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Responde el Defensor del Lector de El País

Defensor del Lector

Ayer, aparte de publicar el post «Boyero impresentable«, escribí al director de El País y al Defensor del Lector. El director no me respondió, pero sí lo hizo el Defensor. En la imagen encontraran mi misiva y su (pobre) argumentación. En Estados Unidos, país de origen de Muhammad Ali, definirían su respuesta como bullshit.

El concepto de racismo está muy poco desarrollado en España. Como se aprecia en lo que dice el Defensor, lo de Boyero y un largo etcétera (entre ellos un desafortunado comentario al post de ayer, en el que se confunde la parte por el todo y mezcla la responsabilidad de periodistas y medios con la de la gente en general). Todos ellos tienen en común el blanqueo y ninguneo del concepto de racismo. Siempre se encuentra una excusa. No hay firmeza frente a esta lacra de nuestra sociedad. Contra el racismo tolerancia cero. Porque empezamos aceptando tics racistas, mirando para otro lado y terminamos institucionalizando estás prácticas. En nuestras frases hechas hay muchos ejemplos (no voy a tener el mal gusto de reflejarlos).

Otro aspecto a tener en cuenta es la pobre justificación del error en llamar a Muhammad Ali por su antiguo nombre, Cassius Clay. ¡¡¡Se lo cambió hace 58 años!!! El error de Boyero es manifiesto. Justificarlo es similar a entender que haya gente que use la antigua bandera española, la franquista, y no la actual, la constitucional. La excusa de que otros también cometen el error de usar su antiguo nombre es pueril. E inaceptable. Por cierto: si hay muchos jóvenes que desconocen de lo que hablamos, como señala el Defensor, será porque los medios están haciendo mal su labor. Además, me atrevo a decir que los jóvenes en su mayoría no son lectores de prensa escrita. Lo cual visto lo visto no me extraña nada.

P.D.: no soy racista, incluso tengo amigos blancos…

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La herencia de Gallego-Díaz

DdL

Me envían un enlace del último artículo del Defensor del Lector de El País, Carlos Yárnoz: «Chapuceros«, publicado este pasado domingo. Desde el título, duro y autocrítico, ya podemos observar por donde van los tiros: la degradación del periódico que fue de referencia y que ha ido perdiendo el rumbo a pasos agigantados.

A lo que se refiere el artículo, recogiendo las opiniones de los lectores, es lo que denomino como la herencia de Soledad Gallego-Díaz. Ya escribí hace unos días que no cuestiono su valía como periodista, pero sí su labor de dirección que en mi opinión ha sido más que cuestionable. Este artículo, apropiadamente titulado «Chapuceros», es mucho más duro que cualquier cosa que pueda escribir yo o cualquiera. Y, si me permiten, es un plus que El País tiene sobre otros medios (que carecen del más mínimo sentido de autocrítica).

Los dos primeros párrafos son demoledores:

2 parr

Yárnoz despide con un mensaje del nuevo director, que ya lo fue antes de Antonio Caño y Soledad Gallego-Díaz. Todo un aviso para navegantes…

Moreno

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Los fallos del servicio de suscripción de El País

Portada El País

Ante la noticia de la no continuidad de Soledad Gallego-Díaz al frente de El País corrí a suscribirme. Me pareció una noticia excelente que mi bolsillo debía premiar. No discuto que fuese buena o muy buena periodista, que además no lo sé. Solo sé que como directora hizo bueno a su predecesor, Antonio Caño. Lo cual tiene tela.

También sé que bajo su mandato no he escrito tantas cartas de protesta (tanto al Defensor del Lector, todas atendidas y algunas publicadas en este blog, como a Cartas a la Directora, que nunca tuvieron respuesta, mientras que sus predecesores si atendían estas misivas). La merma en la calidad de los corresponsales durante su mandato ha sido tremenda: desde los de Turquía cuyas dotes adivinatorias resultaron ser pésimas (¡dos para meter la pata hasta el fondo!), hasta el de China que cambió el sexo a la científica top del país (y una de las más relevantes del planeta), pasando por el de Buenos Aires que elogiaba desde ahí a Trump (atribuyéndole los éxitos económicos de Obama).

