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Segunda ola de calor

Esta segunda ola de calor la estamos pasando en Cantabria, la tierra de Paco Gento. Durante el día en nuestra playa favorita, paseando mi camiseta con el 14 de la Champions. Y por la noche dormimos con la ventana abierta y tapados…

Mas todo tiene su fin y toca regresar al Madrid de los curanderos y sus votantes. Y enfrentarnos de verdad a esta segunda ola de calor.

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Dos noches inolvidables con Miguel Ríos celebrando los 40 años del «Rock & Ríos»

Ricardo Rubio Europa PressMiguel Ríos y sus aliados volvieron a hacerlo. Lo de Miguel, a sus espléndidos 77 años camino de los 78, entra dentro de lo sobrenatural. ¡Qué fuerza, qué derroche de energía! ¡Y la voz! Pleno de facultades cada vez canta mejor. Anoche repitió su excelente actuación del día anterior. Dos noches seguidas dándolo todo, empujado por su público, los aliados de la noche. Además de los otros aliados, los excelentes músicos que forman la banda de esta celebración de los 40 años del «Rock & Ríos» más los artistas invitados.

Los asistentes de ambas noches estuvimos entregados desde los primeros acordes. Los de ayer fuimos los mecenas, como nos definió Miguel desde el escenario. Porque agotamos las entradas del WiZink rápidamente, propiciando una segunda fecha (la del viernes). No se trata de establecer un concurso de fidelidad o de quiénes son más fans, mas los hechos son los hechos.

Comentaba después del concierto con Javier Vargas y Osvi Grecco (a quien hacía tanto tiempo que no veía que le deseé un feliz siglo), la excelente cosecha de guitarristas eléctricos del país. En el país de la guitarra ni más ni menos. Y lo acontecido con la española, clásica o flamenca sucede también con la eléctrica. Repasé de memoria una breve lista que incluía a los que han pasado por las bandas de Miguel Ríos, incluidos los de estos 40 años del «Rock & Ríos» que además de los fijos contaron con la presencia de dos fieras como el mencionado Vargas y Jorge Salán (excepcionales ambos las dos noches), Los Canarios, los de la música progresiva catalana, los tres de Loquillo (con mis queridos Igor Paskual y Josu García) o el gran Ray Gómez. Salvador Domínguez, el gran ausente (reemplazado por Salán), es otro nombre que además de sus proyectos ha militado en bandas de Miguel y en Canarios (aparte de Los Pekenikes). Antonio García de Diego miembro de la banda original del «Rock & Ríos» también estuvo en Canarios. Precisamente respecto a Antonio descubrí hace poco sus problemas con los dedos, algo tremendo para un guitarrista. Cuando me acerqué con Miguel a lo de Paco Gento me enteré del problema. El hijo mayor de la leyenda blanca le comentó a Miguel que lo de Antonio estaba camino de solucionarse. Anoche Antonio me contó el calvario que pasó. Afortunadamente superado. Todos los guitarras con los que hablé tras el concierto citaban a John Parsons. Y también alabamos la labor de José Nortes, apoyo fundamental de Miguel Ríos, cuya labor a la guitarra a veces se olvida. Al igual que Parsons siempre está ahí.

La gran diferencia entre ambos conciertos estuvo sobre el escenario y en parte fue técnica. Ayer músicos e invitados se escucharon mejor, algo que afecta especialmente a quienes cantan. Pero como me dijo Vargas cuando «pisas el escenario tienes que darlo todo incluso en las peores circunstancias. No valen las excusas». Esto Don Miguel lo sabe a la perfección y su entrega superó las dificultades del viernes. La otra gran diferencia fue que ayer estaban más rodados. Se notó mucho en algunos de los invitados que repitieron como Anni B Sweet o Rosendo. Ella no tiró del comodín del sonido y enarboló la bandera de la sinceridad: «No me había visto nunca frente a tanta gente. Estaba nerviosa y me olvidé del principio de la letra. Me quedé en blanco. Hoy ha sido distinto, los nervios quedaron superados». Rosendo por su parte volvió de su retiro de la música para participar en la fiesta de Miguel Ríos. El «Maneras de vivir» y su presencia entusiasmaron al respetable. Fue uno de los momentos cumbres de los conciertos. En el primero estuvo menos suelto que en el segundo. El primero fue «como un buen ensayo general» según me dijo Carlos Narea, a quien me encontré el sábado a primera hora de la tarde debajo de mi casa (venía a recoger a su hijo Pablo, uno de los dos bateristas, que está viviendo en el portal de al lado). Y recordamos que hace 40 años sucedió lo mismo. Los problemas del primer día quedaron superados el segundo. No puede haber más fidelidad cuatro décadas después.

