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Dylan cumple 80 años

Hoy 24 de mayo Bob Dylan cumple 80 años. Y qué mejor forma de celebrarlo que con este «Forever Young«. Aunque fuese compuesta con su primer hijo en mente, el título de la canción («Siempre joven») viene al pelo.

En el video, extraido de la película «The Last Waltz«, le acompañan de The Band. Que además grabaron la versión original incluida en «Planet Waves» (1974), su primer álbum tras abandonar CBS (Columbia Records), su compañía desde el principio de su carrera. David Geffen y Elliot Roberts le ficharon para Asylum. El siguiente «Before The Flood«, el doble en directo con The Band que fue su primer disco live, fue el último con Asylum y volvió a CBS. Donde aún sigue.

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La superbanda de Joni Mitchell en 1979

Joni Mitchell montó una superbanda en 1979 para la gira en la que presentaba su álbum «Mingus«. La formación era:

Jaco Pastorius: bajo

Michael Brecker: saxo tenor

Pat Metheny: guitarra eléctrica

Don Alias: batería y percusión

Lyle Mays: teclados

Pastorius venía colaborando con Mitchell desde hacía unos años. Se inició en la grabación del «Hejira«, disco en el que el sonido y la presencia de su bajo es protagonista.

El video está grabado a principios de septiembre de 1979 en el Santa Barbara Bowl. Esta actuación en el anfiteatro californiano fue grabada y editada discograficamente  en 1980 («Shadows And Light«) y posteriormente en DVD (2003).

La canción «Free Man In Paris» está inspirada en David Geffen. Incluida en otro de sus grandes álbumes, «Court And Spark» (1974), el sexto de su carrera, fue compuesta durante un viaje a la capital francesa con Geffen, Robbie Robertson y su esposa. Robertson, además de canadiense como Mitchell, era el guitarrista de The Band y habitual colaborador de Bob Dylan y Neil Diamond. La letra versa sobre las sensaciones de Geffen durante estas vacaciones, al verse libre de compromisos profesionales y sociales.

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Dylan vende todo

La noticia musical de ayer fue la venta de todo el catalogo de canciones de Bob Dylan. Aclaro: Dylan lo ha vendido todo, tanto los derechos que le corresponden como autor como los derechos editoriales. Estos últimos los controlaba su propia editorial, Bob Dylan Music Company (BDMC). Esta nació de la agrupación de todas las editoriales que ha tenido el Nobel de Literatura a lo largo de su dilatada carrera (Dwarf Music, Big Sky Music, Ram’s Horn Music y Special Rider Music). Algunas surgieron por asuntos relacionados con divorcios. BDMC operaba directamente en Estados Unidos mientras Sony/ATV administraba los derechos en el resto del mundo. Asumo que una parte de la venta se canalizará a través de la empresa (por absorción) y otra a título personal.

Esta operación por la que Dylan se deshace de su pasado presenta varias particularidades. La primera que llamó mi atención fue la cuestión del derecho moral, inexistente en la legislación de la propiedad intelectual estadounidense y pilar básico de la europea (conocida como derecho continental). Este derecho moral surgió como protección de los autores para que no vendiesen todos los derechos de sus obras por cuatro perras. Algo más frecuente de lo deseado, por los problemas de adicción que todos pueden imaginar. Las sociedades anglosajonas, tan pro business, no aceptaron esta normativa. En el caso de Dylan no hay ningún abuso y como autor estadounidense se aplica la legislación de su país. La particularidad surge por la parte compradora: Universal Music Publishing Group es una editorial estadounidense, mas su propietaria es una multinacional francesa. De no estar registrada UMPG como empresa de EEUU habría creado problemas burocráticos. De fácil solución, pero costosa.

