El Barça le va a poner un chalet en la Costa Brava a Donnarumma. Se lo merece. Su espeluznante performance de ayer lo descalifica como portero de nivel. No está en la élite y por tanto perjudica a su club (y a su selección). Es responsable directo de dos de los tres goles encajados por el PSG y pudo hacer bastante más en el otro.
No se entiende que con casi dos metros de estatura no domine el juego por alto. No sale y cuando lo hace la pifia, como en un salto con Lewandowski que el delantero cabeceó y el meta no llegó con su puño. No fue gol porque un defensa despejó en la línea de gol. Quizás tras el desastre del primer gol se paralizó y por eso se quedó colgado bajo palos.
En nuestra comida familiar transoceánica del sábado pasado mi primo Noru nos preguntó por cómo veíamos la Eurocopa. Mi hermano citó a Francia. No quise hacer pronósticos por no gafar a mis tres selecciones favoritas. A lo máximo que llegué fue a admitir que la francesa era una de las tres. Noru nos preguntó por Italia. Asumo que era de su preferencia. Me limité a contestar que entre los ocho equipos de cuartos de Champions no había ningún club italiano. Y que el único italiano de nivel presente entre los mejores de Europa era Ancelotti. Supongo que tras lo de anoche mi primo entenderá porque no mencioné a Donnarumma y porque no considero a Italia como favorita.
El Mundano 