El Real Madrid se impuso 5-3 al Al-Hilal en la final del Mundial de Clubes. Una final de récords (goles, títulos) y marcas personales. Nunca antes se habían marcado tantos goles en esta final (descuento cuando el torneo origina se denominaba Copa Intercontinental y se jugaba a dos partidos, el de ida y el de vuelta). El Madrid consigue su octavo entorchado universal. Con este título Florentino Pérez iguala como presidente los 31 de Santiago Bernabéu. Benzema logra su vigésimo cuarto trofeo y se queda a tan solo uno de Marcelo. Kroos se convierte en el jugador con mejor registro de la competición: ha ganado todos los partidos jugados (semis y finales) y a los cinco Mundiales con el Madrid hay que añadir uno más con el Bayern. Ancelotti logra su noveno título desde el banquillo blanco y se coloca en tercera posición tras Zidane (11) y Miguel Múñoz (14). Fede Valverde, con sus dos goles de ayer, aseguró la continuidad del mister italiano (recuerden eso del «si no marca más de 10 goles rompo mi carné de entrenador»).
Centrándonos en el partido si nos ceñimos a los parciales de ambas mitades, 2-1 y 3-2, tendremos una imagen distorsionada de la final. La superioridad blanca fue manifiesta, no reflejada en esos dos marcadores apretados. Los mejores minutos del Madrid fueron los 20 primeros con dos golazos: el 1-0 de Vinicius (min. 12) y el 2-0 de Fede Valverde (min. 17). Luego vino una concatenación de factores. Dos: el equipo levantó el pie del acelerador y Ramón Díaz, el técnico de los saudíes, modificó su dibujo táctico y pasó a jugar con un 4-1-4-1. Con Marega de único punta desplazado a la banda de Camavinga. Nuestros centrales se quedaron sin referencia. A esto sumemos un despiste defensivo y nos encontramos con el primer gol rival. Marega se plantó delante de Lunin a quien batió contando con su colaboración. Se la tragó por debajo de su cuerpo. En realidad, los tres goles encajados son culpa nuestra. No es por quitar méritos al rival pero es así. De hecho este primer gol es el único en el que pueden ponerse una medalla. Aunque la media vuelta de Vietto en uno de sus dos goles no debe pasar desapercibida. En cambio los cinco goles del Madrid fueron golazos. Los dos dobletes de Vini y Valverde más el de Benzema. En el primero del brasileño la participación de Benzema fue decisiva. Y en el tanto del francés lo fue Vini.
La alegría del triunfo, la superioridad demostrada en el torneo -no olvidemos que el Al-Hilal venía de tumbar al Flamengo vigente campeón de la Libertadores-, no debe ocultar nuestra debilidad defensiva. A mi me preocupa bastante. Y como siempre digo el sistema defensivo no solo es labor de los defensas. Implica a todo el equipo, empezando por los delanteros. Teniendo en cuenta los partidos de eliminatorias que se nos avecinan, en Copa (Barça) y Champions (Liverpool), encajar tantos goles es alarmante.
Para terminar recordar el excelente partido de Vinicius y Fede Valverde, Balón de Oro y Plata respectivamente de este Mundial.
Estoy encantado con la reacción recibida a mi texto sobre Pelé para Voz Pópuli. Recomiendo que lo lean ahí, porque va con video y en redacción arreglaron estupendamente mi artículo, incluyendo encabezados a los párrafos de cada hito de Pelé (creo que se llaman «ladillos»). A continuación hago un copia y pega del Word para facilitar la lectura a quien no quiera pinchar en el enlace:
Los hitos de Pelé que cambiaron para siempre la historia del fútbol
O Rei ha muerto, larga vida al rey. Pelé, el futbolista, la persona, el símbolo, nos ha dejado. Su legado permanece.
