13 de abril de 2010

37 años en RNE dan para mucho. Y por eso Juan Manuel Gozalo coincidió con algunos Mundanos: con Julio compartió profesionalmente labores deportivas; Rodri y yo le precedíamos (durante algún tiempo terminaba “Para Vosotros Jóvenes” y empezaba “Radio Gaceta de los Deportes”, en aquel entonces bajo la dirección de Joaquín Ramos). Pero hay más asuntos y anécdotas que los tres desgranamos en estos artículos que podéis leer a continuación:
Juan Manuel Gozalo (por José Manuel Rodríguez “Rodri”)
No conocí personalmente a Juan Manuel Gozalo hasta que nos juntaron en la Casa de la Radio. R.N.E., su Primer Programa, venía del Ministerio de Información y Turismo. Y con él, el Segundo y el Tercero. El Cuarto era Radio Peninsular.
Una de las primeras cosas que le dije a “José Manuel Gonzalo”, broma típica en la CASA es que era “Jim El Pecas”, cosa que le tocaba a veces las narices y otras le hacía recordar su carrera de niño-actor-prodigio y su paso por los Cuadros de Actores Radiofónicos.
“Radio Gaceta de los Deportes” era el programa deportivo señero de R.N.E. Y diario. Y, además, cuando los deportes se dejaban para la noche avanzada, el primero en todas las parrillas radiofónicas, de nueve y media a diez de la noche. También hubo, según las épocas, una Radio Gaceta en avance matinal, de siete cuarenta a ocho de la mañana. Incluso llegó a empezar a las ocho y media de la tarde.
Pero volvamos a “Jim El Pecas”. Había un estuche con sombrero, chaleco, dos revólveres, revolveras y la foto de Juan Manuel niño que era como un James Cagney con una mirada más inquietante y seductora porque, para quienes no le hubieran conocido o no lo recuerden, el Gozalo tenía los ojos de dos colores distintos.
Congeniamos rápido, se congeniaba rápido con él; sólo había que estar de acuerdo en su charla rápida e hilvanada y, a veces, larguísima. Lo mismo que te “soltaba” en un pasillo, en la máquina de café o en la redacción podía decirlo por el micrófono. Tremendamente vehemente, dueño de “su verdad”, cantando las cuarenta a quien sea: directivo, jugador, ciclista, federativo y público en general.
De su proverbial oratoria tengo un ejemplo. Para mí, el otro “deportivo” inasequible al desaliento era Joaquín Díaz Palacios, deportes en la “Penin”. Le recuerdo una tarde de domingo en TVE, donde fallaba todo y le debieron decir: ¡Habla, Joaquín! Y ahí le tuvimos en un plano medio con los brazos cruzados hablando quince minutos sin “rozar” una palabra. Pues Juanma tenía ese mismo poder. Y una “garganta de seda”, como él mismo decía cuando le hablábamos de fumar.
Yo estaba de Jefe de Programas de Radio 3. Se había creado un espacio deportivo que llevaba Ramón Trecet. Y alguien pensó que en un partido de baloncesto podía estar Gozalito en la cancha y Trecet en el estudio viéndolo por la tele y comentar algunos aspectos del juego.
Empezó el partido y, aunque en el basket hay muchos tiempos muertos, Juanma narró todo de forma tan minuciosa y trabada que Trecet no tenía ocasión de meter baza. Y Gozalo llenaba todo: hablaba de los equipos, de los entrenadores, de los “pivots”, de los aleros, del público y de las tácticas del juego. Y hasta les regañaba si lo hacían mal.
No olvidemos que además de Radio Gaceta también llevó otra larga temporada “Tablero Deportivo”, un programa que empezó en R.N.E. nada menos que en 1952. Espero escuchar en mi cabeza, interiormente, la sintonía de Radio Gaceta que empleaste en Radio Marca como un distintivo de tu forma de sentir la radio, esta misma noche cuando tenga un rato de silencio y vuelva a pensar en ti.
Desde aquel Pueblo Extra (por Julio R. Llorente)
Mediados de los sesenta. Me daban el importe exacto y allá que bajaba al quiosco de la calle Ave María o subía al de Antón Martín (si es que antes no pasaba el vendedor ambulante) para comprar el «Pueblo«. Y es que fue un buen invento del diario de la tarde eso de hacer ese suplemento que se llamaba Pueblo Extra. Esa segunda mitad contenía deportes y espectáculos.
De entonces data mi primer «encuentro» con Juan Manuel Gozalo. En las páginas de fútbol (o no necesariamente, porque era todo un todoterreno polideportivo) aparecía la firma que podía ser de J.M. G. o J. Mª. G según las iniciales correspondiesen a Juan Manuel Gozalo o José María García.
Después llega mi aterrizaje como oyente al otro lado de «Radio Gaceta de los Deportes«, programa emblema de toda la vida de RNE, con esa sintonía que es un clásico y con esa forma de hablar -quizás por su pasado de actor radiofónico-, de entonar, de subir, de bajar, en los relatos de las noticias, aunque fuera en el mismísimo sumario de la habitual ración de información del día (no, todavía, no se había «retrasado» la hora de los deportes en la radio de onda media de toda la vida).
