ¡Rojaza! Los comentaristas culés de la tele hablaron de naranja. Quité el volumen. Para el árbitro apenas fue amarilla. El segundo problema (ademas del mencionado de la falta de acierto de los laterales en ataque) era Isco: empeñado en pases atrás u horizontales, sin sentido ni profundidad. Los modernos lo llaman «madurar la jugada». Este tipo de juego lo único que madura es el bostezo y de paso afianza el engranaje defensivo del rival, que va acumulando piezas y cerrando espacios.
La actitud del Madrid tras el descanso fue otra. En los primeros 12 minutos hizo más que en toda la primera mitad. Incluidos los remates. Rodrygo volvía a ser el más incisivo. El equipo iba ganando en velocidad, jugando al primer toque. La salida de Isco en el 72 también ayudó. Aunque Lucas Vázquez, su sustituto, no brilló pero sí abrió juego por la banda derecha (Rodrygo se mudó a la izquierda). Ahora teníamos una disposición más lógica sobre el campo. Cinco minutos después llegaba el salvador gol de Nacho. Y a partir de ahí ellos empezaron a achuchar. Zidane dio entrada a Valverde (por Modric): para oxigenar.
Aún hubo otra jugada polémica: un penalti sobre Rodrygo no señalado. Un claro empujón por detrás que el sospechoso habitual, Burgos Bengoetxea, pasó por alto. Como la tarjeta roja al principio del partido.
Mi impresión es que concedemos demasiado. En Valladolid regalamos la primera parte. Corremos riesgos innecesarios. Buenos, magníficos, son los tres puntos (y más tras la derrota azulgrana). La puerta, un partido más, quedó a cero, pero… cualquier día nos podemos llevar un susto…
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