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No entiendo a Luis Enrique

AS

No entiendo a Luis Enrique y no tiene nada que ver con los resultados. No entendí el once que presentó ante Suiza. Parto de la base que muchos de aquellos titulares no serían de la partida frente a Portugal, y no veía la lógica de priorizar el partido en Portugal en vez del de Suiza en casa. Me explico; España para llegar a las semifinales de esta Liga de Naciones precisaba lograr tres o cuatro puntos, dependiendo de lo que hiciesen los lusos en la República Checa. Ganando a Suiza en casa ya teníamos tres. Como Portugal ganó a los checos con un empate frente a ellos nos bastaría. El empate entre España y Portugal es el resultado de nuestros cinco últimos enfrentamientos. En el partido de ida de este grupo empatamos a cero en casa. Y no ganamos a Portugal ahí desde hace 19 años. No entiendo jugárselo todo a un solo partido y fuera de casa. Es una apuesta muy arriesgada.

Si en la alineación incluyes suplentes en sus clubes queda claro que estas reservando fuerzas para el siguiente encuentro. Esto es lo que hizo Luis Enrique frente a Suiza. Los tres puntas son suplentes. De hecho Marco Asensio jugó más minutos con la selección en ese partido que con el Real Madrid en lo que va de temporada. Añadan dos suplentes más en defensa. Solamente los tres medios son fijos en su equipo, el Barça: Busquets, Pedri y Gavi. Lo cual añadió mayor preocupación: ¿no iba a contar con ellos ante Portugal? No lo entendía.

Tampoco entendí los elegidos para ganar en Portugal. Guillamón, quien comenzó de central ahora juega en el Valencia de pivote defensivo. Luis Enrique lo colocó de central junto a Pau Torres mientras dejaba fuera de la convocatoria a Eric García (tampoco entiendo que lo convoque y mucho menos que lo alinee). Lo de seguir contando con Sarabia y Ferran Torres de delanteros, junto a Morata, me asombra. Y no tengo palabras para lo de Koke y Soler de titulares. El rojiblanco no atraviesa su mejor momento y Soler solo ha jugado un partido en el PSG esta temporada. La cosa estaba tan fea que Luis Enrique recurrió a los tres medios del Barça en el descanso (Busquets, retrasando a Rodri por la sustitución de Guillamón con amarilla)) y en el 59 (Pedri y Gavi).

Si quieres ganar es difícil entender que en la primera parte no chutásemos ni una sola vez. Unai Simón hizo un paradón a Diogo Jota en el 32.

Los cambios de la segunda mitad dieron otro aire a la selección y se vio más a Morata. Todas las sustituciones eran rectificaciones de los errores de alineación ya comentados. Mas las oportunidades eran lusas. Unai Simón salvó un mano a mano frente a Cristiano Ronaldo al minuto de reanudarse el juego. Carvajal salvó otra situación en un balón suelto en el área con dos portugueses al acecho para rematar a la red.

Entrabamos en los 10 minutos finales con Nico Williams (entró en el 72 por el inoperante Ferran Torres) aportando chispa y profundidad al juego. Pedri y Gavi se multiplicaban. Rodri saliendo de la cueva era síntoma de poderío. Era otro equipo. En realidad, este era el equipo.

En el 87 un balón cruzado de Carvajal al área lo cabeceó Nico Williams, desde el lateral izquierdo del área chica, para Morata. El delantero centro remachó a la red. 0-1.

Unai Simón hizo su tercera gran parada de la noche en el 89 a Cristiano. Y se consumó el pase de La roja a las semifinales. Aunque yo siga sin entender a Luis Enrique.

En esta fase final a cuatro de la Liga de Naciones nos acompañan Países Bajos, Italia y Croacia.

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A por la 14

14

Esta noche se cierra la temporada a lo grande, con la final de la Champions. El Real Madrid aspira a su decimocuarto título y el Liverpool a su séptimo. Será la tercera vez que ambos clubes se enfrenten. La primera la ganaron ellos en París (1981) y la segunda nosotros (Kiev, 2018).

La final promete ser un partido apasionante y muy equilibrado. Las apuestas dan a los Reds como favoritos. Lo mismo pasó en las eliminatorias contra el PSG, Chelsea y Manchester City: el Madrid no era favorito. Es más, cuando arrancó la temporada no figurábamos en ninguna quiniela. Ni siquiera en la mía. El debut europeo con derrota en casa frente al Sheriff, en la fase de grupos, tampoco ayudó. Por establecer un paralelismo optimista recuerdo que lo mismo sucedió en el Mundial de Sudáfrica: España arrancó perdiendo contra Suiza para acabar levantando la copa. La primera y hasta la fecha la única selección en lograr ganar un Mundial tras perder el primer partido.

Los madridistas, dentro de la lógica preocupación, somos optimistas. Vemos al equipo feliz, engrasado, sin bajas. Incluso un pesimista como yo que siempre percibo zancadillas y espinas por el camino. En mi caso es porque la temporada se cierra con una Liga y una final de Champions (además de la Supercopa, es decir dos de los tres títulos nacionales que se disputan). Mas no soy conformista y aspiro a que se pueda cerrar con el broche de oro que supone ganar este último partido.