Durante el reinado de Gallego-Díaz dejé de comprar el periodico. Solo lo hacía los fines de semana. El deterioro progresivo de Babelia, el suplemento ¿cultural? de los sábados, redujo la compra al domingo. Ahora ya ni eso dado que la revista semanal es cada vez peor desde que ella dirige el periódico y me canso de ver las mismas firmas del siglo pasado. Lo último es la herencia que ha dejado Gallego-Díaz con el penoso servicio de suscripción. Que no funciona, al menos para mi. Lo he intentado varias veces y ha sido imposible. He tenido tres chats con ellos que no han solucionado nada. Ni borrando el historial y las cookies (con la lata que esto supone al tener que volver a darse de alta en los sitios que visitas), ni con un enlace que me mandaron. El último intento fue respondiendo al reclamo que figura en su portada digital (la captura que encabeza este post). Lo de «los lectores nos guían en la mejora del modelo de suscripción digital» era tan atractivo como resultó ser falso. ¡Fake! Había una dirección de email para contactar.

Suscripciones El País

Así lo hice. Y la respuesta que recibí fue esta:

Respuesta

¡Fastuoso! Muchas gracias Soledad Gallego-Díaz por tan brillante gestión al frente de El País. Es irónico eh!!!

Y a quienes critican la vuelta de Javier Moreno, recordarles que fue él quien, en su anterior etapa, prescindió de Hermann Leopoldo Tertsch al poco de asumir la dirección. Tertsch, para quien no lo sepa, es hoy europarlamentario de Vox

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Tremendo patinazo de Enric González

Paro EEUU El País

Enric González escribe muy bien. Y sabe de fútbol. Pero el domingo demostró, entre cosas, no tener ni idea de asuntos económicos. Su columna del domingo «Una realidad incómoda» fue un tremendo patinazo. Respeto las opiniones ajenas (hasta cierto punto: si me dicen que 1 + 1 son 3 tendremos problemas). Pero no soporto las mentiras y las inexactitudes. Y más si vienen de periodistas (a quienes se les presupone el rigor de los datos). A continuación el texto que mandé ayer al Defensor del Lector de El País:

Estimado Sr. Carlos Yárnoz Garayoa:

Vuelvo a dirigirme a usted. Esta vez el motivo es la columna de Enric González «Una realidad incómoda». Repleta de inexactitudes y medias verdades.

De entrada sorprende que su corresponsal en Buenos Aires opine de asuntos ajenos a su ámbito de competencia. Asumo que sigue al frente de la corresponsalía que ocupó el pasado mes de septiembre. Y también asumo que un columnista es libre de ejercer su derecho a escribir sobre lo que considere oportuno. Pero debe seguir unas normas éticas y profesionales (las mismas que se recogen en su Libro de Estilo y en cualquier código deontológico de la profesión periodística). Algo que no sucede en la referida columna.

En el subtitulo se destaca una frase del segundo párrafo «Estados Unidos ha recuperado una prosperidad propia de los felices sesenta». ¿Los felices sesenta? ¿Se refiere a la guerra del Vietnam? ¿A las bajas cifras del paro como consecuencia del reclutamiento masivo de jóvenes? 

¿Es el Sr. González economista? ¿Sabe de lo que escribe? ¿Ha consultado los datos del paro? Se han publicado en su propio periódico. Le adjunto una imagen de un gráfico extraída de un artículo publicado en su diario el pasado día 15 de octubre. (En el subtitulo destacaban «tras encadenar nueve años seguidos de crecimiento»). En la misma observamos el pico del desempleo en EEUU: el 10% de octubre de 2009. A esta fecha hay que destacar otras dos básicas para el relato de la historia: el 15 de septiembre de 2008 cayó Lehman Brothers, provocando (o confirmando) una crisis mundial; y el 20 de enero de 2009 Barack Obama tomó posesión de la presidencia de EEUU. Es a partir de ese pico del 10% de octubre de 2009 cuando se empieza a recuperar el empleo en EEUU. Y se inicia la recuperación económica del país. En otras palabras: sucede bajo la presidencia de Obama y se extiende hasta nuestros días. Son casi 10 años de recuperación continuada de puestos de trabajo. Es decir, Trump no ha mejorado nada. Y de agradecerlo algo sería no haber estropeado las cifras heredadas. Qué también tiene su mérito. Pero nunca el que le otorga Enric González.