No se ha desvelado el precio de la adquisición. Algo que tendrá que hacerse al publicar las cuentas del trimestre y las anuales de 2020 de UMPG. Mientras, los medios especulan con una cantidad que rondaría los 300 millones de dólares. Cifra que me resulta irrisoria, aunque parezca que es mi comentario el que lo sea. Me explico: hace tan solo unos días, el 4 de diciembre, Primary Wave Music Publishing anunció que le había comprado a Stevie Nicks una gran parte de sus derechos (80%) por unos 100 millones de dólares. Es decir, por un tercio de lo que dicen que le han pagado a Dylan se llevan menos del 100% de los derechos de Nicks, que es lo que Dylan le ha vendido a UMPG. No me cuadra. No infravaloro a Stevie Nicks ni sobrevaloro a Bob Dylan. Pero las cosas como son: la carrera de uno arranca en 1962 y su catalogo son más de 600 canciones, muchas de ellas versionadas por los más grandes de todos los estilos y géneros (superan las 6.000 grabaciones). El mayor éxito de Nicks fue el «Rumours» de Fleetwood Mac, uno de los más vendidos de la historia. De las 11 canciones del álbum tres fueron compuestas por ella más uno con toda la banda. En el siguiente, «Tusk«, un doble, suyas son cinco de las 20 canciones. En solitario también tuvo éxito, pero sin llegar a la altura del «Rumours«. Primary Wave, que se ha hecho con los derechos editoriales de Nicks, inició sus actividades en 2006 con la compra del 50% del catalogo de canciones de Kurt Cobain.

Estas compras recientes (Dylan, Nicks) tienen algunos antecedentes de este mismo año: Calvin Harris (90 millones), Imagine Dragons (100 millones), The Killers, etc. A esta lista muy pronto se unirá David Crosby.

La pregunta clave es: ¿qué ha motivado a Bob Dylan para deshacerse de sus activos más preciados? Al 100%. Igual que en los casos mencionados anteriormente puede haber una motivación fiscal. El presidente electo Joe Biden anunció durante su campaña que subiría el impuesto de plusvalías de un 20% al 40% para las ganancias superiores a un millón de dólares. Esto quizás explique el frenesí de compras y ventas desde las elecciones del 3 de noviembre hasta la fecha. Pero sigue sin despejar la incógnita principal: ¿por qué vender el 100% de sus canciones? Evidentemente el precio será mayor cuanto más porcentaje venda. ¿Pero de ahí al total? Demuestra un desapego absoluto por sus creaciones. ¿O es justo todo lo contrario? Porque prefiere dejarlas en manos de profesionales (UPMG) que en quién sabe quién. Estoy hablando de sus herederos, sus parejas, y sus respectivos abogados, asesores financieros y demás buitres. Probablemente, desde el punto de vista fiscal, esta también pueda ser la mejor solución para los herederos. Aparte que los derechos de autor pasan a dominio público 70 años después del fallecimiento del autor. Es decir, vendiendo incluso puede estar beneficiando a los herederos de sus herederos (si los herederos directos no dilapidan la previsible fortuna que les va a quedar). Recuerden que Bob Dylan tiene 79 años.

Por una ironía del destino UPMG va controlar todas las canciones de Dylan. Leeds Music Publishing le firmó su primer contrato editorial (un adelanto de 100 dólares) para las dos canciones propias incluidas en su álbum de debut (1962), más los arreglos de los cuatro temas tradicionales que adaptó. Leeds Music fue vendida a MCA que a su vez posteriormente fue comprada por Universal.

En la editorial de Dylan, Bob Dylan Music Company, además de sus temas encontramos una joya no compuesta por él: «The Weight» de Robbie Robertson (The Band).

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Fairport Convention: «Folk Heroes»

Acabo de ver este documental, «Folk Heroes«, sobre la legendaria banda inglesa Fairport Convention. Es de 2017, con motivo del 50 aniversario de su fundación. Lo grabé hace unas semanas cuando lo emitió Sundance TV.

Fairport Convention, apadrinados por el indispensable Joe Boyd (su productor y mánager), asentaron las bases del folk-rock inglés. Renovaron el acervo tradicional y lo electrificaron. También fueron los primeros en grabar canciones de Joni Mitchell, antes de que ella se diese a conocer masivamente. Bob Dylan les reconoció como los mejores interpretes de sus canciones inéditas (las que el aún no había grabado). La edición del primer álbum de The Band «Music From The Big Pink» (1968) les hizo cambiar su dirección musical. Vieron imposible alcanzar esa cota. Y dejaron de mirar a la música popular estadounidense para bucear en las raíces de su propio país. 