Asumo que los del Liverpool pensaran lo mismo. Y confiarán en sus armas que son imponer un ritmo alto de juego, su presión constante y desplegar las alas con sus dos excelentes laterales (sobre todo Alexander-Arnold).

El duelo Alexander-Arnold vs. Vinicius puede ser histórico. Supongo que ambos recordarán cuando Vini eliminó en Valdebebas al Liverpool, en la ida de los cuartos de la Champions de la temporada pasada. No creo que Klopp haya olvidado esa actuación y ese partido que perdieron 3-1. Ya tomó medidas en la vuelta pero no pudieron remontar ni marcar (terminó 0-0).

Confieso que el Liverpool me cae simpático. De los clubes ingleses ellos y el Manchester United son los que gozan de mis simpatías. Estos me deslumbraron a mediados de los 60. Era el equipo de Bobby Charlton, Dennis Law y George Best (cito a estos tres porque eran mis favoritos). Ganaron su primera Copa de Europa en la 67/78 tras eliminarnos a nosotros en semifinales. El Liverpool me ganó por ser el equipo de la ciudad de los Beatles (desconocía la existencia del Everton). Y luego en los 70 llegó Kevin Keegan y el enamoramiento fue total, confirmado décadas después con Steve Gerrard. A Keegan dio la casualidad que le vi debutar en 1971 con el primer equipo del Liverpool. Salió desde el banquillo y revolucionó el partido. Estaba en Londres y vi el partido por TV. Enseguida puse una conferencia para llamar a mi padre en Madrid y expresarle mi entusiasmo. Hubo ojeadores merengues pero finalmente Keegan se fue al Hamburgo en 1977 donde ganó dos Balones de Oro (1978 y 1979).

Como diría Cristiano Ronaldo estamos confiantes y confiamos en Ancelotti, Pintus y la plantilla. Ojo, no estamos eufóricos.

¡Hala Madrid!

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Borges en la Puerta del Sol de Madrid

Borges Puerta del Sol

El otro día volviendo de comer de La Ancha me topé con esta placa, en la Puerta del Sol, que recuerda el paso del gran Jorge Luis Borges por Madrid. Era la primera vez que la veía y desconocía que estuvo viviendo en Madrid, a donde llegó en 1919 procedente de Barcelona. También vivió en Mallorca (seis meses) y Sevilla. Precisamente en Sevilla el movimiento ultraísta dio sus primeros pasos desde las páginas de la revista Grecia. Y fue en la ciudad andaluza donde conoció al poeta Pedro Garfias, uno de los fundadores del movimiento liderado por Rafael Cansinos-Asséns. Si Garfias le introdujo en los círculos literarios sevillanos Cansinos-Asséns fue su cicerone en Madrid y le metió en las tertulias de los cafés Colonial (la de Cansinos-Asséns) y Pombo (la de Ramón Gómez de la Serna quien dijo «no conviene confundir el ultraísmo con el altruismo»).

La placa se colocó el verano de 1998, siendo alcalde Álvarez del Manzano. El Hostal Americano, al que hace referencia la inscripción, también tiene fachadas a las calles Carmen y Tetuán. Enfrente del hostal, cruzando Sol, se encontraban los cafés Colonial y Pombo.

La I Guerra Mundial sorprendió a la familia Borges en Europa. Visitaban Inglaterra, Alemania, Francia y quedaron estacionados en Suiza.

Borges y su hermana estudiaron en Ginebra en el Instituto Calvino fundado por Juan Calvino en 1559,  una de las primeras escuelas públicas, gratuitas y obligatorias del mundo (y aún en funcionamiento). Curiosamente Borges está enterrado en Ginebra a escasos metros de Calvino (o al menos de la lápida que señala su tumba)..

Cuando descubrí la placa en Sol pensé que sería un buena entrada para celebrar el Día del Libro.

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Los primeros Oros en escalada y kárate en unos JJOO son para Alberto Ginés y Sandra Sánchez

Medallero

La escalada y el karate debutaban en Tokio 2020 como disciplinas olímpicas y las primeras medallas de oro de la historia de los JJOO han sido para Alberto Ginés y Sandra Sánchez. El cacereño de 18 años cumple los 19 la última semana de octubre. La talaverana de 39 años celebrará sus 40 el próximo mes. Son los primeros campeones olímpicos de escalada y karate. Con estos dos oros España entra en el Top 20 del medallero (empatada con Suiza).

Ramón Navarro Marca

Me disponía a ver la semifinal de las chicas de waterpolo frente a Hungría (somos sus bestias negras), pendiente de la actuación de Sandra Sánchez, la mejor karateca de kata de la historia. A su impresionante historial de 6 europeos consecutivos, 3 mundiales y cinco años seguidos como la n.º 1 del ranking mundial (que la valió para entrar en el Guinness de récords por sus éxitos internacionales), ahora tenemos que añadir este oro olímpico. El primero y el único, porque el karate (o kárate, que ambas formas están aceptadas) no volverá a formar parte de los JJOO. No me pregunten por qué. Desconozco las razones. Tenemos judo o taekwondo como disciplinas olímpicas más no el karate. Los países organizadores tienen la facultad de invitar especialidades deportivas a sus Juegos. Japón es la cuna del karate y la elección parecía lógica. La brava Sandra Sánchez se enfrentaba a la heroína local, su gran rival de los últimos años a quien siempre venció. Y atención: gracias a este oro su marca será inalcanzable hasta que el karate vuelva a unos Juegos.

