Tributo a Emilio Cañil (por Antonio González Lejárraga)

26 de enero de 2010

Nunca he entendido con qué criterios seleccionan los periódicos a quienes merecen aparecer en su sección de necrológicas u obituarios. En innumerables ocasiones desconozco quiénes son esos próceres de la cultura a los que dedican las cotidianas hagiografías, y supongo que a la mayoría de los lectores les sucede lo mismo.

El pasado mes de diciembre falleció en Madrid, casi centenaria, Concha Linares Becerra. Ni una sola línea ha merecido una de las autoras más leídas de su época, y cuyas cotas de popularidad jamás alcanzarán, si no todos, muchos de los laureados autores que animan las páginas de los diarios. Y eso, por no mencionar los miles de ejemplares que de las obras de Concha Linares se vendieron. Puede que actualmente las novelas de las hermanas Linares (Concha y Luisa María) sean desconocidas para los “no-lectores” de hoy, pero marcaron toda una época y escribieron sin descojonar la gramática, lo que no es poco, cosa que no puede aplicarse a alguna que otra autora -eso sí, progre y feminista- de lectura obligada para miembras y demás acémilas que pueblan la vida política nacional.

Abundando en quién se merece  o no su póstumo reconocimiento, el pasado viernes falleció en Madrid Emilio Cañil Bartolomé, fundador de Discoplay, como rezaba su escueta esquela. He echado en falta algún que otro suelto, alguna gacetilla, algo, en fin, de alguno de los muchos críticos musicales, en activo o retirados, que cobraban un  sobresueldo de los singles (¡o tempora, o mores!) y elepés que las compañías discográficas les enviaban de forma gratuita y ellos vendían a Emilio en su despacho de Los Sótanos de la Gran Vía madrileña. O tan siquiera un recuerdo de alguno de los muchos cantautores, progres por supuesto, que se acercaban a Emilio a que les financiara, a fondo perdido, por supuesto, algún que otro disco o concierto. No daré nombres para no herir susceptibilidades.

Emilio Cañil Bartolomé con su “Boletín” de venta por correo llevó la música a todos los puntos de España cuando todavía no existían ni Internet ni Amazon.

Sus comienzos, vendiendo discos en el Rastro con Mariano Fuentes, creador de las tiendas MF y con Arnedo, fundador de Madrid Rock, le llevaron a montar una pequeña tienda en Los Sótanos de la Gran Vía en la que, junto a los discos, se vendían los primeros “posters” que conocimos. ¿Quién de mi generación no recuerda el de Che Guevara, el de Jesucristo con la palabra “Wanted”, el de Antonio Machado retratado por su hermano José, el de Miguel Hernández por Buero Vallejo? Por sólo citar los más solicitados.

Aquella pequeña tienda devino en un “Boletín” que llegó a varios cientos de miles de clientes: gracias a Discoplay accedieron a todo tipo de estilos musicales y a unos precios que no eran los de los grandes almacenes, en aquella época cuasi-monopolizadores de las ventas de discos. Durante muchos años Discoplay fue el referente en nuestro país. Se importaron los grandes catálogos de música clásica de los países del Este. Se trajeron discos de Estados Unidos. Se editaron nuevos “posters”…

Emilio Cañil, a pesar de sus muchos aciertos, vio como su pequeño imperio se resquebrajaba a raíz de una serie de huelgas salvajes de correos en los años 80, así como de unas arriesgadas decisiones empresariales (la apertura de una tienda en Moscú…).

Conviene recordar cómo arriesgó su dinero y se lanzó a editar de una manera exquisita los fondos fonográficos de Moses Asch, la legendaria Folkways Recordings. Con su apoyo incansable llegamos a editar más de  cien referencias con lo mejorcito de la música popular americana: Woody Guthrie, Pete Seeger, Memphis Slim, Cisco Houston, Duke Ellington, la primera edición completa de las canciones de la Guerra Civil Española con sus textos originales, etc. En ediciones cuidadas y a un precio competitivo.

También con su esfuerzo y entusiasmo, pudimos ver a Simon & Garfunkel en el campo del Rayo Vallecano en su gira Europea, después del regreso en el concierto de Central Park de 1980.

Tras la quiebra de Discoplay sólo vi a Emilio en dos ocasiones y le encontré muy desmejorado y desencantado de ver cómo muchos a los que él había ayudado generosamente le daban la espalda. Así es la vida.

Descanse en paz Emilio Cañil Bartolomé, mercader de melodías, como reza en un dibujo dedicado por Ceesepe con motivo de un boletín especial que ilustró, dedicado a las tribus urbanas del momento.

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56 comentarios

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56 Respuestas a “Tributo a Emilio Cañil (por Antonio González Lejárraga)

  1. campos de fresas , para siempre . cuando la vida te da la espalda, ahi estaba ella (LA MUSICA) , cuando nadie te escuchaba , los sonidos del silencio te respondian ( LA MUSICA ) atravese rios y cruce sobre el puente de aguas turbulentas , y no cai ( LA MUSICA ) y por fin llege a la orilla e IMAGINE un mundo donde , ojala que estuvieras aqui ( la respuesta , amigo, esta en el viento ) SIEMPRE , LA MUSICA

  2. Carlos Hernanz

    Me enteré tarde de su pérdida. Lo suficiente como para no poder hacer con su familia, lo que él hizo con la mía cuando murió mi padre; simplemente formar parte del numeroso grupo de personas que por última vez, quieren mostrar su inmensa gratitud.
    Tuve la suerte de trabajar en Discoplay como empleado más de 10 años y unos cuantos después como colaborador. He visto los mejores y los peores momentos de la empresa, pero incluso en estos últimos, siempre he visto a un Emilio Cañil inquebrantable en sus principios y en su humanidad. No he vuelto a tener un Jefe tan cercano y protector. En las ocasiones que necesité algo de él, me trató como un padre generoso, y eso no se olvida fácilmente.
    Como empresario fue auténtico, de los que no quedan. Discoplay para él no era una empresa, era mucho más. Prueba de esto es que la mantuvo a flote durante muchísimos años a pesar de las dificultades. Remó contra corriente, incluso en contra de sus propios intereses, lo que le honra y lo define como el luchador idealista que fue.
    Emilio Cañil me dio la oportunidad de formar parte de su empresa, de labrarme un oficio, de disfrutar durante muchos años de una movida tan apasionante como la que lideró en el mundillo de la música. Poco tengo que añadir a lo dicho sobre lo que aportó a la cultura musical de este país, personas más cualificadas que yo ya han dado múltiples ejemplos. Simplemente añadir una cualidad personal muy suya: Generosidad.