Es difícil escribir sobre Pelé desde España y por extensión desde Europa. En sus tiempos de gloria, poco más de dos décadas, la televisión no tenía el peso de hoy en día. Primaban las retransmisiones por radio de los partidos y las crónicas en prensa. Tan solo en su tercer Mundial, México 1970, pudimos admirarlo en todo su esplendor. Y los privilegiados lo disfrutamos en color. Porque fue el primero en emitirse integro en directo y en color (en Suiza 1954 se televisaron siete partidos y supuso la creación de Eurovisión entre un puñado de países para cubrir a sus combinados nacionales). Hemos visto a Pelé en filmaciones (tanto en blanco y negro como color), pero pocos partidos completos. A España vino tres veces de gira con su club, el Santos, y jugó un partido con la selección brasileña. Un total de 16 partidos amistosos (que no oficiales), entre 1959 y 1974, con un balance de ocho victorias, seis derrotas y dos empates. En esos 16 encuentros anotó 17 goles. Un aspecto para destacar era que por contrato el Santos recibía una cantidad si jugaba sin Pelé y el doble si lo alineaban. En esto también fue precursor.
Cuando en el párrafo anterior mencionaba “su tercer Mundial” me refería al tercero que ganó Pelé (de los cuatro que disputó) y en este caso levantó la copa como capitán de la selección de Brasil. Este es uno de los hitos por los que se recordará a Pelé: es el único jugador en haber ganado tres Copas del Mundo.
No solo es el único con tres Mundiales a sus espaldas, con participaciones decisivas, también tenemos otras aportaciones relevantes. Algunas que tuvieron influencia directa en el juego y su reglamentación. Entre las primeras esta la paradinha. Fue el primero en lanzar así los penaltis. Y se extendió hasta nuestros días hasta que cambiaron la norma. Ahora solo se puede hacer antes de iniciar la carrera. De hacerla en carrera se castiga con tarjeta amarilla y tiro libre en contra.
La cacería a Pelé era una constante de las defensas de la época. El cénit se alcanzó durante el Mundial de Inglaterra en 1966. En el primer partido la defensa búlgara le machacó y en el tercero la Portugal del gran Eusebio lo retiró del campo. Brasil, la entonces vigente campeona, quedaba eliminada y Pelé, lesionado, anunció su retirada de la selección. A raíz de esto los dirigentes del fútbol mundial implementaron el sistema de tarjetas para proteger a los grandes jugadores de las patadas sin ton ni son. Las figuras lesionadas perjudicaban el espectáculo y por tanto al negocio. Se iniciaba así una nueva época del fútbol. Las tarjetas, amarillas y rojas, se estrenaron en el Mundial de México 70, en el que Pelé retornó a su selección. La de Brasil en ese Mundial de 1970 es considerada la mejor de todos los tiempos. Curiosamente esta cacería a Pelé se originó en su país en un partido amistoso (ni más ni menos). Su convocatoria para la selección para la disputa del Suecia 1958 levantó ampollas. Por su corta edad y por dejar fuera de la lista a la estrella del Corinthians. La afición se dividió y para crear un buen clima, sin haber superado aun el trauma del Maracanazo del Brasil 1950, se decidió organizar un partido de confraternización entre la canarinha y el Corinthians. Los defensas del Timao fueron a por Pelé. Quisieron lesionarlo para sacarle de la selección y forzar así la llamada de su compañero, estrella del equipo. Consiguieron en parte su objetivo: se cargaron a Pelé, pero no lo sacaron del combinado dirigido por El gordoFeola. El astro en ciernes viajó tocado y no debutó hasta el tercer partido. Dicen que fueron los veteranos quienes convencieron a Feola para que alinease al joven Pelé. Debutó anotando y se convirtió en el jugador más joven en marcar un gol en un Mundial, con 17 años, 7 meses y 8 días. Un hito que se mantiene vigente. A este primer gol siguió un hat-trick en el siguiente y dos en la final que ganaron al equipo anfitrión. En Chile 1962, donde Brasil revalidó su título, también se cargaron a Pelé que solamente disputó los dos primeros partidos. Recuerden que FIFA no creó las reglas de sustitución hasta la Copa del Mundo de 1970. Ese México 70 vivió las novedades de las tarjetas y los cambios, reflejo de la influencia de Pelé en el juego y sus reglas.