Con 2-0 a favor de España en el primer cuarto frente a Hungría, La 1 partió la pantalla para ofrecernos la kata de Sánchez. La intensidad, el altísimo nivel de concentración y las voces que profería nuestra karateca te dejaba pegado a la pantalla. No parecía concebible que no ganase. Mas los jueces locales… La finalista japonesa también lo hizo muy bien, pero no tanto como nuestra campeona. 

La excelente noticia de la medalla de oro de Sandra Sánchez, nuestra segunda en estos Juegos, coincidía con las chicas de waterpolo poniendo distancia en el marcador (5-2 al descanso). El resultado final, 8-6, es la mejor prueba de las dificultades del segundo tiempo. En el que nuevamente destacó Pajarito Laura Ester, nuestra magnífica guardameta. También hay que mencionar la media docena de tiros que se estrellaron en los postes de la portería húngara. Los tres goles de Anni Espar y los dos de la debutante Elena Ruiz (16 años) también contribuyeron a la victoria. En la final nos espera Estados Unidos, que ya nos vencieron 8-5 en la final de Londres 2012. Nuestras waterpolistas tienen la ocasión de buscar la revancha en la final del sábado (antes de la del fútbol). Será su segunda final en su tercera participación en unos JJOO (en Río 2016 caímos en cuartos). No se las puede pedir más. Por su parte los chicos del waterpolo afrontan hoy su semi contra Serbia, a quienes derrotamos por un gol en la fase de grupos. 

Sandra Sánchez y las chicas del waterpolo comparten un denominador común: la tenacidad. Aparte del talento. Esperemos que Damián Quintero, también primero del ranking mundial en kata masculina, corra la misma suerte que Sandra Sánchez. Su final también coincide con el waterpolo.

Decía en las redes sociales que ganar el oro de karate en su tierra de origen es como si un cantaor japonés ganase el premio de cante en un festival de Triana. Imaginen si al oro de Sánchez añadimos el de Quintero.

AFP AS

La escalada se estrenaba en estos JJOO, como el skate. El cacereño Alberto Ginés fue la sorpresa del día. Su oro en la combinada elevaba la cuenta de España a tres oros. Y dos en el mismo día. Para la historia quedará como el primer medallista de oro en esta especialidad.

En la primera prueba, de velocidad, su especialidad, quedó primero superando al rival checo. En la segunda, la de los bloques, no pudo superar las dificultades y bajó a la cuarta posición de la clasificación general por su séptimo puesto en esta prueba. La tercera, su favorita, consistía  en subir los más alto posible sobre una pared de más de 15 metros de altura. Quedó cuarto. A medida que los demás concursantes finalizaban quedaba claro que la medalla estaba asegurada. Faltaba por saber de qué tipo. Cuando el austriaco desbancó del primer puesto de esta fase final al checo Ginés lograba la primera posición de la combinada. 

Estos dos oros y la final de la selección femenina de waterpolo compensan de sobra el mal sabor de boca que nos han dejado nuestros piragüistas y la previsible derrota de Los Hispanos en balonmano (si logran el bronce se despiden de Tokio 2020 ganando el último partido). No hemos tocado chapa en ninguna de las cuatro finales disputadas. Un jueves con dos oros y un presea asegurada deja paso a un viernes y un sábado que podrían ser muy buenos.

 

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Tanti auguri (para jugar bien al fútbol hay que venir al sur): Italia finalista

Arrizabalaga AFP AS

Perdida la inocencia,
en el sur se pasa mejor

Parafraseando a la gran Raffaella Carrá, o en realidad a Manolo Díaz autor de la letra en español de «Hay que venir al sur» (adaptación del original italiano «Tanti auguri» que no decía lo que Manolo escribió, pero al referirse al sur de Trieste le sirvió de inspiración y buscó la rima exacta para el pegajoso estribillo de este inmortal éxito): para jugar bien al fútbol hay que venir al sur. Y lo digo tanto por Italia, finalista, como por España, que jugó su mejor partido del torneo.

Luis Enrique, que perdió la inocencia (futbolística) hace tiempo, sorprendió con un once sin delantero centro. La idea, atrevida, en principio parecía buena. Quedaba a expensas del desempeño de nuestros jugadores. Los tres elegidos en ataque fueron Ferran Torres, Dani Olmo y Oyarzabal. Los extremos jugaron a banda cambiada (algo que perjudicó al vasco en la primera ocasión que tuvo, al tener que revolverse para acomodar el disparo y se le echaron encima; en la segunda, en cambio, le vino bien al poder disparar con la zurda según le venía).

Los de Mancini salieron a por todas. Se mascaba la tragedia. Eran un enjambre que se nos echaba encima. No pasamos del círculo central. Estábamos acorralados. A los tres minutos Chiesa ya había estrellado un remate en el poste. La mencionada primera oportunidad de Oyarzabal (min. 12) supuso un respiro. A partir de ahí tranquilizamos nuestro juego y empezamos a controlar un poco el juego. Con nuestra parsimonia habitual. Nuestros tres puntas sí buscaban jugar rápido. Olmo, solo cinco goles en la pasada Bundesliga, puso los uys y Donnarumma en la parada del partido salvó un gol que ya cantábamos. A mi me pilló a medio levantar del sofá.