    Mi más sincero pésame a la familia. Emilio siempre formará parte de mi historia más entrañable.

  3. Sergio

    Hola,

    ¿Tienes un cassette de simon y garfunkel en el estadio del Rayo?????

    llevo buscándolo ni se sabe, era una leyenda urbana, como la chica de la curva. si quieres lagun pirata de simon y garfunkel, pídemelo que tengo un montón.
    un abrazo!

  4. Me he enterado de casualidad del fallecimiento del fundador de Discoplay y me gustaría dejar constancia de lo que supuso para mí Discoplay en mis años de estudiante. Sin ese maravilloso boletín que esperaba con verdaderas ganas, no habría podido oír tanta música y a tan buen precio. Me chiflaba, por ejemplo, las páginas de vinilos a poco más de veinte duros, y la sección de libros, donde me compraba verdaderas gangas. Un día el BID dejó de aparecer por casa y luego llegó Internet. Se compra de manera similar a través de la red, pero esa liturgia de echar tu cartita con el pedido (¡compartiendo gastos de envío con un par de amigos! jajaja) y luego esperar a la notificación para recoger tu paquete, eso ya es irrepetible. Además, no ya como catálogo, sino como revista, el BID era educativo y estéticamente precioso, una pequeña Biblia cambiante de la música, cada mes con nuevos portentos y maravillas. La de grupos y solistas que habré descubierto entre esas páginas.

    Para muchos jóvenes como yo, Discoplay forma parte de nuestra vida.

    Que descanse en paz este hombre tan importante para la cultura musical y sentimental de tantos de nosotros, y un abrazo sincero a sus familiares y amigos.

  5. Alberto Montoya Alonso

    SIEMPRE NOS QUEDARÁ LA MÚSICA
    Gracias Emilio

    EL VIERNES 22 DE ENERO FALLECIÓ EN MADRID EMILIO CAÑIL BARTOLOMÉ, FUNDADOR DE DISCOPLAY, EL EXCEPCIONAL CATÁLOGO DE VENTA DE DISCOS POR CORREO QUE FUNCIONÓ DESDE MEDIADOS DE LOS AÑOS 70 Y DE LA MÍTICA TIENDA DEL MISMO NOMBRE, UBICADA EN EL EDIFICIO LOS SÓTANOS DE LA GRAN VÍA MADRILEÑA. PERO, LO QUE PERMANECERÁ EN EL RECUERDO DE MILES DE AFICIONADOS DE TODA ESPAÑA SERÁ, SIN DUDA, EL CATÁLOGO QUE TANTA SED DE MÚSICA SACIÓ EN TIEMPOS EN LOS QUE CONSIDERÁBAMOS A LOS DISCOS OBRAS DE ARTE.

    A Emilio Cañil Bartolomé
    Fundador de Discoplay

    Peregrinábamos de una casa a otra
    buscando una habitación y amigos
    con quienes pinchar los discos
    que comprábamos en Discoplay
    o robábamos en el Simago.

    Nos arrastraban la noche, las horas,
    olisqueando la postura recién agenciada
    e intentando atisbar las letras
    en los encartes y carpetas de aquellos Lps
    que siempre fueron nuestra caja de Pandora.

    Marcábamos en el BID las referencias
    y lo pasábamos y nos juntábamos
    para ahorrar gastos en el pedido,
    sonaba Dylan, Reed, la Velvet, los Rolling…
    Yes, el rey Crimson, los Beatles, Tom Waits.

    Jim y Hendrix nos llevaron al abismo, los Floyd
    abrieron nuevas constelaciones, el de Belfast,
    el canadiense, la Janis y su Mercedes Benz,
    los sinfónicos, los Beatles, Lennon y Springsteen
    y tantos y tantos otros y los años pasaron

    y siempre nos quedó la música,
    ya sea en las minúsculas habitaciones
    que convertíamos en pubs íntimos y privados
    o en aquellos garitos donde el amanecer
    se ahogaba en la cerveza y el humo del hash.

    Ya para entonces sin llegar a los 20
    algunos perdieron sus sueños sin saberlo,
    estaban los que creían que todo era coyuntural,
    como la imagen de una desesperada caravana
    que hace parada en el infierno del desencanto.

    Pero murió Bernardo, el Sevillano, Paco, Roberto,
    otros desaparecieron en accidentes y pesadillas
    o estrellaron su coche al regreso de un concierto
    y no volvieron a despertar de los espejismos
    de la aguja, el alcohol, la coca y las anfetaminas.

    De entre los mejores camaradas vi a algunos
    colgados en los ácidos del porvenir,
    sin otra puerta que cerrar o abrir
    que la angustia de su propia locura
    pidiendo por el Paseo limosna para sobrevivir.

    Neruda y Víctor se quedaron en el alma
    mientras cruzábamos el arco desde los Quilapayún,
    a la lírica humanista de Silvio, Aute y Pablo
    y entre amores imposibles perseguíamos las huellas
    de utopías y revoluciones, de tesoros humanos.

    Derrotados, extraviados, perdidos, solitarios,
    enganchados o desintoxicados, ebrios y borrachos,
    pasotas, románticos, activos o parados,
    llegamos a los 40 como padres de familia
    y un sin fin de quimeras en el bolsillo del fracaso.

    En el arcén del acomodo la conciencia desfila
    disputándose un escaño sin identidad
    y muere en el vacio de ‘sus señorías’,
    entre anuncios de sexo del ABC, la gastronomía,
    la Alta Costura y el Prét á Porter.

    Hundidos o reinventados, solos o en pareja,
    en compañía o en soledad, buscamos y escarbamos
    y desde el baúl de la derrota y su reflejo
    hubo quién levantó su mirada, su palabra y su queja
    para tener una imagen digna frente al espejo.

    Siempre nos quedará la música,
    la que vino y se fué, la que quedó,
    la que anda prendida al corazón,
    la que llega y llegará, la que creímos y creemos
    necesaria y vital para respirar, soñar y vivir.

    El Ejido-Aguadulce 1/2 de Febrero 2010

    Alberto Montoya Alonso

  6. Pingback:   Se acabó la semana 6 de 2010 by apuf

  7. Juan

    Hola:

    Pues no sabía quién era el dueño o autor de la idea y mucho menos suponía la repercusión y servicio que hizo a la cultura.

    Siento su fallecimiento. Yo compré en la tienda que había en Princesa.

