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Argentina logra su tercer Mundial

Marca

La final de Catar 2022 arrancó de forma sorprendente, con Francia en plan camaleón. De entrada parecieron Argentina: dos faltas en el primer minuto. Y a partir de ahí se asemejaron a la peor versión del Real Madrid. Ese Madrid que sale apático al campo de juego, que no se encuentra y deja la iniciativa al rival sin oponer resistencia. El mejor ejemplo lo escenifica Dembélé que no dio una a derechas. El primer balón que recibió no lo supo controlar y se fue fuera de banda: intentó pisar la pelota y pasó por debajo de su pie. El segundo balón que recibió lo tocó atrás para ¡un rival! Organizó la contra argentina… Cuando cometió el absurdo penalti sobre Di María -falta de delantero- se le vino el mundo encima. En casa pedía la sustitución inmediata del extremo. El azulgrana cuando está bien es mortal. Y cuando está mal… pues ya lo vimos en la final. Tampoco estuvo fino en la semifinal. El caso es que mediada la primera parte Messi transformó el penalti  y puso 1-0 arriba a Argentina. Otra duda surge en la jugada del penalti: ¿dónde estaba Koundé? Era su banda y Dembélé intentó cubrir su ausencia. 

Francia no reaccionó al gol en contra. Siguió como tal cosa. Argentina siguió dominando el encuentro. Olieron la sangre y buscaban rematar a su presa. Scaloni ordenó presionar la salida de Upamecano. Argentina había salido presionando arriba mas esta era una orden específica. Y surtió efecto en la jugada del segundo gol. Un pase defectuoso del central y Messi se hace con la pelota. La descarga en profundidad sobre Mac Allister quien avanza y se la pone a Di María en la banda contraria. Jugadón y golazo. 2-0 (min. 36). Di María estaba siendo el jugador del partido. Recuerden, el penalti se lo hicieron a él.

Di María Marca

Deschamps reaccionó con un doble cambio. Retiró a Dembélé (aplaudí hasta con las orejas) y a Giroud (no lo entendí). 

Con 2-0 al descanso todo parecía sentenciado, sobre todo porque Francia no había rematado ni lo había intentado. En el descanso leí que era la primera vez en una final de Mundial que una selección no chutaba durante la primera parte. Este dato se contabiliza desde Inglaterra 1966. El primer intento sucedió en el 67 con un cabezazo defectuoso que se fue fuera por mucho. Tres minutos después Mbappé lo intentaba. Se fue ligeramente alta. El tercer y cuarto disparo fueron goles. Increible. 

Antes de los tantos franceses hubo cambios en ambas selecciones. Scaloni sorprendió retirando a Di María, su mejor jugador. ¿Para que Messi fuese el MVP? ¿O por problemas físicos de El Fideo? Tácticamente fue una sustitución amarrategui: entró un defensa lateral, el sevillista Acuña. Deschamps por su parte quitó a Griezmann (muy bien anulado por los albicelestes) y a Theo Hernández. Entraron Coman y Camavinga. Al madridista volvió a colocarle de lateral izquierdo. Luego reforzó el medio campo.

Otamendi pecó de pardillo, como Dembélé, en el 79. Su penalti sobre Muani fue idéntico al del francés sobre Di María. Sorprende porque Otamendi es un central veterano. Mbappé batió a Emiliano Dibu Martínez, quien adivinó la dirección del lanzamiento. Era como ya comenté el tercer disparo de Francia en la final y el primero entre los tres palos. El cuarto intento, el segundo entre los tres palos, también vio la red. Y también lo marcó Mbappé. El fenómeno galo recibió un excelente pase de Thuram hijo y anotó un golazo. En un par de minutos Francia había empatado a dos la final. Ahora parecían la mejor versión del Madrid, el de las remontadas.

Los minutos finales (los nueve para llegar a los 90 y los ocho de alargue) fueron un carrusel de emociones. El partido estaba roto y el gol podía llegar en cualquier contra. Para el espectador imparcial fue una delicia. Para los aficionados de unos y otros una taquicardia. 