Perdonen la insistencia, pero a mi la ausencia de Marcos Llorente me parece un lujo, una ventaja para el rival. Y si se pretende que nuestros tres puntas ayudan a los centrocampistas, Llorente es el más indicado para esa labor.

Con España asentada, Italia defendía con dos líneas de cuatro (4-4-2). Y surgió una picardía, porque ellos hace décadas que perdieron la inocencia: balones largos buscando una contra por sorpresa o un error nuestro (de Unai Simón o de un central), pero sobre todo provocar que España saliese desde muy atrás y así adelantar ellos su línea de presión.

La diferencia básica entre ambas selecciones era la velocidad. Ellos juegan rápido. Nosotros sobamos y sobamos la pelota.

El arranque de la segunda mitad mostró a La Roja más veloz e incisiva. Terminábamos las jugadas. Unai Simón nos provocó dos sustos que acabaron en sendos saques de esquina.

Chiesa en el 53 dio el primer aviso, desde la derecha del ataque azzurro. Unai Simón se lució parando abajo un balón que buscaba el palo contrario. Y siete minutos después, a la hora de juego, nos clavó el 1-0. No voy a hacer sangre de los centrales, pero Laporte está en la génesis del gol. En esa contra falló y el rechace le llegó al excelente delantero. Chiesa, esta vez, desde la izquierda controla y marca.

Luis Enrique tenía jugadores calentando. Morata entró en el 61 por Ferran Torres (no muy acertado anoche y flojo en la segunda parte). Mancini, al mismo tiempo, retiraba a Immobile. Entraba Berardi. Tres minutos después Oyarzabal fallaba a puerta vacía. No llegó a tiempo. ¡La que se hubiese liado de haber sido Morata!

En el 69 entraban Gerard Moreno y Rodri por Oyarzabal y Koke (su partido más flojo del torneo y miras que lo estaba haciendo bien hasta hoy). Luis Enrique buscaba ideas y confiaba en un doble pivote. No se le puede reprochar que lo intentase (sin nueve o con doble pivote). Cuatro minutos más tarde se iban Verratti y Emerson y entraban Pessina y Tolói.

En el 77 show de Unai Simone: despeja y rebota en Laporte.

La reivindicación de Morata llegó en el 80. Una buena combinación con Olmo y se planta frente al portero. Con una sangre fría impresionante ajusta al palo corto mientras Donnarumma se vencía al lado opuesto. 1-1.

Morata lleva tres goles en cinco partidos. Y ha fallado menos que Gerard Moreno, Olmo, Oyarzabal o Koke. De estos solo ha marcado Oyarzabal, un gol. Ninguno de nuestros jugadores ha anotado tres.

Entre el 84 y el 85 varios cambios en ambos combinados: Locatelli y Belotti sustituian a Barella y Insigne mientras Marcos Llorente entraba por Azpilicueta. ¡Qué obsesión de poner a Llorente de lateral derecho!

Con 1-1 alcanzamos el final del partido. Fueron 90 minutos intensos de buen fútbol y en varias fases de muy buen fútbol. La segunda parte mejor que la primera, por los goles y por La Roja, que mejoró sus prestaciones, de salida y luego obligada por el marcador en contra.

España afrontaba su tercera prórroga consecutiva. Un esfuerzo tremendo en un espacio tan corto de tiempo.

Ambas selecciones siguieron a lo suyo, fieles a los planteamientos de sus técnicos. Curiosamente, España parecía más fresca. A veces Italia nos recordaba a la vieja Italia. Pero era por méritos de España.

Tuvimos dos oportunidades: la primera en un barullo tras un remate de Morata rechazado y en el 101 de nuevo con Morata de protagonista, cuyo medio remate llegó a Llorente que no pudo consumar.

El resultado no se movió en los primeros 15 minutos de la prórroga. Y nosotros físicamente parecíamos más enteros.

Thiago reemplazó a Busquets para la segunda parte de la prórroga y Bernardeschi a Chiesa en el 106. Dos minutos después se rompía Eric García en una contra italiana. Entró Pau Torres. En el 109 anulaban un gol de Italia por fuera de juego. Era claro y no hubo protestas.

Nuestro problema a partir de ese momento es el que señaló Kiko en TV: habíamos perdido fluidez. Nos pesaban las piernas. Ahora eran ellos los que estaban más frescos.

En el 114 un providencial tacón de Pau Torres nos libró de un gol seguro. Despejó en última instancia cuando el pase llegaba al delantero rival, que se plantaba solo frente a Unai SImón.

No se movió el marcador. Y a los penaltis. España volvía a jugarse el pase desde el punto de penalti. Nos fue bien contra Suiza. Unai Simón paró dos.

Unai Simón paró el primero a Locatelli. Dani Olmo la mandó alta.

Belotti marcó. 1-0. Gerard Moreno también. 1-1.