    Curioseando por la web, al enterarme en la radio de su fallecimiento, he encontrado una web donde recogen números desde 1982 del boletín, aquí http://www.archivodocumentaldiscoplay.info/ y creo que es justo indicar donde la encontré: http://www.stockplay.es/epages/62028221.sf .

    Un saludo

  8. Miguel Andrés Muiños

    Me enteré de la noticia del fallecimiento de Emilio Cañil por una esquela publicada en «El Mundo», cuando la leí ya se había celebrado el entierro, me hubiese gustado estar presente para estar con la familia en esos momentos, posteriormente manifesté mi pesar a su hermana Concha, desde estas líneas lo hago extensible a su mujer, hijos y resto de hermanos En este foro he leído manifestaciones de gente que aunque no conociesen a Emilio, manifiestan sus recuerdos de juventud, y alaban la labor pionera de un personaje que puso en sus vidas y en sus corazones el maravilloso mundo de la música y la literatura. Estas manifestaciones de clientes agradecidos y diseminados por toda la geografía española aunque intuidos, no se hicieron patentes de manera tan directa, quizás si hubiesen llegado a su conocimiento, le hubiese dado más fuerzas para luchar contra su enfermedad . Emilio era un amante de la cultura, metido a empresario. Tenía grandes virtudes ,culto , generoso, espíritu emprendedor, gran conversador etc etc, pero tenía un gran defecto , no escuchaba a nadie, cuando se le metía una cosa en la cabeza, allá que se lanzaba sin calibrar las consecuencias, quizás por este motivo era tan peculiar. Cuando digo que era generoso me baso en multitud de vivencias donde fui testigo, cuento una de ellas: estando en Los Sótanos y coincidiendo con las cruentas dictaduras chilenas y argentinas, se acercaban a su despacho multitud de artistas huidos de sus países, solicitando su ayuda y amparo o promoción, en una ocasión vi a Emilio sacar 100.000 pesetas (ojo principios de los ochenta, era un dinero) entregárselo a un dúo argentino con estas palabras «cuando podáis me lo devolvéis», sin mediar ningún papel ni firma. Ese dúo tuvo bastante éxito posteriormente, lo que no sé es si devolvieron lo prestado, así era Emilio para lo bueno y para lo malo. Cualquiera que apareciese con algún proyecto bajo el brazo era escuchado y la mayoría de las veces llevado a cabo. Te hacía desmantelar media tienda para celebrar una partida simultánea de ajedrez un domingo por la mañana, en el boom de las sevillanas te montaba una feria en mitad de la tienda y traía a los mejores intérpretes de aquel momento. Reeditaba costosísimas y primorosas .ediciones de libros como «Auto general de fe»-Madrid-1680, o «Proceso criminal que se fulminó contra Antonio Pérez», sabía que eran caprichos por su amor a la literatura y así muchísimas cosas más.
    Yo empecé a trabajar en Discoplay en una Fiesta del PCE en Madrid, me contrató su hermano Rafa, a mí en particular siempre me trataron con deferencia y cariño, donde ocupé distintos puestos en la empresa hasta su cierre. He preferido recordar los buenos momento de Discoplay, los últimos fueron un largo y penoso sufrimiento para todos, especialmente para él .Termino, reiterando mi pesar y afecto a su familia.

  9. JULIAN RUBIO ARES

    Mi interesa identificar a la autora del comentario emitido el 04-02-2010 bajo el nombre de María E. Ruego que me conteste en mi correo E. rubioares@hotmail.com, y además, como compañera que ha sido en DISCOPLAY, le transmito mi más cordial afecto.

  10. Julián no me esperaba esta respuesta tuya y menos en estos terminos,la última vez que nos vimos fué en un juzgado y no solo nos saludamos cordialmente,sino que te ofreciste a colaborar con mi abogada,en ningun momento me hiciste comentario alguno que indicara reproche,en cualquier caso te animo a que consultes con el resto de los afectados,porque yo si lo he hecho,y en todos he obtenido la misma respuesta.Te diré algo que quizás no sepas,dos dias antes de morir yo le mandé un e-mail a Stockplay deseándole un pronto restablecimiento de su salud,aprovechaba para agradecerle que en el pasado Emilio me ayudara y me diera trabajo en Discoplay,terminaba diciendo que lamentaba profundamente las circustancias en las que nos habia colocado a cada uno,para mi el Emilio humano siempre estará por encima del Emilio empresario.Por otra parte el mañana no está escrito,hoy estamos sumidos en una profunda crisis que nos tiene a todos paralizados,claro que no he encontrado a ningún incauto que financie mi locura,pero al menos este humilde teleoperador como me llamas,va de frente,como durante tántos años fuí….en fin esto daria para un debate mucho más largo pero terminaré diciendo que te conocí como cliente en Los Sotanos y siempre he tenido hacia tu persona un respeto porque siempre me atendiste como compañero,por eso no termino de entender el tufo que desprenden tus palabras….hasta cuando quieras,mi mano siempre estará tendida,no entiendo la vida de otra manera…..

  11. El más pequeño de mis tres hijos, Paul, siendo un parvulito un día se presentó en casa acompañado de un amigo del colegio. -Se llama Emilio- Dijo. -¿Emilio, qué más…?- -Cañil.- Respondió el mismo. Emilio Cañil sólo conozco a uno. Pensé. Le pregunté que a quién le había copiado el nombre. Se encogió de hombros.

    Efectivamente se trataba del hijo de Rafa, sobrino de Emilio. Desde entonces supe que tenía por vecino a alguien que conocí en pleno esplendor de Discoplay. Paul, hoy ya con 23 años, sigue teniendo como amigo a Emilito, de la misma forma que yo he recuperado relaciones de amistad con Rafa Cañil.

    Toda vida tiene un principio y un final, ambas cosas hay que aceptarlas como irreversibles; la primera porque esta datada y es incuestionable y la segunda porque no tiene remedio. Cuando muere alguien al que conocemos y con el que nos unen lazos afectivos, los que nos quedamos, sentimos como que en cierto modo una parte de nosotros también se va con la pérdida. No soy familiar de Emilio Cañil ni tuve muchas ocasiones de charlar con él pero si que me he beneficiado de su iniciativa, de su inteligencia y de su innovación. El «Boletín» llegaba a mi casa y con él tenía acceso a muchas de las novedades discográficas, discos con los que aprendía a ser músico. Aquella publicación se convertía mes a mes en un elemento cotidiano más de cuantos adornaban mi vida. Cuando desapareció Discoplay de inmediato pensé en Emilio y en lo duro que habría tenido que ser para él, un hombre emprendedor, un hombre bueno, ver como se diluía en nada el esfuerzo de muchos años y me sentí solidario con su decepción, que intuyo tuvo que ser grande.

