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Julio Ruiz Premio Nacional de Radio

Julio Ruiz ha obtenido un Premio Nacional de Radio. El galardón lo otorga la Academia Española de la Radio, y le nombran Mejor Presentador Musical por su programa Disco Grande, que en 2011 ha cumplido 40 años en antena. Son cuatro décadas del mejor Pop y Rock.

Julio, quien ha colaborado en El Mundano con crónicas de su Atleti en Champions, otros asuntos,  y también con certeros y puntuales comentarios, debutó Disco Grande -con 18 años-  un 27 de marzo de 1971 en Radio Popular FM, la 99.5. Hoy su programa es uno los puntales de la programación de Radio 3, desde 1991.

A los platos y al micro en 1979

En la Web de RTVE nos recuerda que en aquel primer programa sonaron Moody Blues y MC 5. Pero si algo le ha caracterizado ha sido su apuesta por la música nacional.  Viniese de donde viniese. Dando la oportunidad de ser escuchados a muchos artistas noveles, algunos de los cuales hoy están consagrados. Pienso que su concurso de maquetas ha sido fundamental en esta labor de difusión.

Unos breves apuntes biográficos que copio y pego de la mencionada Web de la emisora pública:

[…] Es periodista, de una de las primeras promociones de la Facultad de Ciencias de la Información.

También ha trabajado y colaborado en prensa escrita, (Marca, El Sol, La Información de Madrid, Gaceta Universitaria, 20 Minutos; y en publicaciones musicales como Discóbolo, Disco Express; El Musiquero, Espiral,..); y en televisión, como responsable del primer programa de clips de TVE: Disco Visto. […]

Y en Ozono amigos de RTVE.

Más vale tarde que nunca. Lo digo por compañeros de 99.5, como Cifu el año pasado (Premio Ondas) o Julio ahora, quienes finalmente reciben un reconocimiento por su labor de difusión. Todos, estemos en activo, retirados o dedicados a otros menesteres, sentimos este premio como algo nuestro. Y al menos a mi me llena de enorme satisfacción, porque el Sr. Ruiz además de gran profesional es MEJOR PERSONA.

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Ozono

Al micro Gonzalo Garciapelayo y Álvaro Feito, durante las 24 Horas Beatles de 99.5. De pie, de izquierda a derecha: Julio Ruiz, Jesús Pardo, un servidor y José Luis Preciados. En el sofá ¿Jorge Pardo?

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El Mundano con Juan Manuel Gozalo (por Rodri, Julio R. Llorente y Adrian Vogel)

13 de abril de 2010

37 años en RNE dan para mucho. Y por eso Juan Manuel Gozalo coincidió con algunos Mundanos: con Julio compartió profesionalmente labores deportivas; Rodri y yo le precedíamos (durante algún tiempo terminaba “Para Vosotros Jóvenes” y empezaba “Radio Gaceta de los Deportes”, en aquel entonces bajo la dirección de Joaquín Ramos). Pero hay más asuntos y anécdotas que los tres desgranamos en estos artículos que podéis leer a continuación:

Juan Manuel Gozalo (por José Manuel Rodríguez “Rodri”)

No conocí personalmente a Juan Manuel Gozalo hasta que nos juntaron en la Casa de la Radio. R.N.E., su Primer Programa, venía del Ministerio de Información y Turismo. Y con él, el Segundo y el Tercero. El Cuarto era Radio Peninsular.

Una de las primeras cosas que le dije a “José Manuel Gonzalo”, broma típica en la CASA es  que era “Jim El Pecas”, cosa que le tocaba a veces las narices y otras le hacía recordar su carrera de niño-actor-prodigio y su paso por los Cuadros de Actores Radiofónicos.

Radio Gaceta de los Deportes” era el programa deportivo señero de R.N.E. Y diario. Y, además, cuando los deportes se dejaban para la noche avanzada, el primero en todas las parrillas radiofónicas, de nueve y media a diez de la noche.   También hubo, según las épocas, una Radio Gaceta en avance matinal, de siete cuarenta a ocho de la mañana. Incluso llegó a empezar a las ocho y media de la tarde.

Pero volvamos a “Jim El Pecas”. Había un estuche con sombrero, chaleco, dos revólveres, revolveras y la foto de Juan Manuel niño que era como un James Cagney con una mirada más inquietante y seductora porque, para quienes no le hubieran conocido o no lo recuerden, el Gozalo tenía los ojos de dos colores distintos.

Congeniamos rápido, se congeniaba rápido con él; sólo había que estar de acuerdo en su charla rápida e hilvanada y, a veces, larguísima. Lo mismo que te “soltaba” en un pasillo, en la máquina de café o en la redacción podía decirlo por el micrófono. Tremendamente vehemente, dueño de “su verdad”, cantando las cuarenta a quien sea: directivo, jugador, ciclista, federativo y público en general.

De su proverbial oratoria tengo un ejemplo. Para mí, el otro “deportivo” inasequible al desaliento era Joaquín Díaz Palacios, deportes en la “Penin”. Le recuerdo una tarde de domingo en TVE, donde fallaba todo y le debieron decir: ¡Habla, Joaquín! Y ahí le tuvimos en un plano medio con los brazos cruzados hablando quince minutos sin “rozar” una palabra. Pues Juanma tenía ese mismo poder. Y una “garganta de seda”, como él mismo decía cuando le hablábamos de fumar.

