El Real Madrid cubrió el tramite en otro partido víspera de uno de Champions. Esta vez fue un 4-0 frente al Zaragoza.
Mourinho alineó a Ramos y Arbeloa de laterales (el canterano volvió al lateral izquierdo, a pierna cambiada). Albiol y Pepe fueron los centrales. Essien y Modric los medio centros. La brega y lucha de estos dos bastó para imponerse en la primera parte. Cuando en la segunda levantaron el pistón se notó. Vaya sí se notó: los de Jimenez se adueñaron del control de la pelota. Lo que me sigue causando estupor cuando jugamos en el Bernabéu.
El peligro maño a lo largo del encuentro provocó dos muy buenas intervenciones de Casillas, un balón al palo, una excelente jugada de Abraham (excanterano del Barça) quien se fue varios jugadores pero chutó rematadamente mal (a la banda contraria, a tres metros del banderín de córner), y un gol mal anulado a Postiga (con 2-o en el marcador).
Los dos primeros goles blancos llegaron tras dos paradones de Roberto. En el primero repele un excelente cabezazo hacia abajo de Albiol, en un saque de esquina, pero Higuaín muy atento anota desde el área chica. En el segundo, tras una gran jugada y mejor remate de Di María, es el propio Fideo quien se hace con el rechace. Y marca con un disparo de gran clase.
Si en los 45 minutos iniciales los 2 tantos tuvieron un denominador común -aprovechar la segunda jugada- lo mismo podemos decir de los 2 últimos que llegaron en los instantes finales. En este caso tanto Essien como Modric se estrenaron como jugadores del Madrid. En el 3-0 Essien -por el centro- se adelanta a Cristiano Ronaldo -llegaba por la derecha-, y se hace con el pase de Benzema. En el 4-0 CR7 dispuso de dos oportunidades seguidas. Primero en una posición difícil golpea el esférico, y Roberto vuela; el rechace le llega al portugués en posición complicada e intenta el disparo; tras un barullo el cuero va a la frontal del área y desde ahí Modric empalma a la red con la zurda. 4-0 y a casa.
Ronaldo tuvo varias ocasiones: dos remates de cabeza y un saque de falta que se estrelló en el larguero. Además pudo haber marcado en algunas jugadas muy buenas, pero invariablemente Mesut Özil fallaba en el último pase, el decisivo. Conté hasta seis veces (dos preciosas combinaciones en la primera mitad).
Los cambios fueron Benzema (Higuaín), Callejón (Di María) y Nacho (Arbeloa).
La segunda parte fue un tostón. Salvo algunas jugadas aisladas de ambos equipos. Y por supuesto los goles del final. Espero y confío que este acopio de esfuerzo – y el aburrimiento que conlleva- sirva para el martes contra el Borussia Dortmund.