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Belli, Vini, goli

AS

En la crónica del Real Madrid 5 Alavés 0 acuñé lo del Belli, Vini, goli. Era una forma de expresar el impacto de esta pareja de cracks en el equipo, parafraseando a Julio César. Esta mañana la portada de AS venía a decir lo mismo. Y aportaban el dato definitivo: «Bellingham y Vinicius han marcado o asistido en el 50% de los goles del equipo blanco esta temporada».

En fútbol goles son amores y estos dos excelentes jugadores nos hacen felices. Por edad, 20 años el inglés y 23 el brasileño, podríamos hablar de un futuro esplendoroso. El caso es que el presente ya lo está siendo. Y otra cosa: la puntería de los antimadridistas no falla. Cada vez que apuntan a alguno de los nuestros los encumbran. Saben dirigir sus tiros hacia quienes olfatean que van a hacerles daño. Mucho daño.

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Tiempos felices en el Bernabéu

Once titular

En el Bernabéu se viven tiempos felices. El madridismo vive un momento esplendido, a punto de otro doblete de Liga y Champions (como hace dos temporadas, también con Ancelotti en el banquillo). Anoche, en un partido previsto para las 21:30, disfrutamos de un vendaval de goles de un equipo relajado, sin presión, en plena mini pretemporada de cara a la final europea. La felicidad rebosa por los cuatro costados. Igual que la confianza de todos los jugadores. La fortaleza mental y física del equipo es insuperable. Es complicado destacar a algún jugador en concreto. Vinicius, desbordante en estos últimos meses, marcó dos goles (uno fue un golazo). Bellingham, marcó uno (golazo, el del 1-0 en el min. 9, a pase cruzado de Kroos), filtró el pase a Camavinga que originó el 2-0 de Vini (min. 26), dio el pase del golazo de Fede Valverde (3-0, min. 45), también filtró el pase del 4-0 del golazo de Vini (min. 69). Kroos volvió a lucirse con otra clase magistral. Camavinga, omnipresente, con dos internadas espectaculares. La primera fue la del pase del 2-0 de Vini. La segunda no fue gol porque salió trastabillado del último regate y el portero aprovechó para adelantarse y achicar. Y por supuesto Courtois, puesto a prueba por el Alavés a pesar del 5-0 encajado. Sobre todo por Hagi (hijo). El mejor de los suyos lo intentó de todas las formas. Desde sacar de banda y meter el balón en el área. Ahí se creo la primera ocasión visitante, al poco de arrancar el partido. Resolvió bien abajo Courtois en un alarde de reflejos pegado al palo. Posteriormente Hagi probó con disparos lejanos. En el primero el belga voló hacia la escuadra y despejó. En el tercero paró abajo pegado al poste. Lo escuché en la SER muy orgulloso de esta parada.

Courtois

Y qué decir de Arda Güler. Salió en el 61 y en el 80 marcó el 5-0.

De todas formas y dicho todo lo anterior hay que destacar de nuevo la sociedad que forman Bellingham y Vinicius. Nos está proporcionando muchas alegrías. Se podría hablar de Belli, Vini, goli... Al inglés lo vimos anoche soberbio de centrocampista. Que en realidad era su posición en el Borussia. El jugador que nos ha deslumbrado hasta ahora es un invento (acertadísimo) de Ancelotti. No es descartable que sea el sustituto natural de Kroos.

El partido tuvo unos prolegómenos emocionantes. La salida del equipo con un doble pasillo. Primero unos niños con el uniforme del Madrid y luego el que formaron los jugadores del Alavés. El centro del campo estaba rodeado por las 36 Ligas con el año de cada una de ellas. A continuación hubo un minuto de silencio por el fallecimiento de Menotti y las víctimas de las inundaciones del sur de Brasil.

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No se pierdan el video del resumen del partido.

El único aspecto negativo de la noche fue el aspecto del césped del estadio. Cada vez está peor. Los eventos pasan factura.

Quedan dos partidos de Liga. Despejarán dudas sobre la alineación de Londres. Creo que la duda de la portería se resolvió anoche: jugará Courtois. Queda por ver qué pasa con Nacho y Militao. De momento va ganando Nacho. Y añado una de mi propia cosecha: Rodrygo o Brahim. Ancelotti apuesta por el brasileño. Yo no. Y donde hay patrón, no manda marinero. Háblame del mar, marinero…

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Camino del paraíso gracias a un delantero centro

Joselu

El Real Madrid está camino del paraíso gracias un delantero centro. En Londres disputará su 18ª final, que se dice pronto. El 2-1 al Bayern Múnich, con remontada incluida, resultó ser un partido épico como preveía en la previa. Jugado de poder a poder, a un ritmo altísimo los primeros 20 minutos y con un claro dominador, el Madrid. Los bávaros, un equipazo, se encontraron enfrente al mejor Vinicius. Al igual que en el partido de la ida volvió a ser elegido el mejor jugador del partido.

Vinicius

Vuelvo al tema del 9. Teniendo a Vini, descomunal en estos partidos de semifinales, es un desperdicio jugar sin delantero centro.