Yo estaba de Jefe de Programas de Radio 3. Se había creado un espacio deportivo que llevaba Ramón Trecet. Y alguien pensó que en un partido de baloncesto podía estar Gozalito en la cancha y Trecet en el estudio viéndolo por la tele y comentar algunos aspectos del juego.

Empezó el partido y, aunque en el basket hay muchos tiempos muertos, Juanma narró todo de forma tan minuciosa y trabada que Trecet no tenía ocasión de meter baza. Y Gozalo llenaba todo: hablaba de los equipos, de los entrenadores, de los “pivots”, de los aleros, del público y de las tácticas del juego. Y hasta les regañaba si lo hacían mal.

No olvidemos que además de Radio Gaceta también llevó otra larga temporada “Tablero Deportivo”, un programa que empezó en R.N.E. nada menos que en 1952.  Espero escuchar en mi cabeza, interiormente, la sintonía de Radio Gaceta que empleaste en Radio Marca como un distintivo de tu forma de sentir la radio, esta misma noche cuando tenga un rato de silencio y vuelva a pensar en ti.

Desde aquel Pueblo Extra (por Julio R. Llorente)

Mediados de los sesenta. Me daban el importe exacto y allá que bajaba al quiosco de la calle Ave María o subía al de Antón Martín (si es que antes no pasaba el vendedor ambulante) para comprar el «Pueblo«. Y es que fue un buen invento del diario de la tarde eso de hacer ese suplemento que se llamaba Pueblo Extra. Esa segunda mitad contenía deportes y espectáculos.

De entonces data mi primer «encuentro» con Juan Manuel Gozalo. En las páginas de fútbol (o no necesariamente, porque era todo un todoterreno polideportivo) aparecía la firma que podía ser de J.M. G. o J. Mª. G según las iniciales correspondiesen a Juan Manuel Gozalo o José María García.

Después llega mi aterrizaje como oyente al otro lado de «Radio Gaceta de los Deportes«, programa emblema de toda la vida de RNE, con esa sintonía que es un clásico y con esa forma de hablar -quizás por su pasado de actor radiofónico-, de entonar, de subir, de bajar, en los relatos de las noticias, aunque fuera en el mismísimo sumario de la habitual ración de información del día (no, todavía, no se había «retrasado» la hora de los deportes en la radio de onda media de toda la vida).

Y como quiera que en mi otro yo empecé a llevar la camiseta de MARCA, -mediados de los 70´s- cuando salía de viaje como reportero acompañante del cronista, que podría ser el recordado Belarmo, coincidíamos como parte de la expedición de un viaje cualquiera (él, Gozalo, que ha sido enviado especial de eventos deportivos, sean Mundiales u Olimpiadas, todos los que ha podido, hasta casi batir récords) y eso significaba tres días en que tu «familia» eran los otros desplazados para cubrir información del resto de medios (prensa o emisoras o teles… que sólo había una).

Vuelve a pasar el tiempo y llego a RTVE. Y es ahí cuando sí que empiezo a ser del mismo «equipo» que Juanma e incluso, por un espacio breve de tiempo, hasta simultaneo en RNE mi labor de siempre con «Disco Grande» con colaboraciones con la redacción de Deportes. Alguna que otra vez, con el debido respeto por mi decisión, en alguna conversación posterior mantenida, me dio a entender que le habría gustado que hubiera seguido con el periodismo deportivo en vez de haberlo abandonado. Y eso que a él le gustaba la radio deportiva con música, a lo mejor no con mucha, pero sí que tuviera ese condimento.

¿Anécdotas? Muchas. Pero hoy en mi programa de Radio 3, cuando he tenido al principio mi recuerdo para Gozalo, me he acordado de un viaje a tierras polacas con aquel Athletic de Bilbao que fue campeón de Liga, el de la gabarra. Y una partida de mus encarnizada. De un lado, Vicente Miera (que acudía en función, creo recordar que de segundo entrenador de la selección nacional) y yo; al otro lado de la mesa, Javier Clemente y Juan Manuel Gozalo. Y acabamos ganando 3-2. Y es que a uno que yo me sé no se le caían los reyes de las manos. El rubio de Baracaldo se lo tomaba con calma y retranca, pero «Kubalita» Gozalo se rebelaba contra la adversidad de la diosa fortuna. Como se ha rebelado en estos últimos tiempos a que la maldita enfermedad le quitase la emoción y vibración que siente el que está enamorado de su profesión cuando se pone cada día delante del micrófono. Todo un ejemplo.

Entre Kubalita y Butanito (por Adrian Vogel)

En mi infancia dentro del ámbito de la radio deportiva primero fue Vicente Marco. Luego ya de adolescente (y juvenil) aparecieron Juan Manuel GozaloKubalita” y José María GarcíaButanito”. El hoy recordado Juanma, al igual que Marco, comenzó en el cuadro de actores infantiles de la SER (como ya nos ha contado Rodri). Con García compartió la redacción del diario Pueblo, dirigido por aquel “maestro de periodistas”, Emilio Romero, quien se hizo celebre, entre otras citas, por la de “yo no me vendo, me alquilo”. Pero sobre todo compartieron rivalidad. En las ondas: el Butano desde la SER y Kubalita desde RNE. Además fueron impulsores/promotores y encarnizados rivales en el futbol-sala.

