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Indignado con Paul Krugman

El País

Estoy indignado con Paul Krugman, el Nobel de Economía. Esta mañana me ha dado el desayuno. Suelo leer su columna dominical del suplemento de Negocios en El País (traducción de lo que escribe en The New York Times). Soy admirador y seguidor suyo (en asuntos económicos). Zapatero a tus zapatos es la frase que me viene a la cabeza, ya más sosegado tras la lectura del «Vacunas, un desastre muy europeo» de ayer (el enlace es a Yahoo, sin necesidad de registro o suscripción). Frase que se le puede aplicar tanto a él como a mi. Pero sus falsedades basadas en datos erróneos son palmarias. Como podrán comprobar en los siguientes párrafos, si tienen paciencia y ganas de seguir adelante.

Sigue sorprendiéndome que El País publique semejantes opiniones, sin verificar. Tampoco cuestionan al autor y dan por bueno lo que envían. Parece marca de la casa. Lo hemos visto en casos anteriores. Los más destacados, en mi opinión, son uno reciente, de Enric González desde Buenos Aires dando por buenos los datos falsos de Trump sobre la economía estadounidense (como si hubiese heredado un país en bancarrota, que es lo que recibió Obama y enderezó). Más antiguo es la campaña pro tabaco de Javier Marías, que le convirtió automáticamente en enemigo de la salud pública. Los malos humos de Marías pretendían arremeter contra la prohibición de fumar en el interior de lugares de trabajo y locales abiertos al público (tiendas, bares, restaurantes, oficinas, etc.). En medio, Diego Torres contra el Real Madrid (Torres fue el único represaliado de los tres, pero porque dio una noticia inventada que la realidad desmintió a las pocas horas).

La tesis de Krugman para arremeter contra la UE, en el asunto de las vacunas, se basa en premisas falsas. Lo cual viene a demostrar mala baba o ignorancia. O ambas cosas. Desde hace tiempo me quedó claro que su aproximación a la realidad europea surge, a partes iguales: de un excesivo patriotismo estadounidense y un paternalismo típico del aire de superioridad que se dan las elites de EEUU.

Krugman critica la prudencia de la UE respecto al tema de las vacunas. Algo que a mi entender es de agradecer. Se centra en el ejemplo de AstraZeneca. Y los dimes y diretes sobre su suspensión y posterior redistribución. ¡Pero no menciona en sus críticas que AstraZeneca no está aprobada en Estados Unidos! ¿Conoce o desconoce este dato fundamental? ¿Es ignorante o manipulador? ¿Cómo se atreve a criticar un proceso de la UE cuando en su país aún no se ha aprobado esta vacuna? Hoy, por ejemplo, se han dado a conocer los datos de la segunda ronda de pruebas de AstraZeneca (en Estados Unidos, Chile y Perú, con un79% de efectividad entre los 32.449 individuos que participaron en los test). En EEUU están aprobadas las de Pfizer/BioNTech; Moderna y la de Johnson & Johnson. La de AstraZeneca está pendiente de su autorización urgente en Estados Unidos: el laboratorio ni siquiera la ha pedido, pendiente de los resultados que se han dado a conocer hoy. ¿No será Mr. Krugman que el problema es del laboratorio y no de la UE? Los han tenido en producción, distribución, cumplimiento de entregas pactadas, han despertado dudas sobre su aplicación en mayores y sus efectos secundarios (estos llevaron a su suspensión temporal y ya han sido aclarados, aspecto este último que el Nobel parece despreciar y que acrecienta la sensación de seguridad que debemos tener los ciudadanos europeos respecto a nuestra vacunación).

Aclarado el asunto de la bienvenida prudencia y la ignorancia de Krugman respecto al estado de una de las vacunas, vamos con el otro aspecto discutible de su libelo. No es otro que el de la compra centralizada de vacunas. Que no deja de ser algo positivo. Una guerra comercial entre países europeos para comprar vacunas primero perjudicaría a los estados menos pudientes y con menor población. Ya lo experimentamos con la adquisición de material sanitario hace un año, al principio de la pandemia. Y segundo, solo beneficiaría a los laboratorios. ¿De qué lado estás Krugman? Otra ventaja de la compra centralizada es el poder de negociación. Y lo sabes estimado Nobel. Se estudia en todas las escuelas de negocios del mundo.

