Archivo diario: agosto 3, 2010

Los cursos de verano, el alcohol y el síndrome de “Sálvame” (por Rodri)

3 de agosto de 2010

El pasado jueves, 22 de Julio, acudí al Hotel Felipe II donde se imparten algunos de los Cursos de Verano 2010 de la Universidad Complutense. Iba a participar en el curso “Cinco Décadas del Pop Rock Español” que dirigía José Ramón Pardo.

Mi primera intervención, a las diez de la mañana, respondía al título: “La música desde los dos lados: bajista y periodista”. Mi intención fue hacer una charla amable, muy musical, combinando los aspectos que los veinteañeros de los años sesenta tuvimos para captar la esencia del pop y del rock que tardó en calar en nosotros por muchas influencias, emisoras de radio, discográficas, artistas a los que había que acompañar, música de baile que había que hacer en una Sala de Juventud…

A las doce, José María Cámara, Presidente Ejecutivo de Drive Entertainment, productora de teatro-musical, dio su charla sobre “Los años 70. La gran explosión de talento pop

Tuve que ir a una sala para atender la llamada de una emisora de radio de la sierra (como casi todos los ponentes invitados imagino) y me perdí unos treinta minutos de su intervención. Peri sí tuve tiempo para llegar a la sala y ver como mostraba un recorte de periódico donde, en 1982, él ya había hablado de la crisis musical que se avecinaba.

A las cuatro y media, dio comienzo una Mesa Redonda bajo la idea clave de: “1990-2010. ¿Crisis industrial o crisis de ideas?”. Yo era el moderador y los participantes eran: Pilar Tabares, vinculada con los programa musicales de TVE durante mucho tiempo. Pedro Herrero, cantante, compositor, componente de Pecos. Óscar Gómez, productor discográfico y compositor. Teo Cardalda, cantante, compositor, componente de Cómplices  y Golpes Bajos.

Tras una hora y media larga de animada charla en que los intervinientes hablaron desde Operación Triunfo al próximo estreno de un musical con las canciones de Cómplices en el Calderón, pasando por las experiencias de Pedro y sus composiciones y los trabajos de Óscar en España y en América.

Aún quedaban preguntas por hacer y temas por soltar cuando del fondo de la sala se elevó la voz de José María Cámara pidiendo la palabra. Se le concedió y la tomó. La tomó durante una media hora, agotando el tiempo que teníamos para los asuntos no tratados en la Mesa Redonda.

Si por la mañana mostró la hoja del periódico en él que en el 82 ya hablaba de la crisis, ahora, la exhibió, la esgrimió, la enarboló para acusar a todos los componentes de la mesa que hablábamos y hablábamos sobre la crisis sin aportar ideas o soluciones para acabar con ella.

La charla de Cámara era peripatética. Iba desde su asiento en la última fila de la sala hasta la mesita donde estaba el proyector en el medio del pasillo central ante el estrado de los participantes. Y con él iba el vaso. Vaso alargado, cilíndrico, de los llamados de tubo. Y el tintineo de los hielos sobre el vidrio animaban sus exposiciones y argumentos sobre la inoperancia de los que habíamos hablado. Depositaba el vaso sobre el proyector  y lanzaba una andanada. Cuando Óscar Gómez le respondía, con toda corrección, aprovechaba para trasegar algo de aquel líquido vivificador. Teo Cardalda reflejaba en su cara el estupor que le causaba la situación. Pedro Herrero era el más exacerbado (a uno de Vallecas no se le puede hacer esto) y Pilar Tabares, atónita, esperaba que le tocara el turno. Señalándola con el vaso Don Josemaría, le espetó: «¡Y a ti, ahora, te hablaré de Operación Triunfo!«

Yo esperaba que apareciera un cámara de Tele 5 y que le siguiera en sus idas y venidas. Era como uno del barrio que decía: «Yo, si voy a un sitio y no estoy a gusto, la armo.«

Ni que decir tengo que tampoco se aportó ninguna idea o solución a todo este show telecinquero. Hay otra forma mucho más ordinaria de decir lo que he escrito en cursiva y ruego a los mundanos que me disculpen pero es muy gráfica: “El que no puede follar, tiene que joder

José Ramón Pardo nos anunció que había que dejar la sala y, antes, como es preceptivo en los Cursos, la Secretaria hacía de “relatora” de lo hablado en la mesa redonda. María José Peláez, la secretaria, en su exposición, nos dedicó algunas frases a cada uno y pasó de puntillas por los comentarios de José María Cámara que, como él dijo en varias ocasiones, se había ido con la música a otra parte. Dejó las discográficas y se fue al teatro musical. Pero antes de irse y a pesar de haber vaticinado la “crisis”, en el 82, tampoco la arregló.

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