El partido se inició con el Bayern sacando. Y desde ese instante apareció Vinicius. Robó el balón y se fue por la banda creando el primer peligro blanco. Al minuto volvió a crear el caos en la defensa rival. Había salido al campo dispuesto a ganar el Balón de Oro en este partido. Supongo que súper motivado por la eliminación del PSG de Mbappé. A Kimmich le amargó la noche. De Ligt, el central que reapareció anoche, salía al paso una vez superado el lateral o cuando este no bajaba de su incorporación al ataque. Funcionó en la primera mitad. Mas De Ligt en la segunda mitad ya se vio desbordado también.

Vini estrelló un balón en el palo desde el costado derecho del área pequeña. El rechace lo recogió Rodrygo pero su remate fue al muñeco y Neuer rechazó y se hizo con la pelota. Vini posteriormente regaló un gol a Rodrygo, cuyo remate se fue rozando el poste. Varias de sus internadas no encontraron rematador (no había delantero centro). En una Rodrygo no llegó por un dedo y en otra despejó un defensa con Fede Valverde con la pierna armada. Un centro suyo colgado al área no fue rematado y tras botar se envenenó. Neuer se lució salvando un gol cantado. El portero alemán también se lució a un disparo de Vinicius en la segunda mitad, tras superar a cuatro defensores. Desvió a córner cuando se colaba a la altura del larguero. Otra jugada de Vini creó una oportunidad para Bellingham, que se entretuvo en intentar controlar en vez disparar y se vio rodeado. A este ramillete de oportunidades añadan una excelente falta lanzada por Rodrygo en la que Neuer volvió a volar salvando el gol. La pesadilla que supuso Vinicius implicó que Tuchel reforzó su banda derecha pasando al lateral izquierdo, Mazraoui, para ayudar a Kimmich y retrasó a Alphonso Davies de extremo izquierdo al lateral (el presunto fichaje del Madrid salió en el 26 por la lesión de Gnarby y jugó de extremo hasta que lo retrasaron en la segunda parte).

El Madrid remató 14 veces (ocho en la primera parte)  y el Bayern seis (dos en la primera parte). De las 14 cuatro fueron entre los tres palos y de las seis de los de Múnich cinco fueron a puerta. En este aspecto destacar la labor de Lunin, esplendido toda la noche. Su mejor parada fue en la primera mitad a un disparo tremendo desde la frontal de Kane. La vi dentro hasta que Lunin voló a la base del poste para rechazar la pelota que se fue a córner.

El golazo de Davies en el 67 fue un mazazo tal y como se estaba desarrollando el partido. Pero nadie tiró la toalla. El público enardecido rugió más aún. Vinicius seguía llevando el peso del equipo. Nacho se multiplicaba (era impresionante ver a nuestros centrales en campo contrario). Ancelotti que tenía a varios jugadores calentando en banda efectuó inmediatamente un doble cambio: en el 68 entraron Modric y Camavinga por Kroos y Tchouaméni. El partido y el marcador precisaban de otro plus de energía. Por mi parte, seguí echando en falta un delantero centro (soy un plasta, lo sé y llevo toda la temporada así). Joselu y Brahim (el otro jugador deseado por muchos) entraron en el 80 (por Rodrygo y Valverde).

Con 0-1 se anuló un gol a Nacho, aunque en realidad fue autogol. Bien anulado por empujón de Nacho a Kimmich. Le da en la cara. Y el avispado defensa se tira y se hace el muerto. Si el empujón hubiese sido corporal… Así que nos quedamos sin ese gol del empate. Que no llegó hasta el 87. Vinicius en su peor remate de la noche provoca el fallo de Neuer. La pifió el hasta entonces mejor jugador de su equipo (que el portero rival sea el mejor es un dato importante a tener en cuenta a la hora de medir el juego blanco). Y ahí estaba Joselu, un delantero centro, atento, para aprovechar el fallo y empatar el partido. Y tres minutos después el Madrid volvía hacerlo: daba la vuelta al partido. Nacho desde la frontal abre a la izquierda a Rüdiger dentro del área (ojo, son los dos centrales). El pase desde el lateral del área del alemán lo enchufa Joselu. Era el 2-1.

Si los ojos se me habían humedecido con el gol del empate ahora con el 2-1 se me empañaron las gafas. Y cuando finalizado el partido, tras ¡15 minutos de descuento! ya no pudo contener el llanto al ver a Rüdiger coger una silla y correr para buscar a Alaba…

silla

Los 15 minutos de descuento me parecieron irregulares. Primero se alargó nueve minutos. Luego dos más y finalmente otros dos. De los primeros nueve podemos discutir si debieron ser siete, ocho o nueve. De los cuatro adicionales me sobraron uno o dos. En estos minutos adicionales se produjo la jugada polémica del gol no anulado. No anulado porque el árbitro pitó fuera de juego cuando vio al juez de línea levantar la bandera. Lo normal era dejar seguir la jugada y si acaba en gol el VAR revisa si era o no fuera de juego. En el momento en que el árbitro pita la jugada se para. Se ve por ejemplo en la reacción de Lunin. Que no hace ademán de parar o despejar. Era un balón fácil. Es decir, no hay tal gol. Y me atrevo a decir, a vista de las repeticiones, que sí era fuera de juego. Por los pelos, pero fuera de juego. Tampoco me cabe duda que de haber ido a la prórroga el Madrid se habría impuesto. Ellos acusaban problemas físicos (tuvieron que hacer dos cambios por esto, uno en la primera mitad) y nosotros nuevamente habíamos marcado en los minutos finales, lo que vengo llamando la zona Pintus.