    Emilio, hizo ganar mucho dinero a la industria discográfica y el día que ya no les sirvió, le marginaron. Lo sé de buena tinta. Su amor por los discos siempre fue muy superior al promedio que le tienen los que los producen y comercilizan. Sólo por ese detalle, hoy, todos los que gracias a los discos aprendimos a amar la música, te manifestamos nuestra admiración y nuestro respeto.

    Descanse en Paz.

  12. Manolo Fernández

    El viernes 22 nos vimos cerca de casa (el Tanatorio de La Paz lo tengo cerca) y pude compartir con muchos de los más cercanos a Emilio un sentimiento que, por suerte, veo renacer. Una buena parte de ellos están escritos y firmados más arriba, lo que me permite pensar que no todo está perdido.

    Nunca me gustaron las necrológicas (Lennon ya escribió aquello de «Nadie se acuerda de tí cuando estás jodido, pero todos hablan de tí cuando estas unos palmos bajo tierra»), por eso les digo a los vivos que siempre podrán contar conmigo… y a Emilio, que le echo de menos.

  13. Mamen

    No puedo más que redundar en lo que todos estais diciendo. Recibí el BID durante un montón de años (aún tengo ejemplares por aquí, con algunas portadas inolvidables) y gracias a él pude adquirir la música que no podía encontrar donde he ido viviendo. Sólo fui una vez a la tienda en Madrid y me pareció increíble que pudiera comprar desde mi casa, las joyas y la variedad que allí había.
    Casi cada mes (mis ingresos jueveniles no eran muy grandes), iba a por «el paquete de Discoplay» a Correos, y recibía el BID; eran los mejores momentos para mí. Luego se apuntó mi hermano, mis amigos, y hasta he pedido alguna cosa en los últimos tiempos para mi hija.
    No conocí a Emilio pero le estoy muy agradecida por haberme dado un enorme globo de aire para respirar en mi difícil juventud y poder disfrutar de lo que no estaba a mi alcance en mi ciudad. La verdad es que hoy me doy cuenta, cuando leo esta noticia, de que Discoplay fue más importante para mí y mis amigos de lo que ya sabíamos.
    Una brazo muy fuerte para toda su familia.

  14. Abel

    Simplemente decir, que personas como Emilio , con su amor a la cultura son las que hacen que una sociedad sea más culta y por ello más libre. Solo recordar con que emoción bajaba uno las escaleras para ir al Discoplay los Sábados por la mañana, con ese dinero ahorrado , pensando en los vinilos que podria uno encontrar en ese paraiso , hace que me emocione.Las horas que pude pasar buscando discos , como quien busca tesoros , y la alegria que suponia encontrar lo que ibas buscando…Te ibas corriendo a casa , con cierta ansiedad por llegar , para poder poner el disco cuanto antes y disfrutarlo…Simplemente Gracias .

  15. Pingback: La Música de El Mundano: Emilio Cañil, adiós a un pionero | Efe Eme

  16. Frederic García

    Acabo de leer en El Mundano la noticia del fallecimiento del Sr. Cañil. El nombre no me decía nada, pero cuando he leído la palabra Discoplay me han venido un montón de recuerdos a la cabeza. No recuerdo cómo llegó el BID a casa -serían finales de los 80- pero tras la primera compra que realicé -asegurándome así un año más de BID- esperaba ansiosamente mes tras mes el momento mágico de abrir el buzón y encontrarme el sobre gordo que contenía aquel maravilloso catálogo lleno de maravillosos Lp’s, y que disfrutaba mientras merendaba y me imaginaba cómo sonarían todos aquellos discos que casi nunca podía comprarme porque tenía catorce años y no tenía un duro. Con los años, y a medida que crecía mi poder adquisitivo, fui comprando más y más discos, centrándome sobre todo en las importaciones -vivía en Barcelona y aquí ya habían muy buenas tiendas- y en las maravillosas ofertas de overstock, por las que te podías agenciar auténticas joyas a precio de ganga. Por si fuera poco, además de la gran selección de artículos de la que hacían gala, se notaba en sus textos el amor por la música, por el cine, por la cultura (aquella introducción defendiendo la bajada del iva para los artículos culturales). Hace ya unos pocos años, tras meses de incertidumbre porque no llegaba el BID, me entero que han cerrado y me da un vuelco al corazón. ¡No me lo podía creer! Fue una gran pérdida para todos aquellos que amamos la música y que -digámoslo bien alto- amamos comprar discos. Pese a que no conocía al Sr. Cañil, mando desde aquí mi más sincero pésame por una persona que hizo mucho -muchísimo- por el desarrollo de la cultura en este pais. Descanse en paz.

  17. JULIAN RUBIO ARES

    Conocí a Emilio a principios de los años 70, sintonizando ambos con nuestros pareceres.

    Tras licenciarme y darme de alta como Abogado (1.976), entre mis primeros clientes estuvo Emilio Cañil (Discoplay). Posteriormente y desde el año 1.986, le presté servicios continuadamente hasta la desaparición de la Empresa.

    Tras tantos años de conocimiento a nivel personal y profesional, y después de su fallecimiento, sólo puedo expresar mi satisfacción por haberle conocido.

    Ha sido y seguirá siendo, mientras mi memoria perviva, una gran persona: llena de vitalidad, de confianza en el prójimo, totalmente desinteresada.

    Su voluntarismo de hombre de bien, le hizo intentar mantener DISCOPLAY cuando era imposible su subsistencia, y finalmente, en contra de su voluntad y ante la imposibilidad de seguir la actividad, tuvo que cerrar DISCOPLAY.

    Tuvo el gran acierto de poner el ocio y la cultura (la música sobre todo), al alcance de todos los españoles mediante la venta por correo, como varios correos de esta página reflejan.

    DISCOPLAY desaparecióal finalizar 2007 como consecuencia de muchos factores negativos, siendo los principales:

    1º la proliferación de supermercados por toda la península, que abrieron secciones de música/video;
    2º los nuevos medios de duplicación de música y video;
    3º los “manteros”;
    4º las descargas de Internet; y
    5º el incremento del coste de elaboración, manipulación y envío postal del BID.

    Como la experiencia nos enseña, el paso del tiempo hace que actividades que en un momento fueron rentables (por ejemplo: fabricar máquinas de escribir), queden obsoletas, y esto es lo que ha sucedido con esta entrañable Empresa.