Cuando el Sr. González escribe sobre el deficit estadounidense demuestra no ser lector del Premio Nobel Paul Krugman (cuyos artículos publican ustedes cada domingo). Krugman sostiene que el deficit es un asunto importantísimo para el Partido Republicano cuando gobierna el Partido Demócrata. En cambio cuando lo hacen ellos el deficit desaparece del debate publico. No seré yo quien discuta a un Premio Nobel. Enric González sí lo hace. Y también se atreve con otro Nobel, Joseph Stiglitz (a quien también ustedes le publican los domingos). Ambos sostienen lo contrario a lo expresado por el columnista.

Enric González para rematar su articulo acaba lanzando un dardo a costa de «las primaveras árabes», que no tienen nada que ver con los asuntos económicos tratados en su columna. Pero sirven para desacreditar a Obama y seguir blanqueando a Trump.

Sencillamente lamentable!!!

Salud & Saludos

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El Defensor del Lector contra Diego Torres

DdL

Esta mañana desayuné leyendo las quejas al Defensor del Lector de El País sobre Diego Torres. Comenzaba el artículo con:

«Pocas cosas dañan más la reputación de un periódico que tener en los quioscos una noticia impresa con un titular que los hechos desmienten el mismo día. Ocurrió el pasado lunes. “Zidane no quiere saber nada”, decía un titular junto a este sumario: “Florentino Pérez manda a un cargo intermedio a consultar al francés, que se niega a hacerse cargo del banquillo del Madrid con la temporada en curso”. Esa tarde, el club anunciaba el contrato con Zidane hasta junio de 2022.»

Y Carlos Yarnoz, el Defensor del Lector, terminaba con una frase lapidaria, que bien podrían aplicarse todos los días (y por no hacerlo les ha costado ventas y reputación):

«Es la credibilidad la que está en juego y por eso no podemos jugar con ella.»

En medio del artículo encontramos excusas sin sentido de Torres. Intentando justificar lo injustificable.

En el artículo no se mencionan sus anteriores cagadas (solo hacen ref. a las quejas de los lectores de ahora mismo). Las pueden encontrar (algunas, no todas) pinchando en la etiqueta con su nombre. Y tampoco hay una sola referencia al artículo desparecido de la Web de ese mismo día. Aquí sí dimos cuenta de ello (otra prueba más de la incompetencia de Torres).

 

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Carta a la Defensora del Lector de El País

30 de septiembre de 2010

Enviada el 28-09-10 a la atención de MILAGROS PÉREZ OLIVA:

Muy Sra. mía:

Como lector diario de su periódico, desde su primer día de publicación, le escribo en referencia al artículo Cuando Clapton sollozaba de Diego A. Manrique. Y también quisiera ponerla en antecedentes: admiro el gusto musical y buen criterio del Sr. Manrique. Por eso me sorprendió leer el lunes pasado lo que es todo un libelo. Donde esperaba encontrar una nota sobre Eric Clapton, artista al que admiro, sólo hallé una nota saldando asuntos personales.

El País no parece ni debería ser el lugar para dirimir vendettas entre compañeros de profesión. Y de PRISA, porque ambos protagonistas del relato son colaboradores de las empresas del grupo.

Resulta un acto de cobardía recurrir al anonimato para evitar caer en el delito de injuria. Lo cual es una demostración clara de las malas intenciones del autor del escrito.

 ¿Si se pretende narrar un desencuentro por qué ocultar el nombre del antagonista? Esto es tirar la piedra y esconder la mano. Y si se pretende interesar al lector en temas particulares ¿no será mejor conocer la identidad de los protagonistas?

