Noche grande en el Bernabéu, una noche europea en la que el Real Madrid hundió al PSG. El 3-1 final que eliminaba al club parisino tuvo aires de gesta. Porque todo se puso cuesta arriba con el golazo de Mbappé en el 39. Un 0-1 que llegaba en uno de los peores momentos, cerca del descanso.
El primer cuarto de hora del Real Madrid fue muy buena, pero faltó remate. Y precisión en las aproximaciones, tanto en los escasos disparos como en los últimos pases. El Madrid presionaba arriba, liderado por Benzema y Fede Valverde, robando bien la pelota e impidiendo los avances rivales. Kroos, de pivote, tenía a Alaba de guardaespaldas y a su lado un Modric que en la segunda mitad impuso su ley y fue clave en la victoria.
La salida fue fulgurante, desde que pusimos el balón en juego: jugada ensayada con un envío largo a Vinicius y ya estábamos en el área rival a los 10 segundos. Y a los 36 habíamos recuperado el primer balón a 20 metros de Donnarumma.
A partir de ese primer cuarto de hora los blancos aflojaron porque el PSG se recompuso y empezó a tocar. Siempre buscando a esa fiera que es Mbappé. De no ser por los tres goles de Benzema habría sido sin duda el jugador de la eliminatoria. Marcó los dos tantos de su equipo, aquí y ahí, además de los que le anularon.
La sensación al descanso no era buena. Courtois estuvo más activo que su portero. Lo cual nunca es buena señal. Sin olvidar el aspecto físico porque pasamos un rato largo persiguiendo sombras. Pero comentaba a mis cercanos que si antes necesitábamos dos goles para pasar ahora seguíamos necesitando dos, mas para igualar. Y si se conseguían vaya usted a saber que podría pasar…
Arrancó la segunda parte con un Benzema más activo. Pudo empatar pero Donnarumma voló y con la yema de sus dedos enguantados desvió a córner. Mbappé nos puso el corazón en un puño con un golazo, anulado por fuera de juego de Nuno Mendes. El lateral arrancó su carrera por la banda en offside. Esta y una de Messi fue lo único que nos ofreció el PSG en la segunda parte. Hasta Mbappé se diluyó a medida que avanzaba el partido, a pesar de sus embestidas y su endiablada velocidad (le anularon otro gol).
El destino del encuentro y de la eliminatoria cambió a partir del minuto 56. Entraron Camavinga y Rodrygo por un fatigado Kroos y un Marco Asensio que arrancó muy bien pero que a partir del primer cuarto de hora se fue desvaneciendo hasta desaparecer del campo. Alaba pasó al lateral izquierdo. Los que entraron aportaron energía. El delantero aliviaba a Vinicius porque los avances por la derecha ahora sí funcionaban y el equipo alternaba ambas bandas. El francés con sus insultantes 19 años se comía a los parisinos. Era el complemento ideal para Valverde. Y Modric pudo hacerse con la batuta del equipo. Como dijo alguien Modric lideró la insurrección blanca. A los cinco minutos de este doble cambio llegó el empate.
Donnarumma la cagó ante la presión de Benzema, en el área pequeña. El balón llegaba a Vini en la banda izquierda, dentro del área. El extremo con excelente criterio se la pasa a Benzema quien logra el 1-1. La esperanza y la euforia se juntaron. Comenzaba el recital madridista y al PSG le empezaron a temblar las piernas. Sobre todo a sus defensas y portero. Se encadenaban las ocasiones (la más clara una de Vinicius en el 72, cuando en un fallo defensivo se encontró con el balón solo frente al portero y su disparo se fue alto).
En el 66 Lucas Vázquez entraba por Carvajal, con una amarilla. Mbappé seguía siendo la única preocupación que teníamos.
A Paredes le perdonaron la segunda amarilla por un pisotón a Benzema (luego a Marquinhos le perdonaron la segunda ¡dos veces!). Pochettino con buen criterio retiró a Paredes poco después.
Los dos minutos mágicos fueron el 76 y el 78, los del 2-1 y el 3-1. Primero, Modric sale desde la frontal de nuestra área. Avanza como si tuviera 22 años. Supera obstáculos, combina con Vini a quien lanza en carrera con un pase cruzado y filtra el pase a Benzema desde la frontal del área francesa. El nueve anotaba su segundo gol de la noche. Controló con la izquierda y chutó con la derecha. La eliminatoria estaba igualada. El PSG sacó de centro y les quitamos la pelota. Fue el inicio del desastre parisino. Vinicius presionó a Marquinhos en el área, tras un pase de Rodrygo, y el despeje del central se convirtió en una asistencia a Benzema. 3-1 y hat-trick del francés.
Con el 3-1 y el partido roto el Madrid pudo ampliar el marcador. El PSG solo dispuso de una falta lanzada por Messi, que se fue lamiendo el larguero. Mbappé estaba solo. Y era el único capacitado para voltear el marcador.
La estadística final muestra que el Madrid remató 21 veces, siete entre los tres palos. De estas siete tres fueron gol. La segunda mitad fue decisiva para estos números. Ellos dispararon 10 veces, cuatro entre los tres palos (un gol)
Siempre nos han dicho que la fe mueve montañas. Los madridistas conocemos esto bien. Y hoy lo hemos vuelto a comprobar.
El sorteo para los cuartos de final de Champions será el día 18. A ver qué suerte tenemos. Y por cierto la decimotercera la ganamos tras eliminar al PSG en octavos…