A través de mi padre conocí a ambos. García “el butanito” era insoportable: engreído, pagado de si mismo, encantado de haberse conocido. Mala gente (y un “sinvergüenza”). Acomplejado de su físico, lo cual debe ser el origen de su mal carácter. Recuerdo un episodio realmente desagradable, a mediados de los 70. Jugaba el Real Madrid en Munich. Una de esas eliminatorias en tierras alemanas que solían acabar en carnicería. Estábamos en el lobby del hotel después del entrenamiento matinal previo al partido de esa noche. “ChupeteGuerini se había lucido. Y manifesté mi optimismo: “Guerini va a ser el jugador del partido”. No lo fue. Y el equipo dio su habitual lamentable imagen en tierras germánicas. En el autobús de vuelta se me acercó y me recriminó mi (erróneo) pronóstico. Me increpó de forma grosera y soez. Tuvieron que frenar a mi padre.

Juan Manuel Gozalo “Kubalita” era todo lo contrario. Una bellísima persona. Atento con los más jóvenes y los principiantes. Dando su sitio a todo el mundo. Como hijo de un amigo suyo siempre tuvo todo tipo de atenciones conmigo. Como compañero de radio siempre me sorprendió el interés con el que seguía “Para Vosotros Jóvenes”. Y estábamos en las antípodas ideológicas: nosotros éramos los “rojos” de la casa y él ha sido concejal en su pueblo por el PP. Pero eso nunca fue motivo de división. Aunque la ironía flotaba en el ambiente. “Tenía razón tu padre. Hay que tener cuidado contigo y estas malas compañías”.

El domingo cuando me enteré que había fallecido (algo me temía, como buen seguidor de su programa matinal en Radio Marca) descubrí que sólo tenía 65 años. 11 más que yo. Lo cual a estas alturas del partido no es nada. Pero sí era mucha diferencia cuando yo tenia de 16 a 19 y él de 27 a 30. Y ayer pensé que a lo mejor veía en mi algún tipo de afinidad: la precocidad. No lo sé. Sólo sé que necesitamos más Kubalitas: periodistas cultos, con conocimiento y sobre todo HONRADOS.

Entrada relacionada:

Vicente Marco (por Julio R. Llorente)

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U-ru-gua-yo!!!! (por Julio R. Llorente)

24 de mayo de 2009

Forlan

No lo he acordado con Adrian como cuando meses atrás he escrito en El Mundano sobre los míos y su camino por la Champions, que se acaba el miércoles con la gran final en Roma, o cuando he publicado mi aportación a canciones decisivas de la época «heroica» o al salir de paseo las batallitas de los viejos colegas de Popular FM, casi cuatro décadas después.

Pero es que tengo que decirlo y escribirlo. ¡Qué pedazo de jugador viste de rojiblanco desde hace dos años! ¡Qué calidad y que profesionalidad! ¡Qué orgullosos tienen que estar los uruguayos de tener un compatriota que está a la altura de los grandes futbolistas mundiales del momento! Si eres sudamericano, si no eres argentino o brasileño… mala cosa para que te reconozcan méritos. Será porque los viejos logros de la celeste uruguaya quedan tan lejos y amarillentos…

Diego Forlán es el mejor jugador del Atlético de esta campaña y desde hace muchas (no, que no me olvido de ese Niño que se echó el equipo a cuestas quizás cuando había menos calidad en el plantel que ahora y que tiene bien merecido el hueco en nuestra historia en rojiblanco).

Ayer, en esa jornada (ufff… que congoja) que nos obligó la estúpida guerra de los derechos televisivos a seguirla por la radio, como en los viejos tiempos («Gol en Bilbao, gol del -la h no se pronuncia y alarga el suspense- Atleti… ¡co de Madrid!”), aunque uno tuviera comprado su partido por PPV, Forlán volvió a demostrar su talla.

Hace años, en otras épocas -ahora, quieras que no, son tiempos mejores, aunque sólo sea porque somos europeos- uno salía del Calderón reconfortado porque había visto un buen manejo del mago Kiko, de espaldas a puerta o un slalom de Futre a velocidad de vértigo o un protagonismo de Torres en lucha casi solitaria contra el mundo…

Ahora -y mira que tiene peso el nombre del Kun– todos los focos apuntan a Forlán. Ha metido goles de todos los colores. Con la izquierda, con la derecha, desde lejos -una de las especialidades de la casa y que ha sido punto de apoyo para levantar resultados que parecían irremontables- o desde cerca. Y ha jugado de punta, de enganche, pasando balones e incluso de lateral achicando y despejando a córner. Nada rara esa imagen de algún partido de verle con el gesto desencajado y exhausto tras completar una maratón de kilómetros corridos sobre el césped.

Con los de ayer -tres, aunque el último fuera de regalo, porque se resbala, no «piscinea» y no tiene la culpa de que los árbitros sean tan malos- llega a los 31 goles que le van a dar el Pichichi porque Eto’o se retira entre deberes a la patria y rendido a la evidencia (y van dos que el rubio le rebasa en la recta final de la pelea por ser el máximo realizador) y quizás también la «bota de oro«.

