23 de junio de 2010
Sí hay “Mickymorfosis”, sí la hay. Fue su tercer álbum en solitario grabado en 1975. Pero, aparte de esto, la “Mickymorfosis” de este madrileño, hijo de asturiano y de alemana, (por eso habrá grabado el disco en Gijón y por eso su pelo de hace cuarenta años era lacio y rubio) no es ni hemimetabólica, sencilla y simple, ni homometabólica, complicada y completa. Micky, desde su adolescencia a su rotunda y espléndida madurez, ha pasado por las fases o mudas de la “Mickymorfosis” sin dejar jamás la actividad de cantante. Es el cambio continuo para estar siempre igual y en el mejor momento.
Ví a Micky y Los Tonys, yo como espectador, en las Matinales del Circo de Price de Madrid, cuando se le anunciaba como “el hombre de goma” y en verdad lo era. No recuerdo la fecha.
Los Continentales actuaron el 8 de diciembre de 1963 abriendo lo que sería la última temporada de estas matinales que iban a ser suprimidas en el 64 por orden gubernativa. Pero Micky estaba allí porque iba a todo. No hablé con él hasta que Los Continentales inauguramos el Club Mónaco de la calle Fundadores, 9, en el otoño-invierno del 64. Ya he dicho que Micky iba a todo e iba a vernos al igual que hacía con otros grupos en otras salas. Como tengo una memoria de elefante recuerdo que hablamos de un amigo mío que hizo la “mili” en Aviación como él y como tiene de nombre Eduardo Matías López, Micky le llamaba “el chocolate”.
Micky no es sólo un cantante. Micky es un showman. Actor y no por haber hecho “Megatón ye-ye” con Mochi y aquella dulce y angelical María José Goyanes, o “Codo con codo” junto a Massiel y Bruno Lomas o “La vida sigue igual” con Julio Iglesias (llamado entonces “El termo”) o “Casi jugando” al lado de Elsa Baeza, sino por sustituir a Alfredo Landa en el Teatro Marquina en la comedia “Yo quiero a mi mujer”. Muchos se acordarán de “En el rollo está la solución”.
Y en la radio también se ha movido: Premio Ondas por “Windy Club” en 1968 con la Cadena SER. En el 70 fue nombrado “Disc-Jockey” del 70. En R.N.E. hace “Micky-Música” con Alfonso Eduardo, Julio Palacios y un servidor.
Pero siempre cantante y hombre de escenario. Paso de referenciar los años fantásticos con los temas de Fernando Arbex y me planto de golpe en la sala El Sol de la calle Jardines, 3, para la presentación más oficial en Madrid del último disco de Micky.
Eran las once en punto de la noche. Cinco músicos vestidos de negro salen al escenario a las once de la noche. Tocan un tema instrumental y la magia empieza a las once de la noche. Micky aparece con blanca corbata y camisa negra a las once de la noche. Se pone en marcha «La Cuenta Atrás» a las once de la noche. Durante un hora y media larga con los bises “El coloso del ritmo” (nuevo término, ¿no es Mickymorfosis?) nos mantuvo electrizados e hipnotizados con las canciones del disco “La Cuenta Atrás”, producido por Jorge Explosión, y con emotivos y legendarios temas de Los Tonys. ¡Como me gusta “Ya No Estás” de “Megatón ye-ye”!
¡Flipo con “Gloria” de Van Morrison! Alucino, vecino, con “Buona Sera” en sonido auténtico del trompetista y cantante Louis Prima. Y con las canciones que no conocía del disco nuevo en soporte vinilo. Y al abrirlo, me sorprendo con canciones escuchadas en la noche del sábado que tienen letra de Micky, otras, su música. ¡Y que letras! A estas alturas, el Carreño dice: tu cuerpo me lo pido desabrochado hasta los pies. ¡Y lo hace con el coro cómplice del público! Porque desde que sale al escenario, usa la pandereta como si fuera un intercambiador sonoro de complicidades. Y la armónica. Y el movimiento en el escenario con Los Colosos del Ritmo. Y la participación con el público en la sala. Micky baja los peldaños y se mezcla, se funde, se abraza con la gente. Y los sorprende y divierte como cuando se marca, acompañado por los guitarristas, un “break-dance baygon” Y nosotros, los que lo vivimos, oyéndole con una cerveza bien fría, escuchando “Con Que Sutileza” y con sabor a Elvis y un guiño a Beatles.
“Los colosos del ritmo” son músicos fenomenales. Dos de Los Imposibles: Javier Donaira, el batería y Paco Poza, el guitarra de punteo (así se decía antes) y tres de Imperial Surfers: Javier García, saxo, Esteban Ramíro, guitarra de acompañamiento (también en Tuna Tacos) y Miguel, el bajo, que es la alegría de la huerta en escena. Todos los bajistas nos fijamos en los bajistas como si fuéramos a tocar “Te Para Dos” en el cambio de orquesta en un escenario.
A las once en punto de la noche fue la música, fue el rock, fue el gran espectáculo de luz y sonido. Desde el Circo de Price hasta la El Sol pasando por Eurovisión. Era el chico de la armónica que decía “adiós, adiós” en inglés a una señorita alemana y ahora esta “¡Harto!” y hace que lo cantemos con él.
No lo dudéis, para animarse: “en Micky y Los Colosos del Ritmo está la solución”
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