    Descansen en paz Emilio Cañil y DISCOPLAY, a los que tendré siempre entrañable y gratamente en la memoria.

    Su viuda Ángela y sus hijos Álvaro y Javier, saben donde tienen un amigo.

    JULIÁN RUBIO ARES.

  18. Miguel Angel Hernanz

    Emilio descansa en paz.
    Yo tuve la suerte de poder trabajar con el 19 años, y aportar mi pequeño grano de arena para que llegase a todas las casas el BID. Pasamos muy buenos momentos, de los otros no me acuerdo.
    Un beso muy fuerte a toda su familia.

  19. Miguel Angel Rios

    ¡Qué sorpresa tan dolorosa la muerte de este gran
    hombre que fue Emilio Cañil!.
    Yo fui empleado suyo (de lo que estoy muy orgulloso). Llevaba en Los Sótanos la sección de
    Música Clásica. Es verdad que pasamos momentos
    muy difíciles, pero tambien es verdad que hubo
    momentos de gran fraternidad entre todos los
    empleados (y amigos) de esta «empresa» tan atípica
    como fue Discoplay. Y la verdad es que, en general,
    lo pasamos muy bien (¡Aquel viaje a Londres!).
    Como de todos los grandes hombres, las opiniones
    sobre Emilio pueden ser dispares (como dice el refrán «Cada uno cuenta la feria según le va»). Yo
    puedo decir que SIEMPRE se portó bien conmigo y
    que guardo y guardaré un emocionado recuerdo de
    este amigo que fue Emilio Cañil.
    Aunque no está de moda, debo decir que soy católico…así que rezaré por ti Amigo.

    • Rafel Fuentes

      Me he enterado hoy de esta triste noticia y lo he sentido muchisimo
      Trabaje 10 años del 84 al 94 en discoplay junto a Miguel angel, Alberto, Santi, Nuria, Marisa, Nako, Raúl… en fin tantos que no quiero olvidar a ninguno. En los Sotanos en Getafe y en La Vaguada. Y la verdad solo guardo buenos recuerdos de todos. Mi pesame a Rafa Cañil, a Alfonso, toda su familia.
      Cuando muere alguien querido, algo muere tambien en nosotros.
      Un abrazo a todos.

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  21. Que mala noticia. Yo también recibía los discoplays con ilusión, y hacía alguna que otra compra. Me llevaba muchas rabietas, cuando el cartero tardaba en traer el pedido. No solo compraba música, sino alguna que otra figurita, y juegos para el ordenador. Aún recuerdo mi primer pedido: Fueron pósters. Dos de Kiss y creo que otros dos de paisajes japoneses. Creo que en el año 19.85, pero también pudo ser de 1.984. El tiempo pasa, y la memoria es mala. El catálogo me lo pasó mi primo, que siempre fue un rockero de primera. Si el cierre de Discoplay fue una mala noticia, el fallecimiento de su fundador, lo es aún más. Por cierto ¿Alguien sabe de qué falleció?
    Descanse en paz.

  22. Anselmo

    Sobre la apertura de una tienda Discoplay en Moscú, encuentro esta noticia publicada en el Billboard americano.

    http://books.google.es/books?id=HhIEAAAAMBAJ&pg=PA35&dq=emilio+ca%C3%B1il+billboard&cd=2#v=onepage&q=&f=false

    interesante

  23. Fran

    Gracias Emilio por descubrirnos la música desde tu BID.
    Descansa en paz.

  24. Pingback: Necrológicas: Muere el fundador de Discoplay « Un palo de escoba por el culo

  25. julio vinilo

    No soy muy dado a los homenajes postumos, pero en esta ocasión creo que se merece.
    En el año 81 del pasado siglo y en plena efervescencia de la «movida» colgué los trastos de trabajo en la empresa para la que trabajaba y me lance con mi antiguo compañero y amigo Paco Martín a la aventura discográfica fundando el sello MR. Paco ya había trabajado para Polygram en promoción y yo tenía una pequeña importadora-distribuidora.
    El primer producto que pusimos en la calle fué un mini LP de Los Pistones, 1000 copias de tirada. Con un ejemplar bajo el brazo y sin guardar la 1ª reglas básica del vendedor: establecimiento de cita, encaminé mis pasos hacia la Gran Vía y me presenté en las oficinas de DiscoPlay que ya no se encontraban en los sótanos. Fui recibido de forma inmediata por D. Emilio, el cual me preguntó de forma natural ¿que me traes chaval?, después de una escucha completa volvió a preguntarme por el número de copias de que disponía, y finalmente sin preguntarme el precio me dijo «mándamelos todos y tráeme una factura», la cual me abonó contra entrega de la mercancía.
    Pronto descubrí que aquella persona no se correspondía con el resto de los mercaderes de la época, ni siquiera con aquellos con los que se había iniciado en El Rastro. Su calidad humana que fui conociendo con el paso del tiempo me ganó totalmente, y aunque sus pasos comerciales muchas veces fueran influidos por la voracidad de las multinacionales, siempre me mereció mi más profundo respeto. Los que vivimos aquella época difícilmente le olvidaremos.

  26. Rafa

    Recuerdos para el fundador de Discoplay en iPunkRock
    http://ipunkforos.com/viewtopic.php?f=2&t=74801

  27. Fernando

    Ay que recuerdos, parece que el Discoplay ya no formaba parte de ellos.

    Cada mes estaba pendiente de recibirlo, en Benilloba, un pequeño pueblo de la provincia de Alicante.

    Cuántos elepés compré de esta tienda por catálogo !.
    Cuando estuve en Madrid en los 80, no me olvidé de visitar la tienda desde la cual salían mis preciados tesoros.

    En fin, recuerdos agradables de la infancia.

    Gracias Emilio por acercar la cultura a los rincones más recónditos de nuestra geografía en momentos muy distintos.

  28. Ruben

    Gracias Emilio.
    Espero que empiecen a reconocer lo que tu trabajo supuso para el acceso a la cultura musical de varias generaciones de este pais.
    Descansa en paz.

  29. En plena pubertad me mudé al norte de España siguiendo a mi padre y su trabajo durante 4 años.

    Recalamos en un pueblo de unos 10.000 habitantes donde no había tiendas de música y la ciudad más próxima estaba a 120 Km.

    Ya conocía Discoplay en Madrid y fué sencillo conseguir que me enviasen el catálogo a mi «destierro».

