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Niño Josele en el Teatro Lara

Niño Josele

Anoche fuimos al Teatro Lara para disfrutar de la presentación de «Galaxias«, el nuevo álbum de Niño Josele. Fue una noche de buen rollo: buena música y reencuentros con viejos amigos y conocidos. Que reunió, además de a los artistas invitados que actuaron, a tres guitarristas de renombre como Pepe Habichuela, Serranito y Juan Manuel Cañizares. Hubo otros músicos entre el público. También vi a Fernando Trueba y a Cristina Huete. Y a dos políticos, Eduardo Madina (ya retirado) y Mónica García. En la foto, tomada durante el fin de fiesta, vemos de izquierda a derecha a la banda de Niño Josele y a sus invitados: su hijo a los teclados, el bajista, Enrique Heredia Negri, Josémi Carmona, Rosario La Tremendita, Niño Josele, Jorge Pardo, Nino de los Reyes (parcialmente tapado por Jorge) y los dos percusionistas. La labor de ambos junto a los taconeados de Nino crearon un sólido e inspirado armazón que sostuvo la estructura del concierto y sus improvisaciones.

La primera referencia que tuvo de Niño Josele fue cuando Paco de Lucía lo integró a su formación. Ahí es ná. Fueron 10 años. Los últimos si no me equivoco. Alguien me apuntó que ya lo había visto cuando tocó para Enrique Morente cuando tan solo contaba con 17 años.

Hoy en día Niño Josele es un músico cotizado fuera de nuestras fronteras. Ha tocado y/o grabado con Elton John, Paul Simon, Alicia Keys, Lenny Kravitz, Chick Corea, Rubén Blades, etc. Precisamente Corea y Blades colaboran en «Galaxias«. El tema de Blades, que anoche cantó El Negri, está dedicado a Paco de Lucía.

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Noche mágica de Serrat en Madrid

Serrat rec

Ayer vivimos una noche mágica con Joan Manuel Serrat en Madrid. Fue en el WiZink durante el primero de sus tres conciertos de despedida en la capital. Las 12 mil almas que llenamos el recinto disfrutamos durante las casi dos horas y media que duró el recital. Los ojos acuosos y las sonrisas de felicidad eran el denominador común, al menos de la gente a nuestro alrededor. Adquirimos las entradas hace mucho, el primer día que se pusieron a la venta. Ni me acordaba de dónde nos sentaríamos. Eran en primera fila lateral, en pista y relativamente cerca del escenario. Es decir, se podía ver a mucha gente desde ahí.

El prestidigitador de emociones que es Serrat nos fue desgranando sus canciones inmortales, las clásicas de su repertorio que también lo son de la música popular española. Una lágrima por aquí, una sonrisa por allá. A 20 días de cumplir 79 años el maestro Serrat dio una lección de saber estar. Y también se emocionó. 

Serrat siempre ha sido un mago en escena. Ahora, con la experiencia y sabiduría que dan los años, busca la eficacia de la sencillez. De la aparente sobriedad. Domina el escenario como pocos, acompañado de una excelente banda de músicos, pilotada por los veteranos Ricard Miralles al piano (colaborador y arreglista de Serrat, en dos etapas, desde 1968) y los teclados de Josep Mas Kiftlus (procedente de la escena barcelonesa pionera del rock & roll y posteriormente bastión de la música progresiva con Iceberg y Pegasus). El resto del grupo lo formaban José Miguel Pérez Sagaste al saxo, Vicente Climent Valero en la batería, el guitarrista David Palau González, Raimon Ferrer Isbert, al bajo y contrabajo y Úrsula Amargós Rubió (hija de otro grande, Joan Albert Amargós) que además de tocar el violín hizo coros y cantó con Serrat «Es caprichoso el azar» (la versión original se grabó con Noa).

De la sencillez y sobriedad que mencionaba anteriormente quisiera destacar el buen gusto de las proyecciones que ocupaban la pantalla central del escenario. Destaco tres momentos (no necesariamente por orden cronológico). Uno fue cuando apareció la imagen de Paco de Lucía. El público estalló (estallamos) en una ovación atronadora, parecida a la que recibieron algunas de las inmortales de Serrat como «Cantares» o «Fiesta«, que despidieron el concierto por todo lo alto (todos en pie cantando). Era el reconocimiento al genio y también a Serrat por su reconocimiento (según escribo esto me afloran las lágrimas como anoche). Los otros dos fueron en «Tablao flamenco» con la imágenes en blanco y negro de una bailaora (jugaban con el traje blanco sobre fondo negro y viceversa; me da la impresión que son de una película de Carlos Saura) y los murales de Banksy en «Para la libertad«, uno de los tres poemas de Miguel Hernández cantados anoche. Las fotos de La Mundana recogen dos instantes de ambos momentos.

