La noche no arrancó bien en el Bernabéu. Estrenamos asientos en nuestra zona. Son peores que los anteriores. No tienen apoyabrazos (los antiguos sí). El respaldo es corto. Termina a la altura de la zona lumbar. Asientos francamente incómodos y a precio de oro. En la anterior reforma también se equivocaron con los asientos (y el césped). La historia se repite. Para colmo de males al poco de iniciarse el partido marcaba la Real Sociedad. Una diagonal de Take Kubo encuentra a Barrenetxea que aprovecha el despiste defensivo en nuestra banda derecha. Kepa salva con una notable intervención el gol que ya se cantaba. Barrenetxea recoge el rechace y Kepa vuelve a intentar impedir el gol aunque la pelota, frenada por el portero, se introduce lentamente en la meta. Kepa consiguió atraparla mas ya había traspasado la línea de gol. Cuestión de centímetros. Solo llevábamos cuatro minutos de juego.
El Real Madrid zozobraba ante el orden de los de Imanol Alguacil. Nos ganaban todas las segundas jugadas, llegaban antes. Nuestra defensa era de verbena. Y Take Kubo se salía. Siempre lo hace ante el Madrid (su segunda mitad ya fue otra cosa). Con 0-1 le anularon un gol. Un golazo. La metió por la escuadra desde fuera del área. La interferencia de Oyarzabal, solo en el área pequeña frente a Kepa, invalidó el tanto. Por lo visto en las repeticiones, aparte del fuera de juego, se aprecia que además desvió la trayectoria del esférico.
El Madrid estaba siendo previsible. No tenía profundidad y las escasas ocasiones se encontraron con el muro de Remiro. En la otra portería estaba Kepa salvando al Madrid de un resultado más abultado. El 0-1 al descanso era poco bagaje para el juego de la Real. Aunque el Madrid dispuso de dos clarísimas ocasiones de Joselu, repelidas por Remiro y una por el larguero, y una de Rodrygo, cada vez más fallón. De seguir en esta mala racha aventuró que perderá la titularidad. O bien cuando reaparezca Vinicius o el martes que viene en Champions…
Los males blancos duraron poco. Al minuto de reanudarse el encuentro Fede Valverde había empatado de un violentísimo disparo desde la frontal con el interior de su pie. Sacamos de centro y volví a observar como el uruguayo se encontraba detrás de Carvajal. En la primera mitad había sucedido varias veces, sobre todo cuando el lateral subía la banda y Valverde le guardaba la espalda. En esta ocasión teníamos la posesión porque era la jugada del inicio de la segunda mitad. El balón llegó a Valverde, lo adelantó a Carvajal que se lo devolvió e inició su galopada. Cruzó la pelota a la banda izquierda donde la recogió Rodrygo. Avanzó unos metros y lanzó a Fran García. El lateral izquierdo, libre de marca con Kubo mirando desde la distancia, metió un pase a la frontal por donde vio llegar a Valverde, ya ubicado en la izquierda. 1-1. El clamor del estadio fue una mezcla de alegría y alivio. El recorrido de Valverde, desde la banda derecha de nuestro campo hasta el callejón del 10 en ataque, es de quitarse el sombrero. Inicio y finalización.
A partir del empate siguieron los mejores minutos del Madrid en ataque y los mejores de la Real a la contra. Remiro y Kepa seguían destacando. Joselu a punto de cumplirse la hora de juego cabeceó a la red otro excelente pase de Fran García. Con Kubo nuevamente de espectador. Al poco Ancelotti realizó los dos primeros cambios: salieron Tchouaméni y Joselu. Me sorprendió mucho esta sustitución del delantero centro que acababa de marcar. No la entendí y sigo sin entenderla (aparte de por amarrar el resultado). Entraron Modric y Camavinga, reforzando el medio campo y buscando más control y chispa.
En los minutos finales Bellingham tuvo una doble oportunidad. La primera la salvó Remiro y en el rechace lo intentó de nuevo pero estaba en el suelo y su pierna llegó forzada para empujar la pelota.
Un partido similar al del Getafe, remontada incluida. La diferencia estriba en los rivales. Mucho mejor la Real. Tienen más fútbol, lo que hace más meritorio este triunfo. Fraguado en el primer cuarto de hora de la segunda parte.