El paraíso está a un partido, el de la final de Champions. El broche de oro a una temporada brillante, con la Liga y la Supercopa ya en la mochila. Hay temporadas que son terribles para los antimadridistas…

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¡Así, así, así gana el Madrid!

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El Real Madrid está a un punto del alirón tras el 3-0 al Cádiz. Empiezo a escribir estas líneas al llegar a casa y en Gerona el Barça gana 1-2 al Girona al descanso. En el Bernabéu ya en los últimos minutos ya cantábamos el «¡Campeones, campeones!», «¡Qué bote el Bernabéu!» y el clásico «Así, así, así gana el Madrid!». La cosa fue a más con el último gol, de Joselu en el descuento (a mi se me humedecieron los ojos). Ese 3-0, obra de un jugador muy querido por la afición, desató la pasión de todos. Apenas se sacó de centro se pitó el final y los jugadores celebraron el título de Liga con las gradas, especialmente con la del fondo sur, la de la grada de animación. Nos faltaba un punto y daba igual que el partido del Barça no hubiese comenzado. Los jugadores del Cádiz también felicitaron a los blancos. Mucho, pero mucho, tendría que torcerse el asunto para que el Madrid no lograse ese punto en los cuatro partidos que le quedan por disputar. Y que además el Barça ganase todos.

Ancelotti rotó pensando en la vuelta de semifinales de Champions del miércoles. Brindó la titularidad a Courtois, que reaparecía, a Militao (que aún no esta; su punta de velocidad no es la de antes y se vio superado en dos carreras que pudieron ser sendos goles: la primera, en la primera mitad, la salvó Nacho en un cruce milagrosos y la segunda, en la segunda mitad, el milagro fue de Courtois en un mano a mano con Chris Ramos), y a Arda Güler, su primera en casa ante su público.

La hora del partido, 16:15, y el poco fútbol invitaban al sueño. Mi hermano y yo bostezábamos. El equipo sesteaba. Tan solo salimos del letargo con un par de chispazos de Brahim y de Arda. Como sería la cosa que el primer remate del Madrid fue a la media hora. Se fue fuera, a la grada. Por el poste derecho según miras a portería. El segundo fue cinco minutos después y resultó peor que el primero. Esta vez el poste elegido fue el izquierdo y el efecto fue el contrario, en vez de buscar portería se alejó. El tercero fue la primera ocasión fallada por Joselu; fallaría dos más antes de marcar (aunque el tercer fallo lo veo más como acierto del portero). El 0-0 al descanso dejaba dos obviedades: no vimos a Ledesma, el portero argentino del Cádiz; las escasas sensaciones de peligro surgieron de las botas de los jugadores visitantes.

En los primeros 10 minutos de la segunda mitad vimos más fútbol que en toda la primera mitad. Hubo unas secuencias vertiginosas que desembocaron en el golazo de Brahim (min. 50). El Madrid reclamó dos penaltis. De la mano protagonista de la segunda reclamación surgió la gran oportunidad en un falló de Militao, que tampoco pudo rectificar en carrera y Chris Ramos le robó la cartera. Courtois se agrandó en su salida y evitó un gol cantado con su pecho. La siguiente jugada fue el tanto de Brahim. Modric al primer toque buscó y encontró a Brahim en nuestra banda izquierda, en el vértice del área. El despreciado por el seleccionador De La Fuente, a pesar de jugar con ambas piernas, controló, se giró entre cuatro rivales y vio el hueco para colocarla por la escuadra contraria. Ningún defensa pudo pararlo ni obstaculizar su remate. Era el primer disparo del Madrid a portería.

El 1-0 dotó al Madrid del aplomo necesario y nos despertó. El equipo ya jugaba a otro ritmo, contagiado de la energía que aportaba Camavinga. Mientras, en la banda calentaban Bellingham (entró en el 65 por Güler, que fue de más a menos) y Vinicius (entró en el 72 por Brahim). En estos cambios, como en el de Fede Valverde por Camavinga en el 79, despedimos a los sustituidos con fuertes ovaciones así como a quienes entraron.

El 2-0, de Bellingham sucedió a los dos minutos de saltar al estropeado césped del renovado estadio. Su entrada al campo fue majestuosa. Una estampa impecable. Lejana de la dolorida que hemos visto en las últimas semanas. Su primera carrera, hacia nuestro sector en el lateral oeste, dio la impresión de estar ante un pura sangre, vencedor de los derbis más importantes. El gol, fruto de una jugada en la que también tuvo como protagonistas a Modric y a Brahim en la derecha (el croata filtró al fichaje de la selección de Marruecos) y este ya en el área vio a Bellingham. Lo del inglés es para destacar: la jugada se inicia con un robo suyo en la línea media rival y la finaliza anotando en el área chica cadista. Nos deja muy buenas sensaciones de cara al miércoles. También para el ánimo del futbolista.

