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De empanada a remontada

realmadridcom

El Real Madrid pasó de la empanada de la primera parte (0-2) a la remontada de la segunda (3-2). Dos caras bien distintas, en las que la alineación de Ancelotti tuvo mucho que ver. No me gustó el once inicial. Antes del partido comentaba con mi hermano y varios aficionados cercanos a nuestras localidades que no entendía porqué se había roto el doble pivote Kroos-Fede Valverde. Había funcionado y no debería tocarse. Me da igual cómo se hubiese llegado a esa conclusión (azar, obligada necesidad por lesiones o fruto de una profunda reflexión). El caso es que dio muy buen resultado. Por otra parte tampoco entendía romper esa dupla para dar entrada a Tchouaméni. Y por supuesto, jugar sin delantero centro. Que me sigue pareciendo fatal. ¿Para qué quieres laterales adelantados, cargar el juego por las bandas de Vinicius y Rodrygo si no tienes a un nueve para rematar los centros? En esas estábamos cuando el Almería se adelantó. No se había cumplido el minuto de juego y Ramazani anotaba el 0-1, aprovechando un mal pase de Nacho (estamos ante la peor temporada de su carrera: lleva dos expulsiones y dos autogoles además de los errores del partido de hoy). Kepa tampoco estuvo acertado porque el remate del autor del tanto fue en semifallo y podría haber hecho algo más. Luego estuvo acertado e incluso supo salir por alto y fuera del área.

El 5-4-1 del Almería de Garitano se le atragantó al Madrid. Tampoco es que nos esforzásemos demasiado. Se percibía cierta indolencia, incomprensible teniendo en cuenta el marcador adverso. Por no buscar ni buscábamos la portería. Tan solo cuatro remates (dos de Kroos) y ninguno entre los tres palos. Todos fuera. El Madrid, empanado y silbado, jugaba con fuego. Y nos quemamos en el 42 con el golazo de Edgar. El central, uno de los tres de su equipo, se incorporó al ataque y desde la frontal metió un trallazo que se coló por la escuadra. Nacho también quedó retratado en este gol. Despejó inseguro, se quedó corto y dejó la pelota en la frontal. 0-2. El resultado con el que se llegó al descanso.

Ancelotti consciente de sus errores rectificó con tres cambios. Finalizado el encuentro dijo que la primera mitad era culpa suya, por haber puesto un equipo cansado. OK. Pero creo, que además de eso tiene bastante que ver con lo apuntado en el primer párrafo. Esa insistencia de jugar sin un nueve frente a una defensa de cinco comienza a ser una obsesión del italiano. Lo solucionó dando entrada a Joselu. También a Brahim y Fran García. No salieron en los segundos 45 minutos Rodrygo (invisible), Nacho y Mendy. Tchouaméni bajó para jugar de central. Jugó mejor ahí y aprovechando que el Almería estaba cerrado subía a apoyar a los centrocampistas.

En los primeros 10 minutos de esta segunda mitad el Madrid hizo más que en toda la primera. Salió desde el principio con ganas, poniendo la garra que no tuvimos y convencidos de poder remontar. El público lo notamos y nos vinimos arriba. El equipo nos animaba y nosotros empujábamos al equipo. La comunión perfecta. No era un partido de Champions, era contra el colista que no ha ganado un partido en esta Liga, mas éramos conscientes de la trascendencia de un tropiezo a estas alturas del campeonato. En el 53 varios jugadores del Madrid reclamaron penalti por mano. El árbitro no señaló nada. El primero de sus tres errores que revisará el VAR. Solo acertó a la cuarta jugada clave: anuló el golazo de Bellingham por fuera de juego de Fran García, que fue quien puso el balón. En el trayecto camino de casa después del partido escucho que el VAR ha beneficiado injustamente al Madrid. ¿Desde cuándo interrumpir la trayectoria del balón con el brazo extendido no es penalti? Y por cierto ninguna de las emisoras mencionan el tanto anulado a Bellingham… El caso es que el VAR corrige el error arbitral y se señala penalti. Transforma Bellingham. 1-2. Era el primer disparo del Madrid entre los tres palos.

En el 61 otra polémica. Marcó Arribas, lo que podría haber sido el 1-3. La jugada viene precedida de un manotazo de Lopy a Bellingham, justo debajo de mi localidad en la tribuna. Acción similar a la que originó un gol del Atlético de Madrid en el Metropolitano, en partido de Liga. Pensé que más de lo mismo. Para mi sorpresa intervino el VAR, que no lo hizo en el mencionado derbi. Y se anuló el gol, con amarilla a Lopy incluida (que era lo que tendría que haber pasado en el primer duelo con los vecinos). Lo más curioso del caso es que el árbitro estaba encima de la jugada. ¿No vio el manotazo o no lo quiso ver? Bendito VAR… Cinco minutos después del posible 1-3 pasamos al 2-2. Empató Vinicius. El árbitro anuló el tanto. El VAR nuevamente le obligó a rectificar. No fue mano de VIni, la dio con el hombro. Y lo que ninguna radio dijo es que hay un posible penalti a Vinicius (de penalti a gol es gol). El brasileño se cuela entre dos defensas y uno (Pubill) le agarra del brazo y el otro empuja y se echa encima suyo. En cualquier caso este segundo gol fue tan solo el tercer remate entre los tres palos del Madrid.

