
La final de la Copa América fue una guerra abierta. Patadas a diestro y siniestro. En este apartado también ganaron los argentinos. Y eso que los brasileños tampoco son unas monjas.
En la primera parte hubo más patadas que remates entre los tres palos. De hecho solo hubo uno, el del golazo de Di María. Los protagonistas de las patadas, los que más recibieron, fueron Messi y Neymar. No cuento los piscinazos del brasileño. Las dos amarillas (Paredes y Fred) fueron por entradas sobre los dos capitanes. El festival de tarjetas llegó en la segunda mitad.
Brasil no inquietó a Emiliano Martínez, el grosero meta argentino (que obvio no ganó ningún premio a la deportividad). En realidad, ninguno de los dos porteros tuvo que intervenir. Ni siquiera en el 1-0 de Di María en el 21. Un pase largo de De Paul, pretendido por el Atlético de Madrid, se lo tragó Lodi, el lateral brasileño del Atleti. Di María le superó en carrera tras fallar Lodi en el despeje. Controló con el exterior trasero de su bota izquierda y superó al meta con una impecable vaselina con la zurda. Bellisimo.
La tensión se palpaba en ambos equipos. Brasil jugaba más agarrotada, mientras la albiceleste imprimía velocidad en sus conatos de ataque.
Se llegó al descanso con 1-0.
Para la segunda mitad Firmino entró por Fred.
En el 50 amarilla a Lo Celso por entrada sobre Neymar. Dos minutos después anulaban, por fuera de gol, el tanto del empate obra de Richarlison. Quien estuvo a punto de anotar en el 55, pero Martínez se lució. Entre medias Guido Rodríguez entró por Paredes.
Argentina lo estaba pasando mal en este arranque del segundo tiempo. El primer cuarto de hora fue totalmente de Brasil.
En el 62 Tite daba entrada a Vinicius por Everton, flojo todo el tiempo que estuvo en el campo. Scaloni hizo un cambio defensivo: Tagliafico entró por Lo Celso. Acuña subió a reforzar el centro del campo y quien entró pasaba al lateral.
En el 67 amarilla para De Paul por falta sobre Neymar. Lodi la vio por una entrada sobre De Paul.
El último cambio de Argentina asentó al equipo. Y se fue desembarazando del dominio de la canarinha.
En el 72 otra amarilla, esta vez para Paquetá. Y un par de entradas que merecieron serlo y no lo fueron.
De María, el mejor de los suyos, crecía en la misma medida que a Messi se le veía fatigado.
En el 75 entraban Gabigol y Emerson por Lodi y Paquetá. Tres minutos después la reacción argentina llegaba con un triple cambio: Romero se marchaba e ingresaba Pezzella; Lautaro Martínez era sustituido por González y Di María por Palacios.
Amarilla para Otamendi por falta sobre Neymar en el 80. Y a Marquinhos por empujar al central argentino cuando se retiraba del lugar de los hechos.
Martínez despejó a córner el gol del empate de Gabigol en el 87. AL minuto Messi pudo hacer el 2-0. Estuvo a punto de regatear al portero. Y en 89 otra amarilla, Montiel.
Se añadieron cinco minutos de añadido. Aparte de las patadas, no pasó nada.
Argentina como equipo sufrió más. Y eso les unió. Fueron una piña. Brasil, en cambio, eran destellos, sobre todo a cargo de Neymar. Muy pocas finalizaciones para la posesión que tuvieron.
Messi lograba su primer título con su selección. Y como madridista me preocupó el mal partido de Casemiro. Desubicado y sin controlar el ritmo de juego de su selección.
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