Del 3-0, a la contra, destacar el carrerón de Nacho tras combinación con Vini y su generosidad al regalarle el tanto a Joselu. En el mano a mano con Ledesma se la puso al delantero que fusiló a placer.

La diferencia entre ambas partes se ve reflejada en la estadística de remates del Madrid. De los 19 en total 16 son de la segunda mitad. Y de los nueve entre los tres palos, incluidos los tres goles, todos son de los segundos 45 minutos.

Termino de escribir estas líneas y el Real Madrid está a siete minutos de su Liga número 36. El Barça pierde 4-2… ya perdieron 2-4 en la primera vuelta… Se acabó el partido de Gerona.

¡Así, así, así gana el Madrid!

Rabona

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Lección de eficacia: maquinaria pesada vs. orfebrería

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El Bayern Múnich 2 Real Madrid 2 fue una lección de eficacia entre dos estilos distintos, pero no tan diferentes. Un choque en el que la maquinaría pesada alemana se enfrentaba a la orfebrería latina manejada por el emigrante Kroos. Los ocupantes de ambos banquillos marcan el estilo de juego. Los equipos de Tuchel son martillos pilones. No te dan tregua. Los de Ancelotti poseen ese ingrediente tan italiano de esperarte agazapado, bien ordenados, y te pican como un escorpión.

Toni Kroos, alemán, es el orfebre de su equipo. O la batuta que dirige la orquesta blanca si así lo prefieren. El caso es que supo labrar los metales preciosos que son sus compañeros. Tras un inicio arrollador del Bayern, totalmente previsible, supo, junto a Tchouaméni, amainar el temporal. Al cuarto de hora el orfebre mayor del Reino de España impuso su labor con la inestimable ayuda pulmonar de Fede Valverde, quien tuvo que multiplicarse para suplir la ausencia de Bellingham (anoche muy por debajo de su nivel, en parte achacable al Bayern y también a unos obvios problemas físicos). El Madrid empezó a controlar el partido y en el 24 llegó la picadura, el 0-1 de Vinicius. Kroos, quién si no, observo que Vini marcaba el desmarque. Con su brazo derecho señala que el pase iba a ir por el exterior, para que el brasileño planificase su carrera. Y desde el círculo central, en campo del Bayern, filtra un pase prodigioso al guepardo del equipo. La combinación del pase de Kroos y la velocidad de Vinicius resulto mortal para los locales. Vini se plantó ante Neuer a quien batió con una facilidad asombrosa.

VIni Jr

En esta primera mitad me sorprendió que tanto Sané como Musiala no jugaban a pierna cambiada. Tanto Lucas Vázquez como Mendy se imponían en los duelos personales. Aunque el mayor peligro bávaro surgió de las botas de Sané, bien frenado por Lunin. En la segunda mitad intercambiaron sus posiciones y se notó. Vaya si se notó. Sane empataba en el 52 con un golazo desde la izquierda. Su obús buscó el palo corto. Solo vi que era gol cuando tembló la red. Y cuatro minutos después Kane transformaba un penalti cometido por Lucas Vázquez. Era el 2-1. El gallego hizo la de Cubarsí. Metió la gamba y derribó a Musiala. Lo mismo que le hizo el joven central azulgrana.

Comentaba Ancelotti, finalizado el partido, que sus dos goles llegaron cuando mejor estaba el Madrid. Así fue. El Madrid salió dominando y se encontró con dos escorpionazos. El mundo al revés. De un posible 0-2 (Neuer hizo la parada del partido a disparo de Kroos desde la frontal) se pasó al 1-1. El técnico italiano empezó a mover el banquillo. Primero metió a Camavinga, en el 64. Retiró a Nacho, retrasando a Tchouaméni a la defensa. Camavinga salió acelerado. Sus primeras tres intervenciones fueron falta. Y en la cuarta perdió el balón. Claramente salió sin cabeza a comerse el mundo afectado por su suplencia. 10 minutos después entraron Modric y Brahim por Bellingham y ¡Kroos! Lo de Kroos no acabo de entenderlo. El alemán se fue visiblemente enojado. En el 86, ya con 2-2, entró Joselu por Rodrygo. Precisamente el gol del empate a dos fue un penalti sobre Rodry. Lo placaron tras una buena combinación con Vini. Transformó Vinicius con habilidad en el 82.

Del árbitro tan solo decir que estaba claro que no era español. Pito los penaltis que fueron y no pitó ninguno que no fue. Esto que debería ser lo normal desafortunadamente no lo es en nuestra Liga. Tampoco interrumpió el ritmo del partido ni buscó protagonismo. Estuvo a la altura de un gran partido.