De ser verdad los hechos que narra DAM ¿por qué no efectuó ninguna denuncia?  Escribe: […] Su cara se contorsiona en una mueca de odio y una catarata de insultos me paraliza. Cuando llega a mi altura, me suelta un manotazo en el hombro y escupe: «Un día, te van a dar una paliza». Me quedo mudo mientras se aleja invocando a mi madre a todo pulmón. […]

Las amenazas son un delito, o una falta, consistente en el anuncio de un mal futuro ilícito que es posible, impuesto y determinado con la finalidad de causar inquietud o miedo en el amenazado. Y los insultos pueden serlo también. Insisto en la pregunta: ¿por qué Diego A. Manrique no efectuó ninguna denuncia? Y añado una vez más: ¿es El País el sitio idóneo para disputas personales entre colegas?

De no ser verdad lo narrado en la columna del lunes estaríamos ante una calumnia: la imputación falsa a una persona de la comisión de un hecho que la ley califique como delito, a sabiendas de que éste no existe o de que el imputado no es el que lo cometió.

En España, el artículo 205 de Código Penal establece que «la calumnia es la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad».

Le agradezco de antemano su tiempo para con este asunto y me despido atentamente,

Adrian Vogel

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La segunda carta de John al Defensor del Lector de El País

5 de marzo de 2008

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Ha llegado el momento de publicar la segunda carta de John, del 15 de febrero, y que al igual que la primera fue enviada por correo electronico. 

Sorprende la carga de trabajo del Sr. Larraya como Defensor del Lector del diario más leído del país. En lo que va de año ¡sólo ha publicado 2 artículos! Y como no ha respondido a ninguna de las 2 cartas de John, asumo que no suele contestar. 

Yo quiero un curro como el suyo o como el de Mariano. Bien pagados, mucho tiempo libre y criticando a los demás (eso ya lo hacemos a diario muchos bloggers) 

Larraya le envidio. Y cuidado, no se vaya a despeinar… 

Sr. D. José Miguel Larraya

Defensor del Lector El País 

Muy Sr. Mío, 

He leído con atención su nota en la sección “Fe de Errores” publicada el pasado 3 de Febrero y estoy sorprendido de que a pesar de que los motivos que me impulsaron a escribirle mi carta adjunta de fecha 24 de enero, son los mismos que expone usted en su nota, ignora usted olímpicamente el contenido de mi escrito. Peor aun, ‘El País’ publica dos noticias falsas y tendenciosas, y a pesar de ser advertido de la falsedad de las mismas, usted decide ignorar esta advertencia y saltarse a la torera la afirmación con la que abre su escrito: “Las normas internas de este periódico exigen que los errores cometidos en sus páginas sean subsanados lo más rápidamente posible y sin tapujos. Y encarga esa tarea de una manera muy especial a los responsables de cada área informativa 

En mi carta adjunta le señalaba dos informaciones publicadas en el periódico, indicando fecha, articulo y periodista, resaltando los errores de ambas y como ambos errores podían haber sido fácilmente subsanados, y le parafraseo, ‘”contrastando todas las informaciones, aun cuando la fuente de su origen sea relevante”. Ni hubo rigor en la información, ni se aplico el Libro de Estilo. Los errores eran inapelables pero ni siquiera se  corrigieron cuando se señalaron. En ambos casos la información venia firmada por David Alandete y el error era fácilmente subsanable mediante una llamada a la Recording Industry Association of America, RIAA, parte implicada en la información que debía de haber sido contrastada según el Libro de Estilo.

Como le indicaba en mi carta, uno de los errores podía haber sido una desafortunada redacción por parte del Sr. Alandete, sin embargo, la segunda noticia, publicada el día en que le escribí la carta adjunta, por el mismo Sr. Alandete, marcaba una tendencia de desprecio por el Derecho de Autor que hacia mas sospechoso lo que podía parecer una infortunada redacción. 