El 2-2 nos llevó a la prórroga. En este Mundial tenemos el precedente de Países Bajos remontando dos goles en contra a Argentina (en cuartos). Finalmente se impusieron los argentos a los penaltis.

El cambio de Fofana por Rabiot en el 95 reforzó la fortaleza física del centro del campo galo. Seis minutos después Lautaro Martínez entraba por Julián Álvarez y Paredes por un exhausto y castigado De Paul (partidazo el suyo). 

Lautaro la tuvo al final de la primera mitad de la prórroga. Era su segunda intervención (la primera la salvó milagrosamente Upamecano). 

En el 108 un despiste colectivo del en esos momentos inexistente centro del campo francés y de sus defensas, lo aprovechó Messi marcando el 3-2. Recogió un rechace de Lloris a un potente disparo de Lautaro. Lloris se lució desviando pero no había compañeros para proteger su despeje. 3-2. Y la Copa del Mundo volvía a volar hacia Argentina. 

Argentina tras el gol siguió jugando como después del 1.0. Y Francia nos recordaba a la de la primera mitad. 

En el 115 otro penalti absurdo. Montiel evitó un remate de Mbappé con los brazos extendidos. Empató Mbappé. Su tercer gol de la final y el segundo de penalti. Estos tres goles igualaba los tres de Hurst en una final, la de Inglaterra 1966.

Se añadieron tres minutos. No podíamos pedir más emoción. Tres minutos de infarto y yo ya había perdido la cuenta de los cambios. Y en el último minuto del descuento Muani desaprovechó un mano a mano frente al Dibu. En la contra Lautaro cabeceó mal y la respuesta la dio Mbappé que se quitó de en medio a varios pero estaba demasiado escorado para rematar. Dybala fue el último obstáculo a su intento de encontrar puerta.

Nos íbamos a los penaltis. ¿Quién dijo que no podíamos pedir más emoción? 

Mbappé marcaba el primero para Francia, su tercer penalti de la tarde. Messi hizo lo propio en su turno. Dibu paró el de Coman. Dybala marcó por el centro. 2-1 para Argentina. Tchouaméni mandó fuera el suyo. Paredes ponía el 3-1. Parecía insalvable. Muani anotó. Si Montiel acertaba ganaban su tercer Mundial. Y así fue. Se repetía el guión de la eliminatoria contra Países Bajos.

Argentina buscó durante más tiempo el triunfo. No pudo administrar sus ventajas en el marcador porque enfrente estaba Mbappé. Supieron sobreponerse a las adversidades de pasar de un 2-0 a un 2-2 y de un 3-2en la segunda mitad de la prórroga  a un 3-3. Y no olvidemos la de perder su primer partido contra Arabia Saudita. De ahí surgió el armazón que los ha conducido a este Mundial, con la presencia en el once de jugadores fundamentales como Mac Allister, Enzo Fernández (elegido mejor joven del torneo) y Julián Álvarez.

El Dibu Martínez fue Guante de Oro, Mbappé Bota de Oro y Messi el mejor jugador del Mundial. Añadiría que Mac Allister, De Paul y Fernández han sido el mejor centro del campo del Mundial.

Estad Marca

 

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El Madrid destroza al Sevilla en «la zona Pintus»

Antonio Villalba

El Real Madrid destrozó al Sevilla en la zona Pintus. Ya saben, esos momentos finales del partido, cuando las fuerzas flaquean y el poderío físico del Madrid se impone. Los dos goles del triunfo (el del 2-1 a la carrera y el del 3-1) se anotaron en los minutos 78 y 80.

Antes del comienzo del partido Iker Casillas, bajo un chaparrón, entregó la copa del Trofeo Yashin a Courtois. Zidane y Modric, ambos Balones de Oro, hicieron lo mismo con Benzema y su Balón de Oro 2022. L os dos galardonados ofrecieron sus trofeos a la afición.

Javier Gandul AS

Para el partido en el que Modric cumplía su partido 450 con el Madrid Ancelotti recuperaba a Courtois en la portería mas perdía a Benzema.