No las tengo todas conmigo de cara al partido del Bernabéu. El Madrid en estas eliminatorias de Champions está jugando mejor fuera que en casa. Así sucedió contra el Leipzig y el City. En casa pudimos perder ambos partidos y acabamos empatando. Por otra parte tenemos una estadística atroz respecto a Tuchel: de nueve partidos contra equipos suyos solo hemos ganado uno. Como afirmó Ancelotti «han mostrado la mejor versión y nosotros creo que no, pero tenemos tiempo de mostrarla el próximo miércoles».

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Otra noche ruin para los antimadridistas

Lunin

En otra noche ruin para los antimadridistas el Real Madrid se clasifica para las semifinales de esta Champions, eliminando a los penaltis al actual campeón, el Manchester City. En las dos últimas temporadas el vencedor de esta confrontación ganó el título. Esperemos que se mantenga la tendencia.

«A ver si el Madrid va a ser el único que pasa de los tres» dije por lo bajini a unos pocos colegas y a varios antimadridistas. Con la boca pequeña para no gafarlo. Para gafar ya están los antimadridistas, los terraplanistas del fútbol, que nos dieron por eliminados desde el día del sorteo. Bastantes dijeron que nos iban a masacrar. Incluso pronosticaron que Barça o Atlético de Madrid serían el representante español en la final de Londres. Terraplanistas de pleno derecho.

Ancelotti no jugó con la alineación y puso a los once que debía. Guardiola sorprendió dejando a Stones en el banquillo (asumo que algún problema habría). Volvió a contar con Grealish y Foden arriba por las bandas. Y con De Bruyne y Bernardo Silva de interiores, intercambiándose de lado. Lo cual creaba situaciones de superioridad que solventaron Kroos en nuestra banda izquierda y Fede Valverde en la otra, apoyando a Mendy y Carvajal respectivamente.

Los primeros 10 minutos fueron de verlas venir. Ambos equipos se respetaban. En momentos vimos a jugadores caminando con el balón en los pies, oteando el horizonte. Todo cambió con el gol de Rodrygo a los 12 minutos. Era el primer remate del encuentro (anteriormente Lunin, nuestro mejor jugador, interceptó en el área pequeña un pase envenenado de De Bruyne, el mejor del campo -sustituido en la prórroga). Carvajal lanza en largo un balón al cielo. Bellingham lo baja. El control del inglés es prodigioso y se la pasa a Fede Valverde (inmenso su esfuerzo anoche). Don Federico la filtra a Vinicius dentro del área, escorado a la derecha (Rodry volvió a jugar por la izquierda). El brasileño avanza en el área y ve a Rodrygo entrando por la otra banda. Se la pone. Rodry remata a pesar de la oposición de Walker. Ederson rechaza como puede (¿o el balón rebota en él?). Rodry recoge el rechace y marca. A partir de aquí el partido tomó un rumbo italianizante por parte del Madrid. El equipo se retrasó por voluntad propia y por el empuje del City.

El Madrid defendía cerrando espacios y el City asediaba. Emergen dos figuras, una por equipo: De Bruyne y Lunin. El belga hizo de todo; suyo fue el gol del empate en el 76, lanzó los córners desde ambas esquinas (15 antes de la prórroga) y pudo marcar dos de los llamados goles olímpicos (salvados por Lunin), todos los pases peligrosos surgieron de sus botas, junto a Rodri condujo el enorme caudal ofensivo de su equipo. La labor defensiva del Madrid fue impecable (salvo en una acción) y cuando nos vimos superados surgía Lunin o el larguero (en un cabezazo de Haaland que sigue sin marcarnos). Sin olvidar los dos penaltis atajados en los lanzamientos que decidieron la eliminatoria. El primero le fue a las manos (no se movió) y el segundo lo paró abajo. Del Madrid solo falló Modric (el primero que lanzamos; luego marcamos los cuatro siguientes).

El asedio del City presagiaba un gol. Los remates a puerta no fueron tantos, pero tenían olor a gol forzando a Lunin (más un larguero). 21 disparos se les fueron fuera. La magnitud del acoso se entiende fácilmente cuando veías a sus centrales adelantados en nuestro medio campo.

El gol del empate tuvo su origen en el único fallo de nuestra defensa: un mal despeje de Rüdiger. Luego pudo redimirse en la prórroga, estuvo a punto de hacer el 1-2, y lo logró anotando el penalti decisivo que certificaba el pase.

Lexatin

La prórroga y la tanda de penaltis son siempre cardiacos. El Madrid afrontó los lanzamientos con Lunin (portero suplente), Modric (hoy en día suplente), Lucas Vázquez (defensa suplente), Bellingham, Nacho (defensa suplente) y Rüdiger (ahora central titular por las lesiones de Alaba y Militao). Tres de los cinco lanzadores eran defensas. ¡Tiene mucho mérito!

Los daños colaterales (lesiones, cansancio, golpes, etc.) los comprobaremos el domingo contra el Barça. De momento disfrutemos de este nuevo pase a semifinales.

P.D.: el San Lunin me lo mandó Mónica Marín y la foto del Lexatin es de Paco Martín.

