
Hace unas semanas se jugó el aplazado Real Madrid-Athletic de Bilbao. Anoche se adelantó el Athletic de Bilbao-Real Madrid correspondiente a la jornada 21.
Viendo la alineación de Ancelotti me surgió una certeza y una sospecha. A la vista de las bajas merengues (el virus, la sanción de Casemiro y las lesiones) queda claro que «mi» Antonio Blanco no goza de la confianza del técnico italiano. Esta es la certeza y la sospecha es la presencia de Hazard en el once. Los más veteranos del lugar conocen que sospeché del belga desde que se anunció su fichaje. De hecho creo que los dos grandes errores de Zidane en su vuelta fueron Hazard, su insistencia fue vital para que viniese, y el cese de Pintus, el preparador físico que trajo en su primera etapa. Prescindió de él porque cuando dimitió Pintus no siguió sus pasos y Zizou percibió que eso era una traición. Ancelotti le ha rescatado.
El partido no pudo tener un comienzo más trepidante. A los nueve minutos ya llevábamos tres goles. A los tres minutos un golazo de Benzema era el 0-1. Una buena combinación en la banda derecha entre el francés, VInicius y Kroos es rematada espléndidamente con una rosca perfecta al palo contrario. Tres minutos después Benzema anotaba el 0-2. El pase filtrado de Hazard rebotó en un defensa y una especie de cesión de Unai Núñez anularon el posible fuera de juego de Benzema. Y en el minuto nueve Sancet marcaba el 1-2, Otro golazo. Recibió en la frontal, se giró y cruzó al palo largo de Courtois (dio en el poste por dentro). Los leones despertaron con este tanto y se sacudieron el shock que supuso verse dos goles abajo en seis minutos.
El vértigo de los goles se correspondía con el del juego. El Athletic se volcaba sobre la meta blanca. Llegaban con peligro y terminaban las jugadas. Algunos de sus disparos se fueron fuera por poco. El Madrid respondía con contras rápidas. En una de ellas Hazard se fue muy bien por la derecha, superando a su marcador. Pero no se atrevió a disparar cuando encaraba al portero y prefirió buscar el pase a Benzema. Fue un centro defectuoso rechazado por los defensas.
En la primera media hora Camavinga tuvo más presencia que Fede Valverde. Ambos acompañaban a Kroos en la media blanca. Por parte rojiblanca De Marcos creaba muchos problemas en sus subidas. No solo tenía enfrente a Vini, también tenía arrestos para subir la banda con peligro. Sus centros, y los de Muniain, tenían toda la intención del mundo. Y aún tuvo la habilidad de evitar el tercer gol de Benzema.
En los minutos finales de la primera mitad el Madrid daba la impresión de haber perdido el control. Nos perjudicaba la anarquía de Camavinga y la tendencia de Mendy de taponar a Vinicius (lo cual facilitaba la labor de De Marcos en defensa).
El 1-2 al descanso nos dejaba una primera mitad excelente. Fútbol enérgico y competido. Bien jugado y con dos golazos de los tres marcados. De lo mejor que hemos visto en lo que va de Liga.
Sacó de centro el Athletic pero muy pronto el Madrid se hizo con la pelota. Fueron unos 10 minutos de dominio blanco. Benzema se dejaba caer por ambas bandas. A Fede Valverde se le veía bastante más, combinando por la derecha con Lucas Vázquez y Hazard. Era un Madrid más conservador, asegurando la posesión, sin correr riesgos.
Al filo de la hora de juego Balenciaga frenó en falta a Hazard, que se iba. Le perdonaron la amarilla. Al minuto cometió otra falta.
Un error de Lucas Vázquez en la salida de balón posibilitó la ocasión más clara de los locales. La pifió Lucas y también Iñaki Williams, que no tuvo la claridad para marcar.
Marcelino hizo varios cambios (3) en dos ventanas, para avivar el ritmo de su equipo. Pero el Madrid enfriaba el partido.
A falta de un cuarto de hora comenzaba a pensar que estábamos jugando con fuego y podíamos quemarnos. El 1-2 era un resultado corto. Para cerrar el partido lo más eficaz era marcar el tercer gol. Entiendo que la derrota del Atlético de Madrid y el empate entre Sevilla y Barça eran nuestra mejor medicina. Pero por eso mismo asegurar el triunfo era un gran paso adelante. Si nos empataban volverían a volar. Al igual que hicieron en la primera parte tras su gol.
En el 77 Nico WIlliams, el primero de los tres cambios locales, se fue por la izquierda. De Nacho, porque Mendy no sabemos donde andaba. A su pase no llegó su hermano Iñaki.
A falta de 10 minutos el empuje de Camavinga y Valverde sirvió para montar una contra. El portero salvó el gol de Hazard que los madridistas ya cantábamos. La mano abajo fue decisiva.
A punto de cumplirse el 84 retiraron a Muniain y entró Mariano por Vini.
Courtois tapó abajo un remate en carrera de Nico WIlliams a un pase filtrado de su hermano Iñaki. Y en el 85 debutó Peter con el primer equipo, sustituyendo a Hazard.
Al principio de esta crónica atizaba a Hazard. Y ahora para terminar puedo decir que tras su partido en el nuevo San Mamés he visto brotes verdes. No los vi en el partido anterior, a pesar de la propaganda oficial. Entonces su primera mitad fue penosa. Era imposible hacerlo peor. Por eso la segunda, pasable, sirvió para maquillar su actuación y poner en marcha el aparato propagandístico. Ayer estuvo participativo y acertado. Se le vio comprometido. A medida que vaya jugando ganará en confianza, la que no tuvo cuando buscó el pase en vez del tiro.
En el 89 Jovic entró por Benzema. Se retiró ovacionado con el estadio en pie (se me saltaron las lágrimas). A partir de entonces, incluidos los tres minutos de descuento, el Madrid dispuso de tres claras ocasiones. La primera de Peter. El meta local tuvo que salir de su área para desbaratar la internada del debutante. En la segunda Jovic, a pase de Peter, disparó flojo y al muñeco cuando estaba solo. Y finalmente Kroos, que el portero con otra mano abajo impidió el gol.
Tres puntos muy importantes. Con un partido más distanciamos en dos puntos al Sevilla y en tres al vigente campeón. Hace unos tres meses más o menos Carlos Galán, hincha del Atleti, me dijo que veía campeón al Madrid «de calle». No lo creí entonces y tampoco ahora. Mas tras este partido, que ha sido una victoria de la plantilla y del cuerpo técnico, creo que tenemos más fondo de armario del que podía pensar.

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