Esta mañana antes de encaminar nuestros pasos al Mercado de la Cebada, para las últimas compras, y tomar los últimos aperitivos del año (en Taberneros de la calle Santiago y en el Ricla de Cuchilleros) fui a sacar unas fotos de la remodelación de la Plaza de la Paja. Algunos vecinos no salimos de nuestro asombro ante un mamotreto que han colocado para proteger unos cuadros de mandos y unas columnas de goma (en la fotos parecen parte de un pobre conjunto escultórico). Pero antes de entrar en detalles recapitulemos:
1.- Vecinos y comerciantes nos enteramos de la remodelación pocos días antes de iniciarse las obras. Ni votamos ni fuimos consultados al respecto. ¿Esto es transparencia?
2.- Los medios han optado por un sonoro silencio. Y fueron informados. Por varias fuentes, incluyendo a quien esto escribe. ¿La publicidad institucional tiene algo que ver con este pasar por alto? Incluso hay uno, de los de «ha sido ETA» cuando los atentados de Atocha, que ha lanzado un nuevo suplemento dedicado a Madrid y que ha ignorado por completo este asunto. Están a otras cosas y tampoco parecen cubrir la subvención de dos millones de euros de la Comunidad de Madrid a una empresa de ¡Ciudad Real! (propiedad de una compañera de partido de Ayuso).
3.- Hasta donde sabemos no ha habido concurso público para la adjudicación del proyecto. Asumo que se lo han llevado amiguetes del PP. Si alguien tiene pruebas de lo contrario me encantaría conocerlas.
4.- Parece que el presupuesto está por encima del medio millón de euros y las obras deberían haber finalizado el pasado 22 de diciembre. Estamos a 31.
Y a continuación tres puntos adicionales:
5.- La amenaza de los bancos de cemento (en invierno te congelas las posaderas y en verano te quemas) ya es una realidad: han desembarcado en la plaza los primeros.
6.- ¿No había otro lugar para instalar el mencionado mamotreto? ¿Tiene que estar en la zona que separa las dos áreas de la Plaza de la Paja? ¿Por qué todo esto?
7.- ¿Las columnas de goma que se alzan al cielo forman parte de una o varias fuentes? ¿Para qué queremos fuentes de agua? ¿Para atraer palomas y tener que recurrir a halcones para exterminarlas? La última vez que se intentó una experiencia acuática en la plaza fue un desastre y tuvieron que desmontarla (con el consabido coste).
Respecto a los dos últimos puntos espero que las fotos sirvan para ilustrar mejor la problemática. Porque aquí de lo que se trata es de los horteras que rigen nuestros destinos en Madrid. Los mismos que reparten sal después de la nevada, cuando todo el mundo sabe que es una medida a tomar antes de las primeras nieves. La falta de gusto y el escaso criterio estético de este consistorio es más que obvio. Y parafraseando al líder intelectual y literario de esta derecha, el premio Nobel Mario Vargas Llosa, hay que saber votar. En las urnas y también en los proyectos de barrio que afectan a vecinos y comerciantes. Dos colectivos afectados negativamente por esta innecesaria remodelación.