Serrat bailaoraSerrat Bansky

La gira  El vicio de cantar. 1965-2022, que así se llama esta tournée de despedida, llega a su fin tras recorrer América y España con las tres fechas de Madrid y las dos previstas en su ciudad natal, Barcelona. El broche a una trayectoria impecable que forma parte de nuestra educación sentimental y política. Asistir en 2022 a un concierto de Serrat es profundizar en nuestra memoria, en ese ADN que se ha ido formando a lo largo del tiempo en la vida de varias generaciones. Este es el poder de sus canciones y su grandeza como artista y creador. Generar emociones que se nos meten «en la entretela del alma». En medio de «No hago otra cosa que pensar en ti» Serrat, rejuvenecido con su floreada chaqueta beige, nos habló de lo que entiende por canción: «Es música que se habla y letra que se canta, y hace falta que esa pareja engendre emoción, emoción que se te mete en la entretela del alma». También recordó antes de «Los recuerdos» una frase de Gabo García Márquez: «La vida es lo que uno recuerda y cómo lo recuerda». Y todo esto es precisamente lo que Serrat nos provocó ayer: un viaje vital lleno de emociones. ¡Gracias maestro!

 

 

 

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2 de julio: ¡Camarón vive!

En 1992 tal día como hoy, 2 de julio, fallecía en Badalona José Monje Cruz, el inmortal Camarón (anteriormente conocido como Camarón de la Isla).

Resulta muy difícil elegir un tema de Camarón. Tiene varios que son bandera. Me quedo, por motivos sentimentales, con «Como el agua«. Era la canción que daba titulo a su álbum de 1981 y lo abría. Este disco también suponía el reencuentro con Paco de Lucía.

«Como el agua«, genial composición del hermano de Paco, Pepe de Lucía, es un homenaje a Lorca. Lo cuenta Camarón en la mini entrevista con Mercedes Milá antes de la actuación que pueden ver en el video del encabezado. Está acompañado por Jorge Pardo (flauta), Carles Benavent (bajo), Tomatito (guitarra) y otro guitarrista a quien no reconozco y que bien podría ser Raimundo Amador (entonces Raimundito).

Pepe de Lucía, hoy en día suegro del inútil de Albert Rivera, compuso la totalidad del LP excepto un tema (y otro a medias con Camarón).

Decía que elegía «Como el agua» por motivos sentimentales. Nos casamos en noviembre de 1981 y al día siguiente estábamos en Nueva York. El giro a nuestra vida fue de 360 grados. «Como el agua» formó parte de nuestra banda sonora ya asentados en nuestra piso (tras unas breves estancias en el Hilton de la 6º Avenida y un apartamento en Broadway con la calle 56 que nos puso CBS). La Mundana lo ponía muchísimo, a todo volumen, en nuestro piso de la planta 26 de 200E 90th Street. Los empleados del mantenimiento y limpieza del edificio, en su mayoría puertorriqueños, adoraban lo que escuchaban de Camarón. Y así se lo manifestaban. Alguna casete les grabé…

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En el 84 aniversario del asesinato de Lorca

PeNY

Hace un par de semanas el amigo Juan de Díos, cuya carrera en la radio estuvo vinculada a la SER desde la radio musical hasta la gerencia ejecutiva, me pidió un texto sobre el álbum «Poetas en Nueva York«, que reunió a la flor y nata de la canción de autor de Europa y América alrededor del libro de Federico García Lorca. La intención de Juan era publicar el texto hoy 18 de agosto, cuando se cumplen 84 años del asesinato del poeta. Y así ha sido. Lo pueden comprobar en su blog Nunca estuve en NY. Les dejo el enlace, que además de mi nota incluye el video de «Take This Waltz«, rodado en Granada con Leonard Cohen, y un texto del propio Juan de Díos, en el que amplia la info. sobre el disco y sus participantes (además de una pequeña nota biográfica sobre mi persona y una foto mía con Cohen en Granada). A continuación copio y pego mi escrito original antes de la necesaria edición para su publicación en blog ajeno:

«Poetas en Nueva York» fue un ambicioso proyecto discográfico, ideado por Manolo Díaz, para conmemorar el 50 aniversario del asesinato de Federico García Lorca.

Como toda obra o proyecto además de su génesis y desarrollo hay unos antecedentes, unas raíces. En este caso pasan invariablemente por Manolo Díaz. Su visión se pudo llevar a cabo porque dirigía CBS en España. La otra columna fundamental sobre la que se asentó la idea fue el conocimiento que Díaz tenía de la poesía contemporánea española y sus posibilidades comerciales aplicadas al mundo de la música. Esto último, el conocimiento práctico, es fruto de una larga y exitosa carrera artística y ejecutiva. De ser uno de nuestros pioneros del pop- rock madrileño (Los Sonor), pasó a componer éxitos para otros (entre ellos Los Bravos y Massiel), luego fue uno de los primeros, quizás el primero, de los cantautores protesta, para terminar produciendo y dirigiendo. Su primera labor como ejecutivo fue al frente de la dirección artística de la recién creada Discos Acción. Ahí supervisó y alentó la formación de Aguaviva. Una agrupación que cantaba a los poetas españoles del siglo XX y que obtuvo un gran éxito en Italia con un poema de Alberti, “Poetas andaluces”. Y por supuesto, también cantaron a Lorca (tres poemas suyos se incluyeron en el LP de debut de Aguaviva).