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Había que ganar en Mallorca y se ganó

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Ancelotti afrontaba variantes en el once contra el Mallorca teniendo en cuenta la vuelta del miércoles en Manchester. Eso garantizaba la presencia de Tchouaméni (sancionado para el partido de Champions) y finalmente decidió dar descanso a Carvajal, Kroos, Camavinga, Rodrygo y Vinicius. Nacho volvió a formar pareja con Rüdiger en el centro de la defensa y arriba tuvimos a Joselu y Brahim (por la izquierda).

El Real Madrid salió al trote. Los de Aguirre a base de faltas (nueve en la primera mitad y una amarilla a Raíllo al cuarto de hora), intentaban cortar el ritmo de juego blanco, que por otra parte era inexistente. Por la parsimonia de los nuestros y el desacierto en los pases decisivos. Bellingham intentó filtrar dos pases intencionados, cortados ambos por la defensa local. Lo mismo sucedió con uno de Tchouaméni y a Modric no le salió ninguno. Para atrás o de lado todo bien. Mas no había profundidad. Cómo sería la cosa que mediada la primera parte no se había producido ningún remate. Lo más cerca del área que vimos fue un saque de esquina del Mallorca. A esas alturas del partido la posesión era del 33% para el Mallorca y el 66% para el Madrid. ¿Para qué tanta posesión? No habíamos rematado ni forzado ningún córner. Tan solo una internada de Brahim, que pecó de individualismo y acabó siendo frenado en falta.

Todo cambió a la media hora: el Mallorca botó su segundo saque de esquina y Raíllo cabeceó abajo con mucha intención (muy buen partido del capitán bermellón tanto en defensa como en sus incorporaciones arriba; no acusó la amarilla). Era el primer remate del encuentro. Lunin con unos reflejos prodigiosos despejó con las dos manos (minutos más tarde la pifió en una salida en la que no llegó a la pelota). El Madrid despertó (momentáneamente) y respondió con un remate de Bellingham al larguero, tras una excelente conducción de Tchouaméni. Era nuestro primer remate, el segundo del partido. Antes de que el partido volviese a la aburrida rutina de la primera media hora hubo una contra local, bien frenada por Fede Valverde en un alarde de energía.

La segunda mitad arrancó sin cambios en las alineaciones. Bellingham lo intentó al minuto de juego desde el balcón del área. Rajkovic paró bien. Y al minuto el 0-1. Tchouaméni disparó desde fuera del área y se coló casi por la escuadra. Parece que rozó en algún defensa.

celebración

A este gol en el 47 siguió una ocasión de Brahim en el 54, que se fabricó el solo con la colaboración de Joselu que arrastró a uno de los centrales.

Estaba claro que con el 0-1 la estrategia del Mallorca ya no servía. Ya no podían jugar a buscar el empate y a ver si arriba tocaba la lotería. Frenar al Madrid a base de faltas era ya perder el tiempo y los perjudicaba. Aguirre reaccionaba en el 58 con un triple cambio. Y al minuto Lunin, primero, y Nacho, un minuto después, salvaron dos situaciones peligrosas. El Madrid respondió con el primer buen pase filtrado de Modric que Brahim falló incomprensiblemente ante el meta.

El Mallorca era otro y Ancelotti en el 62 también modificó el equipo: entraron Camavinga y Vinicius por Bellingham y Brahim. El resultado de 0-1 era corto y la incertidumbre alta.

La primera incursión de Vinicius por la banda izquierda y por la línea de fondo no encontró rematador. El balón se paseó en paralelo a la línea de gol. Al poco Vini lo intentó desde la frontal y el balón se fue a córner. A punto de cumplirse el 72 Vini por el centro se metió en el área causando el pánico. Atrajo a la defensa y el balón acabó en los pies de Valverde que superó a un defensa y al portero pero le sacaron la pelota cuando se colaba. Podía haber sentenciado el partido. Y dos minutos después Lunin volvía a lucirse, esta vez a disparo lejano de Darder a la escuadra.

En el 77 Aguirre retiraba a Maffeo, desbordado por Vinicius.

Carvajal entró en el 85 por Modric (despedido entre los aplausos del público). Este cambio implicó que Lucas Vázquez dejó el lateral derecho y subió a la posición de Valverde que ocupó el lugar del croata.

El último cambio fue dar entrada en el 89 a Militao (por Lucas Vázquez).

Se añadieron cuatro minutos. En el último minuto Vini pudo hacer el 0-2 tras una recuperación de Tchouaméni y el partido finalizó con la segunda pifia de Lunin, en un balón llovido del cielo que no pudo atrapar y Muriqi no supo aprovechar (probablemente el delantero hizo falta al meta pero el árbitro no se complicó la vida y señaló el final del partido).

Tres puntos muy importantes. Suma y sigue cuando queda una jornada menos (quedan siete jornadas y a falta del partido del Barça en Cádiz como mínimo mantenemos la ventaja e igual podemos aumentarla). Ahora a pensar en el City.

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¿Último partido de Champions en el Bernabéu?