La jornada próxima hay que poner el broche. Un punto ante los de Hugo Sánchez – mira, casualidad, otro goleador de la casa rojiblanca de la historia más reciente, aunque al manito se le suele «olvidar» ese pasado- y estará conseguido el pasaporte para jugar la Champions 09-10. ¿Y algún gol más de Diego Forlán? No sería de extrañar.

Esa despedida de curso tendrá que recordarse como el día en que el habitual grito de reverencia y de caer rendidos a sus exhibiciones -¡¡U-ru-gua-yo -u-ru-gua-yo!!- atruene más que nunca.

PD.-No quiero ni pensar que, por la incompetencia de quien corresponda en las alturas directivas, ese partido que viene sea sinónimo de despedida del 7 del Atleti que, a fuerza de trabajo y calidad, se ha reivindicado como un inmenso y completo futbolista. Juega a nuestro favor para echar para atrás, precio aparte, a los posibles pretendientes, que tiene ya 30 años recién cumplidos. Aunque, bien pensado, como es un atleta, le queda fútbol y gasolina para tres o cuatro temporadas más. Vamos, que sí, que tiemblo. Como nos le birlen….

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Un siglo de canciones 13: “Sundown” (por Julio Ruiz)

13 de abril de 2009

sundown-cover

Pues…no; mi, con mayúsculas, canción no es del territorio Indie (que podría ser «Mi hermana pequeña» de Los Planetas o cualquier coplilla de mis amados escoceses del momento que son Camera Obscura) ni de Roxy Music o Bryan Ferry (los que me conocen, saben que es otra debilidad de hace tiempo) sino de quien los compañeros de Popular FM decían que era mi primo (no sé si Mario de Castro acuñó la frase de que este canadiense se llamaba Gordon Lightfoot Llorente, que ese segundo apellido es el mío).


Llevábamos tres años en antena (la radio y yo, con ella) y en 1974, en «Disco Grande«, por culpa de lo que aprendimos (mucho y bien) de maestros como el inolvidable Ángel Álvarez, me quedé prendado de lo que hacía este canta-autor, a mitad de camino entre el rock cruzado con el folk y con el country. Como la oreja estaba atenta a «Caravana» y «Vuelo 605» empecé a degustar en cómodos plazos «If you could read my mind» (¿os acordáis de aquella versión de la canción que daba título al álbum en clave «disco» tirando a no-potable que hicieron unos tales Stars on 54?), «Summer side of life» y ese «Don Quixote» que nos quedaba tan cerca. A renglón seguido, cuando ya le teníamos en nuestro altar, rebobinamos y recuperamos sus primeros discos y primeras canciones incluida aquella «Trilogía del ferrocarril canadiense«. Recuerdo a mi compañero Manolo Fernández y yo (a Montse Domenech también le gustaba mucho) «peleándonos» por conseguir y gastarnos los duros en cualquier tienda de Londres en busca de su viejo catálogo de United Artists, porque, cuando a Gordon le pusieron en el mapa en el mercado español ya llevaba la camiseta de Reprise y distribuía aquí sus discos Hispavox.

Por aquellas calendas de 1974, incluso en el flaco mercado español, era «objetivo» (permítaseme, por eso, las comillas) del sello y, para más detalle que lo refuerza, la perspectiva histórica da la razón en cuanto a ser señalado como una de sus obras de más trascendencia, porque incluso ha sido su único número 1. El caso es que estrenamos en un «Disco Grande» -sí, sí, cuando el formato era el primitivo, con un vinilo del que cada día se escuchaba una cara- el que significaba su décimo álbum.

 

Ilustres músicos como Terry Clements, Nick De Caro, Milt Holland y Jim Gordon estaban en los créditos de una colección de diez canciones en donde había singles tan irresistibles (ni siquiera llegaba a los dos minutos y medio) como «High and dry» aunque «Carefree highway«, «Seven islands suite» -el habitual tema-río que solía colocar en cada obra- o «Circle of steel» también merecían atención. Pero… el temazo era el que daba título “Sundown”. Todavía me acuerdo del single de portada de papel blanco de promo conteniendo el propio «Sundown«.

¿Cantamos? ¿Tarareamos?

I can see her lyin’ back in her satin dress
In a room where you do what you don’t confess
 Sundown, you better take care
 If I find you bin creepin’ round my back stairs.
 Sundown, you better take care
 If I find you bin creepin’ round my back stairs…”
 
O este otro párrafo más rotundo:
 
“I can see her lookin’  fast in her faded jeans;
She’s a hard lovin’ woman, got me feelin’ mean.
 Sometimes I think it’s a shame
 When I get feelin’ better when I’m feelin’ no pain.
 Sundown, you better take care
 If I find you bin creepin’ round my back stairs…”
 

Que Lightfoot es grande -no, no me hagáis el juego de palabras con el título de mi programa de radio- lo indica que compañeros de generación le hicieron un tributo hace cinco años y artistas más jóvenes o de la época como Cowboy Junkies, Maria Muldaur o Ron Sexsmith estaban presentes en el homenaje. Eso sin contar que Bob Dylan, Judy Collins, Grateful Dead o Paul Weller (estos cuatro nombres se fijaron en la misma, en la primeriza «Early morning rain«) se han acordado de sus canciones.