Tener al jefe de la compañía involucrado desde el inicio suele ser sinónimo de éxito. Una garantía. Además, Manolo Díaz supo crear el espíritu de equipo necesario a la hora de confeccionar «Poetas en Nueva York«. Algo que se aprecia viendo el resultado final: la variedad de cantautores, representantes de las diversas culturas que configuran los continentes europeos y americanos. La labor de Rafa Alvero, como director artístico de CBS y productor ejecutivo del álbum, también debe ser señalada.

Manolo me incorporó al proyecto, aunque fuese responsable del producto internacional y esto era una producción local. Mi departamento ejercía, por decirlo de alguna forma, de import/export. Por lo que a la larga me tocaría convencer a mis colegas de las filiales de CBS, a lo largo y ancho del mundo, para que editasen el disco.

Mi participación se tradujo en tres de las 11 colaboraciones: los temas de Leonard Cohen, Raimundo Fagner y Chico Buarque, Pepe y Paco de Lucía. Fueron tres contactos (Leonard, Raimundo y Paco) muy fructíferos, especialmente uno de ellos. Con los tres me unía una buena amistad (y con Raimundo algo más: una década después sería el padrino de mi único hijo).

En el tema de Paco de Lucía me limité al contacto inicial. A pesar de estar en discográficas distintas nos conocíamos de hacía muchos años. Concretamente de cuando era parte del Para vosotros jóvenes de Radio Nacional, que dirigía Carlos Tena. En ese programa lanzamos al estrellato su “Entre dos aguas”. Y antes de mi marcha a Nueva York habíamos trabajado juntos en dos producciones de Raimundo Fagner en España. Durante ms años en NY nos veíamos al menos una vez al año, cuando venia a tocar con su grupo o con el trio (McLaughlin, Coryell/Di Meola). Después de ese primer contacto y su interés en participar, Alvero y su departamento tomaron las riendas junto al productor del tema. Su hermano Pepe cantó el poema elegido, «Asesinato«.

Raimundo Fagner era un artista de CBS Brasil. Su participación en «Poetas en Nueva York» fue lo último que grabó para CBS. Ese mismo año de 1986 firmó por BMG Brasil. Nos conocimos en 1981 cuando apareció en España, descubrió el flamenco y las conexiones musicales con su tierra de Ceará (estado nordestino de Brasil). Nos hicimos amigos y hoy en día es mi compadre. Cuando le llamé para plantearle la idea la respuesta afirmativa no se hizo esperar. Le pregunté si nos podía echar una mano con Chico Buarque, buen amigo suyo y una institución de la música brasileña. Me dijo que por supuesto. Y sugirió la idea de hacer un dúo. La propuesta era muy buena. A Manolo le encantó y eligió el poema que ambos grabaron. De la adaptación al portugués de «La aurora” se encargó el gran Ferreira Gullar.

En 1986, ya de vuelta en España, Manolo Díaz, conocedor de mi afinidad con Leonard Cohen cimentada en Nueva York, me pidió que gestionase su colaboración para el disco. Sería la guinda. Cuando le comenté que no creía que hubiese problemas porque la hija de Leonard se llamaba Lorca, sonrió con satisfacción.

Cohen eligió un poema fácil de musicar “Pequeño vals vienés” pero difícil de traducir. Le trajo de cabeza. Fueron dos meses de intenso trabajo (empleó unas 150 horas para adaptar el texto al inglés). Lo cual, por problemas de agenda, nos hizo cambiar el lugar de grabación de Nueva York a Paris (estudios Montmarte). “Take This Waltz” fue el resultado que después retocaría ligeramente para incluirla en su siguiente álbum «I’m Your Man» (1988).

«Poetas en Nueva York» se grabó a lo largo de 1986 y se editó en otoño con un cuadro del pintor Eduardo Urculo de portada. Fue pintado especialmente para el disco. Cuenta con el sello característico de Urculo: un hombre de espaldas con sombrero.

En octubre del 86 Cohen vino a Madrid para la presentación del álbum y para rodar el videoclip de su tema en Granada. Todo estaba calculado al milímetro: primero el viaje para un día de rodaje, incluyendo la visita a la casa-museo de Lorca. Regreso esa misma noche a Madrid. Entre el viaje a Granada y la presentación en Madrid, Leonard hizo promoción y el realizador montó el video.

Take This Waltz” fue un pelotazo en España (n.º 1) y el impulso del álbum «Poetas en Nueva York«. También fue el pasaporte necesario para editar el proyecto internacionalmente con garantías de éxito.

Para quienes tuvimos el honor de participar «Poetas en Nueva York» y “Take This Waltz” nos proporcionó dos motivos de orgullo. El primero ver como nuestra producción pasó a formar parte del siguiente disco del maestro Cohen. Todo un logro desde la península ibérica. El segundo fue obtener el Premio Edison al Mejor Álbum Internacional. Los Edison son los premios oficiales de la industria holandesa, su equivalente a los Grammy.