Le refresco el motivo de mi queja. El 12 de Enero “El País” publica la siguiente afirmación: “En los últimos años, las discográficas han presentado hasta 26.000 denuncias pero han obtenido sólo una condena,…” Realidad: desde el año 2003, la RIAA ha iniciado más de 26000 casos judiciales contra violadores de la Propiedad Intelectual de sus afiliados. De todos ellos, solo un caso llego a juicio, porque en el resto de los casos los denunciados pactaron satisfacer indemnizaciones a la RIAA. El hecho de que solo un caso llegara a juicio (Capitol vs. Jaime Thomas) y de que este fuera resuelto abrumadoramente a favor de la RIAA, por un jurado de pares de la denunciada del Estado de Minessota, habla a las claras de la legitimidad de la demanda y la seriedad de los casos incoados por la RIAA, todos ellos iniciados cuando existe clara evidencia de robo de Propiedad Intelectual. Sin embargo, no es esto lo que se deduce de la segunda información del Sr. Alandete. En este caso ya no cabe el beneficio de la duda de una posible mala redacción. En este caso el Sr. Alandete simple y llanamente miente y revela su poca profesionalidad y falta de ética periodística.

Como señalaba en mi carta adjunta, el 24 de Enero El País publica una información titulada “Al banquillo por pasar sus discos al ordenador”. No solo publica una información falsa, si no que miente afirmando que ha tenido acceso a la demanda. Miente, porque o bien no ha tenido acceso a la misma, y efectúa la afirmación para dar veracidad a su mentira, o bien ha tenido acceso, en cuyo caso miente porque la demanda en ningún momento acusa al demandado por copiar sus discos en un ordenador.

La falsa noticia provenía de un bulo de Internet que  fue recogido por el “Washington Post”. El Post tuvo la decencia y profesionalidad de emitir una corrección -que se puede leer en el link del  The Washington Post pero parece que al ‘copión’ le dio vagancia o el desmentido no convenía a su particular campaña en contra de la Propiedad Intelectual. Varios blogs  dedicados a la música y/o a la Propiedad Intelectual resaltaron el error de la noticia, le señalo algunos: 

http://www.news.com/8301-10784_3-9843939-7.html?tag=nefd.top 

http://www.coolfer.com/blog/archives/2008/01/making_sense_of.php

http://williampatry.blogspot.com/2007/12/establishment-press-takes-riaa-on.html

http://www.cio-today.com/news/RIAA-Not-Targeting-CD-Ripping-After-All/story.xhtml?story_id=13300C81I5JE

Ciertamente, desconozco si Alandete obtuvo su información de la Red o del Post, pero en ambos casos ignoró la norma de contrastar la fuente y la recomendación del Libro de Estilo de contrastarla con las partes implicadas. Como señala usted mismo en ‘Fe de Errores’, “Contrastar informaciones parece una tarea fácil y, a veces, lo es. Una simple llamada telefónica permite contrastar datos y poner los hechos en perspectiva…”. En este caso era simplemente una llamada a la RIAA, basada en Washington, como el Sr. Alandete. Pero a pesar de su aserto (le cito de nuevo) “…en el sentido de que los libros de estilo no deben ser mera retórica y que el derecho a la información de los lectores exige a los periodistas contrastar las informaciones y distinguir entre hechos y opiniones”, parece que usted decide ignorar mi llamada de atención sobre la flagrante desinformación que suministra uno de sus periodistas. 

 

El tema no es baladí. España se ha convertido en un país que destaca internacionalmente por la falta de respeto a la Propiedad Intelectual. 150 millones de descargas de películas en un año y la perdida de 20 millones de espectadores hablan por si solos. Millones y millones de descargas de canciones, mientras se ataca ferozmente al canon destinado a compensar esta práctica, describen bien el actual panorama español referente a la Propiedad Intelectual.

Para rematar, la demagogia del Sr. Rajoy, que cambia de chaqueta cuando se da cuenta de la impunidad con la que campan por sus respetos los enemigos de la Propiedad Intelectual, a pesar de que el PP sostuvo el Canon en el debate parlamentario. Los feroces comentarios que se leen en cualquier noticia relacionada con la Propiedad Intelectual o en cualquiera de los foros o blogs al respecto no son más que un reflejo de la desidia con la que la Prensa ha tratado el tema y la falta de información, o simplemente la frivolidad con la que se redactan algunas noticias.

Y el caso del Sr. Alandete es flagrante. Por un lado hace parecer inocua la actividad de la RIAA, por otro deliberadamente desinforma para hacer parecer que el que defiende sus derechos es un vampiro que ataca a una pobre víctima que no hace mas que copiar una canción en su ordenador. Es este tipo de desinformación lo que ha generado el clima de linchamiento que existe en los foros y blogs en España.  

