Alberto Núñez Feijóo, el nuevo padrino del PP, paga traidores (Roma no): elige a Cuca Gamarra como su número dos y la propondrá como nueva secretaria general del partido, en sustitución del cesado García Egea.
Recordemos que en este drama romano, con paralelismos metafóricos al asesinato de Julio César, Gamarra participó en la defenestración de Pablo Casado. ¿Su rol fue similar al de Brutus? El caso es que la política logroñesa fue aupada por Casado a la portavocía del partido en el Congreso. En sustitución de Cayetana Álvarez de Toledo (CAT fue otro error de Casado en la selección de personal; como jefe de recursos humanos también demostró ser un desastre). Gamarra demostró su lealtad a Casado cuando participó en su asesinato político. Ahora esa traición ha tenido su recompensa. Curiosamente 48 horas antes del golpe definitivo a Casado el peor director de periódico de España, Rappel Marhuenda, predijo que por mucho que la izquierda vaticinase la caída de Casado él lo veía como el nuevo presidente de gobierno tras ganar las próximas elecciones generales. Y ahí sigue Marhuenda de tertuliano…
Desde un punto de vista práctico este nombramiento de Feijóo tiene sentido. El gallego no ocupa escaño en el Congreso, lo cual dificulta la visibilidad de su labor de oposición. Aunque en mi opinión le beneficia porque así no se llega a conocerle en profundidad. Y le permite mantener esa falsa imagen de moderación y buen gestor. Feijóo necesitaba una persona con presencia parlamentaria para ocupar la secretaría general. ¿Y quién mejor que alguien que participó en la conspiración que dio el golpe a Casado y elevó a Feijóo? También es una demostración de la mediocridad de los cargos del Partido Popular.