 

Un histórico de la música canadiense. Todo un «setentón». Y, si, antes de que os lo preguntéis, frustración habemus. Con la cantidad de conciertos que habré visto de todos los colores musicales en estas casi cuatro décadas, y a Gordon Lightfoot… nada. Hace un tiempo, años, décadas, parece que pasaba por Paris y es cuando más a mano o cercano estuvo. ¿Hacemos un bote con las reuniones del cocido y le traemos, aunque sólo sea en plan desenchufado? Con su guitarra y voz valdría…

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Aniversarios (Efe Eme)

4 de abril de 2009

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Desde hace poco más de un mes vivo una época de aniversarios y celebraciones. Un re-encuentro con viejos amigos y compañeros de fatigas de la década de los 70 (y posteriores).

 

Los 30 años en antena del “Flor de Pasión” de Juan de Pablos fueron el pistoletazo de salida. Aunque el programa comenzó su andadura en la desaparecida Radio El País su aniversario coincide con los 30 años de Radio 3, donde ahora se emite su programa cada tarde a partir de las siete. Pero su andadura en los medios musicales es incluso anterior, como la de Julio Ruiz cuyo “Disco Grande” (también en R3, a partir de las nueve de la noche) cumplía 38 años la semana pasada. Tanto Juan como Julio (y quien escribe estas líneas) comenzaron sus aventuras radiofónicas en la 99.5, la desaparecida FM de Radio Popular de Madrid (semillero de lo que luego fue Onda 2 y parte de cuyo plantel formó parte de Radio 3).

 

Precisamente uno de los programas en la Popu de Juan de Pablos, “Ozono”, junto a Juan Romero y Chema Martínez, fue el nombre de la revista que lanzamos a los quioscos ese grupo de entusiastas de la música. Dábamos nuestros primeros pasos empresariales, bajo la dirección de Álvaro Feito (el único de nosotros que reunía los requisitos legales para encabezar semejante aventura).

 

Álvaro al igual que Julio (y otros como Antonio Gómez) se había iniciado en la revista “Discóbolo” (la “Caravana” de Ángel Álvarez también sirvió de punto de encuentro para quienes gustaban de “otras músicas” que no fuesen las horteradas del momento).

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Los 38 años de “Disco Grande” coinciden con los 38 de la primera 99.5, la de Alfonso Eduardo (otro pionero) y Rafa García Loza. Que un año después daría lugar a “la nuestra”, bajo el liderazgo de Gonzalo García Pelayo y José María Goñi. Y para celebrarlo nos reunimos –por segunda vez tras una primera y espontánea cita decembrina- alrededor de un cocido. Para contarnos batallitas. Y comentar la jugada (el estado actual de los medios, la música, el panorama en general). Han pasado los años, hemos perdido pelo y salud, ganado escepticismo en algunos casos o mantenido la ilusión y la pasión por la profesión en otros. Pero modestia aparte sólo puedo admirar lo que este grupo (más los ausentes) logramos en su momento. Nadábamos contracorriente en la España de los últimos años de la dictadura, pero cambiamos gustos, creamos tendencias, despertamos apetitos musicales desconocidos. En resumidas cuentas, desde Madrid, ayudamos al despertar de muchos. El desembarco posterior en Radio Nacional (el “Para Vosotros Jóvenes” de Carlos Tena y Radio 3 a partir del 1 de julio de 1979) ampliaron las perspectivas a nivel nacional. Algo que ya forma parte de la memoria colectiva, no sólo de la nuestra. Y no es nostalgia. Tampoco historias de abuelos.

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El pasado 2 de abril me acerqué a Prado del Rey para darle un abrazo en directo a José Miguel López por sus 7.000 programas de “Discópolis”. Fui con la cámara (y junté a los dos Julio Ruiz de la música para una foto, Julio Vinilo y Julio Ruiz Llorente de “Disco Grande”).

 jr-jr

Casualmente el día antes había cumplido 32 años de relación laboral con RNE. “Discópolis” llegó después de 10 años en otros programas de Radio 3 como “Perfil del Ruedo”, “Los directos de Radio 3”, “Disidentres”, “Ruta-3”, u otros en Radio 1 y Radio Exterior de España.
chin-chin

Unos días antes José Miguel escribía en el blog:

 

[…] Tengo que agradecer nuevamente a Rodri y a Fernando Argenta que en su momento un lunes 5 de abril de 1987 a las cinco en punto de la tarde tuvieran a bien apoyar este proyecto. Recuerdo muy bien que Fernando me dijo: “ya está bien de ir a la contra con ese Disiden-3 que haces ahora los fines de semana” (se emitió entre 1985 y 1986 los sábados y domingos de 21 a 24 horas). Y siguió: “prepara algo que sea positivo, con esas músicas africanas que tanto te gustan…pero no olvides lo celta ¿eh?”. Desde entonces han pasado 22 años, tres meses y dos días. Los cambios horarios son de record Guinness, pero contra lo previsto ha facilitado que la audiencia haya sido variadísima. El día uno de abril además hago otro cumpleaños: 32 años de contrato fijo en RNE. […]


José Miguel López ingresó en RNE cuando Radio 3 no existía y compartió su primer destino en REE junto a Fernando Delgado, Pedro Piqueras, Consuelo León, Pilar García Padilla, Beatriz Pecker, Ana Martínez o Sabas Martín. Al convertirse Radio 3 en octubre de 1981 en emisora con 24 horas de programación  se sumó al proyecto.