Otras diferencias fueron en los invitados. Por ejemplo, Carlos Tarque estuvo el viernes pero no pudo ayer. La gran Rebeca Jiménez no pudo el primer día (tenía un bolo en Barcelona) y anoche nos cautivó, como siempre, en «Reina de la noche«. Eva Amaral también estuvo mejor el 12. Y se notó sobre el escenario cuando ella y Miguel se arrancaron a bailar durante «El río«, superadas las dificultades del 11. Se la notaba más suelta y disfrutando con el momento. Pasó lo mismo con Alejo Stivel, mejor ayer. En cambio su compañero Ariel Rot anoche tuvo problemas al principio porque no le sonaba la guitarra en el «Sábado a la noche» de Moris. Fueron apenas unos segundos.

Johnny Cifuentes de Burning también estuvo más cómodo ayer en su «Mueve tus caderas«. Lo mismo puede decirse de los Vetusta Morla, Pucho y Guille Galván, que lo bordaron en «Extraños en el Escaparate«. Y de los Topo en su emocionante «Mis amigos dónde estarán«. En cambio a mi parecer Mikel Izal estuvo mejor el viernes. Quien estuvo espléndida los dos día fue Lucía Ruibal.

La hija de Javier Ruibal, presente también los dos días, me impresionó. Suele suceder que cuando descubres algo por primera vez quedas deslumbrado por el impacto recibido. Lo difícil es que esas sensaciones iniciales se repitan una segunda vez. Pues con Lucía Ruibal me sucedió. Y así se lo dije, entregado a su arte. La fina estampa de la bailaora, su presencia, sus taconeados, sus movimientos de brazos y el juego final con el mantón volvieron a tocarme en lo más hondo.

Víctor Manuel, quien derrocha sabiduría y veteranía a raudales, estuvo enorme en los dos recitales. Su letra del «El blues del autobús» es todo un clásico de nuestra música popular.

Ovidi Tormo, cantante de los valencianos Los Zigarros, solo estuvo el sábado. Al igual que Javier Bardem.

Nuestro laureado actor voló desde Los Ángeles para el evento. Aterrizó el mismo sábado para arrancar el concierto con «Bienvenidos«. Un reto al que se sumó Lua, la hija de Miguel Ríos. La salida al escenario de Bardem actuando como el Miguel de hace 40 años fue recibida con una estruendosa ovación. La primera de las muchas que hubo a lo largo de la noche. Vicente Paniagua, mi aliado anoche, tomó esta instantánea desde nuestras localidades. Recoge el primer momento en que cantaron juntos.

Paniagua

Cantar con Miguel Ríos es un reto para cualquier cantante. Porque el maestro granadino es el mejor. Así que imaginen lo que debió de pasar Bardem, sobre todo en un himno como «Bienvenidos«. Salió airoso del trance en la opinión mayoritaria del respetable. La alegría de verle superó sus limitaciones. La foto de Juan Barbosa publicada en El País es el documento gráfico profesional del momento.

Juan Barbosa El País

Asumo que se habrán percatado que toda esta ristra de elogios tienen un artífice, que no es otro que Miguel Ríos. Grande entre los grandes, su esfuerzo, sus ganas, han sido esenciales para poner en marcha esta fiesta del rock español, celebrando los 40 años del «Rock & Ríos«. Igual que hace cuatro décadas con los conciertos originales. Indudablemente hay un equipo detrás, a los que el propio Miguel agradeció, pero es él quien lidera la operación. Su público, nosotros, se lo hemos agradecido llevándolo en volandas dos noches seguidas. Agradeciéndole con pasíon la suya, la que despliega en todos sus emprendimientos. Hemos estado con él de principio a fin al igual que él con nosotros. Abriendo caminos.

Habrán podido comprobar que no he seguido el orden del repertorio interpretado. Me he dejado llevar por las emociones y los recuerdos. Esta parte emocional es el denominador común de ambos conciertos, tanto por parte de músicos como de público. Por esto mismo he dejado para el final el «Himno a la alegría«, cuyo mensaje es tan necesario desde hace siglos. En los dos conciertos encendimos el WiZink durante esta canción. Y representa una metáfora perfecta del paso del tiempo. Hace 40 años eran mecheros y ahora son móviles los que iluminan nuestras emociones.

P.D.: la foto del encabezado, de Ricardo Rubio de Europa Press, es del concierto del viernes 11 de marzo.

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En la capilla ardiente de Don Paco Gento

Telemadrid

Miguel Ríos me preguntó ayer, a raíz de la entrada en El Mundano sobre el fallecimiento de Don Paco Gento, si sabía algo sobre la capilla ardiente. Fue telepático porque me estaba preguntando lo mismo. Contesté que imaginaba que sería en el Bernabéu, al igual que con Don Alfredo di Stéfano. Y que me enteraría y le diriá. Contacté con Vicente Paniagua quien me respondió rápido. Efectivamente se instalaba en la zona del Palco de Honor del estadio.