Quedaba tiempo para ganar. Se había logrado lo más difícil, empatar. Entrábamos en una fase del encuentro en el que la cabeza era más importante que el corazón. 10 minutos después del empate, en el 76, se anulaba el golazo de Bellingham, que hubiese sido el 3-2. Cuatro minutos después fue Vini quien tuvo una gran ocasión. El meta Maximiano se lució desviando el remate a córner.

Camavinga entró en el 81 por Kroos y un minuto después Bellingham puso el estadio de pie con la chilena que se fabricó. Ceballos en el 85 falló otra ocasión. Solo, remató fuera, ni siquiera a portería.

La entrada de Camavinga otorgó ese plus de dinamismo que precisábamos. Además estuvo inmenso en el corte y recuperación de balón. Mas el gol no llegaba. Desesperado comenté con mi hermano que no veía el tercero. Al otro lado, mi vecino de localidad, me tranquilizaba asegurando que habría 10 minutos de añadido. Prácticamente acertó, fueron 11. Y en ese último minuto Carvajal la metió por donde casi no había hueco. Centró Brahim desde la derecha hacía el segundo palo. Bellingham salta con una potencia descomunal y la devuelve con la cabeza al otro costado. Donde Carvajal aparece con una velocidad impensable para los minutos que se llevaban jugados. El gol provocó el éxtasis de todo el madridismo. Se celebró exageradamente como si fuese un título. Los tres puntos son siempre importantes pero un tropiezo en casa suponía un traspié formidable. Se evitó recurriendo a la heroica, rectificando errores de una primera mitad lamentable.

Carvajal realmadridcom

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Empate sin goles en el Bernabéu para despedir el año

Marca

Para el último partido del año en el Bernabéu Zidane dio descanso a Varane. Jugó Militao en su lugar. La otra variante fue en la delantera donde Rodrygo y Vinicius acompañaron a Benzema. Parecía acertado salir con tres puntas a la vista que Garitano dispuso tres centrales. Otra cosa es debatir sobre los nombres propios de la tripleta. A estas alturas parece ventajista hacerlo (aunque bastantes hubiésemos preferido ver a Bale; quizás la hostilidad de la afición fue determinante para que no fuese titular). La presencia en la media de Modric, Fede Valverde y Kroos parecia cantada por la baja de Casemiro.

Los del Athletic de Bilbao dejaron muy claras sus intenciones desde el principio: frenar a Kroos. En los primeros nueve minutos le hicieron tres faltas (aunque solo pitaron dos) Modric aprovechó la circunstancia y se hizo el jefe del centro del campo, con la inestimable ayuda de Valverde, omnipresente.

La presión alta de ambos equipos provocaba que recurriesen a ceder el balón atrás a sus porteros. Más ellos que nosotros. Nuestro dominio se tradujo en varias ocasiones claras y no aprovechadas. Así en el minuto 11 un pase de Benzema a Vinicius  origina un recorte magnifico del brasileño sobre uno de los centrales, justo antes de entrar en el área pequeña. Pero no fue capaz de superar en el mano a Unai Simón. Disparó al muñeco. Diez minutos después cabecearía rematadamente mal un gran pase de Modric. En el 18 Kroos se internaba imperialmente entre la defensa bilbaína. Su disparo, desde el borde del área pequeña, se estrellaba en el larguero. Poco después Iñaki Williams aprovechaba un error de Valverde (el primero de los únicos dos que tuvo en esta primera mitad y en todo el partido). Su remate forzaba a Courtois, en una muy buena intervención. Williams, bullidor arriba, era el único capaz de traer en jaque a la defensa blanca, bastante tranquila en esta mitad.

En el 32 Benzema, a pase de Kroos, recorta al meta, pero Unai Núñez sacaba la pelota sobre la raya de gol. La pelota llegaba a Vinicius, quien controla fatal y desperdiciaba una ocasión a puerta vacía. 10 minutos después un golazo de Kodro, que entró por la escuadra, era anulado por fuera de juego.

El 0-0 al descanso no eran buenas noticias. La actuación de Carvajal tampoco invitaba al optimismo. Ya está en mi lista de sospechosos. No dio un pase bien en ataque. Donde estorbó a Rodrygo constantemente. Y le forzaba a buscar posiciones más centradas, como de media punta. El fuerte de Rodrygo pasa por encarar y pasar (además de marcar). Como hizo las pocas veces que le dejó hacer Carvajal. A Vinicius le hizo lo mismo, cuando los brasileños se intercambiaron de banda.