 

Se cruzan los caminos y en este caso confluyeron en Radio 3. Otro día habrá que rendir homenaje a la Radio Vida sevillana de Alfonso Eduardo (cuyo traslado a Madrid fue crucial). Y al Disco Expres y su “mudanza” de Pamplona a Barcelona… y por supuesto a la siempre pujante escena layetana…

 

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¿Y que hubiera pasado si…? (por Julio R. Llorente)

12 de marzo de 2009

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 Foto de Jorge Landin/Marca

Parece que estoy condenado a que todas las entradas en este blog para hablar del futbol y del peregrinar del Atleti por la Champions (que, lamentablemente, ya ha concluido) se abran con una pregunta.

 

La de hoy es ésa de líneas arribas porque ¿qué hubiera pasado si los nuestros hubieran salido de cara buscando la eliminatoria, como debería haber sido, a la vista del mal resultado de la ida? Era el Oporto el que pasaba con el 2-2; no, los que hoy iban de azul oscuro. Y por eso de nuevo me pregunto -véase comentarios anteriores- quién estaba en el banquillo. ¿El agresivo Abel que maravilló con sus planteamientos ante Barça y Madrid o el poseído por el espíritu de Aguirre?

 

No hay duda de que los del Calderón empezaron a perder la eliminatoria -ya es una triste gracia que se despidan sin haber perdido ni un solo partido de los ocho jugados hasta la estación término en tierras portuguesas- desde el vestuario. Primera noticia. Y… mala. No juega Forlán. ¿Le pasa algo? ¿Está exhausto por la utilización de gasolina, hasta la reserva, en las últimas fechas, dándolo todo y más? No. Nada de eso. El entrenador toledano quería amarrar de medio campo hacia el ataque el potencial que ofrecieron los Meireles, Lisandro, Hulk o Cebolla en la ida para que, tras el previsible desgaste, asestar el golpe de gracia. Fenomenal… si hubiera salido. Pero fue al revés. Y que conste que, desde el primer minuto, siempre me dio la impresión que se estaba tirando el tiempo a la búsqueda, al menos, de ese gol necesario. Porque, efectivamente, todo aconteció en dirección contraria. Cuando el partido se liberó de ataduras, el que tuvo cerca el gol dos, tres, cuatro veces, fue el Oporto. Pero allí estaba Leo Franco para atajar algún balón, como un par de ellos a bocajarro, de los que su destino es la red.

 

 

Y es que, en positivo, apenas se puede destacar la labor del meta y de la defensa, capitaneada por Pablo, de nuevo, impecable. De ahí para adelante, donde el Atleti, a la vista de sus últimas actuaciones, hacía pupa… nada. Agüero siempre tuvo tres policías, Forlán no se metió en el partido nunca -a saber si, cuando le reclamaron, salió desmotivado- y apenas hay que destacar algunas acciones aisladas de Simao.

 

No tengo dudas de que este Oporto va a caer a la próxima porque se dibuja como el más flojo de los que han pasado a cuartos. Ahora al Atleti le queda la Liga y empezar a remontar -ahora está lejos de un puesto que le dé acceso a jugar la competición de la que se acaba de ir con tristeza- posiciones, empezando por echarle el lazo al Villarreal este domingo.

 

Un último apunte. Metiéndome donde no me llaman, tras lo de ayer en Anfield, Juande ya sabe que su bono-bus de circulación en área blanca caduca el 30 de junio. Me temo que Abel, tras lo de hoy, con ese planteamiento timorato y medroso, cuando había que salir a por el partido y la eliminatoria, desde el primer minuto, ídem de ídem.

 

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¿Quién dijo miedo? (por Julio R. Llorente)

11 de marzo de 2009

simao

A veces hay que decir donde dije digo…digo Diego… Y ésta es una de ellas. Hace un par de semanas, con motivo de la croniquilla desesperanzada tras el empate a dos de la ida de esta ronda de Champions, me preguntaba (otro título con interrogantes) si había cambiado algo en referencia a que el inquilino del banquillo ya no era Aguirre y sí Abel. E incluso mostraba mi desesperanza porque en esas seis llegadas en cuesta que mandaba el calendario las dos primeras (Sevilla y Copa de Europa, octavos, ida) se habían saldado con desaliento.

 

Y es que desde que no les cuento mis impresiones a los lectores de El Mundano han pasado dos partidos en los que el Atleti, efectivamente, ha demostrado ser otro. Las citas con Barcelona y Real Madrid no han hecho sino cambiar el gesto adusto del aficionado por el más sonriente. Ante los azulgrana se ganó 4-3 y después de un 0-2 que olía a definitivo para la suerte final y ante el vecino ese 1-1 si llega a ser un 1-4 a nadie le extraña. Parece que los rojiblancos han recuperado aquella alegría goleadora de una parte de la «era-Aguirre» en que se acudía al cuerpo a cuerpo y no importaba fajarse en el intercambio de golpes, porque se sabía que la pegada de los del Manzanares era tan demoledora que, como poco, habría un guantazo de más en su haber.