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Pablo Alborán en América (y Europa)

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Pablo Alborán está completando una nueva gira americana con el álbum «Prometo» (y siempre con músicos en directo). En ésta de 2019 ha actuado en un festival en Córdoba (Argentina), en Miami, ofreció seis actuaciones en México –dos de  ellas en la capital–, dos en Santiago de Chile, hoy en Montevideo y concluye pasado mañana en el Hipódromo de Palermo en Buenos Aires. Volverá a España para retomar la gira de aquí y ya en junio actuará en París, Lisboa (donde ya fue n.º 1 con anterioridad) y Roma. En el Royal Albert Hall de Londres actuó este pasado marzo (como pueden apreciar en la imagen).

En la turné de 2018 se vendieron más de 200.000 entradas (con todas las localidades agotadas en los cuatro conciertos en Chile). El comienzo de este Tour Prometo en Latinoamérica fue a principios del mes de marzo del año pasado en México y desde entonces recorrió Guatemala, Panamá, Costa Rica, Colombia, Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay y Chile. 23 shows en los que se agotaron las entradas en la mayoría de ellos y que han facilitado que este año repita.

La América de habla hispana ha sido una extension natural en la carrera de los artistas españoles. Al igual que España lo ha sido para los hispanoamericanos. Creadores como Serrat o Sabina son considerados como propios en Argentina. Ismael Serrano lleva ese mismo camino. Otros muchos han triunfado con una canción o un par de ellas. Solistas de los llamados melódicos como Camilo Sesto o Raphael han arrasado. Fenómenos globales como Julio Iglesias o Paco de Lucía han roto barreras y récords. Cito tan solo unos ejemplos del pasado (sin mencionar grupos, como Pop TopsMecano o Héroes del Silencio, o solistas, como el propio BunburyPeret, Miguel Bosé o Luz Casal, que también vendieron en Europa) porque hoy en día parece que nada de esto ocurrió. Y algunos nos venden como logros históricos sucesos que no lo son y que ni siquiera han sucedido de momento. Solo he citado algunos ejemplos relevantes desde los 60 (dejando a bastantes en el teclado). Creo que a titulo informativo sirven de muestrario.

Esta extension natural de nuestros artistas de música popular es muy saludable. Pero siempre destaco a quienes se abrieron paso en los mercados anglosajones, germánicos, italianos, francófonos, escandinavos, japoneses, etc. De ahí mi insistencia con la edad de oro del pop español (1966-1976).

Volviendo al asunto que nos ocupa: Alborán lleva girando América (incluyendo Canadá) desde 2012. Su primer álbum se editó en 2011. Sus cuatro discos de estudio y los dos directos («En acústico» y «Tour Terral, tres noches en Las Ventas«) han sido todos multiplatino en España (y varios de ellos son platino en distintos mercados exteriores). Por cierto, con el primero ya reventó el hoy llamado WiZink Center en Madrid (creo recordar que entonces era Barclays), y con el tercero, «Terral«, llenó la plaza de toros de Las Ventas ¡tres días!

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Alberto Cortez, el original

Alberto Cortez el original

Ante el interés despertado por el post de ayer sobre el otro Alberto Cortez, el argentino, es de lógica dedicarle hoy unas lineas al autentico, el Alberto Cortez original.

Nacido el 25 de octubre de 1929 en Callao, el principal puerto de Perú (situado a 15 kilometros del centro histórico de Lima). Darío Alberto Cortez Olaya, su nombre real, fue un apasionado de la música cubana (boleros, cha chas y mambos) y colaboró con músicos cubanos de primera línea.

A los 9 años ganó un concurso radiofónico de canto criollo y a los 12 formó su primer grupo: Don Alberto y sus Caribes. Un año después le contrataron para la orquesta César Augusto y sus Locos del Mambo. Estuvo simultáneamente en ambas formaciones. Para 1954 ya está formando su tercera banda, Alberto Cortez y su Orquesta (dicen que fueron los primeros en salir de gira fuera de Perú), en la que cuenta con el gran Pepe Ébano de percusionista. Pepe llegó a Madrid de la mano de su compatriota Cortez y se convirtió en una leyenda viva de los estudios de grabación madrileños. Un fijo en las producciones del productor José Luis de Carlos (Las Grecas, Manzanita, etc.) así como con Vainica Doble, Amancio Prada, Micky, Camarón, Los Amaya, Miguel Ríos, Nuestro Pequeño Mundo, Mecano, etc. Y sus bongos son los que se escuchan en «Entre dos aguas» de Paco de Lucía. Una gran aportación de Cortez, el original, a nuestra música popular con el aterrizaje del peruano José Luis Ganoza Barrionuevo (1935), conocido como Pepe Ébano.

Benny Moré fue la primera estrella cubana con quien trabó relación. Fue en Caracas.

En su nueva orquesta contó con una leyenda como Ernesto Duarte, autor del clásico «Cómo fue» y padre del gran Tito Duarte (competidor de Pepe Ébano en las grabaciones madrileñas). También tenía en la agrupación a otro primera división: el contrabajista Israel Cachao López. En España se amigó con Miguelito Valdés Mr. Babalú quien venía a actuar.