El documental recoge los múltiples cambios de formación, los nuevos grupos y solistas que surgieron y los diversos fallecimientos a lo largo de las cinco décadas que celebra. Y, por supuesto, airea y reafirma el enorme legado de Fairport Convention.

Les recomiendo que lo busquen en el canal Sundance TV (con subtítulos) o a continuación (sin subtítulos): 

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Cathy Smith: de Gordon Lightfoot a John Belushi

La canadiense Cathy Smith no es un nombre reconocible. Pero si damos pistas, de Gordon Lightfoot a John Belushi pasando por Levon Helm (The Band), tendremos más claro quien era. Hablo en pasado porque ha fallecido hace un mes. Tenía 73 años.

Catherine Evelyn Smith (1947-2020) nació en Burlington (en el extremo oeste del lago Ontario). A los 16 años dejó los estudios y se fue a vivir a la cercana Toronto. Rápidamente se integró en la emergente escena bohemia de la ciudad. A los 17 tuvo un hijo al que dio en adopción. Siempre sostuvo que Levon Helm era el padre, pero él nunca aceptó serlo.

A mediados de los 70 mantuvo, durante cuatro años, una relación volátil con Gordon Lightfoot. «Sundown«, el único n.º 1 de Lightfoot, está dedicado a ella. Lightfoot llevaba un año divorciado, mas la canción no refleja esa situación. El tema está inspirado por su relación con Cathy Smith. La letra refleja un oscuro sentimiento de posesión. En un documental sobre el cantautor canadiense él mismo confesaba los celos que le atormentaban. Sobre «Sundown» escribió Julio Ruiz una de las primeras entradas de la serie Un siglo de canciones.

Tras romper definitivamente con Lightfoot se mudó a Los Ángeles en 1978. Se enroló como corista en la banda de Hoyt Axton. Y se amigó con Keith Richards y otros Rolling Stones. Se aficionó a las drogas duras. Para costearse el consumo comenzó a traficar. Se la empezó a conocer como Cathy Silverbag, por su bolso metálico lleno de drogas.

National Enquirer

El titular «Yo maté a John Belushi» en la portada del sensacionalista The National Enquirer la hizo saltar a la palestra en Estados Unidos y Canadá.

Esta portada y el artículo correspondiente la llevaron a juicio. Lo que en principio se había certificado, tres meses antes, como una sobredosis adquiría otra dimensión tras esta revelación.

El Blues Brother Belushi estaba en la cima de su fama, tanto en el cine como en la TV (Saturday Night Live). Esa aciaga noche del 5 de marzo de 1982 todo se fue al traste. El speedball, la explosiva mezcla de cocaina y heroína, que le suministro e inyectó Cathy Smith acabó con su vida.

El Enquirer la pagó 15.000$ por la exclusiva. En 1983 se abrió la vía judicial. Fue condenada en 1986 a tres años de cárcel por homicidio involuntario y diversas faltas relacionadas con la posesión de narcóticos. A los 15 meses la dejaron en libertad condicional y fue deportada a Canadá.

En 1984, cuando aún no había sido sentenciada, publicó sus memorias «Chasing the Dragon» en las que intentaba huir del titular periodístico. «Yo no maté a John Belushi» escribió. Y confesaba sus sentimientos de culpa sobre lo acontecido. Ni el libro tuvo repercusión ni ella logró su objetivo.

Cathy Smith: musa, groupie y camello.

En la foto la vemos, de blanco, con su abogado en 1986, el día que se conoció la sentencia.

NYT Lennox McLendon:Associated Press

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Mini martes

Michigan

Ayer se celebró en EEUU el Mini martes (o Súper martes 2) del proceso de primarias del Partido Demócrata. Votaban en seis estados. Michigan era el más importante con sus 120 delegados. Washington State con 89 y Missouri con 68 eran también buenas plazas. Los otros tres repartían 14, 20 y 36 (North Dakota, Idaho y Mississippi respectivamente). En total estaban en juego 347 delegados.