Y como quiera que en mi otro yo empecé a llevar la camiseta de MARCA, -mediados de los 70´s- cuando salía de viaje como reportero acompañante del cronista, que podría ser el recordado Belarmo, coincidíamos como parte de la expedición de un viaje cualquiera (él, Gozalo, que ha sido enviado especial de eventos deportivos, sean Mundiales u Olimpiadas, todos los que ha podido, hasta casi batir récords) y eso significaba tres días en que tu «familia» eran los otros desplazados para cubrir información del resto de medios (prensa o emisoras o teles… que sólo había una).
Vuelve a pasar el tiempo y llego a RTVE. Y es ahí cuando sí que empiezo a ser del mismo «equipo» que Juanma e incluso, por un espacio breve de tiempo, hasta simultaneo en RNE mi labor de siempre con «Disco Grande» con colaboraciones con la redacción de Deportes. Alguna que otra vez, con el debido respeto por mi decisión, en alguna conversación posterior mantenida, me dio a entender que le habría gustado que hubiera seguido con el periodismo deportivo en vez de haberlo abandonado. Y eso que a él le gustaba la radio deportiva con música, a lo mejor no con mucha, pero sí que tuviera ese condimento.
¿Anécdotas? Muchas. Pero hoy en mi programa de Radio 3, cuando he tenido al principio mi recuerdo para Gozalo, me he acordado de un viaje a tierras polacas con aquel Athletic de Bilbao que fue campeón de Liga, el de la gabarra. Y una partida de mus encarnizada. De un lado, Vicente Miera (que acudía en función, creo recordar que de segundo entrenador de la selección nacional) y yo; al otro lado de la mesa, Javier Clemente y Juan Manuel Gozalo. Y acabamos ganando 3-2. Y es que a uno que yo me sé no se le caían los reyes de las manos. El rubio de Baracaldo se lo tomaba con calma y retranca, pero «Kubalita» Gozalo se rebelaba contra la adversidad de la diosa fortuna. Como se ha rebelado en estos últimos tiempos a que la maldita enfermedad le quitase la emoción y vibración que siente el que está enamorado de su profesión cuando se pone cada día delante del micrófono. Todo un ejemplo.
Entre Kubalita y Butanito (por Adrian Vogel)
En mi infancia dentro del ámbito de la radio deportiva primero fue Vicente Marco. Luego ya de adolescente (y juvenil) aparecieron Juan Manuel Gozalo “Kubalita” y José María García “Butanito”. El hoy recordado Juanma, al igual que Marco, comenzó en el cuadro de actores infantiles de la SER (como ya nos ha contado Rodri). Con García compartió la redacción del diario Pueblo, dirigido por aquel “maestro de periodistas”, Emilio Romero, quien se hizo celebre, entre otras citas, por la de “yo no me vendo, me alquilo”. Pero sobre todo compartieron rivalidad. En las ondas: el Butano desde la SER y Kubalita desde RNE. Además fueron impulsores/promotores y encarnizados rivales en el futbol-sala.
A través de mi padre conocí a ambos. García “el butanito” era insoportable: engreído, pagado de si mismo, encantado de haberse conocido. Mala gente (y un “sinvergüenza”). Acomplejado de su físico, lo cual debe ser el origen de su mal carácter. Recuerdo un episodio realmente desagradable, a mediados de los 70. Jugaba el Real Madrid en Munich. Una de esas eliminatorias en tierras alemanas que solían acabar en carnicería. Estábamos en el lobby del hotel después del entrenamiento matinal previo al partido de esa noche. “Chupete” Guerini se había lucido. Y manifesté mi optimismo: “Guerini va a ser el jugador del partido”. No lo fue. Y el equipo dio su habitual lamentable imagen en tierras germánicas. En el autobús de vuelta se me acercó y me recriminó mi (erróneo) pronóstico. Me increpó de forma grosera y soez. Tuvieron que frenar a mi padre.
Juan Manuel Gozalo “Kubalita” era todo lo contrario. Una bellísima persona. Atento con los más jóvenes y los principiantes. Dando su sitio a todo el mundo. Como hijo de un amigo suyo siempre tuvo todo tipo de atenciones conmigo. Como compañero de radio siempre me sorprendió el interés con el que seguía “Para Vosotros Jóvenes”. Y estábamos en las antípodas ideológicas: nosotros éramos los “rojos” de la casa y él ha sido concejal en su pueblo por el PP. Pero eso nunca fue motivo de división. Aunque la ironía flotaba en el ambiente. “Tenía razón tu padre. Hay que tener cuidado contigo y estas malas compañías”.
El domingo cuando me enteré que había fallecido (algo me temía, como buen seguidor de su programa matinal en Radio Marca) descubrí que sólo tenía 65 años. 11 más que yo. Lo cual a estas alturas del partido no es nada. Pero sí era mucha diferencia cuando yo tenia de 16 a 19 y él de 27 a 30. Y ayer pensé que a lo mejor veía en mi algún tipo de afinidad: la precocidad. No lo sé. Sólo sé que necesitamos más Kubalitas: periodistas cultos, con conocimiento y sobre todo HONRADOS.
Entrada relacionada:
Vicente Marco (por Julio R. Llorente)
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