La estancia de Alberto Cortez en Madrid tuvo un momento álgido: actuó en la inauguración de TVE.

En París fue contratado para cantar con los Lecuona Cuban Boys con Bebo Valdés.

El caso de suplantación que sufrió no fue un caso único ni el primero. El más antiguo conocido es el de Sony Boy Williamson a quien otro bluesman le tomó el nombre. Finalmente hubo un Sony Boy Williamson y un Sony Boy Williamson II.

 

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Mujeres en el flamenco: guitarristas

La presencia de las mujeres en el flamenco es frecuente en baile y cante. Pero no tanto en la guitarra, el toque. Apenas hay.

Recordemos las sabias palabras de Paco de Lucía: «los guitarristas éramos los banderilleros, los primeros espadas eran quienes cantaban o bailaban». Podríamos hablar que hay un antes y un después en la guitarra flamenca que coincide con la aparición de Paco y su generación (y las siguientes). Por supuesto que hubo estrellas de la guitarra antes, pero eran excepción (y algunos como Sabicas vivían en Nueva York).

A finales de noviembre de 2017 El País Semanal realizó un reportaje sobre ellas. Mencionaban un libro «Mujeres guitarristas» (Signatura Ediciones) de la profesora emeritense de la Universidad de Sevilla Eulalia Pablo Lozano. Su rango de acción va desde la música clásica hasta el flamenco. Ha manejado mucha prensa, etiquetas de productos, carteles, cuadros y grabados del XIX y el XX. Nos descubre a una figura histórica de principios del siglo XX como Adela Cubas, la guitarrista más importante de su tiempo y una figura flamenca que precisaba un estudio a fondo. Paca la Coja, casada con Fernando el de Triana, o Remedios Sanchís, concertista de mandolina, también son mencionadas.

Virginia López Enano en su pieza para EPS reunió a cinco guitarristas de hoy.: Antonia Jiménez, Afra Rubino, Elena San Román, Kati Golenko y Laura González. Las podemos ver en el siguiente video:

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Antoni Miralda en Manhattan: cuando la noche neoyorquina era española

Antoni Miralda (Tarrasa, 1942), Premio Velázquez de Artes Plásticas 2018, estuvo viviendo en Nueva York desde 1971, junto a su esposa la cocinera Montse Guillen (Melilla, 1946). Ambos, en los 80, fueron artífices junto a otros protagonistas de una explosión española en las noches de Manhattan. Protagonistas directos. También los hubo indirectos. Entre estos últimos destaca el club de rock The Ritz de la calle 11, meca durante la década de los 80 de los mejores conciertos y eventos de la ciudad.

Era un viejo teatro/salón de baile reconvertido en sala de conciertos siendo los primeros de NY en instalar pantallas gigantes de video. Ahí, por ejemplo, actuaron por primera vez en EEUU Culture Club, U2,  Depeche Mode, Duran Duran, Sepultura y la nueva banda de Johnny Rotten tras los Sex Pistols (Public Image Limited); MTV inauguró sus emisiones desde el Ritz (incluso crearon una serie de programas Live From The Ritz); Sting nos presentó ahí su primer álbum en solitario; Tina Turner relanzó su carrera con un showcase en el Ritz; se grabaron varios discos en directo y las ultimas actuaciones de  Talking Heads y Stevie Ray Vaughan ocurrieron allí. ¿Saben lo qué era The Ritz y quienes eran sus propietarios? ¡La casa de Galicia! Desde 1970. Los inmigrantes gallegos habían encontrado el local adecuado para que cupiesen las numerosas agrupaciones de gaiteros y se pudiese bailar la muñeira. Y luego alquilaron la sala. En 1989 el Ritz cambió de local y se mudó al que ocupaba Studio 54. Se llamaron The New Ritz pero ya no fue lo mismo. El sitio original de la calle 11 ahora es el Webster Hall, rememorando el nombre original de la sala de baile (y sede feminista y de numerosos grupos de izquierda durante las dos primeras décadas del siglo XX) antes de ser estudio de grabación de RCA o Casa Galicia y posteriormente The Ritz. Casa Galicia de Nueva York siguieron siendo los propietarios del edificio hasta 2017.

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A Antoni Miralda y Montse Guillen se les considera responsables de la introducción de las tapas en la ciudad que nunca duerme. Creadores del concepto Food Cultura tuvieron su bautismo en Nueva York con un evento cocinado por Guillen en 1981, en el restaurante Windows of the World, situado en el ultimo piso de una de las desaparecidas Torres Gemelas, donde introdujo las tapas a público y crítica. Craig Clairborne, el prestigioso crítico gastronómico del The New York Times, dedicó una doble página a Montse Guillen. En septiembre del 84 la pareja inauguró El Internacional Tapas Bar & Restaurant en Tribeca, el barrio que pocos años después desplazaría al Soho como punto de encuentro de la vanguardia y las elites artísticas y que en esos momentos empezaba a despuntar. Principalmente gracias a otro bar y restaurante, The Odeon. Precisamente estos dos locales compitieron por el mismo público y El Internacional empezó a acoger al publico habitual del Odeon, gracias a los revolucionarios conceptos artísticos y estéticos que Miralda desarrolló. ¿Quiénes eran estas personas que pusieron de moda El Internacional? Nombres como Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat, Keith Haring, Pina Bausch, Robert Wilson, Robert de Niro, Michael Douglas, Diane Keaton, David Lynch, John Kennedy Jr., David Byrne, Frank Zappa, Deborah Harry, Umberto Eco, nuestros Antonio Gades y Sara Montiel y sobre todo Lorne Michaels, el creador y productor de Saturday Night Live (SNL), quien acudía con su cuadro de guionistas y actores. Este espacio televisivo fue clave en el desarrollo y popularización tanto del Odeon como de El Internacional.