El peso de la camiseta con el número 10 también corresponde a Pelé. Y nació fruto de la casualidad. Cuando Feola, a través de la federación brasileña, mandó a los organizadores del Suecia 1958 su lista de jugadores por el Mundial lo hizo sin especificar la numeración de los dorsales. Los suecos asignaron los números por el orden según aparecían en la carta. De arriba abajo. Y Pelé ocupaba el décimo puesto. Hoy en día llevar el 10 a la espalda es sinónimo de figura.
Pelé fue hábil en popularizar sus logros. Empezó la cuenta atrás hasta su gol 1.000. Cuando se alcanzaron esos mil goles la noticia dio la vuelta al mundo. Recuerdo a Puskás comentar que Pelé contaba cada tanto marcado en partidos oficiales y amistosos, y él nunca lo hizo. La leyenda húngara del Real Madrid llevaba razón. En 1995 IFFHS (International Federation of Football History and Statistics) y FIFA hicieron justicia y nombraron a Cañoncito Puskás como el máximo goleador del siglo (se sobreentiende que del siglo XX). Sirva este ejemplo de cómo la maquinaria de Pelé también funcionaba con maestría en el ámbito de la promoción publicitaria. En esto también fue precursor. La foto de Pelé con Puskás me maravilla. Se tomó en Madrid en junio de 1959 (durante la primera gira del Santos, en las que el Madrid vistió de azul por deferencia con el equipo visitante; se impuso 5-3 el Madrid en lo que fue el partido homenaje a Miguel Muñoz que se retiraba).
La marca Pelé fue decisiva para la implantación del fútbol en Estados Unidos. En 1974 jugaba su última temporada en su club de siempre, el Santos. Nacido en 1940 ingresó en las categorías inferiores del club debutando con el primer equipo en septiembre de 1956 frente al Corinthians, en un amistoso, en el que anotó su primer gol. Con Santos ganó seis de los ocho Brasileiraos del club, cinco de ellos consecutivos. A esta media docena de campeonatos nacionales hay que añadir 10 torneos paulistas (solo compiten los equipos del estado de Sao Paulo) y cuatro copas Rio-Sao Paulo (disputadas por los mejores clubes cariocas y paulistas). Sumen dos Libertadores y dos Intercontinentales. Además de numerosos galardones individuales como mejor jugador, máximo goleador, etc. Su trayectoria en el Santos se puede resumir en este dato: 643 goles en 659 partidos oficiales (con la selección fueron 77 tantos en 92 encuentros). Su idea original era abandonar el fútbol profesional de alta competición. Una suculenta oferta para fichar por el Cosmos de Nueva York (1975-1977) lo devolvió a los campos de juego. En su momento representó el contrato más elevado de la historia para un futbolista.
