
De milagro podemos calificar lo vivido anoche en Manchester por el Real Madrid. El partido no pudo empezar peor: De Bruyne anotaba el 1-0 al minuto de juego en el primer despiste defensivo de la noche; a los 10 minutos en otro desbarajuste de nuestra defensa Gabriel Jesus hacía el 2-0 y dejaba retratado a Alaba. Era increíble lo que estábamos viviendo. No pasabamos de la divisoria de ambos campos. Nos presionaban por todo el campo. No ligábamos dos pases seguidos. El meneito que nos estaban metiendo era tremendo.
A medida que avanzaba el encuentro el 2-0 se quedaba corto. Hasta que Modric, poco antes de la media hora de juego, apareció y reactivó al moribundo. Benzema en el 32 acortó distancias (2-1). Modric robó un balón y abrió a la banda a Mendy. El lateral centró y Benzema se anticipó para rematar a gol con el interior desde la inmediación del punto de penalti. El balón entró pegado al palo.
Rodrygo pudo marcar tres minutos después.
El 2-1 al descanso era le mejor noticia para el Madrid. El cuarto de hora final de la primera mitad era poco bagaje para el aluvión de juego del Manchester City. Pero ese gol mantenía vivas nuestras esperanzas.
El arranque de la segunda mitad fue tan desastrosa como la de la primera. Nos arrollaron. Fallaron un gol incomprensible con dos oportunidades en la misma jugada. La primera la salvó el poste y la segunda Carvajal bajo palos. Mas Foden en el 52, solo, lograba el 3-1. Estábamos otra vez en la lona.
Y en estas apareció Vinicius. Corría el minuto 54 (dos min. tras su tercer gol) y un balón largo buscó al brasileño. En su campo, a un metro de la línea del centro de campo, de espaldas a Fernandinho, le amaga y se va. Deja clavado a su compatriota y se lanza veloz en carrera hacia la portería. ¡Tremenda carrera conduciendo la pelota! Encara al meta y desde el vértice del área chica supera a Ederson con un remate cruzado al palo largo. 3-2.
Cualquier otro rival se hubiese derrumbado. A ver, dominas el encuentro en todas las facetas, te pones 2-0 y 3-1 y antes de cumplirse la hora de juego solo vas ganando 3-2. El City demostró su carácter. No se vino abajo. El Madrid tampoco. Esta fue la característica del partido: dos equipos de una gran personalidad que saben afrontar adversidades.
La cosa no acabó aquí. En el 73 Bernardo Silva de un trallazo imponente ponía el 4-2 en el marcador. Fue otra jugada tonta del Madrid en defensa. Kroos hace falta en la frontal del área, merecedora de amarilla. Los nuestros se paran. El árbitro no pita. Silva se hace con la pelota y la mete por toda la escuadra.
Ocho minutos después Laporte devuelve el último regalo madridista. Salta con los brazos en cruz y la toca con la mano. Penalti. Benzema a lo Panenka hace el 4-3 que será definitivo.
Habrán observado que no me he detenido en variantes tácticas, cambios por lesiones (Stones y Alaba), etc. Ha sido un partido espectacular de goles, emociones y sensaciones. Ni siquiera las estadísticas explican lo sucedido.

¿Cómo explicar 4 goles de seis remates a puerta (City)? ¿Y tres de cinco (Real Madrid)? El City remató 16 veces y todas llevaron peligro. El Madrid 11 de las que solo cinco fueron ocasiones.
Esta ide a de semifinales de Champions ha sido una delicia para el espectador neutral. Y una agonía para los seguidores de ambos equipos. El City ha sido mejor pero no ha aniquilado al Madrid, que sale vivo y confiando en la magia del Bernabéu. ¿No estaremos tentando demasiado a la suerte?
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