Lo más sorprendente ocurrió al filo de la medianoche (hora española): la administración del Estado de Michigan anunció que probablemente no se conocerían los resultados hasta bien entrado el miércoles. Una vez más quedaba demostrada la eficacia de nuestros procesos electorales y las carencias del país líder en tecnología punta. Incomprensible.

Una jornada que podría disparar a Joe Biden hacía la nominación o afianzar la posición de Bernie Sanders. Biden encabezaba la carrera de los delegados (tras su gran noche del Súper martes, impulsado por su triunfo previo en Carolina del Sur). Y también algo que podría ser decisivo entre los votantes del Partido Demócrata: los candidatos que han abandonado las primarias han manifestado su apoyo a Biden. Todos menos Elizabeth Warren. Ella supone la gran incógnita. Llegados a este punto conviene recordar tres puntos:

  1. Sanders no es miembro del partido. Se presenta a las primarias como independiente. Factor que puede ser decisivo de cara a los superdelegados en la convención del partido.
  2. Por muchas importancia que Warren se de, su peso e influencia no es tan relevante. Se ha demostrado en las urnas de estas primarias.
  3. A Warren le pesa su pasado como militante del Partido Republicano. Y su personalidad de profesora regañona. Dos patinazos en estas primarias la descabalgaron y dejaron sin opciones: no tener un plan economico para su proyecto sanitario (fue patético ver como en el primer debate intentaba escabullirse de las preguntas de sus rivales) y su enfrentamiento público con Sanders al terminar un debate (se acercó a su posición y le regañó; esto acabó reforzando a Sanders).

Sobre la una de la madrugada CNN proyectaba el triunfo de Biden en Mississippi. Quedaba por saber el reparto de los 36 delegados del estado. Dada la configuración etnica de los votantes (64% afroamericanos) podemos suponer que se llevará una gran parte de los 36. Confirmando que al voto negro no le gusta Sanders. Y si no afianza el voto joven –perdió muchos el Súper martes– sus posibilidades se estrechan.

El New York Times confirmaba el triunfo de Biden en Mississippi y añadía Missouri (68 delegados). Washington Post decía lo mismo que el NYT. Me sorprendió el silencio de CNN respecto a Missouri. Hasta la 01:38 no dieron a Biden ganador en Missouri. Un triunfo claro y significativo: Sanders perdió Missouri en 2016 por los pelos contra Hilary Clinton y en 2020 se ha desplomado frente a Biden. A esta hora ya se conocían los primeros resultados de Michigan (la foto del encabezado): con un 21% escrutado Biden iba ganando por 28.990 votos.

Seguía sin entender el aviso del gobierno de Michigan sobre la demora en dar los resultados finales. Ya teníamos el 21%. Y minutos después conocíamos los datos al 31% y Biden aumentaba su ventaja. Y a las dos estábamos en el 44%. Biden mantenía posiciones. Otra curiosidad: a esas dos de la madrugada española cerraban los colegios electorales de Michigan. Es decir, teníamos casi la mitad de los resultados con la votación aún en marcha. Y nos habían avisado que los resultados definitivos no se conocerían hasta bien entrado el miércoles (en su uso horario). Alguna explicación tiene que haber. A mi se me escapa.

Al 53% la diferencia entre Biden y Sanders aumentaba. Y a las 02:10 CNN proyectaba a Biden como ganador de Michigan, el premio gordo de la noche. En un estado en que Sanders le había ganado a Clinton en 2016. En el siguiente cuadro del NYT vemos los datos conocidos hasta las 02:15. Ojo que el recuento de delegados del 10 de marzo es parcial, solo han repartido 55 de los 347 en disputa.

NYT

 

Si la tendencia de Michigan se mantiene y acaba ganando Biden, según el pronóstico, podríamos decir que el Mini martes fue The Night They Drove Old Bernie Down.

 

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Elliot Roberts (1943-2019)

Trasher's Wheat 1985

Ayer me enteré del fallecimiento de Elliot Roberts, un gigante de la industria musical estadounidense. Sucedió el día 21 de junio. Tenía 76 años, cumplidos el pasado mes de febrero.