 

Por eso entono el ¿quién dijo miedo? en las horas previas a comparecer en Das Antas. Este partido me huele a chaparrón de goles. Y no olvidemos que nos vale a partir del 2-2 cualquier empate. Forlán está fino y más goleador que nunca y lo del Kun y su ofuscación ante los tres palos debió ser cosa de una mala tarde-noche en la Castellana. Además, Simao, el ex benfiquista, estará con ganas porque vuelve con otra camiseta al feudo de un rival de otrora en la liga portuguesa,  y me queda la duda de si será el Maxi acertado y entonado el que toque ver, porque el currante-trabajador siempre lo es. El medio campo está en buenas manos con Assunçao -no creo que le pueda el factor ambiente por la forma en que dejó de vestir de blanquiazul- y Raúl García, si es que no juega Camacho, que no se arrugó en su retorno a la titularidad. Y la defensa me vale con que repita la exhibición del Bernabéu con Pablo, de líder, comandando.

 

Que el Oporto es más «europeo» que nosotros, ahora, sí. Indudable. Todavía el Atleti necesitará años para recuperar su pedigrí europeo. Pero me parece que algún que otro video reciente escrutado por los responsables de los lusos hace que lleven unos días sin dormir tranquilos. Sólo han transcurrido 15 días, pero este Atleti no es el de la igualada de la ida en donde todos coincidían en el partidazo de quienes hoy ejercen de locales que, dicho sea de paso, parece que es oficio que se les suele atragantar. Mira: otro dato más. Y en positivo.

 

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Fotos de AS (Simao) y Marca (Simao y Abel)

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Pero… ¿ha cambiado algo? (por Julio R. Llorente)

25 de febrero de 2009

abel

Foto de Marca

Una pregunta. Un interrogante. Una continuación a lo que comentábamos ayer. ¿Sigue Aguirre en el banquillo? ¿Tanto va a costarles a los jugadores asimilar esos nuevos métodos que predicaba Abel a su llegada? ¿Es justo tirar a la basura tantas toneladas de ilusión de la afición rojiblanca que volvía al Calderón a disfrutar en el torneo-rey del fútbol de clubes?

 

Empieza el partido. Jugada trenzada. La única. Maxi entra al remate en un balón que pelea Agüero y gol. Ahí se acabó el Atleti, porque el Oporto empezó a mandar de manera insultante y apenas un fuera de juego clamoroso y un gol anulado impidió que empatara antes. No importó. Lo hizo un poco más tarde. Porque era lo lógico.

 

Achuchaba y llevaba las riendas del encuentro como si estuviera en su casa. Una jugada desgraciada llevó el 1-1. Lo temido. Un gol en la puerta de Leo Franco. Lo que no se quería de ninguna de las maneras. Hasta en las vísperas -esto sí que no lo entiendo- se decía que un 0-0 era bueno. Y cuando se pensaba que así nos íbamos al descanso, el bonachón meta luso -alguien que conoce el paño de la liga portuguesa porque trabaja allí ahora dirigiendo al Benfica como Quique Flores había dicho que había que tirarle para probarle- quiso hacer un regalo al disparo facilón que le mandó Forlán en una jugada individual. El 2-1 era un premio excesivo. Pero a caballo regalado…

 

Sería que Abel pensaba que era un resultado que valía para afrontar la vuelta. No se explicaba si no que mandara al banco a Agüero apenas diez minutos después del intermedio. Que no estaba muy fino el Kun, cierto es, y que el árbitro inglés le pitaba falta a cada disputa aérea de balón, también, pero ¿no era temerario prescindir de quien podía inventarse alguna jugada y llevar algún gol más al casillero rojiblanco? Lo fue. Una jugada fulgurante y de poderío por banda izquierda acabó con la segunda diana de Lisandro. Total, 2-2. «Anda, saca otra vez a Agüero para que arregle esto» decía uno de los míos antes de abandonar el estadio muchos minutos antes del fin.

 

Y eso que Leo Franco estuvo inspirado en tres ocasiones y que Pablo suturó un montón de agujeros que dejaron sus compañeros de defensa, en especial Seitaridis -¿no hay ningún defensa canterano mejor que el griego o no se puede probar a Heitinga en el costado? y Ujfalusi -¿cómo un jugador de tamaña envergadura se ha visto superado una y otra vez por los dos puntas lusos?- porque, si no, ahora estaríamos hablando de eliminatoria finiquitada.

 

Eso es lo único positivo después de este primer asalto de octavos de Champions. El Atleti aún puede hacer la gracia en la vuelta, aunque ahora, dos horas después de abandonar el estadio, parezca casi una misión imposible, porque este equipo sigue igual de roto y partido en dos. Hablábamos ayer de las seis llegadas en cuesta que regala el calendario. Han pasado dos cuestas muy pronunciadas y los rojiblancos van pedaleando con cara tirando a desencajada. Cuando en dos semanas hagan el cómodo viaje al país vecino habrán pasado las estribaciones del Barça y el Madrid. O recuperan el resuello o… se despeñan. 

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Seis llegadas en cuesta (por Julio R. Llorente)

24 de febrero de 2009

kun

Foto de AS

Los comentaristas deportivos han acuñado, a la vista del calendario liguero de este año, el término de «jornadas alpinas» o así, cuando a los equipos les toca enfrentarse seguidamente y por este orden a Sevilla, Barça, Madrid y Villarreal.