    Mi habitación estaba decorada con posters suyos, el de Jesucristo Wanted, otro de AC/DC, mi ropa también llevaba cosida alguno de los patches que pedía por correo.

    Conservo casi todas las cassettes y vinilos que le compré.

    Voy a poner ahora en el plato algo suave, algo de Duke Ellington en vinilo comprado en Discoplay y voy a brindar por D.Emilio con un buen ron-miel casero.

    Gracias D.Emilio, sin Vd. mi vida no habría tenido el color que la música le proporcionó gracias a Vd.

  30. Patri

    Que descanse en paz..gracias a Discoplay comenzó mi interés por la buena música,siempre estará en mi recuerdo 🙂

  31. Emilio también fue un pionero en las campañas de fidelización, no sólo en la venta por correo.

    En este post Schevi nos cuenta como funcionaba lo de los Diplomas:

    http://celtibetico.blogspot.com/2010/01/murio-emilio-canil-de-discoplay.html

    Incluye una imágen

  32. Guillermo

    Suscribo lo escrito. he sentido una punzada de dolor en mi corazón al leer esta noticia. el Discoplay me acompañó todo mi juventud, y como muchos que vivían fuera de la capital, éste era el registro de lo que en el mundo sonaba. mi recuerdo y gratitud Emilio. un abrazo fuerte a su familia y amigos.

  33. Asier

    Vaya palo. Yo no tuve el honor de haberle tratado pero le estaré eternamente agradecido por haber «traído» una tienda de discos a mi pueblo. Recibir el BID era un subidón. Cuando iba a Correos a retirar mis pedidos veía fascinado unos 40 o 50 paquetes de Discoplay en sus estanterías a la espera de otros tantos destinatarios. Mi apoyo a su familia y amigos. Gracias por todo Emilio.

  34. Clara Ballesteros

    Conocí hace mil años a Emilio trabajando en la Editorial Aguilar y después continué el contacto con él en su tienda de Los Sótanos. Apoyó a todo el mundo que le pidió ayuda y en particular a los represaliados por el régimen franquista en su momento. Con alguno de ellos estuve vendiendo en El Rastro unos preciosos posters editados por él. La tienda de Discoplay fue un paraíso para los jóvenes -y no tan jóvenes- que en oleadas pasaban por allí.
    He estado muchos años fuera de España y desafortunadamente hace mucho que no le veía. Aunque cuando alguien toca tu corazón, como él lo hizo, permanece para siempre en tu vida. Gracias Antonio por el artículo y un abrazo muy sentido para la familia.

  35. Pingback: Fallece Emilio Cañil Bartolomé, fundador de Discoplay.

  36. Eva Sánchez Ortega

    Gracias por tu recuerdo Antonio.
    Yo también tuve el privilegio de conocerle, fui trabajadora suya veinte años, pude gozar de su calidad humana, de su generosidad sin límites, de su elocuencia… todos los que le queríamos nos levantamos la madrugada del viernes con el corazón encogido, una terrible e indigna enfermedad le apartó de nosotros, pero tuvo la inmensa suerte de estar rodeado del cariño y los cuidados de sus hijos , su mujer, sus hermanos…
    Hombre ilustrado donde los haya, amó la lectura yo diría incluso más que la música), ávido coleccionista de libros, no le dio tiempo a dejarnos en herencia el libro que siempre tuvo ilusión de escribir.
    Hasta siempre, EMILIO.
    GRACIAS POR TODO LO QUE ME HAS DADO.

  37. Franciso José Santiago

    Comparto totalmente los comentarios que aquí se escriben.

    Yo fui uno de los trabajadores que trabaje para Discoplay, incluso estuve en Moscu, hasta la regulación, muy bien pagado he de decir todos aquello años, aun no se me olvida que con aquella regulación encontré trabajo y me fui sin indemnización, Emilio me llamo a su despacho y me agradeció la marcha, yo sinceramente ya me sentía bien pagado aquellos años, y aún así, el no tenia por que agradecer nada.(posiblemente ya se le tiraban a la yugular sindicatos, provvedores…..etc).

    Hace unos pocos años empecé un proyecto de empresa, tuve la enorme suerte de reunirme con los algunos sábados por la mañana en su despacho, dentro de las posibilidades que tenia como empresa me apoyo, y aun así me enriquecieron mucho más aquellas charlas.

    Estos son solo dos detalles de la talla humana de quien creo que fue una buena persona, y una forma de expresar lo triste que me he sentido cuando me llamo un amigo de Madrid esta mañana.

  38. Yo soy uno de esos que esperaba cada mes el boletín Discoplay. Compré mucho (para mi poder adquisitivo de la época) y recuerdo que me costó conseguir ser un suscriptor. En mi ciudad no se vendían discos por lo que había que ir a Córdoba o Sevilla. Así que tener el BID era una oportunidad magnífica de conocer y conseguir música. Gracias a Discoplay también me adentré en géneros novedosos como la New Age. Mi discoteca particular está repleta de discos comprados aquí. Incluso compré otros artículos, libros sobre todo. En fin, una pena que desapareciese la empresa. Siempre guardaré esos «diplomas» u otros obsequios que daban para garantizarse tu simpatía y fidelidad. Una pena conocer la muerte del creador del boletín. Mi pésame para su familia.

  39. Rafa Cañil Bartolomé

    Gracias a todos/as por vuestros comentarios…
    Los que conocieron un poco a mi hermano saben que ante todo era un hombre honrado.
    Gracias, muchas gracias por recordar a mi hermano, mi padre, mi amigo, mi maestro, mi socio, mi todo…
    Rafa

    • Silvia Lovosevic

      Rafa, te mando un abrazo emocionado ahora cuando la desaparición de Emilio nos pone en contacto nuevamente, por aquellos años, aquellas aventuras en las que creíamos poder cambiar el mundo, pero, sobretodo, por haberlas vivido juntos. Buenos tiempos aquellos en los que el compromiso personal y la amistad sobresalían por encima de todo.

    • Nuria

      Hola Rafa, acabo de enterarme de la muerte de Emilio y me ha afectado muchísimo. Mi nombre es Nuria Sacristán Martín y fuí empleada vuestra desde 1983 hasta 1997.
      Os recuerdo con cariño y os mando mi más dolido pésame por la muerte de Emilio. Es algo que no me esperaba en absoluto.
      Deseo que envies mis condolencias a toda la familia.
      Os deseo lo mejor, de corazón.