De entrada se vio que el Madrid presionaba la salida del Sevilla arriba con Modric y Rodrygo por el centro con Fede Valverde y Vinicius por los costados. A los tres minutos Bono se equivocó y regaló el balón a Vini. La ocasión no se pudo aprovechar porque el pase a Rodrygo no fue bueno. Pero el camino ya estaba marcado. Un minuto después Gudelj desbarataba una internada de Vini, tras superar a dos rivales. Y a los cinco minutos llegaba el 1-0. Montiel intenta driblar a Vinicius. El brasileño roba la pelota y corre hacia el área. Divisa a Modric al otro costado y le mete un pase sensacional al segundo palo. El croata anotó a puerta vacía (Bono no pudo  interceptar el pase).

A partir de ese gol el Madrid sesteo, a dosificar esfuerzos. En cristiano, a mamonear. Dispuso de algunas ocasiones en las botas de Vinicius (2), Rodrygo y Modric. El primer remate del Sevilla no se produjo hasta el final de esta primera mitad. Montiel se atrevió a subir su banda y combinó con Jesús Navas. El canterano se metió en el área y disparó al palo corto, donde Courtois bien situado atrapó el balón en dos tiempos.

La segunda mitad pareció más de lo mismo. Hasta el minuto 53 cuando un error de Vinicius propició el empate del Sevilla. Intentó regatear en una zona donde no debe hacerse. En nuestra línea de tres cuartos. Montiel no picó y se llevó la pelota. Vini se quedó mirando y no persiguió a su lateral. Montiel avanzó y se la puso a Lamela, quien superó a Courtois que salió a la desesperada y creo que tocó el balón. Era el empate a uno. Lamela seis minutos después pudo haber hecho el 1-2. Disparó con su pierna mala y se le fue fuera.

Ancelotti buscó revitalizar el medio campo. Dio entrada a Camavinga por un gris Tchouaméni. Rodrygo empezó a ser más incisivo. La clave no llegó hasta el 76 cuando Ancelotti efectuó un triple cambio (Sampaoli ya había hecho varios): entraban Rüdiger, Lucas Vázquez y Marcos Asensio por Mendy, Carvajal y Modric (posteriormente entró Nacho por Alaba y se colocó de lateral izquierdo)Lucas Vázquez hizo el 2-1 en el primer balón que tocó. Corría el minuto 77 cuando Asensio filtró un pase por el centro a Vinicius. El brasileño corre veloz hacia el área. Bono sale a achicar espacio. Y cuando todos pensábamos en un regate o un remate Vini, desde el balcón del área, se la pone a Lucas Vázquez que corría por la banda derecha. El gallego remataba a puerta vacía. Era la segunda asistencia de Vinicius y dos de los tres cambios fueron protagonistas: Asensio en el origen y Lucas Vázquez en la finalización. El Sevilla acusó el golpe. Todos sus esfuerzos de contención, su gol del empate, se venían abajo. Y dos minutos después el golazo de Fede Valverde. El del 3-1. Un zapatazo, marca de la casa, desde fuera del área, con un efecto increíble.

Se añadieron cinco minutos más y el Madrid tuvo compasión del rival.

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Partidazo: Real Madrid 2 Sevilla 1

Anoche en el Bernabéu asistimos a un partidazo, el Real Madrid 2 Sevilla 1. Un partido grande. Muy bien jugado por ambos. Con fases alternas de dominio de ambos equipos. Donde el talento individual decidió el resultado. Como sucede en las finales. Y esa es exactamente la sensación que tuve presenciando el encuentro. Así se lo expresé a mi hermano y a uno de sus dos hijos: «Es como haber visto una final. Los dos querían ganar». Todos los jugadores se vaciaron sobre el campo. Lo dieron todo.