Bonucci anotó engañando a nuestro portero. 2-1. Thiago, con mucha clase, hizo lo mismo. 2-2.

Bernardeschi la metió por la escuadra. 3-2.  Donnarumma se la paró a Morata. Si marcaban ellos estábamos fuera de la final. Como nosotros ante Suiza.

Jorginho no falló. Se lució!!!

Italia es el primer finalista de la Eurocopa 2020. En unas horas conoceremos su rival.

Para España llegar a semifinales ha sido un éxito. Aunque nos vayamos con el amargo sabor de caer en los penaltis, después de haber jugado nuestro mejor partido. Enfrente teníamos a los mejores del campeonato y hemos estado a un paso de la proeza.

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La semifinal Italia-España de hoy

Miguel Morenatti AS

Las semifinales de la Eurocopa 2020 ya están aquí y hoy nos toca el Italia-España. Por lo visto hasta ahora, Italia ha jugado el mejor fútbol, nosotros hemos mejorado (aunque los cuartos contra Suiza han vuelto a despertar dudas), y a Inglaterra no la han metido ningún gol. Precisamente Suiza, que tumbó a la gran favorita –Francia-, es un buen ejemplo para compararnos. Italia le ganó 3-0 a los suizos en la fase de grupos (los helvéticos pasaron a octavos como terceros). Nosotros con empate a uno, vimos como les expulsaron a uno y no supimos rematar lo que quedaba de partido. Tampoco en la prórroga. Eliminamos a Suiza en la tanda de penaltis.

He leído y escuchado sobre las dificultades de jugar contra equipos que se cierran. ¿Solo se cierran contra nosotros? Recuerden: Italia le metió un 3-0 a los suizos y nosotros no pasamos del 1-1, contra 10. Suecia, primera de nuestro grupo, nos sacó un empate. Ese es el partido que originó la tonto-tesis de las selecciones que se cierran. Ucrania eliminó a Suecia en octavos e Inglaterra les metió cuatro en cuartos. ¿Ucrania sabe jugar contra Suecia y España no? No salimos bien parados de ninguno de estos ejemplos prácticos.

Los asiduos recordarán que en mi opinión llegar a cuartos era cumplir con el objetivo y estar en semifinales un éxito. Dicho lo cual insisto en el mayor problema que veo en La Roja: los centrales. Y este asunto es imputable únicamente a Luis Enrique. Porque centrales hay y el seleccionador ha elegido los que le han parecido oportunos. En el caso del portero y el delantero centro, es lo que hay.

Convocar a Eric García es una frivolidad. Ha jugado seis partidos esta temporada en el Manchester City. 13 la temporada pasada. Es un suplente de suplentes. Su compañero de equipo, Laporte, ha jugado 16 partidos en la Premier 1920/21 y 15 la pasada temporada. Es suplente. Es impepinable la experiencia y trayectoria de centrales como Mario Hermoso (campeón de Liga con el Atlético de Madrid), Nacho y Albiol (pareja de Pau Torres en el campeón de la UEFA, el VIllarreal). Además, en el caso de los dos primeros -Hermoso y Nacho- su versatilidad juega a favor. Los elegidos por Luis Enrique han creado un problema adicional: la presencia de dos centrales zurdos en el once. Me refiero a Pau Torres y Laporte. Esto puede ser dramático ante los italianos. Por no hablar de lo verde que está Eric García, si acaso juega de inicio. Otro daño colateral es que hemos estrenado defensa (en los primeros partidos Marcos Llorente incomprensiblemente jugó de lateral derecho), con unos centrales que nunca han jugado juntos, salvo Eric García y Laporte en los pocos partidos que han coincidido en el City (entrenamientos aparte). Esto contrasta con la acreditada conjunción de Pau Torres y Albiol.

La delantera italiana mejora con Chiesa. Insigne e Immobile son dos bichos. En mi opinión su tripleta atacante es mejor que la nuestra. Su defensa también. Y en el centro estamos parejos, aunque me inclino por nuestros centrocampistas. Y es aquí donde se va a decidir el partido (además de acciones individuales puntuales, sean aciertos o errores). Porque va a estar en juego la posesión de la pelota. Ellos con el balón son más directos que nosotros. Ambos practicamos la presión alta (vuelvo a insistir en la gran labor de Morata en este sentido).

Otra clave, además de la obvia del centro del campo, va a ser la condición física. Nosotros venimos de dos prórrogas consecutivas. Nuestros futbolistas acumulan más minutos en sus piernas. Habrá que ver como están a la hora del partido. Puestos en lo peor, el banquillo de Mancini parece disponer de más recursos que el de Luis Enrique. Con jugadores contrastados en sus clubes. Lo cual tambièn es un plus a la hora de los cambios tácticos.

No soy optimista. Porque hay muchas cosas de esta Italia que me recuerdan al mejor ciclo de La Roja: Eurocopa 2008, Mundial 2010 y Eurocopa 2012. Espero equivocarme.

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La Roja a semifinales de penaltis

AFP AS

La previa del Suiza-España estuvo marcada por las bromas y memes sobre a qué selección apoyarían los patriotas de bien y de bienes. ¿Seguirían los impulsos del corazón o los de sus ahorros?

