Aviso a España: sin rebote no hay paraiso

KIM KYUNG-HOON REUTERS AS

Aviso a España: sin rebote no hay paraiso. Y este no es otro que el triunfo en la final del Mundial de Baloncesto China 2019, que la selección disputará el próximo domingo (ante Argentina o Francia).

España se impuso 95-88 en la semifinal ante Australia, después de dos prórrogas. El encuentro no pudo ser más emocionante. La segunda prórroga fue una exhibición de los de Scariolo: arrasaron (15-8) y sentenciaron. Pero el partido dejó algunas dudas y despejó otras (como el acierto de Marc Gasol ante la canasta rival).

Por fin nos beneficiamos del poderio anotador de Gasol. Hasta este partido no había encestado 20 puntos o más. Ante Australia cerró con 33 puntos (ocho de los ocho tiros libres, dos decisivos al final de la primera prórroga que nos aseguró disputar la segunda, y tres triples, uno en la 2ª prórroga, de nueve intentos). Su poder de intimidación no se tradujo en el capítulo de rebotes. Solo capturó seis (cinco en defensa). Ricky Rubio le superó con siete (todos defensivos). Víctor Claver y Rudy Fernández lograron cinco cada uno. Estas cifras contrastan con las de Kay (11, siete en ataque), Ingles (10) o Bogut (9).

Insisto en el aspecto de los rebotes: España logró 37 (30 defensivos) y Australia 51 (35 defensivos y 16 en ataque). Estos números ante un rival experimentado como el que vamos a vernos la cara en la final (sea Argentina o Francia) será un handicap importante. Australia cayó por la competitividad española, nuestro gen baloncestístico. En esto, tanto argentinos como franceses nos igualan. Y no veo a sus mejores jugadores con el brazo encogido en momentos decisivos. Como le sucedió a Mills (32 puntos) en el segundo tiro libre al final del último cuarto, en el mal pase que se fue fuera mediada la primera prórroga o en la bandeja que erró en la segunda. Son tres errores puntuales graves de un jugador impresionante (no cuento los intentos de triples o tiros de dos que no anotó, porque eso forma parte de la normalidad).

En mi opinión el problema en los rebotes proviene de la soledad de Marc Gasol. Las tres personales de Juancho Hernangómez (gran torneo el suyo) en la primera mitad pesaron lo suyo. Gasol, por tanto, solo obtuvo ayuda de los bajitos (Ricky y Rudy) y de Claver (otro baluarte de esta selección).

España, como aventuró el seleccionador serbio, llega a la final pletórica. La segunda prórroga es la mejor prueba. Y la trayectoria de Scariolo también. Será nuestra segunda final de un Mundial.

 

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