El Madrid salió a tope. A los 10 minutos nos habían secado. Impusieron su ritmo. Dificultaban nuestro juego. Su centro del campo se imponía al nuestro. Sus dos laterales, magníficos Montiel y Acuña, anularon nuestro juego por las bandas y subían con peligro al ataque. En este sentido la presencia de Marcos Asensio era un lastre para el Madrid. No ayudaba en los repliegues y dejaba vendido a Carvajal. Tanto que Modric tuvo que suplir esa deficiencia. Lo cual restaba potencial a nuestra creación de juego. Porque esos primeros minutos de salida fueron bajo la batuta del croata. En ataque Asensio tuvo un par de buenas aportaciones, mas estorbaba. Se metía en la banda izquierda, obstaculizando a Vinicius, al que desplazaba al centro a la derecha.

El 0-1 fue un fiel reflejo del momento ascendente del Sevilla. Nos encerraron en nuestro campo. En un segundo saque de esquina consecutivo Rafa Mir, desde el punto de penalti, cabeceó bombeando la pelota la fondo de la portería local. Corría el minuto 11. El saque de Acuña fue impecable. Rafa Mir pudo hacer el 0-2. Entre Alaba primero sobre la línea de gol y Courtois después (en la primera de sus dos grandes intervenciones del partido) solventaron una clara oportunidad que fue doble. Añadan un gran remate de Ocampos (excelente partido del argentino) que se estrelló en el larguero. El Madrid estaba grogui. Y aquí se vislumbra la pequeña gran diferencia entre un equipo y el otro: el talento individual que de un plumazo decide. Así llegó el empate blanco. En uno de los escaso ataques tras el 0-1 Militao soltó un trallazo desde bastante lejos. Dobló las manos de Bono y la pelota no entró porque se encontró con el poste. El más listo de la clase, Benzema, gana en velocidad a la defensa y alcanza el rechace para empatar. Minuto 31.

El Sevilla encajó el golpe. Las fuerzas se igualaron. El Sevilla siguió atrapando a Kroos y Modric en sus redes. Y Asensio seguía lastrando. Carvajal no se atrevía a subir. Por el otro costado Mendy parecía Vini.

Con 1-1 se produjo la primera jugada polémica del encuentro: la entrada de Alaba sobre Ocampos. Penalti para muchos. Menos para el árbitro. Para mi Ocampos se tira. El VAR no intervino. De haberse señalado, y de haber marcado el Sevilla, habría sido 1-2. ¿Si el Madrid remontó un 0-1 para ganar por qué no lo mismo para un 1-2? La segunda polémica fue un penalti sobre Vinicius al final del partido. De haberse anotado hubiese supuesto el 3-1, resultado excesivo para el desempeño de ambos equipos. Estoy convencido que no se pitó para compensar la primera jugada. Entre ambas jugadas el Madrid reclamó penalti en otras dos ocasiones. No creo que fuesen ninguna de las dos.

Ancelotti cambió el rumbo del partido con sus dos cambios del 72. Fue un efecto doble, por la entrada de Fede Valverde y Camavinga y por la salida de Marco Asensio. Carvajal vio la luz. Comenzó a subir, contrarrestando la labor de Acuña. Incluso se le vio por el círculo central. La entrada de los dos centrocampistas por Asensio y Modric oxigenó al Madrid. Casemiro adelantó su posición y Kroos retrasó la suya, para buscar a Vinicius o trazar diagonales desde la izquierd. A medida que los blancos cogían aire los sevillistas empezaban a acusar el esfuerzo. Era la fase decisiva del partido.

En el 86 Vinicius controla una diagonal desde la derecha con el pecho. Con ese gesto adelanta el balón y supera al marcador. Desde la izquierda busca el área. Corre en paralelo a la frontal y lanza un derechazo que se cuela como una exhalación por la escuadra contraria. 2-1. ¡Un golazo! De nuevo el talento decidía. Esto es exactamente lo que le faltó al Sevilla: jugadores decisivos.