Le resaltaba en mi carta que me constaba  que tanto “El País” como el Grupo PRISA mantienen postulados de respeto por la Propiedad Intelectual, pero parece que usted ha decidido ponerse del lado de la falsedad e ignorar una llamada de atención sobre un flagrante y falso ataque a estos postulados. 

Atentamente,

John XXXX

Miami, Florida.  

USA 

ENTRADAS RELACIONADAS: 

Carta de John al Defensor del Lector de El País  

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Carta de John al Defensor del Lector de El País

26 de febrero de 2008

defensor-lector.jpg

El pasado 24 de enero John mandó una carta al Defensor del Lector de El País –cuyo texto publicamos a continuación. Antes dos breves apuntes:  

1.     No recibió ninguna respuesta y el 15 de febrero volvió a escribirle –carta que publicaremos la semana que viene.

2.     David Alandete ha estado cubriendo información de las primarias USA. Como todo lo que haya publicado tenga la misma falta de rigor y de conocimiento que la mostrada en su artículo Al banquillo por pasar sus discos al ordenador  estamos apañados…  

Sr. D. José Miguel Larraya

Defensor del Lector El País 

Muy Sr. Mío: 

Estoy sorprendido por haber leído en menos de dos semanas dos informaciones totalmente tendenciosas firmadas por David Alandete que a mi entender no solo son falsas y tendenciosas, si no que, además,  violan el Libro de Estilo de El País. En ambas informaciones introduje un comentario en la pestaña ‘corregir’ de su periódico digital, con la vana esperanza de que fuera un error por parte del Sr. Alandete y que la llamada de atención de la nota introducida en ‘corregir’, le hiciera revisar la información y rectificar. Ambos comentarios han sido ignorados, pero la forma en la que el Sr. Alandete presenta la información en su nota Al banquillo por pasar sus discos al ordenador  fechada en Washington hoy, me hace sospechar que el Sr. Alandete utiliza su periódico para desarrollar una campaña personal, ignorando totalmente los principios de veracidad que debieran de guiar la información periodística. 

El pasado día 12, en un reportaje de Ramón Muñoz titulado Cerco a las descargas en la Red se incluía la siguiente frase: “En los últimos años, las discográficas han presentado hasta 26.000 denuncias pero han obtenido sólo una condena, la de Jammie Thomas, una madre soltera de 30 años que tendrá que pagar 6.600 euros, por cada una de las 24 canciones que se descargó de la Red, informa David Alandete” Tal y como estaba redactada la frase, la introducción de la conjunción ‘pero’ daría a entender que las otras 25.999 denuncias acabaron en desistimientos o absoluciones, cuando la realidad es que si hubo una sola condena es porque solo un denunciado decidió llegar ante los tribunales, mientras que el resto, conscientes (ellos o sus abogados) de que con la legislación americana llevaban las de perder, decidieron pactar con la RIAA y pagar indemnizaciones antes de llegar a los Tribunales. Creo que esta realidad, fácilmente contrastable por el Sr. Alandete si hubiera seguido la elemental norma periodística de contrastar con las fuentes y partes implicadas, es radicalmente distinta a la que da a entender el Sr. Alandete en su comentario. 

Todo esto pudiera no ser más que una desafortunada redacción del Sr. Alandete si no fuera por las falsedades que el Sr. Alandete vierte en la noticia de hoy titulada Al banquillo por pasar sus discos al ordenador. Ya el titulo es totalmente falso, nadie ha sido llevado a ningún banquillo por pasar sus discos al ordenador. Falsedad que repite el Sr. Alandete en el primer párrafo del artículo al afirmar que “la compañía asegura que es delito grabar en el disco duro del ordenador personal la música de un CD comprado de forma legal.” Eso no lo asegura Warner, como podía haber confirmado el Sr. Alandete efectuando una simple llamada telefónica a Warner o la RIAA, que se encuentra en Washington, como él, y que es la mínima precaución que según la ética periodística y el Manual de Estilo debiera de haber tomado este caballero.

