Florentino Pérez cumplía frente al Eibar mil partidos como presidente del Real Madrid (en sus dos etapas). Y Zidane nos sorprendía con Marcelo de titular junto a Mendy. Siempre he pensado que Marcelo podía ser uno de los grandes beneficiados de un sistema con tres marcadores. Aunque no tenía claro si Mendy sería hoy el tercero de esa línea u ocuparía su posición habitual de lateral, con Marcelo incorporado al medio campo. O incluso de extremo zurdo, teniendo en cuenta que arriba solo estarían Benzema y Marco Asensio. Militao era de la partida, dando descanso a Varane. Era cuestión de paciencia y esperar un poco para despejar las dudas.
Otra novedad de la alineación fue la vuelta de Isco a la titularidad. El mister reservaba al recuperado Kroos (y también a Vinicius). El peso de la eliminatoria frente al Liverpool estaba muy claro. Me preocupaba que estos cuartos de final de Champions, y el Clásico por en medio, pudiesen restar concentración de cara a este partido liguero. Un encuentro tan importante como todos los de este final de campeonato y más teniendo en cuenta el Sevilla-Atlético de Madrid de mañana.
Mientras Florentino se convertía en milenario nuestro querido Nacho jugaba su partido 150 con el primer equipo en Liga. Estaba a una tarjeta de la suspensión (que cumpliría frente al Barça). No la vio.
Mendilibar contaba con su flamante internacional Bryan Gil, cedido por el Sevilla. Pedro León ocupaba la otra banda y Kike García el centro de la delantera visitante.
De salida se confirmó la línea de tres con Lucas Vázquez y Marcelo de carrileros.
El primer tiro fue de Diop. Courtois salvó con seguridad. Acto seguido Benzema no pudo superar en un mano a mano al meta rival, Dimitrovic. En el saque de esquina Benzema cabeceó fuera por poco. Apenas llevábamos tres minutos de juego. Un minuto y medio después le anulaban un gol de cabeza a Benzema por fuera de juego. El pase fue de Marcelo.
A los nueve minutos Casemiro reclamó penalti. El pase de nuevo fue de Marcelo.
En estos primeros 10 minutos me llamó la atención ver a Modric por detrás de Casemiro. A medida que avanzaba el partido vimos que en realidad formaban un doble pivote.
El Madrid había salido enchufado, despejando mi temor al respecto. El Eibar mostraba su mejor cara e intentaba aprovechar la velocidad y habilidad de sus extremos.
Marco Asensio estrelló una falta en el larguero (min. 21). Fue una infracción de Bryan Gil sobre Lucas Vázquez, por la que vio la amarilla.
Mediada la primera parte, tras el balón al travesaño, bajó el ritmo de juego de ambos equipos. Los blancos seguían dominando pero ellos ya no se atrevían tanto. Se cerraron más y eso dificultaba las maniobras locales. Al filo de la media hora el Madrid cedió el control para buscar unas contras que no acababan de llegar. Hasta que en el 36 una internada de Lucas Vázquez, quien pasa atrás a la frontal del área donde está Isco. Se la da a Marco Asensio, un metro delante del punto de penalti, quien de tacón marca. Pero se anula por fuera de juego de Asensio. Segundo gol anulado de la tarde (ambos bien anulados). Tres minutos después Asensio volvía a anotar. A la tercera fue la vencida, porque esta vez sí subió al marcador. 1-0. Casemiro interceptó un balón en el círculo central y lanzó al balear. Su primer control, un autopase largo, fue decisivo (medio gol). Le plantó frente al meta, a quien superó con su disparo desde la frontal del área. Era su tercer partido consecutivo marcando (Atalanta, Celta y hoy).
El 1-0 al descanso eran tan justo como corto, dadas las oportunidades. Me refiero, aparte del gol, a las dos de Benzema, el penalti reclamado, la falta al larguero y los dos tantos anulados. Buen bagaje ofensivo para 45 minutos. Todo esto sin mencionar que a Bryan Gil le perdonaron la segunda amarilla (por un pisotón a Case).
Bryan Gil no salió en la segunda mitad. Fue reemplazado por Inui.
En el 51 el portero le sacó un remate desde fuera del área a Asensio, que se colaba por la escuadra.
A la hora de juego entraron Kroos y Rodrygo por Modric y Marco Asensio. Llovía a mares. Mendilibar también hizo un cambio (Sergi Enrich por Alex García). Al minuto el Eibar tuvo el empate: una mala cesión de Lucas Vázquez en la que Courtois estuvo rápido. El viento casi nos juega una mala pasada.
El Eibar empezó a dar la sensación de adaptarse mejor a las adversas condiciones meteorológicas, mientras a Lucas Vázquez se le veía cojear. El dominio armero se traducía en saques de esquina, que nos encerraban en nuestra área.
Al filo del 68, cuando empezaba a granizar, entraron Arribas y Vinicius por Isco y Marcelo. Isco había pasado desapercibido, salvo un par de detalles en la primera mitad, y Marcelo fue de más a menos.
Con la granizada que estaba cayendo a Vinicius no se le ocurrió otra cosa que controlar un balón de tacón. Se le fue fuera.
En el 70 nos anularon el tercer gol (de Casemiro) por fuera de juego de Arribas. Entre Arribas y Case el gol lo pudo haber marcado Lucas Vázquez. Se entretuvo al no atreverse a disparar. Dos minutos y medio después Vinicius en una internada por la izquierda se la puso en la cabeza a Benzema. 2-0. El brasileño lo hizo todo bien, incluyendo la templanza del centro. El galo cabeceó picando abajo Zidane mandó calentar a Mariano.
Sobre el 75 lo peor de la tormenta parecía haber pasado.
Rodrygo pudo hacer el 3-0 en el 78 pero la dio mal.
Mariano entró poco antes del 80 por Benzema.
En el 81 un balón largo de Kroos a Rodrygo posibilitó una ocasión de Vinicius. La dio mal. Le pasó lo que a Rodrygo anteriormente.
Lucas Vázquez reclamó en el 83. ¿Penalti o córner? Fue saque de puerta.
Arribas filtró un pase buscando a Mariano (min. 85). Se le fue largo. Y dos minutos después la tuvo el Eibar. Courtois despejó de puños abajo, semi arrodillado. Fue la mejor ocasión creada por los visitantes. Por no decir la única (la otra fue obra del viento).
El partido se prolongó tres minutos más. El primer minuto se jugó en nuestra mitad del campo. En el segundo Vini corrió mal y no pudo centrar a Rodrygo que llegaba solo. El partido murió con un ataque del Eibar y una amarilla a Pozo.
Se salvó el expediente de los tres puntos en una buena primera parte y una segunda en la que se impuso el oficio y el talento individual. Ahora se avecina nuestra semana de pasión: Liverpool (el martes), Barça y la vuelta en Liverpool.