Dejo para el final su análisis sociológico respecto a la actitud europea y estadounidense frente a la ciencia. Es aquí donde sus mencionados patriotismo y paternalismo quedan más en evidencia. Escribe: «La renuencia a recibir la vacuna contra la COVID-19, incluso si está disponible, no es desconocida aquí, pero el sentimiento antivacunas parece extenderse de manera alarmante en Europa, en particular en Francia«. Veamos lo que dicen los datos, que desmienten a Krugman, porque lo alarmante es lo de su país:

Recordemos que en 2019, por los antivacunas, resurgió el sarampión en Estados Unidos. Así que menos lobos Paul Krugman!!!

P.D.: es obvio que la UE ha cometido errores en este proceso, pero no los que señala Krugman y mucho menos comparados con EEUU. Sí es cierto que los tropiezos iniciales en la vacunación (Trump) han sido corregidos (Biden) y ahora marchan viento en popa.

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Sindemia y ultracrepidianos

Sindemia y ultracrepidianos son dos palabras que he conocido recientemente y que no están recogidas en la RAE.

Sindemia lleva su tiempo, pero es desde hace unas semanas que se está poniendo de moda (en la imagen pueden ver el tuit de un profesor universitario colombiano que avisaba sobre ello en abril de este año). ¿Cuál es su significado y a qué se refiere? Una sindemia es la suma de dos o más epidemias. Es un neologismo formado por la unión de las palabras sinergia y epidemia. La Fundéu de la RAE la acepta como término. A principios del año pasado 40 expertos acuñaron en la revista científica The Lancet el término de «sindemia global«. Se referían a tres pandemias, presentes en todos los continentes: obesidad, malnutrición y cambio climático. Hace una semana el editor jefe de The Lancet calificaba al coronavirus como una sindemia. Su propuesta es analizar las consecuencias del virus desde un enfoque biológico y social. Y recuerda que «la noción del concepto sindemia fue concebida por primera vez por Merrill Singer, un antropólogo médico estadounidense, quien argumentó que un enfoque sindémico revela interacciones biológicas y sociales que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y la política de salud”.

Lo de los ultracrepidianos lo conocí ayer. Gracias a un retuit de Fran G. Matute. El original era de SergioEfe. Como podrán comprobar se usa la acepción inglesa. La española existe e incluso hay un artículo de Quim Monzó del 1 de enero de 2014 en La Vanguardia. Monzó usaba la definición inglesa: «tendencia a opinar y dar consejos sobre materias de las que no tienes ni idea». Es decir, la postura actual del periodismo, los tertulianos y los todólogos (sustantivo aceptado por la RAE).

Aunque solo haya conocido el término ayer parece que su origen se remonta al ¡352 a.C.! Y podría ser el antecedente de nuestro «zapatero a tus zapatos». Cuentan que Apeles de Colofón, el pintor favorito de Alejandro Magno, le espetó una frase, de la que se deriva la palabra, a un zapatero que se acercó a su taller para dejar un encargo. El zapatero al ver las pinturas y los murales criticó lo que vio. Apeles le dijo «Ne supra crepidam sutor iudicaret» (que está en latín y se supone que es la traducción del original griego). Traducido a nuestro idioma viene a decir que «el zapatero no opine más arriba de los zapatos».

Los ultracrepidiamos, aparte de recordarme a Trump, se asemejan a lo que en psicología se llama el efecto Dunning-Kruger.

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A favor de la petición de evaluación de los científicos españoles

Olmo Calvo elDiario

Estoy totalmente a favor de la petición de los científicos españoles para «una evaluación independiente e imparcial, por un panel de expertos internacionales y nacionales» sobre la gestión del coronavirus, tanto a nivel estatal como autonómico. La solicitud se ha hecho pública en una carta publicada en la revista especializada The Lancet.

No sé en que quedará esto, teniendo en cuenta que las tres peores CCAA han sido y son Castilla-La Mancha, Cataluña y Madrid, donde gobiernan respectivamente PSOE, separatistas (Junts per Catalunya y ERC) y PP con Cs (apoyados por Vox).

La misiva arranca con los aterradores datos que ya conocemos: «Más de 300.000 casos, más de 28.000 muertes confirmadas, casi 20.000 en residencias de ancianos; un exceso de mortalidad de 44.000 personas y más de 50.000 trabajadores sanitarios infectados». Estas cifras son las que llevan a una veintena de expertos en salud pública a movilizarse para averiguar lo sucedido durante la epidemia del Covid-19. Un ejercicio necesario para entender en que hemos fallado y en lo que hemos acertado. Especialmente importante es reconocer e identificar los errores cometidos, para intentar evitarlos en el futuro. Y todo pasa necesariamente por reforzar el sistema de Sanidad pública. La salud pública es de todos y para todos.

Como la carta a The Lancet está en inglés les dejo dos enlaces a la noticia aparecidas hoy en elDiario.es y La Vanguardia.

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