El espectacular Real Madrid 3 Manchester City 3 de ayer puede haber sido el último partido de Champions en el Bernabéu esta temporada. Porque al igual que en la temporada pasada la eliminatoria se decidirá en Manchester. Nos metieron cuatro en una noche aciaga propiciada por los errores de Ancelotti con la alineación. No creo que esta vez vuelva a prescindir de Rüdiger, quien anoche volvió a anular a Halland como hace un año (y no lo puso en Manchester).

No pienso que sea el momento de incidir nuevamente en la obsesión de jugar sin delantero centro. El mister colocó a Rodrygo en la izquierda y jugó con dos falsos nueves, Vinicius y Bellingham. Las consecuencias fueron un gol de Rodrygo (el 2-1 en el 13), dos asistencias de Vini (un sensacional pase a Rodry en su gol y otra a Fede Valverde que empataba con un golazo a tres en el 78), y el peor partido de Bellingham desde que está en el Madrid. Desubicado todo el encuentro no encontró su sitio y solo dispuso de una oportunidad. De haberla materializado otro gallo hubiese cantado, para él y para el equipo. Ganabamos 2-1 y el golpe de un posible 3-1 era un mazazo para el City. Lo mismo puede decirse de dos de Rodrygo y un par de Vinicius. Pero este no es el blog de las lamentaciones…

El partido no pudo arrancar peor para el Madrid. Al minuto de juego amarilla para Tchouaméni (no jugará la vuelta). La falta la saca inteligentemente Bernardo Silva y marca el 0-1. El portugués con enorme habilidad y picardía ve que solo está Vini en la barrera y Lunin en el centro de la portería pendiente del palo largo. La cuela por el palo corto, que le regalan, aprovechando el despiste del portero y la barrera de uno. 10 minutos después empataba Camavinga (aunque figure como autogol de Rúben Dias). El medio francés, gran partido el suyo, se hace con la pelota en la línea media del rival, arranca en dirección al área y dispara antes de llegar a la frontal. El balón da en el central y se desvía descolocando al meta. Un par de minutos después se consumaba la remontada: Vini lanzaba desde nuestro campo a Rodrygo, pegado a la banda izquierda. El pase perfecto busca al compañero y la espalda de Akanji. La carrera desde la divisoria y el talento de Rodrygo hicieron el resto. El cambio de dirección en carrera es vital y el sutil toque, un caño al defensa para superar la salida del portero, fue prodigioso. El balón entró demorando en exceso, mientras temblamos ante la posibilidad de la aparición de un defensa impidiendo que cruzase la línea de gol.

14 minutos, tres goles y un partido de poder a poder. Alto ritmo. Y solo una parada, de Lunin a Halland. La precisión de los pases muy alta (ambos equipos terminaron al 90% de acierto). En este aspecto por parte madridista destacaron Kroos y Camavinga y por la de ellos Bernardo Silva. Rodri, que estuvo bien pero no muy bien, acusó la energía y presión de Camavinga y Valverde, que provocaron varias perdidas suyas. Algo inusual.

Guardiola, que no pudo contar con De Bruyne por problemas estomacales, abrió el juego con Grealish por la banda derecha y Foden por la izquierda. Grealish más activo que Foden, bien sujeto por Mendy, no pudo nunca con Carvajal. El caso es que Foden empató en el 65, porque Mendy estaba en banda con Bernardo Silva. El inglés controló, se giró y la enchufó por la escuadra. Cinco minutos después el 2-3 llegó de manera parecida pero por la otra banda. Gvardiol la enchufó. Es su primer gol con el City. Podía haber elegido otro día…

Al descanso se llegó con 2-1. En el arranque de la segunda mitad observamos que Guardiola adelantó a sus dos laterales (Akanji y Gvardiol) y a uno de los centrales, Stones, para ayudar a Rodri. Fueron los mejores momentos del City, que se reflejaron en el marcador con dos goles, y los peores del Madrid. Ancelotti agitó el árbol con cambios: Modric y Brahim en el 71 por Kroos y Rodrygo y posteriormente Joselu por Vinicius en el 85. El golazo de Don Federico fue en el 78.

El partido, que ya he calificado como espectacular, fue una gozada para los espectadores. Con sus seis goles, los vaivenes en el marcador. Entiendo que los aficionados citizens estén más contentos que los madridistas. Asumo que a ninguno de los dos entrenadores les habrá gustado encajar tres goles. Y soy confiante de cara al partido de vuelta del próximo miércoles a pesar de los antecedentes.

García Sirvent Mundo Deportivo

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Nervios en la previa del Madrid-City

AS

Ancelotti decía ayer que estaba nervioso ante el Real Madrid-Manchester City de esta noche. Mi hijo me comentó lo mismo anoche. No es para menos (aunque de momento no comparta los nervios, ya me llegarán): se enfrentan los dos últimos ganadores de la Champions. Esta eliminatoria es como si fuese una final anticipada. El que pase a semifinales se convertirá en el gran favorito de la competición.