Miguel y yo convenimos que sería mejor ir hoy, a última hora de la mañana. Así que le recogí en su casa y a las 12:00 estábamos aparcando, a escasos metros del recinto. De banda sonora el «From Elvis In Memphis«. Cuando Miguel subió al coche no pude evitar hacer el chiste fácil, jugando con el título de la canción que abre su último disco: uno de Memphis sonando y otro de Granada sentado a mi lado.

Nos pusimos a la cola, recordando historias futboleras. Miguel me estaba relatando la última vez que vio al gran Héctor Rial: fueron juntos a ver la final de Copa Real Madrid-Castilla. Justo entonces divisé a Ricardo Gallego que jugó ese partido con el filial, el año que debutó en el primer equipo. Y se lo señalé a Miguel. Llegamos enfrente del féretro y Emilio Butragueño nos divisó. Me hizo una señal preguntando si era Miguel Ríos (cerró el puño igual que si estuviese sujetando un micro). Asentí con la cabeza. Rápidamente se acercó una azafata y al instante el propio Butragueño para acompañarnos al digamos backstage.

Saludamos a la familia Gento Llorente y aprendí que Miguel había compartido gimnasio con Joe Llorente y su hermano (a Joe, sobrino de Don Paco, lo veo en los partidos de baloncesto del Madrid en el WiZink).

Al presidente, Florentino Pérez, le saludamos al entrar y al salir. En la despedida estaba con Nacho y Luka Modric. Me impresionó ver a Modric. Está hecho un chaval. Lo parece viéndole jugar, pero de cerca es mucho más notorio. A Miguel le pasó lo mismo con el croata. De Nacho me llamó la atención su porte y su buen rollo.

De los distintos jugadores veteranos, personalidades y periodistas, con quien más tiempo pasé fue con Tomás Roncero. Le felicité por lo de Pirri de ayer en el AS y ese titular «Paco era nuestro hermano mayor«. Porque es exactamente lo mismo que digo yo de Miguel Ríos.

Me encantó ver a Iribar. El Chopo nos contó que Don Paco y él se tenían gran simpatía. Otro aparición sonada fue la del exlíder de UGTCándido Méndez. Su abrazo con Miguel fue de los que hacen época. Aprovecho para resaltar, y contrastar nuevamente, el cariño y aprecio que despierta Miguel Ríos entre todo el mundo. En todas partes.

A la una salimos y nos acercamos a tomar una cervecita al José Luis de al lado del estadio, el de toda la vida (lo que era el Gloria bendita, lugar frecuentado por Di Stéfano, Rial, Luis, Puskas, etc., acabó absorbido por el José Luis y hoy estaba cerrado). Ahí nos encontramos a Ricardo Gallego y un amigo. Acabamos hablando de música (con la mascarilla puesta y quitándonosla para beber o pillar alguna aceituna).

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Rafa Nadal (El Mundano Deportivo para SFS)

9 de febrero de 2009

rafael_nadal

Ayer en SFS, ese estupendo blog de Striker dedicado al deporte español, publicaron mi nueva colaboración. En este caso estaba dedicado a Rafa Nadal. SFS se edita en inglés porque va dirigido a un público global interesado en nuestros deportistas. Y hay que tener en cuenta que estamos viviendo la edad de oro de nuestro deporte, donde obviamente el futbol sigue reinando. El original en inglés lo podéis leer aquí y la traducción a continuación:

 

¿Es Rafa Nadal el mejor deportista de la historia de España? A mi no me cabe ninguna duda. Sólo estaba esperando su triunfo en el Open de Australia para confirmar mi apreciación.

 

Le comentaba a Striker antes de la semifinal contra Verdasco que el siguiente post sería sobre Nadal. Pero solamente si le ganaba a Federer la final (soñada). Como así fue, siendo el primer español en triunfar en Australia (después de seis finales perdidas: Andrés Gimeno, Manolo Santana, Carlos Moyá, Conchita Martínez y dos de Arantxa Sánchez Vicario).

 

Me sorprendió cuando Jaime Lissavetky también lo dijo, abriendo un debate nacional. El Sr. Lissavetzky es la máxima autoridad deportiva del país. Es el Presidente del Consejo Superior de Deportes (también conocido como el “ministro del deporte”). Teniendo en cuenta el cargo que ocupa, mi impresión es que sus palabras estaban fuera de lugar. Están bien para una conversación de bar o de tribunas públicas como pueden ser los medios o Internet. De hecho muchos grupos mediáticos han organizado encuestas al respecto, con resultados que han demostrado el aprecio que le tenemos a Rafa Nadal. Pero no son apropiadas para un alto cargo deportivo. Y si tenemos en cuenta que la ley que gobierna al deporte español (el decreto 1.006) no considera a los tenistas como deportistas, el jefe del deporte español queda bastante mal parado.