  40. Gracias por el homenaje, totalmente merecido, que le haces a Emilio Cañil Bartolomé y nos trasladas a nosotros.

    Me has hecho revivir toda una época y sucesivos momentos y vivencias; de las búsquedas dominicales en los puestos del Rastro (soy asiduo visitante), de las tardes dedicadas a la misma búsca en la tienda de los Sotanos, el ansia por hacernos con los posters míticos, y por siupuesto, el impresionante concierto de Simon & Ganfurkel que disfrutamos en el estadio vallecano. Un lujo para el recuerdo.

    Gracias por todo Adrián.

  41. Silvia Lovosevic

    Gracias por recordar a Emilio. La noticia de su muerte me pilló por sorpresa, las muertes siempre sorprenden porque ¿quién las espera? A Emilio le debo mucho, posiblemente mi aventura personal a través de Linterna Música no hubiera tenido tan largo recorrido sin su incondicional ayuda y su Discoplay fue una plataforma para «otras» músicas, para otros sonidos, otros planteamientos al margen de las discográficas al uso. Pero, sobre todo, Emilio fue mi gran amigo, bueno, es mi gran amigo. Hasta siempre.

  42. Paula J Serra

    Como señala Antonio González Lejárraga, una de las personas que durante más tiempo y más de cerca le conoció, ha pasado prácticamente desapercibido para la mayoría de los medios el fallecimiento de un personaje clave en la reciente historia de la cultura de nuestro país.

    Emilio Cañil Bartolomé fue el alma mater, el fundador de Discoplay, y su director, hasta que cesó su actividad.

    Vendió más discos (y entradas para conciertos) en España, que los Beatles, los Rolling Stones, U2, Bruce Springsteen, Serrat, Alejandro Sanz y Mecano… juntos.

    En los tiempos en los que la música no se tostaba, ni se bajaba, una generación entera esperaba mes a mes la llegada de ese sobre en el que se ofrecían vinilos, casetes, vídeos… y más tarde CDs y DVDs, de un auténtico universo sonoro con el que formó su memoria musical, una buena parte de nuestro acervo cultural. También libros y objetos de lo más diverso. No existían “mantas” ni “amazones” ni “mulas”. La SGAE no había cambiado todavía la “E” de “España” por la de “Editores” (léase sociedades mercantiles cuyo objeto social es la búsqueda del beneficio a toda costa, incluso a costa del autor).

    Era un empresario, de lo que estaba profundamente orgulloso. Pero no entendía su empresa como un mero negocio. Él era un transmisor de la libertad y de la cultura. Discoplay es un icono de toda una época. Algunas de las empresas que él creo, y de las que se desvinculó posteriormente con exquisita benevolencia (magnanimidad que fue objeto, por lo demás, de mezquinas traiciones) aún siguen en pie.

    Pero, para quienes tuvimos el privilegio de conocerle de cerca, no era su faceta de mercader la más importante. Era un ilustrado. Y un ilustrador. Editor, mecenas, catalizador de inquietudes culturales y creador de tendencias.

    Su historia era la de un hombre hecho a sí mismo, la de un adelantado a su tiempo, la de un librepensador…

    Un romántico en el mundo empresarial, que luchó hasta el final (siéndole esquiva la victoria) contra la tiranía de los desiginios de los intereses estrictamente mercantiles. Para él la música era un lenguaje universal. El libre ejercicio de un derecho a opinar diferente por parte del artista a la búsqueda del oyente que comprendía y sintonizaba con su mensaje. No un mero producto en manos de ejecutivos sin escrúpulos de la industria discográfica.

    Su arrebatadora personalidad no dejaba indiferente a nadie que tuviese la ocasión de charlar con él y descubrir su cultura, su generosidad, su inteligencia, su nobleza, su altitud de miras…

    Su vocación frustrada fue la de escritor. Esperaba, sin prisa, jubilarse, tener tiempo para dedicarse a ello. Era un hombre de verbo fecundo y, a su vez, un voraz lector.

    De una persona con una conversación tan divertida y seductora, resplandeciente lucidez, tan prolijo en recuerdos y anécdotas, sentencias incontestables sobre todas las facetas de la vida… cabría esperar una obra para meditar, releer y conservar.

    No le dio tiempo.

    Al final Discoplay era su vida. Su vida era Discoplay.

    Quizás no pudo o no supo sobreponerse a su fin. Quizás el destino no le quiso en otro lugar.

    Para mí, que tuve el orgullo, el privilegio y el honor de trabajar para él, ha sido una pérdida muy dolorosa.

    Nadie es imprescindible. Pero tú eras irreemplazable.

    Hasta siempre Emilio

    Paula J Serra

  43. Christophe Magny

    Me llamó ayer José Manuel Costa para darme la noticia de la muerte de Emilio. Eran muy amigos, y me hice amigo de Emilio durante mis lejanos años madrileños a través de José Manuel. Gracias Antonio por este post, se lo merece Emilio Cañil. Si son pocos los que saben de música, los que quieren a la música entre los disqueros, son menos todavía entre los vendedores de música. A Emilio le gustaba la música, sabía de música, era generoso, divertido, todo un señor. Se le echará de menos.

  44. Tengo entendido que ayer Tomás Fernando Flores dedicó su Siglo XXI de Radio 3 a Don Emilio.

    P.D.: sobre lo que relata Antonio de Simon & Garfunkel añado que fui yo quien le llamó, desde NY, para comentarle que había problemas económicos para que fuesen a actuar. Y la gestión de la gerencia de la cia. española (CBS) fue decisiva.

    • Antonio González Lejárraga

      Recuerdo los problemas económicos que mencionas. Hubo que recurrir a Mariano Fuentes (MF) para que adelantara unos milloncejos, cosa que hizo con más miedo que vergüenza ante una aventura que se le antojaba un tanto «pericolosa».
      Pero se presentó en Los Sotanos con una maletita de ejecutivoy su sombrero de ala ancha, con los millones y la aventura se pudo llevar a buen puerto.
      También Emilio colaboró de manera desinteresada y decisiva para que pudiera celebrarse el concierto de Pete Seeger en el desaparecido Pabellón del Real Madrid.

    • Tomas Fdo. Flores

      Dedicar la edicion del Siglo21 del lunes ha sido lo minimo que podia hacer.

      Tuve el prilegio de conocer a Emilio Cañil, disfrutar de su conversacion, aprender de su percepcion de la vida y colaborar con el durante muchos años. Me ofrecio dirigir el Anuario Discoplay, una publicacion que resumia un año de musica y que regalaba a los clientes de Discoplay y que estuvo editando en los tiempos en los que la musica era mucho mas ficheros de bits. Pocos podrian decir como Emilio Cañil que ayudaron a difundir la musica como cultura y no solo desde su principal aventura, la de Discoplay.