El Cosmos fue fundado por los hermanos Ertegun, a la sazón responsables de la discográfica Atlantic Records que acababan de vender al grupo Warner. Ahmet, el hermano pequeño, socio fundador que permanecía en Atlantic, había incorporado a su hermano mayor Nesuhi a Atlantic después de la marcha de uno de los fundadores. Cuenta la leyenda que Steve Ross, presidente de Warner, insistió en que los Ertegun permaneciesen en la estructura de Warner tras la adquisición. Ahmet continuaría presidiendo Atlantic y Nesuhi se haría carga de la recién creada división internacional de WEA (Warner, Elektra y Atlantic, las tres compañías que formaban el grupo discográfico). La cuestión se zanjó cuando Ross preguntó que querían para quedarse. La respuesta recibida fue que querían montar un club de fútbol. Así nació el Cosmos. La pasión por el fútbol de los hermanos Ertegun, como la de la música, surgió en Londres, en su juventud, donde su padre ejerció de embajador de Turquía. A Estados Unidos llegaron cuando su progenitor se hizo cargo de la embajada en Washington. El Cosmos, fundado en 1970, no arrancaba en ventas. Sus taquillas eran escasas. Y eso que en 1972 se impusieron en la liga estadounidense. La media de espectadores era de 4.000 por partido. La llegada de Pelé dio un vuelco a la situación. La cifra media se multiplicó por 10 y hubo partidos en los que se superaron los 70.000 espectadores. Lo sorprendente es que este impacto no se tradujo al mercado televisivo. Los ratings apenas superaban el 2,5%, dato muy bajo de audiencia especialmente para el primer mercado televisivo del país (junto a Los Ángeles). Esto auguraba problemas económicos (como así sucedió y se acentuarían tras la retirada de Pelé al descender los ingresos por taquilla). El alto salario de Pelé se distribuyó entre todas las divisiones del grupo Warner. Mientras tanto la marca Pelé funcionaba a pleno rendimiento con patrocinadores, merchandising y anuncios. Cuando conocí a Pelé, a mediados de los 80 en su ático de Manhattan, se sorprendió al conocer el rechazo de Santiago Bernabéu a la televisión y a que los jugadores hiciesen anuncios. Se tronchó con la historia del anuncio de las medias de mujer y las piernas de Di Stéfano. Cierto es que el provocador concepto era avanzado para la época. Nos había invitado a comer a su casa para agasajar a su amigo Raimundo Fagner, cantautor brasileño, quien estaba grabando en la ciudad. Fagner además de amigo mío era artista de CBS, la discográfica para la que yo trabajaba en Nueva York. Era de las primeras veces, si no fue la primera, que mi esposa y yo comimos sushi. Nos aficionamos. Pelé en esos momentos era vicepresidente de Comunicación del Cosmos. Un par de días después nos invitó a un cóctel corporativo del grupo Warner. Y me presentó a los Ertegun. Un inciso: CBS y WEA eran las grandes rivales en el mercado discográfico. A los hermanos Ertegun, especialmente a Ahmet, solo les interesaba conocer historias y anécdotas de Di Stéfano. Sabían a través de Pelé que mis padres eran compadres de los Di Stéfano (y también de los Santamaría, a quien Pelé tenía un gran respeto como defensa central).
Para llegar al Cosmos hubo que superar obstáculos políticos. La dictadura brasileña (1964-1985) llevaba 10 años en el poder. No querían que Pelé saliese del país y pretendían que volviese a la selección para el Mundial de 1974 en Alemania. Steve Ross recurrió a los servicios del ministro de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, su amigo Henry Kissinger, fan del fútbol y admirador de Pelé. Kissinger era un experto en dictaduras latinoamericanas (había promovido varias). Su intervención allanó las dificultades con las autoridades brasileñas.
Otro aspecto nada baladí es el racial. Pelé fue el primer ídolo mundial de etnia negra del fútbol. Su calidad humana y excelencia deportiva rompió todas las barreras y prejuicios. Y despejó el camino para muchos jugadores…
Cuando me preguntan cuál o cuáles son los mejores goles de la historia siempre responde lo mismo: el que no fue. Lo elijo por la genialidad de la acción, no por su finalización. El protagonista no fue otro que Pelé. Sucedió en México 70 en un encuentro que enfrentó a Brasil con Uruguay y que ha pasado a la historia. Tostao avanzó desde la divisoria de ambos campos y filtró un pase a Pelé. El prodigioso delantero, que remataba y jugaba con las dos piernas, llegó corriendo y no tocó la pelota. Amagó y engaño al portero charrúa en su salida desesperada al balcón del área (donde no puede usar las manos). Mazurkiewicz, el guardameta, se escoró hacia la izquierda siguiendo a Pelé mientras la pelota continuó su trayectoria hacia la derecha. Superado el portero por el delantero y la pelota, Pelé rectificó su dirección y fue a buscar el balón. Una vez alcanzado disparó en diagonal buscando el palo largo, por el hueco entre un defensa que corría a cubrir la línea de gol, otro que se incorporaba a la jugada y Mazurkiewicz que intentaba recuperar la posición. El problema es que el balón salió rozando el poste. Comentando la jugada con Pelé me comentó, con la mejor de sus sonrisas: “Nos habría gustado más si hubiese entrado”.