Ambas plantillas cuentan con dos de los tres mejores entrenadores del mundo, Ancelotti y Guardiola (el tercero sería Klopp). Y encontramos varios jugadores entre los quince mejores del mundo y algunos como Rodri o Vinicius son los mejores en sus posiciones. Mientras que De Bruyne y Bellingham compiten entre ellos por ser los mejores en la suya.

La eliminatoria se puede decidir por las bajas. Esta noche en el Bernabéu el City afronta dos muy importantes en defensa, Walker y Aké. Ambos son los dos menos regateados de esta Champions. Aké lidera esta clasificación mientras Walker es el que menos faltas hace. Barrunto que Guardiola busque encerrarse, como hizo ante el Atlético de Madrid. De lo que no cabe duda es que los equipos de Guardiola cubren muy bien los espacios y siempre cuentan con jugadores veloces para las contras. En este sentido el excelente estado de forma de Foden es para preocuparse. Por otra parte las hipotéticas bajas del Madrid en Manchester podrían ser decisivas. Tenemos muchos jugadores apercibidos, a falta de una tarjeta de la suspensión. Concretamente cuatro: Tchouaméni, Camavinga, Bellingham y Vinicius. De los dos primeros igual solo uno será titular. Los otros dos son fijos en el once blanco.

Eliminatoria grande en la que la ausencia hoy del duelo Walker vs. Vinicius perjudica al espectador.

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Rodrygo decide

Rodrygo realmadridcom

Rodrygo decidió con dos golazos en el Real Madrid 2 Athletic de Bilbao 0. El primero quizás llegó demasiado pronto, en el minuto ocho. Demasiado pronto para el espectador porque el Madrid se echó atrás, a verlas venir. Si para el espectáculo este tempranero primer gol fue perjudicial resultó balsámico para el equipo. A guardar energías y evitar percances, con la cabeza puesta en el partido de Champions contra el Manchester City. Los de Ancelotti a medio gas, con baja intensidad, se bastaron para derrotar al Athletic. Casi sin despeinarse.

Los duelos entre ambos suelen ser muy buenos, tanto ahí como aquí. El de ayer fue raro. De entrada ver al Athletic de blanco era muy chocante. Nunca los he visto de blanco, al menos en el Bernabéu (empecé a ir en la 1961/1962). El Madrid estrenaba equipación, una nueva línea del patrocinador. El morado oscuro que lucieron tampoco presentaba un problema con la habitual camiseta rojiblanca. Incomprensible, al menos para mi.

Si el Madrid pensaba en el CIty los de Valverde tenían la final de Copa en mente. Otro factor que influyó en la poca intensidad del encuentro. Lo cual no privó a los bilbaínos de emplearse con excesiva dureza en varias ocasiones. Pero cuando intentaron presionar arriba lo hicieron sin la debida convicción y temerosos de las contras madridistas. Solo tuvieron una ocasión y se encontraron con el Lunin nuestro de cada día. El Madrid tampoco es que se prodigase en crear ocasiones. Hay que registrar los dos goles, un excelente remate raso de Fede Valverde excelentemente salvado por Agirrezabala, un cabezazo de Tchouaméni en un saque de esquina, botado por Kroos, que se fue fuera por muy poco y un remate al palo de Brahim. Y pare usted de contar.

Corría el minuto siete cuando Brahim desde la derecha la pone en la banda contraria. Ahí Rodrygo, en la posición de 10, controla y en diagonal se lanza al área. Conduce el balón con su derecha y nada más pisar la media luna empalma con el interior de su diestra. El balón se cuela como una exhalación, a media altura, pegado al segundo palo. La alegría desbordada de los jugadores era doble. Por la importancia de abrir la lata tan pronto, con lo que eso suponía a la hora de administrar esfuerzos, y por el autor del tanto. Era tan solo su segundo gol en Liga en este 2024. Rodry rompía su sequía de este año. Y luego marcaría otro. De hecho esta semana ha marcado tres en dos partidos (uno con su selección frente a España y los de ayer).

Con el 2-0 (min. 72) mi hermano me señaló el gran abrazo de Bellingham a Kroos. Dos de los tres protagonistas de la acción. El alemán lanza el contragolpe y se la pone al inglés. Justo cuando mi hermano y yo comentábamos que Bellingham parecía fatigado, acusando la acumulación de partidos con su selección, rompe a correr. Su elegante conducción la culmina con un milimétrico pase a Rodrygo, de extremo izquierda. El brasileño en velocidad entra en el área, caracolea y amaga desahuciando al defensa. Su remate al palo corto, a la brasileña, sorprende al portero y es el 2-0 que sentenciaba el encuentro.

El partido finalizó con el emotivo regreso de Militao al fútbol en activo. Fueron apenas un par de minutos, los suficientes para que sus compañeros montasen un rondito con él y desde las gradas rompieramos a aplaudir.

Los espectadores de mi zona echamos de menos la chispa de Vinicius (sancionado). Pone el picante a los partidos y contagia su entusiasmo a los compañeros y a la grada.

Tres puntos importantes, para seguir manteniendo la diferencia de ocho puntos sobre el segundo clasificado (Barça) y 10 sobre el tercero (Girona). Quedan 24 puntos en juego.

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