Nacido y criado en el Bronx neoyorkino acortó su apellido judío (Rabinowitz) y tras abandonar los estudios universitarios (dejó dos carreras) quiso ser actor. Empezó a trabajar en el departamento de envíos de la William Morris Agency de Nueva York. Ahí conoció a David Geffen, otro gigante. Aunque debería decir que Geffen es el gigante de la industria cultural de Estados Unidos. Esta relación devino en amistad y compartieron negocios y aventuras empresariales (Geffen-Roberts Company y Asylum Records en 1971).

Fueron Geffen y Roberts quienes convencieron a Bob Dylan para que abandonase su discográfica de siempre (Columbia Records/CBS) para unirse a la discográfica Asylum y a su oficina de representación (Geffen-Roberts Co.). Editó dos álbumes con ellos: «Planet Waves» y «Before The Flood«, un doble en directo con The Band. Posteriormente Dylan volvería a su casa de siempre.

En 1973 Geffen, Roberts, Elmer Valentine (dueño del Whisky a Go-Go) y Lou Adler abrieron el club The Roxy en el Sunset Strip de West Hollywood. Neil Young inauguró el local.

Roberts y Geffen dejaron de ser socios por culpa de terceros. Un joven agente, Irving Azoff, que trabajaba en la Geffen-Roberts Co. fue el causante principal del cisma: The Eagles cambiaron de pareja de baile, abandonaron a Geffen-Roberts y se fueron con Azoff, quien montaba su propia oficina. Geffen y Roberts, ambos impulsivos y apasionados, chocaron en su forma de afrontar la situación. Geffen fue frío y cerebral y Roberts diríamos que más hippy. El primero tomó una actitud profesional y siguió trabajando con Azoff (convenció a Warner Bros. para que le financiase un sello, Giant Records) y los Eagles (en Asylum y luego en Geffen Records, donde también tuvo a Don Henley), mientras que Roberts roto el amor fraternal juró odio eterno al traidor y al grupo. Y formó Lookout Management. Las malas lenguas dicen que la movida de Geffen con Azoff fue para quitárselo de en medio de MCA (donde presidía la cia.) y poder vender Geffen Records a los nuevos dueños de MCA.

El primer descubrimiento de Roberts fue la canadiense Joni Mitchell. La vio actuando en un club del Greenwich Village de Nueva York (Cafe Au Go Go) en 1966. Se mudaron juntos a Los Ángeles, a Laurel Canyon (centro artístico y bohemio). Les acompañaba el entonces novio de Mitchell, David Crosby. Al poco se les unió David Geffen. Ya situados en la costa oeste Joni Mitchell le habló de un compatriota suyo, Neil Young, que estaba en un grupo (Buffalo Springfield). Curiosamente fue Young quien provocó que la banda prescindiese de los servicios de Roberts. Cuando ellos se separaron, a los 18 meses de formarse, Neil Young llamó a Elliot Roberts para que fuese su manager. Quería empezar su carrera en solitario. Ha sido representante suyo hasta la fecha de su muerte. Son más de cincuenta años. Y «aguantar» a Neil Young no es fácil… Jimmy McDonough, autor de la biografía de Young, escribía al respecto de la relación Young/Roberts que «Ha habido otros equipos infames en el rock and roll –Dylan y Albert Grossman, Ray Charles y Joe Adams, Bruce Springsteen y Jon Landau– y, por supuesto Elvis y el Coronel Tom Parker. Elliot Roberts definitivamente vive en este salón de la infamia y es el único ser humano capaz de guiar la carrera de Neil Young.»

Con Joni MItchell rompió en 1985. La foto de Trasher’s Wheat en la que vemos a Young, Mitchell y Roberts es de ese 1985.

Roberts también fue manager (con o sin David Geffen) entre otros de Crosby, Stills & Nash, Crosby, Stills, Nash & Young («el pegamento que nos mantenía unidos» ha declarado Graham Nash), Jackson Browne, America, Devo, Talking Heads, The Cars, Tom Petty, Tracy Chapman (su último descubrimiento de relieve) además de los ya mencionados anteriormente.