La Roja, de nuevo de blanco, salió dominando. Las intenciones suizas quedaron claras desde el principio: esperar atrás, con un 4-2-3-1, para salir al contrataque. La mala suerte se cebó con ellos. A la baja de su capitán -por acumulación de tarjetas- se unió un gol tempranero en contra y la lesión mediada la primera parte de Embolo, que forzó su primer cambio.

A los siete minutos España botó su primer saque de esquina. El balón llegó a Jordi Alba quien desde fuera del área disparó a puerta. La pelota dio en Zakaria, se desvió y se coló en la portería de Sommer. 0-1. Si el lateral no lo hubiese intentado no estaríamos celebrando ponernos delante en el marcador. Si no se intenta no se consigue.

España siguió a lo suyo: dominar y buscar la meta rival. Sorprendentemente Suiza también siguió a lo suyo. No parecía haberles afectado el gol. Mantenían su guión.

Mi preocupación era la presencia de dos centrales zurdos (Laporte y Pau Torres), porque Eric García (afortunadamente) tras dos apariciones en el once titular, en los que fue sustituido, volvió al banquillo. Este hecho sacrificaba a Busquets, muy pendiente de su labor defensiva, ayudando a ambos centrales. A todo esto, Dani Olmo empezaba a calentar, porque parecía que Sarabia tenía molestias.

El cambio de Vargas por Embolo mejoró las prestaciones del combinado suizo. Elaboraban más. Ya no estaban tan cerrados. Nosotros, sólidos y seguros. El mayor peligro rival llegaba de jugadas en fuera de juego que no se señalaban hasta su finalización.

A medida que transcurría la primera parte ellos se estiraban y presionaban arriba nuestra salida de balón. Nuestro dominio se diluía.

Alcanzamos el descanso con 0-1 a nuestro favor.

Sarabia se quedó en la caseta (entró Olmo). Es lo que tienen los suplentes. La teoría de la supuesta frescura de piernas, por la falta de minutos de juego, salta por los aires porque les falta ritmo de competición. Esa tensión física y mental que dan los partidos, uno tras otro. No están acostumbrados.

A los dos minutos de la reanudación Suiza botó su primer saque de esquina. No pasó nada. Dos minutos después Azpilicueta se jugó la amarilla. No la vio y cortó la contra suiza.

Dani Olmo en sus primeros cinco minutos creó dos peligros, aunque el primero venía precedido de un fuera de juego de Morata.

En el 54 Gerard Moreno sustituyó a Morata. Este cambió me extrañó. Al minuto Zakaria estuvo a punto de empatar tras un córner. El mediocentro suizo cabeceó fuera, pegado al palo. Suiza comenzaba a creérselo. Y nosotros pasábamos por un bache.

Ferran Torres en el 58 se fabricó una ocasión al saque de falta de Koke, Era muy complicado lo que intentó. La jugada terminó en saque de esquina.

Pedri que arrancó muy bien el partido, no aparecía en esta segunda mitad. Y lo notábamos. A pesar de la presencia activa de Dani Olmo.

Unas manos milagrosas de Unai Simón en el 63 evitaron el empate, tras una contra vertiginosa de los suizos. No salíamos del bache, a pesar de un par de acciones puntuales.

Al filo del 68 Shaqiri nos empató. Una falta de entendimiento en nuestro medio campo, entre Busquets, Pedri y Alba, provoca la pérdida del balón. Suiza se lanza arriba por nuestra banda izquierda y también aprovechan la descoordinación de nuestros centrales. Shaquiri remata prácticamente a placer el pase de Freuler. Koke y Azpilicueta, desde la banda contraria, llegan a la desesperada pero tarde.

Al gol suizo llegaron unos minutos de desconcierto español. Los suizos estaban crecidos. Y nosotros hundidos en nuestro bache. Empezamos a sacar la cabeza del hoyo en el 74: una buena internada de Azpilicueta que no encontró rematador y al minuto una ocasión de Olmo que acabó en córner. Y en el 76 roja a Freuler, por una entrada durísima sobre Gerard Moreno. Esta acción nos daba un respiro (y algo más en caso de prórroga).

El doble cambio de Suiza (min. 80) también fue chocante: quitó a dos delanteros, incluido Shaqiri (tocado),

La superioridad numérica de La Roja se traducía en la posesión. La pelota ya no era de ellos. Mas no creábamos peligro ni finalizábamos las jugadas. Salvo un remate de Moreno en el 84.

Daba la impresión que el primer objetivo suizo era la prórroga. Y asumo que el segundo sería jugarse el pase en los penaltis.

Suiza en 10 defendía con ocho y fiaba su ataque a aislados intentos individuales.

Se añadían cuatro minutos.

Mi deseado Marcos Llorente entraba en el primer minuto del descuento. Sustituía a Koke. ¡Menos mal! Lo digo por jugar de centrocampista y no de lateral derecho.

El encuentro terminó 1-1. Suiza y España afrontaban su segunda prórroga consecutiva. Ellos con uno menos.

A Ferran y Pedri nos los veía frescos. Luis Enrique dio entrada a Oyarzabal por Ferran. Buen cambio en mi opinión.

