
Vivimos en un Estado que nos desprotege, nos priva de derechos conseguidos tras años de lucha, mientras sí cuida de los intereses de empresas privilegiadas y de las instituciones financieras. Los movimientos en Educación, Sanidad (excelente artículo del Gran Wyoming: Lamela o el desmantelamiento de lo público para hacer negocio) y lo que se avecina respecto a los planes de pensiones confirman lo que intuíamos. Ahora son realidad.
Si hay una situación de crisis que ejemplifique lo que sucede, y afecta a los dos partidos mayoritarios, es la de los preferentistas. No solo pagan los platos rotos, es que desde el principio su caso ha puesto de manifiesto la forma de actuar de nuestros políticos.
Recuerdo que la primera vez que oí hablar de las preferentes fue a Juan Jose Millas. Gobernaba Zapatero y nadie de su equipo económico (gobierno y Moncloa) había movido un dedo al respecto. Miraban para otro lado. Como hicieron los órganos reguladores, CNMV y Banco de España. Millas sacaba a la luz el escándalo. La bola fue creciendo sin que las señoras y los señores del PSOE hiciesen nada. Rajoy heredó este problema, con una importante salvedad: las cajas de ahorro más activas en este fraude estaban controladas por el PP. En tres de sus CCAA estrella: Galicia, Madrid y Valencia. Un pequeño aparte para mencionar que en el saqueo a las Cajas hay ya 25 políticos imputados (en la lista hay miembros de cinco entidades diferentes y tres partidos afectados, aunque Bankia y el PP se llevan la mayoría absoluta de imputaciones).
El actual gobierno medió una solución. No sé si la mejor o la peor, pero al menos era una. Los tenedores de preferentes no tuvieron más remedio que aceptar el canje que les proponían. Perdían dinero, pero no todo. Hace un mes la CNMV, presidida ahora por Elvira Rodríguez, creaba una Comisión para el Seguimiento de instrumentos Híbridos (preferentes y bonos de deuda subordinada). Hoy se da a conocer su primer informe, del que ya conocemos varios detalles: hubo 6.212 millones de euros en preferentes y deuda subordinada con algún tipo de incumplimiento de la normativa vigente, según las actuaciones supervisoras concluidas y las que están en marcha. Así, nueve de los 13 actuales grupos financieros “según su configuración actual” han sido o serán expedientados. El número de entidades es más elevado, “dado que en la mayor parte de los grupos son varias las entidades afectadas por los expedientes sancionadores”. Es decir el 70% de los bancos van a ser expedientados. Pero atención, porque los 6.212 millones en los que se ha detectado algún tipo de infracción suponen solo una pequeña parte del importe en preferentes comercializado entre 2008 y 2012, que ascendió a 47.258 millones de euros.
En paralelo el jueves pasado se produjo otro hecho escandaloso, relacionado con Bankia, que pone de relieve una vez más que hay ciudadanos e inversores de primera y de segunda (e incluso de tercera). Los primeros manejan los mercados y se llevan las ganancias. A los segundos se les endilga el ‘papelón’ que sobra. Total, son muchos y nunca se quejan.
Lo ocurrido estos días con Bankia en Bolsa ha sido poco más que una muerte anunciada: algo que se daba por descontado, pero que, además, ha llegado con un componente de humillación para el minoritario incorporado. Todo el mundo sabía que una mega ampliación con capital procedente de los productos híbridos, unida a la inyección del FROB, reducía el valor de la acción hasta prácticamente cero. Muchos pequeños inversores estaban más que resignados, pero la especulación ocurrida en los últimos días ha permitido a los inversores institucionales perder menos que el particular. Una nueva humillación para el pequeño ahorro afectado que no ha sido prevista, ni mucho menos paliada, por la CNMV ni por el Banco de España. Hemos asistido a un ‘sálvese quien pueda’ en todo regla, con la particularidad de que quien más gritaba tenía el control exclusivo de los botes salvavidas.
El canje tuvo lugar ayer, aunque los inversores institucionales pudieron dar órdenes de venta tres días antes (se trataba de un producto que aun no poseían).. El pasado jueves, en efecto, muchos dieron salida a sus acciones a un precio levemente inferior al euro por título, ello sabiendo los títulos que tendrían asignados el martes. Pero, ojo, vendieron a precios del jueves. Los particulares, por contra, se encuentran ahora con sus acciones a precios del martes. Si pretendieran los de la semana pasada, el valor tendría que repuntar alrededor del 40%. El mercado ha dado una aséptica explicación a lo ocurrido con una frase cínica: “el ajuste que tenía que haber sufrido el valor hoy (por ayer martes), una vez ejecutado el canje, lo sufrió el jueves por adelantado”. El resultado es que no todos han corrido la misma suerte. En efecto, los inversores institucionales (los conocidos Morgan Stanley, UBS, Credit Suisse, etcétera) salieron el jueves, mientras los particulares quedaron para la pedrea del martes.
Es obligado decir enseguida que resulta increíble que esto haya podido ocurrir en una entidad nacionalizada, es decir, reflotada con dinero de todos los españoles, que además arrastra la losa de unos preferentistas que, en su mayor parte, son personas, no inversores institucionales, y de unos accionistas que acudieron a la salida a Bolsa impulsados por la sucursal con la que trabajaban bajo una relación de confianza. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda a aquellas personas que adquirieron participaciones preferentes y deuda subordinada de la entidad venderlas en cuanto puedan. Calcula que los inversores en preferentes de Bankia sufrirán una pérdida que podría ascender al 70% de lo invertido inicialmente.
Así que ya me dirán ustedes: te venden un producto financiero mediante engaños, o simplemente colocan tus ahorros sin tu conocimiento, y ante la posibilidad de perderlo todo aceptas una solución de canje en el que pierdes dinero. Y ahora lo que te han ofrecido a cambio no vale casi nada porque se lo han merendado los tiburones habituales del mercado. ¿A quién defienden nuestros gobernantes? A la ciudadanía, es decir a los votantes, no parece. A no ser que anulen las operaciones especulativas del jueves y crujan a los responsables con sanciones ejemplarizantes. ¿A qué no hay huevos? Ni interés.
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