Cuando llevé el marketing internacional de Geffen Records en NY tuve el inmenso honor de conocer a Elliot Roberts. (David Geffen tenía un contrato de distribución con Warner Bros. para EEUU y Canadá y otro con CBS para el resto del mundo; Warner eran socios de Geffen Records). Me tocó trabajar con él en tres proyectos: Neil Young (dos álbumes), Joni Mitchell y el debut en solitario de Ric Ocasek, el líder de The Cars.

Con Ocasek no hubo nada que hacer. Aparte de trabajar para que se editase en los principales mercados del mundo. El álbum era flojo. No funcionó en EEUU, ni en ventas ni tuvo el apoyo de la crítica musical. No había ninguna historia que contar. En cambio con Joni Mitchell fue otra cosa. Dada la vertiente pintora de la cantautora, y que la portada del álbum «Wild Things Run Fast» era obra suya, Roberts y Mitchell tuvieron la idea de organizar presentaciones del disco en galerías de arte (en conjunción con sus pinturas). En Estados Unidos solo consiguieron hacerlo en Los Ángeles. Por mi parte coordiné con las compañías de  Inglaterra, Italia, Australia y Japón para hacerlo en Londres, Milán, Sydney y Tokyo. Salí bien parado del asunto aunque ella echó de menos no haber estado en París. Aún recuerdo la mirada de Elliot Roberts a Joni Mitchell: la calló. Y rápidamente paso a agradecer lo que CBS Records International había logrado.

Lo mejor de nuestra relación sucedió en San Francisco, en el rancho de Neil Young (una hora al norte de la ciudad). Young debutaba en Geffen Records con un disco difícil «Trans«. Influenciado por Kraftwerk se alejaba drásticamente de lo que sus seguidores podían esperar. El trasfondo del disco eran los ejercicios vocales que practicaba con su hijo Ben, quien sufría parálisis cerebral infantil. (Pero eso no lo sabíamos entonces). Young había accedido a recibir periodistas musicales y críticos en su rancho, para pasar el día con él, hablar del disco, etc. Las delegaciones australianas y japonesas habían llegado directamente y ya estaban en el rancho cuando llegué desde NY con los ingleses, Antoine de Caunes y su equipo de TV de Francia, la corresponsal italiana de la RAI, un par de medios alemanes y uno holandés. Nos recibió Elliot Roberts en el aeropuerto de LA. El trayecto fue todo un muestrario de Roberts. Todo lo que me habían contado era cierto: despierto, buena persona, bromista, rápido, inteligente, encantador, etc. Recuerdo vívidamente dos temas: la historia de porque Neil Young y él se habían comprado esos terrenos. La idea era que, según estudios geológicos que hablan sufragado, cuando los movimientos de la Falla de San Andrés fuesen perceptibles, sus propiedades se convertirían islas del Pacífico. Cuándo le pregunté cuando ocurriría eso, me contestó entre risas que en unos miles de años. Y se encendió un porro (que ya llevaba liado). El segundo asunto fue cuando nos llevó por unas carreteras rurales, con pequeñas subidas que tomaba a gran velocidad (como si fuesen dunas) y el todo terreno literalmente volaba hasta caer sobre sobre suelo firme de nuevo. El vehículo que nos seguía, con el resto de la expedición, le pitaba (asumo que pidiéndole prudencia).

Al llegar a la casa de Neil Young, nos esperaba con su familia, músicos, amigos y los australianos y japoneses que habían llegado antes. El salón era lo que te esperabas. Rústico, lleno de guitarras, amplis, una enorme chimenea, muebles de madera, telas en las paredes, alfombras cubriendo todo el suelo. Y una peste a marihuana que ya te embriagaba. Improvisamos una pequeña rueda de prensa mientras preparaban la cena. Tras la parte profesional del asunto nos relajamos, comimos, bebimos y Young nos tocó un par de temas con sus amigos músicos. Tuve ocasión de charlar con él. Le felicité por el riesgo que asumía con «Trans«. No es fácil que un artista de renombre de un cambio estilístico tan acusado y se lance al barro de esta manera. Estaba especialmente interesado en la opinión de los alemanes (por lo de Kraftwerk). A Roberts (y a Young) le gustó lo que dije. Y creo que fue ahí cuando me gané la confianza del manager. Respecto a mi comentario sobre asumir riesgos soltó irónicamente que David (Geffen) no compartía mi punto de vista. Años después Geffen demandó a Young por no entregar obras acorde a su estatus, por los que la compañía le pagaba un millón de dólares de adelanto.

