El líder de Vox, Santiago Abascal, viajó ayer a Jerusalén para reunirse con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Es su segunda visita en pocos meses (ya estuvo el pasado diciembre). En sus viajes y alianzas internacionales Abascal demuestra que su patriotismo es de pacotilla. Se posiciona siempre al lado de gente que no favorece nuestros intereses económicos, como Marine Le Pen enemiga declarada de los agricultores españoles (en defensa de los suyos). O de quienes faltan al gobierno de España. Abascal siempre se arrima y les calienta la oreja hablando mal del gobierno. O los invita a cagar en baño ajeno como hizo con Milei.
El sabio refranero español dice que Dios los cría, y ellos se juntan. Esa fue mi primera reacción al enterarme del viaje y ver la foto de Abascal y Netanyahu. Vox se apresuró a distribuir la imagen y dar algunos detalles. Me quedé pasmado leyendo en El País esta parte del comunicado de Vox: «Cuando Abascal sea presidente del Gobierno, España revertirá la creación de Estado de Palestina”. Se llama delirios de grandeza. Me atrevo a pronosticar que nunca será presidente. Pero con esta jugada vuelve a dejar a Feijóo descolocado, que parece ser el objetivo de Abascal. El gallego es un pardillo en el tablero internacional y no las huele. Por mucho que quiera dárselas de enterado.
El Mundano 