El Sr. Alandete lo que hace es copiar, actividad poco ética, un bulo circulado por Internet recientemente y que fue desmentido por la RIAA, podía y debía de haberse tomado la molestia de llamar a la RIAA y confirmar la veracidad del bulo y/o del desmentido, pero parece que para sus intereses es mas cómodo copiar y amplificar el bulo que trabajar como periodista.

El Sr. Alandete afirma que ha tenido acceso a la demanda y simplemente miente, porque o bien no ha tenido acceso a la misma, y efectúa la afirmación para dar veracidad a su mentira, o bien ha tenido acceso, en cuyo caso miente porque la demanda en ningún momento acusa al demandado por copiar sus discos en un ordenador, si no por efectuar un ‘upload’ de miles de canciones en la Red. También pudiera simplemente haber copiado lo que decía el bulo de la Red (básicamente lo mismo que copia y pega el Sr. Alandete) en cuyo caso la falta de profesionalidad y ética profesional es tremenda. 

La poca seriedad de las afirmaciones de este señor queda reflejada en sus propios artículos. Así mientras que hace unos días mencionaba 26000 demandas, en el artículo de hoy se refiere a 22000, una diferencia de un 16%.

Leyendo entre líneas también puede uno darse cuenta de la falta de veracidad de los asertos del Sr. Alandete: “El juez estableció que no es necesario demostrar que alguien se ha descargado las canciones para condenar a quien las ofrece.” Es decir a quien efectúa un ‘upload’, que es contra quien se han dirigido las demandas de la RIAA, no a quien copia las mismas o siquiera a quien las descarga.

Miente al afirmar que la RIAA afirma en su Web que “que el comprador no tiene el «derecho legal» de «transferir una copia al disco duro del ordenador o al reproductor portátil». La RIAA en su Web afirma textualmente “las compañías de discos jamás han objetado que alguien efectúe una copia de un CD para su uso personal”  (http://riaa.com/faq.php punto 11) y a continuación explica que copiar para regalar y descargar ilegalmente priva a los creadores de esa música de una compensación por su trabajo. Y después pone un enlace a otro site (http://www.musicunited.org/2_thelaw.html ) que explica lo que dice la legislación USA y que dice que ‘”podrías violar la ley” si haces un mp3 y lo pones accesible en la red mediante P2Ps.

En otro apartado (http://riaa.com/physicalpiracy.php?content_selector=piracy_online_the_law ) la RIAA cita la ley Americana (United Sates Code, Titulo 17, secciones 501 y 506) y vuelve a explicar como “podrías violar la ley”. Todo esto es totalmente distinto a la tajante y radicalmente falsa afirmación de este señor. Pero peor aun, mientras que Alandete se preocupa de distorsionar lo que dice la Web de la RIAA no se molesta en llamar, verificar cuantos casos se han interpuesto, cuantos han llegado al tribunal y como son los casos, en cuyo caso le habrían explicado que TODOS los casos han sido contra ‘uploaders’, que todos implicaban miles de canciones y que todos menos dos fueron resueltos mediante pago de indemnización fuera de corte, y los otros dos uno acabo en condena y el otro esta pendiente de vista. Solo hubiera necesitado una llamada telefónica local. 

Obviamente el Sr. Alandete quiere transmitir el mensaje de que no pasa nada por copiar (de 26000 demandas una condena) y que la RIAA es un monstruo que demanda a gente por copiar discos a su ordenador. El Sr. Alandete esta en plena libertad de disentir de los postulados de la RIAA e incluso de la Ley Americana, nadie se lo prohíbe ni se lo impide, pero lo que la ética periodística y el Código de Estilo de El País prohíben es mentir, publicar bulos sin ratificar las fuentes y distorsionar el contenido de una demanda o de una pagina Web.  

Peor aun, me consta que tanto El País como el Grupo PRISA mantienen postulados de respeto por la Propiedad Intelectual que el Sr. Alandete desprecia olímpicamente promoviendo una campaña personal en contra de la misma distorsionando la información y mintiendo pura y llanamente. 

La imagen es de www.elperiodista.cl   

ACTUALIZACIÓN:

 

La segunda carta de John al Defensor del Lector de El País

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