Asumo que ya conocerán la triste noticia del fallecimiento de Pelé. Ayer a las 20:04 Voz Pópuli publicaba el artículo que me encargaron sobre los hitos de Pelé. Mi texto arrancaba con el titular de esta entrada: O Rei ha muerto, larga vida al rey. El pantallazo que encabeza esta entrada es de la portada del diario digital.
El pasado 3 de diciembre Miguel Fiter de Voz Pópuli contactaba conmigo, a sugerencia de Víctor Lenore. Quería encargarme una pieza sobre los logros de Pelé. Le corría prisa, porque las informaciones de agencia daban horas de vida al astro brasileño. Mostré mi escepticismo al respecto. Incluso llegué a mandarle un mensaje tranquilizador de la actual pareja de Pelé (que me había llegado a través de mi compadre Raimundo Fagner). De cualquier manera la situación revestía gravedad y la idea de Fiter de tenerlo todo preparado era la correcta. Tanto es así que Voz Pópuli ha sido el primero en España en dar cobertura a la trágica noticia. Me enorgullece haber formado parte de esta iniciativa. En la que, por cierto, aunque quede mal decirlo, mi artículo y el de Alfredo Relaño en El País son los dos mejores que se han publicado. Del mío destaco un aspecto que no recuerdo que nadie haya mencionado: la importancia que tuvo que Pelé fuese negro, afrobrasileño en la terminología actual. Fue el primer ídolo mundial negro del fútbol. Algo que ya le sorprendió a los 17 años en su primer Mundial, el de Suecia 1958. Brasil era la única selección que jugaba con futbolistas negros. La aparición de Pelé, su calidad humana y excelencia deportiva, rompió todas las barreras y prejuicios. Y despejó el camino para muchos jugadores en .muchas partes del planeta
Cierro, recomendando que lean la nota de Voz Pópuli, con unas fotos. Primero dos con Fagner (la de las melenas es de los 70). Incluyo las de mi compadre porque gracias a él conocí a Pelé (en su ático de Manhattan, como cuento en Voz Pópuli).
La foto con Puskas, del partido en homenaje a Miguel Muñoz jugado en el Bernabéu en 1959, también está relacionado con el artículo. Ese día también se fotografió con Alfredo di Stéfano. Pero he preferido una de Raúl Cancio y que ilustra el texto de Relaño. El gesto de ambos me es muy familiar. Cancio es un maestro en captar momentos.
Me recordaba Miguel Ríos hace unos meses que nuestro Miguel Muñoz entrenó al Granada una temporada, tras su salida del Real Madrid (bajaron a Segunda). Hoy volvía el Madrid a Granada, su ciudad natal. Imagino a nuestro pionero con el corazón dividido.
Ancelotti solo introdujo dos cambios tras el parón FIFA: Nacho por Militao y confirmó a Marco Asensio en banda derecha. Precisamente a los dos minutos el balear creó la primera ocasión del partido. Quizás su centro a Benzema fuese demasiado fuerte…
A los cinco minutos la primera contra local fue cortada por Alaba. Desvió a córner un pase envenenado.
En los primeros 10 minutos el dominio madridista era claro. Modric era el jefe del partido, tanto en la media como liderando la presión alta. Su despliegue físico era impresionante. Alaba adelantaba ligeramente su posición y se convertía en el guardaespaldas, junto a Casemiro, de Kroos y Modric.
El primer remate entre los tres palos fue de Vinicius al filo del minuto 12. Desde la frontal.
El recurso del Granada eran balones largos al otro Luis Suárez de nuestra Liga. Pero invariablemente se topaban con Alaba.
