Ayer por la tarde me enteré del fallecimiento de Carlos Tena. A los 79 años y medio. Me quedé de piedra. Fue vía un WhatsApp de Javier Diez que inmediatamente reenvié a La Mundana, quien iba camino de ver la exposición de Leonora Carrington. Ella adoraba a Carlos. Por su bonhomía, su sentido del humor, su compromiso, por ser amigo de sus amigos. Y quisiera incidir en esto último.
Conocí a Carlos Tena escuchándolo en Radio Peninsular «la más musical» a mediados de los 60. Posteriormente, en la década siguiente, nos hicimos amigos y fue mi jefe en el «Para Vosotros Jóvenes» que dirigía en Radio Nacional de España (programa del que llegué a ser productor tras Gonzalo García Pelayo y Jorge de Antón). En ese programa desembarcamos el equipo de Gonzalo por iniciativa de Carlos. Para la gente de hoy, en realidad para quienes no vivieron en la España de mediados de los 70, es imposible que entiendan la importancia del premiado programa «Para Vosotros Jóvenes«. Un soplo de aire fresco a nivel nacional. Recogía el espíritu de las FM madrileñas. Gran acierto de Carlos. Que además de batallar con las fuerzas vivas de la radio servía de pararrayos. Los problemas que causaban algunas de las músicas que poníamos o las opiniones que vertíamos eran fuentes inagotables de problemas. Carlos las ventilaba poniendo en riesgo su carrera y defendiendo siempre a su equipo y al programa. La variedad musical que programamos es impensable hoy en día.
Mantener la amistad durante décadas es complicado y más aún si ha habido una relación profesional de por medio. O cambios de residencia (incluso de continentes con un océano de por medio). Siempre apoyó a lo que acabo de denominar el equipo de Gonzalo. Tanto en Radio Popular FM, 99.5, como en Onda 2, la FM de Radio España. Si se molestan en pinchar en el enlace de 99.5 lo verán en dos fotos de cuando se organizaron las 24 Horas Beatles (la primera y penúltima del post) y una caricatura que hizo de Antonio Gómez. Entre las muchas habilidades de Carlos la del dibujo era una de ellas. Como escribe Antonio en la entrada conjunta que hicimos de 99.5 «nunca hizo ningún programa, pero siempre estaba, el más viejo y el más gamberro, dispuesto a una de sus genialidades». Cuando nos mudamos a Onda 2 y empezamos a organizar partidos de fútbol, contra los que formaban parte de nuestra antigua radio siempre se alineó con nosotros. En la foto, de izquierda a derecha, es el segundo a la derecha de los que están de pie (entre José María Ponce y Gonzalo Garrido).
Tener a Carlos como amigo siempre ha sido un honor. Pasar de ser oyente suyo a colega y tenerlo de jefe es un preciado tesoro. Siempre estaré agradecido a cómo solucionó mi contratación en RNE. Era menor de edad y su empeño logró superar barreras burocráticas. También admiro su compromiso de cuando resistió los cantos de sirena de la SER, concretamente de Los 40 Principales de Rafael Revert. A pesar de las garantías que ofrecían no se acababa de fiar. Era una radio comercial y conocía de primera mano las presiones publicitarias de su época de Radio Peninsular. Así que nos quedamos donde estábamos aunque un par de años después surgieron otros problemas… éramos peligrosos para los nostálgicos del franquismo atrincherados en RNE, que no en TVE. En Prado del Rey Carlos migró de la Casa de la Radio al edificio de TVE.
De la foto del encabezado, en El Schotis original en julio del 76, solo quedo yo de los chicos. Rodri, otro gran amigo, se fue en noviembre de 2020. Rodri, Carlos y José Ramón Pardo (los tres de Radio Peninsular) me dieron a conocer los placeres del castizo restaurante. Eran devotos de sus cangrejos de río. Cuando me mudé al barrio en 1988 ese Schotis fue una extensión del comedor de mi casa. Carlos también me descubrió otro restaurante del que es mi vecindario: El Cosaco, hoy desaparecido, un restaurante ruso cuya parte trasera da al patio de nuestro edificio. Carlos era la versión más divertida y gamberra de la gauche divine.
Acabo de leer un pedazo de artículo de Paloma Concejero sobre Carlos. He vuelto a emocionarme leyendo a Paloma. Recomiendo su lectura. Tengan un pañuelo al lado.