Los primeros minutos fueron un monólogo español. Busquets dominaba la situación. Estaba muy cómodo. Y Gerard Moreno pudo marcar en el 92, cuando remató desde la frontal del área chica. Suiza no salía de su campo. No podían. Nuestra defensa estaba en su campo, delante del círculo central.

Sommer metía una buena mano a un disparo de Alba desde fuera del área (min. 95). Rechazó un remate de Olmo, un minuto después, que pudo ser gol.

Ricardo Rodríguez, el lateral zurdo suizo reconvertido a central tras la expulsión, se multiplicaba. En la misma medida que las ofensivas de La Roja. Y cuando superábamos a Rodríguez nos encontrábamos a Sommer. Como le pasó a Gerard Moreno en el 100. El meta achicó su portería y salvó el gol. En el 102 le sacó un excelente disparo a Oyarzabal, desde el vértice del área, tras una pugna por el balón que se llevó Llorente. Sommer volvía ser el héroe de su selección.

El marcador no cambió en el primer cuarto de hora de la prórroga. ¿Sería la hora de Adama Traoré?

Pedri reapareció en el 108, peleando un balón en las inmediaciones del banderín de córner. Recuperamos la posesión gracias a esa acción y Marcos Llorente dispuso de una ocasión al lado del punto de penalti. Rodríguez desbarató el intento. Olmo lo intentó en el 111, gracias a una subida de Jordi Alba. El propio Olmo, en el corazón del área, la tuvo al minuto a pase de Llorente.

Thiago entró en el 112 por Pau Torres.

Varios barullos en el área suiza sobre el 114 acabaron en un saque de esquina que Busquets cabeceó suave y abajo. Ahí estaba Sommer.

Gerard Moreno pudo hacer algo más en el 117. Le pudo la ansiedad y el egoísmo del delantero.

Rodri entraba por Pedri en el 118 y medio. ¿Pensando en los penaltis?

Alargaron un minuto. La última jugada fue una falta que llegó a la banda derecha. Llorente puso el pase y Rodri cabeceó alto, muy alto.

Nos íbamos a los penaltis. Suiza había eliminado así a Francia (tras remontar un 3-1 en contra).

El primero en lanzar fue Busquets. Al poste. Al palo contrario al que se lanzó Sommer. Suiza marcó el suyo.

Dani Olmo anotó. Ellos no: lo paró Unai Simón.

Sommer se lo paró a Rodri. Unai Simón volvió a pararlo, por el mismo lado que el anterior. ¡Qué mejor reivindicación que ésta! 1-1 tras tres lanzamientos para cada selección.

Gerard Moreno fusiló el suyo. Vargas la mandó arriba. Si Oyarzabal marcaba ¡a semifinales!

Oyarzabal no falló!!!

Comentaba con La Mundana que Suiza había metido los cinco penaltis contra Francia y que hoy solo uno (de los cuatro lanzados).

Si consideraba llegar a cuartos un objetivo cumplido para España, este pase a semifinales es todo un éxito. Se mire como se mire. Y ya ni les cuento a partir de ahí…

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Cuidado con Suiza

España Suiza

Cuidado con Suiza, nuestro rival hoy de cuartos de final de esta Eurocopa. Si han eliminado a Francia, la gran favorita, por algo será. Y además lo hicieron tras un remontar un 3-1 en contra.

Los suizos son rocosos, corren mucho y se plantan muy bien en el campo. De esos equipos que te complican la vida. Por otra parte, tampoco creo que vuelvan a dar el campanazo como en octavos. Me preocupa más lo nuestro. Pasamos de un pesimismo total a la más exagerada euforia. Ni una cosa ni la otra. Ya conocen mi opinión respecto a La Roja en este sentido: hemos cumplido con creces llegando a cuartos. No pasábamos de octavos desde que ganamos la Eurocopa 2012.

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Francia de más a menos

Francia

En esta Eurocopa 2020 Francia ha ido de más a menos. Al contrario que España cuyo camino está siendo de menos a más. Los franceses han ido tan a menos que han sido eliminados por Suiza en octavos. Los franceses arrancaron el campeonato mostrando todo su poderío, derrotando a Alemania. Luego pincharon con un empate y ayer los mandaron a casa. Así que en cuartos tendremos enfrente a la bien plantada y rocosa Suiza.

Francia, al igual que España frente a Croacia, llegó a tener una ventaja de 3-1 después de remontar un gol adverso, el que abrió el marcador. Ambas selecciones -Francia y España- vieron como les reducían la ventaja y les empataban a tres en los minutos finales. La buena noticia para La Roja, tras su prórroga, es que su posible rival de cuartos también afrontaría media hora extra de partido. En el caso de franceses y suizos además tuvieron el añadido del estrés extra de la tanda de penaltis. Mbappé falló el suyo, el último. El décimo de la tanda, que era el undécimo del partido (Lloris, el meta galo, le paró uno a los suizos cuando mandaban 0-1 en el marcador y que salvó a los franceses de un insalvable 0-2, tal y como estaban jugando los del gallo).