Una diagonal de Kroos a la banda derecha, desde el círculo central, habilitaba a Marco Asensio. Superaba en carrera al lateral, entrando en el área por su vértice y batía a Maximiano en su salida. Con suspense porque la pelota le dio al portero y frenaba su camino hacia la red. 0-1 en el 18. Seis minutos después Kroos sacaba desde la izquierda un córner en corto sobre Modric, en el vértice del área. El croata se la devuelve al alemán quien avanza en paralelo a la línea de fondo y se la pone a Nacho que entraba por el vértice del área chica. Empalma y logra el 0-2. Las dos novedades del mister, Nacho y Asensio, habían respondido con sendos goles.
A medida que transcurrían los minutos, y con el marcador a favor, el dominio del Madrid era cada vez más infructuoso. Mucho tocar, jugando con el reloj y la posesión, pero sin profundidad. La que nos habían ofrecido Vini y Asensio desde las bandas. Era un equipo muy solvente, dominando otra faceta del juego. El Granada por su parte recurrió a lo que mejor hace, el balón parado. Saques de esquina (5), de falta o de banda.
A la media hora una contra iniciada con un toque genial de Asensio, por el centro, es sacada sobre la misma línea de gol por Soro. El remate fue del propio Asensio a pase de Vinicius.
El encuentro dio un vuelco inesperado en el 33: Suárez hacía el 1-2 en el 33. Vinicius perdió un balón en nuestra línea media. Se hicieron con el esférico y buscaron a su delantero. Suárez disparaba poco antes de pisar la media luna. Tuvo la suerte que la pelota dio en la espalda de Nacho desviando su trayectoria y dejando vendido a nuestro meta. Era el primer remate local entre los tres palos.
Teníamos otro partido. El Madrid volvió a la versión con la que arrancó el partido. Y el Granada estaba crecido por el gol logrado. Courtois se lució en el 39. Maximiano hizo lo propio en el 43 a disparo de Benzema.
1-2 al descanso, en una muy buena primera parte.
Robert Moreno efectuó un cambio (Montoro por Puertas) y Ancelotti no.
El Madrid salió igual que en la primera mitad. Abriendo el juego por las bandas, sobre todo buscando a Vinicius (protagonista de tres internadas), con mayor presencia de Carvajal (un remate y una subida) y una oportunidad para Kroos. Todo esto en los primeros seis minutos. Mendy se fue en el 53 y ya dentro del área falló en el remate. Al Granada en este inicio le costaba pasar de la divisoria de ambos campos. Y cuando lo hizo el Madrid les mató con el 1-3. Benzema recibe de Casemiro. Corre desde el centro del campo hasta el área granadina. Cruza al otro lado, entre los dos únicos defensas, por donde entraba Modric. El croata vio a Vini llegando por el centro y se la regala. Vinicius solo tiene que empujarla a la red. ¡Golazo!
En la jugada del gol se lesionó Víctor Díaz. Cambio local obligado al que se sumó uno más.
A la hora de juego Suárez dio otra muestra de su calidad. Nos metió el susto en el cuerpo. El problema del Granada eran Kroos y Modric, con el apoyo de Casemiro y Alaba.
En el 66 Vinicius se va en carrera, iniciada con un sombrero desde el lateral de nuestra área, hasta el área contraria, prácticamente a la línea de fondo. Monchu, que ya había dado muestras anteriormente de su agresividad en la primera parte y con un codazo en el cuello a Vini en la segunda, va a por el brasileño desatendiendo la lucha por el balón. Roja sin discusión. Las protestas de Robert Moreno también le valieron la expulsión. Ya tiene excusa…
Vini la tuvo en el 70 desde las inmediaciones del punto de penalti. Ancelotti le cambió un minuto después por Rodrygo. Entendió que iban a por el y no querría arriesgar, ante la cantidad de partidos que se avecinan. Además tendría en cuenta sus partidos con Brasil durante el parón. Rodrygo al poco de salir le regaló de tacón un gol a Benzema. El remate del francés lo desvió un defensa.
Casemiro en el 75 filtra un pase a Mendy. El lateral no falló esta vez dentro del área e hizo el 1-4.
