Abraham Lincoln fue quien dijo «No cambies de caballo a mitad del río» durante la guerra de Secesión estadounidense al referirse a las elecciones presidenciales a celebrar durante el conflicto bélico y también cuando se habló de cambiar a sus generales. Existe otra acepción de este proverbio: No cambies de caballo a mitad de carrera. Mas prefiero la cita original de Lincoln. Es más apropiada para estas presidenciales de Estados Unidos. Si el caballo de Lincoln se refería a si mismo hoy en día es aplicable a Biden. Ambos, Lincoln y Biden, eran presidentes en activo cuando afrontaron su relección. Esperemos que el paralelismo entre los dos jefes de estado estadounidenses quede en esto, porque a Lincoln lo asesinaron tras su relección.
Todo esto viene a cuento tras las desmesuradas reacciones tras el primer debate Biden-Trump. Entiendo reacciones personales como las de Thomas Friedman (columna en el New York Times) o de Van Jones (CNN, activista que fue asesor de Obama en la Casa Blanca, ganador de un Grammy, responsable del destino de las donaciones de su amigo Prince y también de una iniciativa junto a Jay-Z para transformar el sistema judicial). Los dos son amigos de Biden desde sus tiempos como vicepresidente de Obama y reconocen que lloraron viendo la penosa performance del presidente en el primer debate electoral. Y aquí viene el primer aviso: estamos a finales de junio y las elecciones son en noviembre. Normalmente el primer debate no sucede antes de septiembre (porque la convención del Partido Demócrata suele ser en agosto). ¿A qué se debe esta circunstancia excepcional? Fue a requerimiento del equipo de Biden. El segundo debate será en septiembre (si se cumple lo pactado, algo que con Trump nunca se puede dar por seguro). Es decir, quedan meses para arreglar el estropicio. Pero claro, los medios no dejan que la realidad estropeé lo que consideran puede ser una noticia que proporcione réditos en términos de audiencia e influencia.
Segundo aviso: las reacciones mediáticas sobre Biden han sido desmedidas. Es el signo de los tiempos. Estallaron los de las voces críticas sobre la edad de Biden (que nunca opinaron sobre la de Trump, el mismo que confunde el nombre de su esposa). El clásico «te lo dije» multiplicado al cubo. No han ido a la zaga quienes han ido defendiendo a Biden frente a las críticas por su edad. Sus defensas colapsaron y asumo que se han visto obligados a unirse al coro de voces críticas para taparse. Aquí podemos aplicar el refrán de No hay mayor beata que una puta arrepentida.
Tercer aviso: lo de reemplazar a Biden es como cambiar de entrenador a mitad de temporada. ¿Quién lo sustituye? Esa es la primer incógnita a despejar antes de tomar cualquier decisión. Antes de soltar nombres hay un cuarto aviso: hay 200 millones de dólares recaudados para la candidatura de Joe Biden y Kamala Harris. Solo ellos pueden disponer de este cofre de guerra. Si Biden renuncia, porque su cambio solo puede producirse si dimite, el dinero estará a disposición de Harris. Solo de ella. ¿Es Kamala Harris mejor candidato que Joe Biden? No lo creo: los índices de popularidad favorecen al actual presidente. Lo mismo puede decirse de los otros nombres que han ido apareciendo (los gobernadores de California, Illinois o la gobernadora de Michigan). No son conocidos a nivel nacional. ¿Quién se atreverá ahora a dar un paso al frente y dinamitar el partido, cuando no lo hicieron cuando debieron, durante el proceso de primarias? Y en el caso de Newsom, el de California, hay una anécdota de prensa rosa: su segunda esposa (2001-2006) está prometida a Donald Trump Jr. (ella colaboró en la campaña electoral de su futuro suegro en 2020). Conociendo las malas artes de Trump opino que lo prudente sería no contar con Newsom. Y eso que, a pesar de sus 57 años, tiene ese aire kennediano que tanto gusta.
Las desmesuradas reacciones contra Biden se conjugan con la minimización del impresentable debate de Trump. Repleto de bulos y falsedades. Contaron más de 30 falsedades en 90 minutos. Algunas como apuntarse méritos de la administración de Biden (la rebaja del precio de la insulina), dar la vuelta a datos económicos incuestionables (negando hechos avalados por siete Nobel), culpar a Nancy Pelosi -presidenta de la cámara baja- de las revueltas del 6 de enero cuando el asalto al Capitolio, su ambigüedad en el tema del aborto -donde se debate entre el voto femenino y el de los ultras religiosos- pero que no le impidió acusar sin inmutarse al partido rival de ¡practicar abortos sobre bebés recién nacidos! o negarse a admitir los resultados electorales de noviembre 2024 sean los que fuesen. En el paroxismo de su narcisismo se atribuyó el triunfo en dos (inexistentes) torneos de golf. ¿Nada de esto tiene relevancia mediática frente a una mala noche, pésima, de Biden? El fuego amigo –NYT y CNN– coincide con el trumpista (los medios de Murdoch, Fox News o Wall Street Journal). La descripción que mejor representa la situación, desde el punto de vista del Partido Demócrata, es la de la revista conservadora Time.
Pánico es la palabra operativa. Por eso no entiendo bien a los del fuego amigo. Como el editorial del New York Times que echa leña al fuego. El peso y la influencia del NYT en el Partido Demócrata es enorme. Escuché a una historiadora -del bando de Biden- recordando el primer editorial del NYT sobre las primera primarias que se celebraron en Estados Unidos. Se opusieron. Y decía ella con mucho salero que si equivocaron en ese editorial, el primero, porque no se van a equivocar ahora, el último. Está cogido por los pelos, es demagógico, pero me hizo gracia. Lo de CNN ya es harina de otro costal. En las elecciones que ganó Trump la CNN fue el aliado oculto (son las de los bulos de los correos de Hillary Clinton y el centro de pederastia que tenía en un inexistente sótano de una pizzería en Washington -esto último es tan absurdo como lo de los abortos a bebés recién nacidos que tiene un nombre: asesinato). Recuerdo seguir esa campaña y no entender que estaba sucediendo. A cada acusación de machismo CNN reaccionaba sacando tertulianas rubias con cardados apoyando a Trump. A cada acusación de racismo CNN reaccionaba sacando tertulianos afroamericanos y latinos apoyando a Trump. Pasado el tiempo se descubrió el pastel: el entonces director de CNN había sido el productor de «El aprendiz«, el reality protagonizado por Trump. Si a esto de CNN unimos el apoyo decidido de Fox News…
Volviendo a Kamala Harris: su defensa apasionada de Biden tras el debate ha sido lo mejor que la hemos visto desde que es vicepresidenta. De perfil bajo hasta que la entrevistó Anderson Cooper en CNN, intentó poner cordura en el peor momento. Cuando los ánimos estaban caldeados o hundidos. Pasadas las horas su argumentación ha sido la más sensata. Y parece haber señalado el camino a seguir, el de la continuidad. Una encuesta de hoy de CNN señala que el 81% de los que siguieron el debate no modificaron su intención de voto. Así que no cunda el pánico. Como titularon Siniestro Total su primer álbum en directo «Ante todo mucha calma«.
Último aviso: a fecha de hoy la presidencia de Estados Unidos se la juegan un señor mayor que ocupa la Casa Blanca y otro señor mayor condenado por lo civil y por lo criminal, con más causas pendientes. Esto es lo que debería causar pánico. Por lo menos al resto del planeta, al que tanto nos afecta este proceso electoral.