28 de enero de 2009

Yo no espío, tu espías, él espía… El PP se ha convertido en un lugar inhóspito y peligroso. Los cuchillos en forma de dossiers vuelan por los pasillos de las plantas de la calle Genova, en la sede de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol y en la nueva ubicación del Ayuntamiento de Madrid en Cibeles. Sentados en primera fila observamos atónitos –y divertidos, para que negarlo- el formidable espectáculo que nos están ofreciendo algunos de los lideres de la derecha española. En una lucha que abarca desde la presidencia de Caja Madrid hasta la sucesión de su jefe de filas (Rajoy).
Yo no espío, pero algo sé. Porque he servido de cobaya para confirmar si había vigilancia y seguimiento. Pero ya llegaré a esta anécdota más adelante.
Tu espías se refiere a alguno de los hombres de la Presidenta de la CAM, Doña Esperanza Aguirre. Aunque según voy siguiendo la historia en El País sería mejor decir “ellos espían”. Porque el affaire se enreda y espesa y hoy descubrimos que la Consejería de Interior de Madrid posee tres equipos de vigilancia paralelos.
La defensa Popular se va quedando sin argumentos. Recuerdo ejemplos como la tontería de González Pons, culpando al Gobierno, a quien Rubalcaba puso rápidamente en su sitio, citando a Mortadelo y Filemón. O la de hace unos días donde nos contaban que había problemas más importantes y que esto del espionaje era una tontuna. Ya se ha desvanecido porque como argumento era ridículo. Independientemente que las cifras del paro, por ejemplo, sean más relevantes. ¿Pero acaso no es importante lo que sucede en el primer partido de la oposición? Con el añadido de ser su feudo electoral más importante desde hace décadas, tanto en la Comunidad como en la capital. ¿O no quieren que nos enteremos de cómo se las gasta la derecha?
En esta batalla los medios afines del PP están claramente posicionados. El frente anti Rajoy esta alineado con Aguirre. Y fabrican noticias. Investigan por su cuenta. Con Gallardón el enemigo a batir. Dos ejemplos significativos de las últimas horas. Leí ayer en El Plural que El Mundo acusaba a Mariano Rajoy de «alentar el acoso contra Aguirre» y denunciaba la existencia de una (otra) «unidad parapolicial», esta vez dependiente del alcalde. Y hace unas horas en el blog de Nacho Escolar me enteraba que Alfredo Prada demanda a Losantos. El ex Consejero de la CAM es otro de los que andan metidos en este fregado. Pero Federico una vez más se ha pasado y le acusa de haber organizado el accidente del helicóptero donde viajaban Don Mariano y Doña Espe.
Llegados a este punto un par de apuntes: la guerra de informes, escuchas, dossiers, no es nueva. En la década de los 80 del pasado siglo estaban a la orden del día. Los personajes y protagonistas eran otros (Javier de la Rosa, Mario Conde, los Albertos, la beautiful,…). Pero el entramado de intereses económicos y políticos guarda cierto paralelismo. Asimismo en el suplemento de Madrid de El País de ayer, Fernando Delgado escribía “Territorio sin ley” que arrancaba “En el invierno de 2006 se publicó un libro autobiográfico de Esperanza Aguirre en el que revelaba que Alberto Ruiz-Gallardón conocía de antemano, creo que al menos desde la noche anterior, y se lo calló, el atentado que aquellas dos figuras de la felonía política, Eduardo Tamayo y Teresa Sáez, a la sazón socialistas, iban a perpetrar contra la voluntad popular a la mañana siguiente…”. Lo cual enlaza con una sospecha que muchos olfateamos desde el principio de esta historia: puede ser la misma trama que llevó a la Aguirre a la Presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid. Y la mención al actual alcalde y por entonces Presidente saliente de la CAM me lleva al “él espía” del titular.
El “él” se refiere a Alberto Ruiz-Gallardón, desde su época al frente de la Comunidad. Y como decía al principio he sido “seguido” por un equipo de “seguridad” o de vigilancia.
Cada vez soy más anglosajón en asuntos referidos a la vida privada de los políticos. Porque sus alegrías son siempre a costa del contribuyente. Me remito a los hechos: algunos lectores y amigos de este blog saben que Don Alberto mantenía relaciones con mi vecina del quinto. Como Presidente de la CAM tenia un dispositivo de seguridad para su protección. Quienes paraban en el café de la esquina mientras él estaba de visita. Da la casualidad que ella había trabajado en una discográfica y era amiga del cantante y líder de Coz. Quien me pidió ayuda para verificar si le seguían o no cuando quedaba con mi vecina (habían trabajado juntos y ahora mismo no recuerdo si también coincidieron con uno de los colaboradores habituales de El Mundano). Cuando me lo contó me pareció que había visto demasiadas películas de espías. Pero su preocupación y nuestra estrecha relación tanto profesional como de amistad me impedía negarme. Así que establecimos un plan de salida y llegada con dos coches (el suyo y el mío). Y efectivamente primero le siguieron a él y a la vuelta a mi (dependía del coche donde estuviese ella). Seguir vigilándome estaba tirado. Pero a él le tuvieron un tiempo en el punto de mira aunque no estuviese con ella. Y claro, a costa del contribuyente. Fue entonces cuando comencé a pensar que a lo mejor los anglosajones llevaban razón: la vida privada de los servidores públicos afecta a nuestros bolsillos. Y en este caso estamos hablando de alguien que primero dejó un agujero económico en la Comunidad y luego –ahora- en la ciudad… Ella se fue de España poco antes del inicio de la campaña electoral que le llevó a la Alcaldía con mayoría absoluta.
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