Ayer fuimos testigos de dos grandes partidos que sumaron 14 goles. 3-5 en el Croacia-España y 3-3 en el Francia-Suiza. Además, 11 penaltis en el Francia-Suiza con una tanda de 10 lanzamientos en los que se transformaron nueve. ¡No se puede pedir más emociones! Mientras, la telebasura deportiva de la medianoche dedicó el arranque del programa y 45 minutos al fallo de Mbappé. Tuvieron un corresponsal desplazado en el hotel de Bucarest donde se alojaba la selección francesa. ¿Y en el de La Roja en Copenhague? Dejé de ver el programa a los tres cuartos de hora, absolutamente indignado ante el ninguneo a la selección española y al fútbol. Habíamos vivido una gran jornada con dos grandes partidos y ponían el foco en lo negativo. ¡Con su pan se lo coman!

P.D.: sobre Mbappé hay que recordar a los madridistas que no hay que preocuparse, porque a nosotros no nos pitan penaltis a favor.

P.D. bis: Mbappé se ha despedido de esta Eurocopa marcando los mismos goles que yo.

 

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La selección de suplentes a cuartos

Fredemann Vogel Getty AS

Se me hace raro ver a La Roja vestida de blanco. Pero no tanto como algunas decisiones de Luis Enrique. Por ejemplo sustituir a Jordi Alba por Gayá en el equipo titular (en el 77 Gayá se retiró tocado y salió Alba). O insistir con suplentes en el once (los centrales y dos de los tres delanteros). También me parece raro prescindir de Marcos Llorente, cuya temporada en el medio campo del campeón de Liga ha sido sobresaliente. Finamente jugó Morata y Gerard Moreno se quedó en el banquillo. Tiene su lógica. A pesar de todos los pesares Morata ha metido un gol y Moreno no. Ambos han fallado un penalti. Morata (y Koke) ha errado ocasiones, mientras Moreno ni siquiera las ha tenido para pifiarlas (o acertar). 

España salió arrolladora. Croacia estaba desbordada. Busquets era el hombre del partido. Pedri y Koke se movían al ritmo que marcaba el azulgrana. Morata presionaba arriba, como ha hecho desde el inicio del campeonato. En este aspecto su labor es encomiable. Sarabia y Ferran Torres le acompañaban en la  delantera. Y creaban peligro desde las bandas. En los primeros 20 minutos tuvimos dos ocasiones, la más clara de Koke (y por partida doble). Pero cuando nos la prometiamos tan felices surgió el error garrafal de Unai Simón. Un pase atrás de Pedri, desde el medio campo, no lo controla (era fácil y debió confiarse) y el balón entra en nuestra portería. Un inmerecido 1-0 para Croacia en el minuto 20. Y recordaba lo escrito esta mañana en la previa: 

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Afortunadamente Simón enmendó ese fallo con dos paradas decisivas. En la primera evitó el empate a dos croata, en la primera gran jugada de Modric. Y en la prórroga salvó con un paradón el 4-3 para Croacia.

Tras el 1-0 nos vinimos abajo. Estábamos a merced de Croacia. Tardamos un cuarto de hora largo en recuperar nuestro juego, Y cuando lo logramos llegó el empate. En el 38 empató Sarabia. El portero croata rechazó un tremendo disparo de Gayá y la pelota la recogió Sarabia. 1-1. Resultado con el que se alcanzó el descanso.

A Modric prácticamente no le habíamos visto en la primera mitad. Adelantó su posición de salida tras el descanso. Pero España volvía a parecerse al de la primera mitad antes del gol croata.

Un pase de Pedri a Ferran Torres, en la banda izquierda. Torres corre la banda y centra al área. Azpilcueta, de nueve, se impone en el salto y cabecea con poderío a la red. Minuto 56 y 1-2. Se le había dado la vuelta al marcador. 20 minutos después Ferran Torres ponía el 1-3. Un balón largo – de unos 40 metros- de Pau Torres (que había entrado por Eric García) lo gana el extremo por velocidad y picardía. Encara al meta y lo bate por bajo. El resultado era para frotarse los ojos.

Mas Luis Enrique no puede dejar de ser Luis Enrique. Y sus cambios debilitaron el equipo. Y así del 1-3 pasamos al 3-3. Algo inexplicable. ¿Falta de experiencia? ¿Desajustes por los cambios? El caso es que nos fuimos a la prórroga.

Después de la intervención salvadora de Unai Simón anotaron Morata y Oyarzabal. 3-5 en la primera parte de la prórroga. No daba la impresión que fuesen capaces de volver a remontarnos. Y de paso era nuestro segundo partido consecutivo marcando cinco goles. Que pudieron seis si un remate de Dani Olmo no se hubiese estrellado en el poste.

Los suplentes Sarabia y Ferran Torres habían cumplido con creces. Y con goles. Morata se reivindicaba con un golazo, de nueve puro (parando la pelota con el pecho y desembarazándose del defensa para fusilar al portero). Tanto importante, el del 3-4.

Desde nuestra racha triunfal (Eurocopa 2008, Mundial 2010 y Eurocopa 2012) no alcanzábamos unos cuartos de final. Y como decía esta mañana, en la previa, cumpliamos nuestro objetivo llegando a los cuartos de esta Eurocopa. Preguntaba en el título del post «¿España de menos a más?«. Ahora parece claro que sí vamos a más. Nos queda por conocer nuestro rival de cuartos, Francia o Suiza. Hemos recuperado la moral y el gol.

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