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El restaurante, dos estrellas en la guía del New York Times y situado en el 217 de West Broadway, captó muy pronto la atención del puntero programa de humor de TV. Por sus tapas (el primero en ofrecerlas en la ciudad y dicen que en EEUU), su look rompedor gracias a las instalaciones y los detalles de Miralda, el aire de locura donde todo parecía posible (tan cercano al espíritu del show), su video carta donde explicaban las recetas de callos, gambas al ajillo, pulpo a la gallega y otras especialidades españolas, los cócteles de color turquesa, las fiestas del porrón (The Porron Olympics), etc. Un happening continuo. El salto definitivo al estrellato fue cuando una instalación de Miralda, la replica de la corona de la Estatua de la Libertad colocada sobre el edificio del local, apareció en la careta de entrada de SNL. Estuvo varias temporadas. En el pantallazo vemos la imagen completa que salía dos veces y se alternaba con un par más, detallando la corona y la ventana iluminada.

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La “coronación” del local, emplazado entre dos edificios de mediana altura, tuvo lugar el 15 de julio de 1985. Y como es obvio hubo una gran fiesta. Todo Nueva York se dio cita. Un año después la pareja abandonaba El Internacional e iniciaba el proyecto Honeymoon (1986-1992), la boda entre la Estatua de la Libertad y la del Cristóbal Colón de la Ciudad Condal.

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De jefa de sala estaba Elena Guereta (hija del galerista Fernando Guereta, maestro de Soledad Lorenzo). Al cierre de El Internacional regresó a Madrid y abrió Delic, en la céntrica Plaza de la Paja (aún sigue funcionando a tope). Recuerdo una noche gloriosa en el local, gracias a los buenos oficios de Elena. Habíamos montado un desplazamiento de medios ingleses, franceses y holandeses para ver a Lone Justice (Geffen) en el Madison Square Garden, Eran teloneros de U2. Nos habíamos puesto de acuerdo con Island (en Londres) y Atlantic (en Nueva York) para compartir gastos. Su primer álbum había sido producido por Jimmy Iovine, tenian una buena cantante en Maria McKee y Steve Vanz Zandt y Tom Petty compusieron un par de temas para el disco (Van Zandt y dos Heartbreakers tocaron en el álbum). Bono estaba teniendo una de esas noches cargantes. Me estaba incomodando. Y de repente tras una larga parrafada se arrancan con «We Are The World«. No pude más. Me levanté para irme. Me excusé con el director general de Epic en Inglaterra alegando que tenía que supervisar el local donde íbamos a cenar. «Te acompaño. Yo tampoco aguanto esto» me contestó. Nos siguió toda la prensa británica desplazada. El director de la compañía inglesa comentó entre carcajadas que a alguien de Island se le iba a caer el pelo. Tras arreglar varios taxis llegamos a El Internacional. La noche fue delirante. Era Fools Day, el día de los Santos Inocentes en EEUU. Y tuvo como colofón un cuarteto de violinistas tocando el himno británico. Muy monas las cuatro, vestidas de etiqueta. Al llegar a casa le comenté a La Mundana que me echaban. «Pues con el pedo que llevas al menos te lo has pasado en grande» me dijo. A la mañana siguiente, con la resaca puesta, iba camino del matadero. «We Are The World» era de CBS, nuestra canción estrella del momento, un proyecto de la máxima estrella de la casa, Michael Jackson. Y para rematarlo era un disco benéfico. Y mi gesto fue público y notorio. Según iba por el pasillo de la planta 14, del edificio de CBS, para ir a mi despacho mi secre me avisó que la jefa me estaba buscando. Que había preguntado por mi un par de veces y se la notaba ansiosa. Confirmado: mis temores se iban a convertir en realidad. Cuando asomé por la puerta recibí una estruendosa ovación. Mi jefa estaba con los de la compañía inglesa, el presidente de la misma que no había ido al concierto pero sí a la cena y el presidente de la división internacional (en la que curraba). La lluvia de elogios fue tremenda. Que si la mejor cena, que nunca se habían divertido tanto, que vaya pedazo de local, como se notaba que tenía ascendente en el sitio, que bien nos había tratado la maître (Elena), que los medios ingleses estaban encantados, que lo del himno fue apoteósico y que por favor que cada vez que viniesen o mandasen a alguien a NY que me encargase personalmente…