 

Y en ésas está mi Atleti en estos momentos. Pleno tiempo de «etapas reinas» con el añadido además de que hay dos partidos que son una eliminatoria equivalentes a dos ascensiones -la Champions– fuera del torneo doméstico.

 

Hoy vuelve a ser día grande en el Calderón (si, lo sé, soy muy pesado, pero Platini me sustrajo un partido de mi bono europeo). Vuelve el torneo que sólo disputan los grandes equipos. Y ahí están los de rojiblanco intentando meterse entre los ocho mejores de Europa.

 

Para lograr su objetivo tienen que superar a un Oporto que, por mucho que sea líder en Portugal y tenga vitola de saber lo que es, en un pasado histórico, con «nuestro» Futre galopando vestido de blanquiazul, agarrar la copa con orejas, no le debe dar miedo a ese Atleti que pasó sin apuros la fase de grupos sin conocer la derrota y que podría haber sido primero igual que fue segundo (recordemos que ese temido Liverpool que viene el miércoles al Bernabeu no fue capaz de ganarnos ni allí ni aquí e incluso tenía que haber perdido, como poco, en Anfield).

 

Algunas cosas han cambiado desde mi última entrada en El Mundano para cuestiones futboleras. Ya no está Aguirre en el banco del sufrimiento y sí Abel, uno de los guardametas históricos de la entidad del Manzanares.

 

¿Cambios? Como no sea el de la españolización de las alineaciones –Pablo se merecía volver a ser titular- y que se defiende más arriba, pocos. El balance del nuevo entrenador no produce ni entusiasmo ni pesimismo. Tres partidos y una victoria, un empate y una derrota. Si a uno le dicen que el partido liguero del otro día en Sevilla -los hispalenses nos volvieron a ganar como en la ida sin merecerlo- fue a las órdenes del mexicano… cuela. Jugamos a amarrar y salió el Kun -¿digo yo que no querría haber estado desde el minuto 1 y meter un golito y dedicárselo a su vástago?- más tarde de lo debido.

 

A él nos confiamos así como a Forlán para que vuelva la dinamita imparable de los de arriba. Y si Maxi huele el gol y Simao desborda como en sus días inspirados, hasta no sería descartable que -no, no, no me pasa nada, estoy en mis cabales- que resolviéramos aquí. ¿Por qué no un 2-0 ó 3-0? Hay quien dice que, por la categoría de la competición, los jugadores del Atleti tienen un plus de motivación.

 

Que ocurriera lo contrario, un mal resultado, sería empinar más la cuesta de esas seis llegadas en alto. Porque si se corona con triunfo la etapa del martes, seguro que lo que venga después se va a atacar de otra forma, con otro talante, como si fuera todo pira placidez y llanura.

 

PD.- Y un buen resultado ante el Oporto traería como consecuencia inmediata que se plantase cara al Barça con ganas de vengar el paseo que se dieron en la Copa. Y, no, en aras de la siempre bien entendida rivalidad, no me importaría que los vecinos de blanco se acercasen. Lo primero, nuestros intereses. Que quede claro.

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El ritmo de la botella (por Julio R. Llorente)

10 de diciembre de 2008

foto                                            Foto Marca

… Y se acabó la odisea de Marsella. El viaje tan temido. La bajada a los infiernos. El partido más vigilado, más protegido. Y al final queda un pelín de ruido y muy pocas nueces. Además, eso sí, del resplandor en rojo de las bengalas que encendieron los aficionados del Olympique (no pasará nada ni les reprenderán, seguro) porque cumplían su objetivo de ser terceros de grupo, que les da el pasaporte para seguir en Europa cogiendo la vía de la competición de la UEFA.

 

Acababa la transmisión y los comentarios de las jugadas en «Tablero deportivo» y me quedaba con sensación de derrota. No habíamos pasado del empate a cero y los de Benítez le habían endosado un 1-3 al PSV. Toda la fase de grupo como líderes y en el último partido nos descabalgaban de esa situación de privilegio. Pero ¿hicimos lo posible por ganar y ser primeros o… daba igual? Me pega que lo segundo. Porque en este Atleti de hoy puedes cambiar, sí, hasta siete jugadores porque dan igual sus prestaciones pero no se debe tocar a esos tres puñales que a la vez son el toque de distinción (a saber: Simao, Agüero y Forlán). Si ya de entrada, uno (el portugués) se queda en Madrid y otro (el uruguayo) en el banquillo y sabes que el que sale de titular (el argentino) no va a jugar todo el partido ya estamos siendo conformistas. Total: botella medio vacía y enfado. Pasamos segundos y nos tocará abrir la ronda de octavos en casa.

 

Pero… una vez que se acaba la jornada del todo (mejor dicho, la media jornada, que mañana sigue) empiezo a ver la botella medio llena porque compruebo que en los otros dos grupos (el del Barça nos da igual) han quedado primeros Roma y Panathinaikos que me producen menos sudores que los segundos (Chelsea e Inter con los que no nos podemos emparejar).

 

A ver qué pasa mañana con Madrid y Villarreal. Porque si ambos fueran primeros (que aún puede ser) se vería más cercana la opción de que en la ronda que viene nos toque un rival asequible. ¿Por qué va a haber que conformarse con lo conseguido? Quiero desplazarme al Calderón muchos martes o miércoles más.

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AFP Photo: Anne-Christine Poujoulat

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