      El viernes pasado cuando me llamo Raul Pajares para darme la noticia del fallecimiento yo estaba haciendo en directo el programa y no me lo podia creer.
      Descanse en paz. Era de esas personas de las que uno se siente muy orgulloso de haber conocido.

  45. ¡Qué recuerdos, Discoplay! Para mi, un ciudadano de la Comunidad de Madrid, que no residía ni reside en la City, era prácticamente la única forma de conocer las novedades discográficas y en definitiva, si mi bolsillo me permitía adquirirlas.
    En mis tiempos (no tan lejanos como los de Adrian, pero lejanos al fin y al cabo), la única forma de conocer las novedades de tal banda era cuando un amigo te pasaba la cinta y te la grababas o como bien dices, acudías al Rastro o a cualquier mercadillo de esta Iberia y adquirías una cinta con un sonido pésimo.

    Yo utilizaba esas cintas a modo de «try and buy». Es decir, como mi música no se vendía en El Corte Inglés (los Carrefour aún eran Simagos) y como antes no se llevaba aquello de escuchar un CD en un hipermercado (try and buy), adquiría una cinta cutrueluxmente grabada y si me gustaba (el 80% de los casos), me lo compraba. ¿Donde? En Discoplay y encima a un precio realmente asequible, incluyendo los gastos de envío.

    No había música al alcance de todos en la red. La música era considerada cultura mucho antes de los P2P, de los Megauploads o los Rapidshares. Ibamos tan contentos con nuestros «walkmans» o nuestros «loros» y exibíamos con orgullo a nuestros amigos ese «A Kind Of Magic» de Queen (mi primer MC original) o ese «World Wide Live» de Scorpions (mi primer doble vinilo original).

    Mi más sentido pésame a la familia y amigos de Emilio Cañil, un adelantado, en mi opinión a su tiempo.

  46. satí de crem

    Felicidades Antonio por tu escrito sobre Emilio Cañil con el cual me veia regularmente en el ultimo año por distintos motivos .Efectivamente y coincido contigo que Emilio no se memercía la espalda que le dieron muchos de los críticos de este país ( muchos de ellos están en Radio 3 )

    • Tras leer todo lo referido al fallecimiento de Emilio Cañil (todavía me cuesta creerlo) yo me sumo a esta catarata de comentarios para haceros llegar lo que para mí es de vital importancia.Os lanzo la pregunta : qué pasa con los Clientes/as, si habeis leido bien,porque cuando ya está todo dicho a casi todo,echo en falta la mención a esos miles y miles de fieles seguidores que núnca nos fallaron,y no creais que esta idea se me ha ocurrido hoy,no,en Enero del 2009 grabé un video que os invito a ver donde ya dejaba prueba de mi interés.Todo aquel que quiera verlo no tiene más que poner en Google disco2play y en la web de Sincables.Net durante 1 minuto y 9 segundos expongo mi idea,que no es otra que,primero rendir homenaje a los Verdaderos artífices del milagro de Discoplay,para invitarlos al nuevo proyecto que anida en mi cabeza.Legitimidad moral no me falta,ya que durante 33 años fuí un disciplinado empleado de Discoplay….en palabras del recordado Emilio 33 años modélicos….os espero.

      • JUULIAN RUBIO ARES

        Como Jefe de la Asesoría Jurídica de DISCOPLAY, y a cargo del Departamento de Recursos Humanos de esta extinta Empresa, debo puntualizar que su antiguedad es desde el 08-03-1976 hasta el 16-11-2007, es decir, poco más de 31 años, y no los 33 que dice. Es cierta su afirmación de que fue un empleado disciplinado, pero el hecho es que su trabajo en los últimos años de la empresa, era la de un simple teleoperador.
        La ignorancia es atrevida, y en tal sentido tomamos «su propuesta» de restablecer un DISCO2PLAY, en función de sus «conocimientos» en el tema, como una parida. De hecho, hasta hoy, nadie ha financiado su entelequia.
        DISCOPLAY desapareció en 2007 como consecuencia de muchos factores negativos, siendo los principales:

        1º la proliferación de supermercados por toda la península, que abrieron secciones de música/video; 2º los nuevos medios de duplicación de música y video; 3º los “manteros”; 4º las descargas de Internet; y 5º el incremento del coste de elaboración, manipulación y envío postal del BID.

        Como la experiencia nos enseña, el paso del tiempo hace que actividades que en un momento fueron rentables (por ejemplo: fabricar máquinas de escribir), queden obsoletas y esto es lo que ha sucedido con esta entrañable Empresa.

        A pesar de sus 31 años de antigüedad en DISCOPLAY, Vd. no ha asimilado esta realidad.

        Pero el objeto principal de este comentario es reprocharle, que aprovechando el hecho del fallecimiento de Emilio Cañil, intente «vender una moto siniestrada».
        A los que hemos colaborado en DISCOPLAY y a su familia, nos parece una actuación propia de «buitre» y le requerimos para que deje de intentar beneficiarse de esta denominación comercial.
        Por último reseñar que Vd. de los 38 trabajadores que había al cesar en la actividad DISCOPLAY, S.A., ha sido el único que ha perseguido el patrimonio personal de Emilio Cañil.
        Y esto no se puede olvidar.
        Nuestro deseo es que Vd. «embarque» al primer ignorante que encuentre , distribuya un nuevo Boletín Disco2Play, y luego tenga que rendir cuentas. Hasta nunca.

      • María E.

        Antonio Crespo, aún a riesgo de ponerme a tu altura y no ser éste el lugar adecuado, te voy a recordar muy sucintamente un hecho que olvidas: no fuiste un disciplinado empleado, ni modélico, obra en tu poder un despreciable comportamiento hacia un compañero tuyo.
        Y aunque no es mi estilo, me veo en la obligación de recordartelo, sobre todo cuando veo tanta vileza e infamia.
        Dicho ésto, ánimo y un abrazo muy fuerte para la familia y si Emilio nos está viendo desde el cielo que nos perdone, porque todo esto mancilla su honorable memoria, y aquí, parafraseando a Fco. Umbral, «hemos venido a hablar de Emilio y no de lo que opine el personal», es decir, de su encomiable labor por llevar la música a los hogares españoles, a través de su innovador Boletín Discoplay (BID), desde los años 70 hasta la primera década del siglo XXI.
        Descanse en paz.

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