Lo último que supe de Roberts fue la semana pasada. Unas declaraciones suyas respecto al incendio que afectó a muchos de las cintas originales propiedad de Universal (y los sellos que ha ido absorbiendo o creando). Decía: «Es un crimen que hayan desaparecido los masters originales de Billie Holiday o Buddy Holly o de todos esos artistas de los 40 0 50. Cuando la industria discográfica empezó a declinar hace unos 15 años, la gente (por los ejecutivos) fue reticente a hacer copias porque costaba dinero. Cuesta de 2.500$ a 3.000$ convertir un original analógico a una copia digital de audio en alta resolución. No quisieron gastarse el dinero… Es trágico.»

 

 

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El peso de Aretha Franklin

El peso de Aretha Franklin ha dejado un legado inmortal en muchas áreas y géneros musicales. La web Hip Hop DX ha publicado un listado con los 15 mejores temas de rap que han sampleado su música. Otra muestra de su peso es que nadie ha cantado a los Beatles como ella. Salvo ellos, claro está. Aunque no esté tan claro cuando hablamos de sus versiones de otras canciones. Se las apropiaba y las hacía suyas. Como «Respect» de Otis Redding. Quizás el ejemplo más claro de como le dio la vuelta a un tema.

Otro caso paradigmatico es el «The Weight» de The Band. Que es al peso al que me refería en el titular (en un intento de hacer un juego de palabras con su influencia y el título de la canción de Robbie Robertson, quien reconocía la influencia de Luis Buñuel en la letra). Un temazo cuya mejor versión es la de Aretha Franklin, superando a la original (en mi opinión). Los arreglos de Arif Mardin y la producción de Jerry Wexler y Tom Dowd obran maravillas. Y un dato clave: la slide guitar de Duane Allman. Aretha quería que hubiese ese sonido y pidió que trajesen a ese «white cat«. Los componente del triángulo mágico de Atlantic Records de esos días (Dowd, Mardin y Wexler) sabian perfectamente a quien se refería Lady Soul. A Duane «Skydog» Allman (el mote de Skydog se lo puso Wilson Pickett).

Cuando algún listo habitual de los medios intenta desmerecer (y ensuciar) la labor de Jerry Wexler como productor (o director de grabaciones) convendría que escribiese conociendo algunas de las reglas básicas del arte de grabar discos. Las resumo en dos principios innegociables:

  1. Potenciar el talento creativo de autores, artistas, arreglistas, músicos e interpretes. Crear y conseguir las mejores condiciones posibles.
  2. A veces para cumplir la primera premisa lo mejor es quitarse de en medio y dejar hacer. No interferir. Observar como todo fluye.

Una de las mayores aportaciones de Wexler, en los discos de Aretha para Atlantic sobre los de John Hammond (su descubridor) en Columbia Records, fue un sencillo truco (además de la selección de repertorio): alejar a la Franklin de la cabina individual destinada a grabar cantantes. La colocó al piano y grababa su voz desde ahí, mientras tocaba y cantaba arropada por los músicos (y no aislada de ellos). En «The Weight» concretamente desplazó al pianista al órgano. En fin…

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Levon Helm (1940-2012)

Esta foto fue tomada, el verano pasado, en la que probablemente fue su última actuación en Europa: el Solid Sound Festival británico (tocó con Wilco).

Entrada relacionada:

Un siglo de canciones 89: “The Weight” (por Gustavo Sierra y Adrian Vogel)

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Barry Feinstein (1931-2011)

Ha fallecido Barry Feinstein a la edad de 80 años. Conocido como el fotógrafo del Rock comenzó su carrera en el Hollywood de la década de los 50. Y por su cámara pasaron estrellas del cine, acontecimientos, políticos, músicos, etc. Aquí repasaremos algunas de sus fotos más relevantes, incluyendo aquellas que fueron portadas para los grandes iconos del Rock, y también la que no lo fue: la foto para la portada original del «Beggars Banquet» de los Rolling Stones.

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