Los orígenes del local que albergó El Internacional (y que Antoni Miralda reformó de arriba abajo, empezando por esa fachada tan de dálmatas, que le daba un aire de lo más pop) son igual de fascinantes. Comenzó siendo un restaurante alemán, Teddy’s (por su dueño Teddy Bartel). En 1945 Bartel lo vendió a Sal Cucinotta quien lo transformó en un restaurante italiano de lujo. Y empezó a atraer a estrellas del cine como Elizabeth Taylor, Groucho Marx, Sophia Loren, Kirk Douglas, Anthony Quinn o Jane Fonda. También a la Mafia. A los capos les gustaba rodearse y frecuentar a las estrellas del celuloide. Pero como siempre sucede la presencia de los mafiosos acaba trayendo malas noticias y el Teddy’s inició su decadencia a finales de los 60. Estuvo cerrado durante algún tiempo hasta que aparecieron Miralda y Guillen.

Si El Internacional se convirtió en el punto de referencia del cool downtown de Manhattan, el Gas Station fue el lugar alternativo que rompió en el East Village, concretamente en Alphabet City. En la esquina noroeste de la Avenida B con la calle 2, debe su nombre a que ocupó una gasolinera abandonada. También era conocido como 2B por la dirección. Un lugar post apocalíptico que surgió de los restos de la caseta, los surtidores, algunos asientos de coches y el edificio contiguo, donde los abundantes yonquis del barrio pasaban el rato. Un chutadero por llamarlo de alguna forma. El médico y pintor hispano-argentino Osvaldo Gomariz y su socio Xavier Domingo, oncólogo español, llegaron a Nueva York. Osvaldo en 1983 con una beca Guggenheim desde Madrid y Xavier a trabajar en lo suyo. Y comenzaron a desescombrar la vieja gasolinera con la ayuda del caribeño Rubén García. No solo recibieron el aplauso de los del barrio. También les ayudaron en la ingente tarea. Mantuvieron en pie las estructuras abandonadas, que le daban un aire fantasmagórico al lugar. Repararon las farolas, asearon los asientos e incorporaron mesas y sillas que iban encontrando o comprando en ventas de trasteros y tiendas de segunda mano. La caseta fue el bar donde servían zumo de sandía “con o sin gas” (con o sin vodka). Operaban en una situación de semi clandestinidad: no disponían de licencias de licores, pero sí de apertura porque eran un centro cultural. Organizaban exposiciones, al aire libre, de esculturas y pinturas. Y funcionaban como taller y estudio. Las esculturas y piezas creadas en el lugar permanecieron ahí, lo cual fue creando por acumulación ese ambiente Mad Max. Como el Lower East Side era refugio de artistas underground que habían salido del Soho, por su gentrificación, encontraron una veta y siempre había muestras y creadores en acción.

Ginsberg, Ory, Gomariz GS 1987

La conexión e inclinación artística del lugar venía de los escultores que trajo Rubén y de la mano de Osvaldo (amigo de Rafael Alberti, Gloria Fuertes, Carlos Edmundo de Ory –amistad casi quebrada por la publicación de un libro de poemas de Ory editado por Gas Station–, Mercedes Sosa y Allen Ginsberg), quien además de pintor era un excelente cocinero de paellas (doy fe: las paellas que cocinaba en casa –la suya o la nuestra–– eran un evento en la comunidad musical de NY). En la foto Ginsberg, Ory y Osvaldo en el Gas Station.

Spanish Poetry in NY Fundacion CEdO

La presencia de artistas emergentes como Haring y Basquiat (más de una noche ejerció de dj) disparó la popularidad de Gas Station y sus exposiciones entre la comunidad alternativa. Otro factor importante fue que en la acera de enfrente estaba Save The Robots, el afterhours más underground de NY. Sus clientes a la entrada o salida paraban en Gas Station. Las horas punta eran entre las cuatro de la madrugada y las ocho de la mañana. En Save The Robots el único alcohol que servían era vodka (pronto establecieron una política conjunta de compra). Este golpe del destino hizo que Gas Station fuese la comidilla de la vanguardia de la ciudad.

Un embargo en 1995 puso fin a la aventura de Gas Station, cuando hacía tiempo que ninguno de los tres fundadores estaba ya al frente. Ese mismo año falleció Osvaldo Gomariz en su Argentina natal. Hoy en día el lugar que ocupaba Gas Station/2B es un Duane Read (la cadena de supermercados farmacéuticos).

Otro aspecto no tan conocido de la noche neoyorquina fue la explosión en ventas del cava Cordón Negro de Freixenet. Fui testigo de cómo y donde sucedió. En la fiesta prenupcial de un compañero de trabajo y su novia, ex de la Factory de Warhol y vicepresidenta de prensa y publicidad de Epic Records (entonces en la cresta de la ola con “Thriller” de Michael Jackson). La fiesta era en el apartamento de ella (le abrí la puerta a un demacrado James Taylor, vecino del piso de arriba; venía acompañado de Carly Simon, quien se había empeñado en que su ex fuese buen vecino y bajase a felicitar a la pareja). Los sospechosos habituales de la jet artística y empresarial de NY estaban presentes (Warhol, Basquiat, Morrisey –el director de cine–, los dueños de Studio 54, Area y The Odeon, etc.). La única bebida disponible era Cordón Negro. Abrías la nevera y estaba hasta arriba de Freixenet (los frigoríficos estadounidenses son grandes). Las bañeras de los dos baños llenas de agua, hielo y botellas de cava. El producto gustó y al enterarse del (bajo) precio entusiasmó. Ese fin de semana se agotaron las existencias en la ciudad. Y fue uno de los espumosos más vendidos de esas Navidades. Desde Nueva York saltó al resto del país.

