Esta segunda entrada sobre el caso Messi también podría llamarse «La ingratitud«. La ingratitud del jugador con el club que le ha dado todo.
La ingratitud hacia el club que le regaló un Balón de Oro, arrebatándoselo a dos compañeros suyos, Iniesta y Xavi, que hicieron más méritos. Ambos ganaron lo mismo que Messi con el Barça y además fueron campeones del mundo con España. Con el agravante de Iniesta logrando el gol del triunfo en la final. En ese Mundial de 2010 Argentina fracasó sonoramente: Alemania les endosó un 4-0 en cuartos de final.
La ingratitud de quien fue condenado por Hacienda y al que el Barça defendió a capa y espada, inventando incluso una presunta conspiración del Real Madrid y/o el gobierno central.
La ingratitud hacia el club que le permitió todo tipo de antojos y caprichos respecto a entrenadores y jugadores, tanto amigos como los que no lo eran. Cuando al niño consentido le han negado un juguete le ha dado la rabieta.
La ingratitud con la afición que le elevó a los altares y a la que ha ignorado en todo este asunto. No se ha dignado a dirigirse a su público.
La ingratitud del jugador mejor pagado que anunció su deseo de irse mediante un burofax. ¿Se imaginan romper así una relación de 20 años? ¿Qué pensarían si su pareja les mandase un WhatsApp comunicando la ruptura?