En el minuto final de los cuatro de prolongación vimos la segunda gran parada de Courtois. Un cabezazo a bocajarro en un saque de esquina. Se llevó la felicitación de sus compañeros. Con la misma intensidad que obtuvo Vini (pero sin la piña que se formó en la celebración del gol). Al acabar el partido algunos de los jugadores blancos dieron una vuelta al campo felicitando al público. Alaba señalaba a Courtois (Vinicius no estaba porque había sido sustituido en el 92 tras una dura entrada).

El Real Madrid se afianza en el liderato (logrado en la jornada anterior).

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Copa América: Argentina 1 Brasil 0

Wagrner Meier Getty AS

La final de la Copa América fue una guerra abierta. Patadas a diestro y siniestro. En este apartado también ganaron los argentinos. Y eso que los brasileños tampoco son unas monjas.

En la primera parte hubo más patadas que remates entre los tres palos. De hecho solo hubo uno, el del golazo de Di María. Los protagonistas de las patadas, los que más recibieron, fueron Messi y Neymar. No cuento los piscinazos del brasileño. Las dos amarillas (Paredes y Fred) fueron por entradas sobre los dos capitanes. El festival de tarjetas llegó en la segunda mitad.

Brasil no inquietó a Emiliano Martínez, el grosero meta argentino (que obvio no ganó ningún premio a la deportividad). En realidad, ninguno de los dos porteros tuvo que intervenir. Ni siquiera en el 1-0 de Di María en el 21. Un pase largo de De Paul, pretendido por el Atlético de Madrid, se lo tragó Lodi, el lateral brasileño del Atleti. Di María le superó en carrera tras fallar Lodi en el despeje. Controló con el exterior trasero de su bota izquierda y superó al meta con una impecable vaselina con la zurda. Bellisimo.

La tensión se palpaba en ambos equipos. Brasil jugaba más agarrotada, mientras la albiceleste imprimía velocidad en sus conatos de ataque.

Se llegó al descanso con 1-0.

Para la segunda mitad Firmino entró por Fred.

En el 50 amarilla a Lo Celso por entrada sobre Neymar. Dos minutos después anulaban, por fuera de gol, el tanto del empate obra de Richarlison. Quien estuvo a punto de anotar en el 55, pero Martínez se lució. Entre medias Guido Rodríguez entró por Paredes.

Argentina lo estaba pasando mal en este arranque del segundo tiempo. El primer cuarto de hora fue totalmente de Brasil.

En el 62 Tite daba entrada a Vinicius por Everton, flojo todo el tiempo que estuvo en el campo. Scaloni hizo un cambio defensivo: Tagliafico entró por Lo Celso. Acuña subió a reforzar el centro del campo y quien entró pasaba al lateral.

En el 67 amarilla para De Paul por falta sobre Neymar. Lodi la vio por una entrada sobre De Paul.

El último cambio de Argentina asentó al equipo. Y se fue desembarazando del dominio de la canarinha.

En el 72 otra amarilla, esta vez para Paquetá. Y un par de entradas que merecieron serlo y no lo fueron.

De María, el mejor de los suyos, crecía en la misma medida que a Messi se le veía fatigado.

En el 75 entraban Gabigol Emerson por Lodi y Paquetá. Tres minutos después la reacción argentina llegaba con un triple cambio: Romero se marchaba  e ingresaba PezzellaLautaro Martínez era sustituido por González y Di María por Palacios.

Amarilla para Otamendi por falta sobre Neymar en el 80. Y a Marquinhos por empujar al central argentino cuando se retiraba del lugar de los hechos.

Martínez despejó a córner el gol del empate de Gabigol en el 87. AL minuto Messi pudo hacer el 2-0. Estuvo a punto de regatear al portero. Y en 89 otra amarilla, Montiel.

Se añadieron cinco minutos de añadido. Aparte de las patadas, no pasó nada.

Argentina como equipo sufrió más. Y eso les unió. Fueron una piña. Brasil, en cambio, eran destellos, sobre todo a cargo de Neymar. Muy pocas finalizaciones para la posesión que tuvieron.

Messi lograba su primer título con su selección. Y como madridista me preocupó el mal partido de Casemiro. Desubicado y sin controlar el ritmo de juego de su selección.

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