En el arranque de la segunda mitad dejaron KO a Militao. No enseñaron tarjeta. El Real Madrid estuvo unos minutos con uno menos en el campo. Hasta el 57 no entró Nacho. Al minuto, en un saque de esquina provocado por una internada de Rodrygo, el recién incorporado cabeceaba al larguero. Nuestro segundo palo del partido. Antes de cumplirse el 62 entraba Bale por Rodrygo.

Benzema seguía buscando, infructuosamente, el gol. Pero, entre Unai Simón y la poblada defensa del Athletic, sus intentos (algunos meritorios) quedaban sin reflejo en el marcador. Pasaban los minutos y ahí teníamos el 0-0. Sergio Ramos se incorporaba a la defensa vasca: en dos saques de esquina le pitaron falta en ataque (hubo una tercera en el 80). En el 68 ellos casi tuvieron una ocasión que fue desbaratada por Carvajal antes del remate.

Jovic entró por Vinicius en el 71. Bale, incómodo con Carvajal, se fue a la izquierda. A estas alturas del partido ya lo empezaba a ver negro. La barrera defensiva rival, comandada por Iñigo Martínez, se mostraba muy eficiente. Y empezaban a estirarse buscando a Courtois. Desde el larguero de Nacho hasta el 78 habían pasado 20 minutos, sin ocasiones ni jugadas de peligro. Éramos en esta segunda parte un equipo plano. Sin chispa. Volvíamos a las andadas. El gol empezaba a vislumbrarse como un milagro.

A cinco minutos del final retiraban a Iñaki Williams para dar entrada a Beñat. El mensaje era claro: amarrar el empate. Al minuto Jovic cabeceaba a la base de uno de los postes (nuestro tercer palo de la noche). Ramos no pudo con el rechace.

Los seis minutos de descuento eran una tabla de salvación. En los tres primeros no sucedió nada. En los tres siguientes un buen remate de ellos nos puso el corazón en la boca. Y en el ultimo minuto Courtois salvó un gol cantado. (Creo que la jugada estaba anulada por fuera de juego).

La presencia de Ramos en ataque durante los últimos 10 minutos, a la deseperada, retrasó a Valverde. Un error. Perdimos la capacidad de sorprender del uruguayo entrando entre líneas. Y no ganamos nada en ataque (el fáctor Ramos también tiene algo que ver con la sorpresa).

¡Pinchazo grave del Madrid en casa! Y el Barça líder en solitario con dos puntos de ventaja. Nos quedamos además con el mal sabor de boca de un solo gol marcado en los tres últimos disputados (el de Valencia in extremis).

 

 

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Aduriz fulmina al Barça

EFE Marca

Aduriz, en el primer balón que tocó, fulminó al Barça. Acababa de saltar al campo, en el 87, sustituyendo a Iñaki Williams. Se produjo un saque de banda a favor del Athletic. Capa, gran partido el suyo, centró al área desde su costado. Y Aduriz, en el 88, de una chilena prodigiosa, a unos 12 metros de la línea de gol, la clavó en la portería de Ter Stegen. ¡Un golazo! 1-0 y tres puntos. Pensaba que a sus 38 años (cumple 39 en febrero) ya se había retirado. Afortunadamente (menos para los culés) no lo ha hecho.

La primera mitad fue local. Pero el Barça estrelló dos balones en los palos. El primero, con Luis Suárez renqueante, fue consecuencia de un mal pase atrás que le llegó al uruguayo. Su remate fue al poste. Inmediatamente después fue sustituido por Rafinha, el mejor jugador azulgrana del partido. Precisamente fue Rafinha quien se topó después con el palo tras desviar Simón, en una gran intervención, su excelente disparo. Rafinha buscó el gol,  se ofreció, dio consistencia a su equipo (plano y mediocre en la primera parte).

La entrada de Rafinha a la media hora de la primera mitad y la de Rakitic, al inicio de la segunda mitad, cambió el transcurrir del partido. Si el Athletic dominó el centro del campo, presionando arriba y ahogando la salida de De Jong, estos dos cambios de Valverde equilibraron la situación. Y De Jong encontró un gran aliado en Rakitic. El holandés se hizo con el control (ya no sacaban el balón los centrales como en los primeros 45 minutos).

Si antes destacaba a Rafinha, Aduriz y Capa (anuló a Dembélé y creó peligro en sus subidas por banda; al extremo le reprochan no haber seguido a Capa en la jugada del gol), Griezmann es la nota negativa. Sus primeros remates, dos, llegaron a partir del minuto 80. Poco bagaje.

A priori, cuando repasas el calendario, Bilbao es una plaza en la que puedes dejarte puntos. Y más desde que está Garitano de entrenador (está imbatido en casa). A pesar de esto, empezar la Liga 2019/20 perdiendo es muy mala noticia para el vigente campeón. Y muy buena para el Atleti y el Madrid. Y lo será más si saben solventar sus compromisos frente a Getafe y Celta.

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