En este recorrido hemos pasado del éxito de Miralda –y Guillen introduciendo las tapas– al underground del Gas Station pasando por Freixenet y The Ritz. Añadan las actuaciones de flamenco (siempre llenas y con dos cimas: el bailaor Mario Maya en el Public Theater de Joseph Papp y Paco de Lucía en el Carnegie Hall), la entonces emergente figura de Almodóvar, los nuevos diseñadores españoles y el siempre pujante arte español (el importantísimo galerista Leo Castelli fichó a Barceló, Sicilia expuso por primera vez en Manhattan en la primera galería de grandes dimensiones que abrió en el Soho y en el 85 se presentó la exposición colectiva 5 Spanish Artists, etc.). Es fácil comprobar que en el Nueva York de los 80 lo español estaba en boga.

P.D.: he pasado por alto el restaurante El Quijote del Chelsea Hotel (donde paraban los afamados clientes del hotel). Abierto en 1930 cerró sus puertas este año.

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Sobre la apropiación cultural del flamenco

No sé muy bien cómo ni por qué se ha abierto el melón de otro tonto-debate: el de la apropiación cultural que supuestamente sufre el flamenco. Se han cargado las tintas injustamente sobre Rosalía. En El Confidencial de hoy Víctor Lenore le hace una estupenda entrevista a Arcángel, en su día uno de los nuevos valores del flamenco y hoy una enorme realidad. Dice Arcángel al respecto:

[…] También le pido opinión sobre el debate de moda: el apropiacionismo del que han acusado a Rosalía. “La ecuación está mal planteada. No es cuestión de apropiarse o no, sino de reconocer que cualquier músico necesita hacer incursiones en géneros que no son el suyo principal. Quien se acerca al flamenco es para aprovecharse, igual que el flamenco se ha aprovechado de muchas otras músicas. Mi opinión es que los músicos que se han acercado al flamenco desde fuera lo han beneficiado más de lo que lo han perjudicado. Ese tipo de debates me parecen absurdos y no tengo ganas de alimentarlos. Cuando me preguntan si algo es flamenco o no, les respondo que me da igual, lo que importa es si te emociona”, resume. […]

Otro recadito para tanto ortodoxo del flamenco (flamencolicos los denominaba el gran Enrique Morente, de quien Arcángel tanto aprendió): el cajón flamenco no es gitano ni siquiera andaluz, es peruano. Y lo trajo a España un percusionista brasileño, Rubem Dantas, miembro del grupo de Paco de Lucía (payo, cuya madre era portuguesa). Más: la guitarra tampoco es original del flamenco. Se introdujo en la primera mitad del siglo XIX, para acompañar al cante. Como recordaba Paco de Lucía, los guitarristas eran los banderilleros del flamenco porque los primeros espadas eran los cantaores. Eso también cambió… Por otra parte la guitarra (también conocida como clásica o española) llegó a la península de la mano de los árabes donde evolucionó hacia la que conocemos hoy en día.

Así que quienes acusan a otros de apropiarse de culturas ajenas deberían mirarse primero en el espejo. Para posteriormente aprender que la riqueza musical reside en tener los oídos bien abiertos a otras expresiones, que bien puedan incorporar a las suyas. O no.

Arcángel es un buen ejemplo de esto. Su nuevo trabajo discográfico «Al este del cante» (Universal) incorpora las voces búlgaras (con el coro Nuevas Voces Búlgaras dirigido por Georgi Petkov). Es el testimonio impreso, grabado en directo, de dos años de trabajo y experimentación. El gran Isidro Muñoz se ha encargado de los arreglos. Arcángel presenta en Madrid desde hoy hasta el domingo este espectáculo en el Teatro La Latina.

 

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Pepe, deja a la niña tranquila

Final

En la imagen el penúltimo párrafo de mi articulo para Jot Down «Si Fagner pasa el antidoping, le convoco«.

«Pepe, deja a la niña tranquila» le decía Paco de Lucía a su hermano Pepe. «El partido se juega ahí» señalando el césped del Bernabéu.

Mientras, yo había aterrizado en el aeropuerto JFK de Nueva York. Vi la primera parte en una sala dotada de receptores de TV de pago. Una especie de pupitres con unos monitores con ranura para echar monedas. En el descanso alquilé una limusina con tele  y vi la segunda parte camino de casa (el trayecto era de una hora más o menos). Al llegar dejé la maleta sin deshacer, me duché y cogí el metro rumbo a Little Italy. Celebré el triunfo de la azzurra con los italoamericanos en su barrio más representativo de Manhattan.

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