 

Imagino que muchos lectores estarán intrigados con esta peculiaridad de la ley. La razón está en la naturaleza profesional de los jugadores: son emprendedores que no pertenecen a ningún club deportivo. Por tanto no hay reglas aplicables que regulen su actividad porque son ellos los que contratan su personal técnico (entrenadores, fisios, etc.), negocian directamente los torneos en los que participan (a su vez gestionados en muchos casos por ellos mismos), etc. Sus únicos compromisos “amateurs” son la Copa Davis y la Federación local a la que pertenecen (la cual forma parte de la nacional que a su vez depende del paraguas que rige Lissavetzky. La ATP es de facto el organismo que manda en el planeta tenis.

 

Cuando le anuncie a Striker mi teoría sobre Nadal tenía un par de excepciones en mente. La primera de ellas estaba referida a los llamados “deportes del motor”, a los que considero grandes carreras de competición pero no deporte, en el sentido clásico del término. Así de golpe me cargaba a campeones como Ángel Nieto (13 mundiales), Carlos Sainz (2) y Fernando Alonso (2). Y la otra era la dificultad de comparar jugadores de equipo con deportistas individuales. Los meritos de Nadal son tantos que puedo olvidarme de Luis Suárez, Paco Gento o Manuel Estiarte. Tres gigantes en sus respectivos equipos.

 

Luis Suárez es el único futbolista nacido en España en haber ganado el Balón de Oro (1960). Y fue Balón de Plata en 1961 y 1964 y de Bronce en 1965. Fue Campeón de Europa con España en 1964 y jugó 2 Mundiales (Chile 1962 e Inglaterra 1966). Alfredo Di Stefano le llamaba “el arquitecto”. Con el Barcelona ganó 2 Ligas, 2 Copas y 2 UEFA (la antigua Copa de Ferias, que es como se llamaba entonces el torneo). En su época del Inter consiguió 2 Champions, 2 Intercontinentales y 3 Ligas.

 

Paco Gento, “la galerna del Cantábrico” -considerado el mejor extremo izquierda de la historia- es el único en haber ganado 6 Champions (Real Madrid) de 8 finales disputadas. La marca de Di Stefano es 5 de 7. También formó parte de la selección que obtuvo la Eurocopa de 1964, aunque no jugó los dos últimos partidos. Y como Suárez estuvo en los Mundiales de 1962 y 1966. Paco Gento además de sus 6 Copas de Europa, en el Real Madrid desde 1953 hasta 1972, también ganó 1 Intercontinental, 12 Ligas y 2 Copas.

 

Manuel Estiarte conocido como el “Maradona del agua” es probablemente el mejor jugador de waterpolo de siempre. Elegido 7 veces mejor jugador del mundo (1986, 1987, 1988, 1989, 1990, 1991 y 1992). Debutó con 19 años en unos JJ.OO. (Moscú 1980). Fue su primer titulo como máximo goleador del torneo. Que revalidó 4 años después en Los Ángeles y también en Seúl 1988 y Barcelona 1992. Sus 127 tantos le convierten en el máximo anotador de los Juegos. Con 6 participaciones es, junto al jinete Luis Álvarez de Cervera, el español que más veces ha participado en los Juegos Olímpicos.

Como jugador de equipo sus trofeos incluyen 2 Copas de Europa (Barcelona y Pescar), 3 Recopas (1 con el Barça y 2 en Pescara), 9 Ligas (5 en España y otras 4 en Italia), 6 Copas (5 en Italia y 1 en España) y 4 Supercopas Europeas (2 con el Barcelona y 2 con el Pescara)

Nadando para España fue Campeón del Mundo (Perth 1998) y medalla de oro en los Juegos de Atlanta (1996). No quiero aburriros con sus medallas en los Europeos (2 platas y 1 bronce), las 3 de bronce en los torneos de la FINA, dos platas en los Mundiales y una plata olímpica.

Los logros individuales de Rafa Nadal a tan temprana edad son prácticamente irrepetibles: 2 Copas Davis, seis Grand Slam -4 Roland Garros seguidos más Wimbledon y el Open de Australia- y la medalla de oro olímpica del verano pasado. A lo que tenemos que añadir que es el actual e indiscutible nº 1 del tenis mundial. Habiendo destronado ni más ni menos que al gran Roger Federer. Sólo tengo una duda y es como se compara con Joan Llaneras: 2 medallas de oro y 2 de plata en JJ.OO; 6 oros, 3 platas & 2 bronces en los Mundiales de Ciclismo en Pista, en las especialidades de Madison y Carrera por Puntos. No tengo ningún problema si creéis que está por encima de Nadal. Es solo una cuestión de tiempo: Llaneras se retiró el verano pasado después de Pekín y Rafa Nadal cumplirá 23 años este próximo Roland Garros.

 

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