El partido Real Madrid 2 Rayo Vallecano 1 que se enfocó como desagravio a Vinicius no estuvo a la altura del agraviado. Un Madrid plano, sin chispa, sin alegría, porque no estaba la estrella de la que tanto dependemos. Solo Rodrygo puso empeño en lucir en ataque. Viendo el once quedaba la duda de quién ocuparía el lateral izquierdo. ¿Alaba o Nacho? La sorpresa fue ver ahí a Rüdiger porque Ancelotti dispuso tres marcadores con Nacho en la derecha cubriendo la espalda de Carvajal, que jugó muy adelantado en la media.
En los corrillos previos al partido los comentarios versaban sobre los sucesos de Valencia y el varapalo del Comité de Competición al VAR y a la persecución sufrida por Vinicius esta temporada. Así a bote pronto recordábamos las agresiones no sancionadas sufridas por Vini de Balliu (Rayo), Albiol y Parejo (ambos del Villarreal), Maffeo (Mallorca) en un partido en el que la cacería sobre Vini fue notoria (10 faltas). Además tenemos las agresiones de Fali (Cádiz) sobre Rodrygo -el mismo árbitro de ese partido también se tragó en otro la agresión de Ruibal del Betis sobre Camavinga, quien también sufrió una entrada salvaje de Torró del Osasuna y de Juan Iglesias del Getafe, que lo retiró lesionado del campo-. Sin olvidarnos del pisotón y rodillazo de Papu Gómez (Sevilla) sobre Fede Valverde (lo lesionó y estuvo de baja peligrando su participación en el Mundial). Ninguna roja y todas las mencionadas eran merecedoras. Concluía con mis contertulios diciendo que «nos han descarrilado de esta Liga«. No quiero decir que habríamos ganado, solo que ojalá nos hubiesen dejado competir. El campeonato habría estado más reñido.
Decía al principio que vimos a un Madrid plano. Las estadísticas no mienten: solo tres remates entre los tres palos. De 12 intentos. Y el primero que fue a puerta fue gol. El 1-0. Una astucia de Kroos y una ingenuidad del Rayo. La posesión, tras un parón por un jugador tocado, correspondía al Madrid. Kroos combinó rápidamente con Benzema. El francés se la pasó a Valverde que se la devolvió filtrando un pase que puso al nueve delante del meta rival. Benzema se escoró para quebrar al portero y anotó, cojeando. No volvimos a ver al Madrid hasta que el Raúl de Tomás empató en el 83. Cierto que hubo dos jugadas. Una en la que Rodrygo quiso repetir lo de Benzema pero resbaló o se tropezó con el césped. La otra fue de Carvajal a puerta vacía mas no pudo embocar y se le fue alta.
Si la primera mitad fue floja la segunda fue lamentable. Al trote cochinero, pases horizontales o para atrás (la primera al poco de comenzar el partido casi nos cuesta un gol en contra). El gol del empate de RdT, sorprendentemente no salió de titular, fue un desacierto coral. Fallaron todos los nuestros. Solo a partir de entonces el Madrid se puso las pilas. Rodrygo ya no estaba solo. Su golazo del 88, el de la victoria, era un premio a su constancia. A intentarlo «solo ante el peligro». No sé si a lo Gary Cooper o de manera quijotesca.
Vinicius, que va camino de convertirse en un ícono de la igualdad racial*, vio el partido desde el palco. A la vera de Florentino Pérez. Estaba renqueante de un golpe en la rodilla y su presencia ante el Sevilla este fin de semana es aún hoy una incógnita.
* De momento su impacto mundial es tan solo comparable al de los atletas estadounidenses del Black Power de los Juegos Olímpicos de México 1968.