Ancelotti realizó un triple cambio al filo del minuto 80: Camavinga, Isco y Jovic. Salían Modric, Kroos y Benzema. En la primera intervención de Isco le sacaron tarjeta. Dos minutos después debutaba en esta Liga Vallejo (frente al equipo en el que estuvo cedido). Se retiraba Alaba. El mister había sustituido a cinco jugadores que son la columna vertebral del equipo (el jefe de la defensa, los dos medios que marcan diferencias y la pareja de delanteros más efectiva de nuestro campeonato).
A Rodrygo le hicieron penalti en el 85, tras un excelente recorte. La jugada se anuló porque el pase de rosca de Carvajal al brasileño parece que había salido fuera.
En el 88 y medio Jorge Molina de cabeza pudo marcar. Courtois despejó a córner.
El partido murió con el Granada sacando de esquina.
Entre las muchas notas positivas del partido mencionar una que no he destacado en esta crónica: la recuperación de Casemiro. A la mejora experimentada en el aspecto defensivo, mostrada en los dos últimos partidos, se une su presencia en la creación y ataque. Ahí está su pase de gol a Mendy, el inicio de la jugada del gol de Vini, su búsqueda de remates (incluyendo uno desde el centro del campo).
La imagen del equipo invita a la esperanza, sobre todo ante la avalancha de partidos que se avecinan en las próximas tres semanas.
Los datos de Zidane deberían callar a sus detractores, pero como ya he comentado en otras ocasiones las fobias responden a otros parámetros que trascienden los deportivos. Ayer Zidane igualó a Del Bosque como el segundo entrenador con más partidos al frente del Real Madrid (el récord de Miguel Muñoz es inalcanzable). Llevar tantos partidos (246) sentado en el banquillo madridista debería ser ya una señal.
Zidane supera a Don Vicente en número de victorias (161 frente a 133) y títulos (11 y 7 respectivamente). Los equipos de Zidane también han marcado más goles (566 vs. 490) y encajado menos goles. La presencia de Cristiano Ronaldo, máximo goleador del club, seguro que ha sido un factor determinante. Mas recordemos que su explosión como goleador estratosférico fue con Zidane de técnico. Y que Del Bosque tuvo a otro monstruo a sus ordenes, Ronaldo (el brasileño). Y a Raúl.
Comparemos la trayectoria de Zidane con la de Simeone, uno de los dos entrenadores mejor pagados del mundo y el que más gana de España (datos objetivos). Para muchos es el mejor entrenador del mundo (dato subjetivo).
¿Por qué dicen que es el mejor? Su hoja de servicios palidece frente a los top en activo de su profesión como Zidane, Guardiola, Benítez, Klopp, Mourinho, Pellegrini, Conte, Allegri o Flick. Por solo citar entrenadores que hayan ganado varias Ligas (algunos en distintos países), Champions o hayan perdido finales de Champions como el Cholo.
De los 13 enfrentamientos directos entre Simeone y Zidane el rojiblanco solo ha ganado dos. Han empatado cinco y los de Zidane han ganado seis. Seis de 13 a favor del técnico francés!!! En cuanto a goles el argentino también sale escaldado: 11 a favor del Atleti frente a los 23 madridistas. No tengo más preguntas su Señoría.
Soy defensor de Zidane y además creo que su presencia y continuidad contribuye a la estabilidad y tranquilidad del banquillo merengue. Eso no es óbice para que le critique cuando toque. Porque Zidane se equivoca, como todos. No es un robot.
Llevaba tiempo pensando en escribir mi ranking de los mejores entrenadores españoles de la historia. La gala del Balón de Oro FIFA 2012 me ha decidido a hacerlo. Sobre todo al ver a dos campeones del mundo, Scolari y Del Bosque, juntos sobre el escenario, y según las apuestas los previsibles protagonistas de la final del Mundial del año que viene (si Brasil y España se clasifican). Además de ver el merecido homenaje FIFA a Beckenbauer, tan gran técnico como jugador. Y en mi modesto parecer injustamente olvidado siempre en la lista del poker de los mejores jugadores, donde siempre aparece el sobrevalorado Cruyff (será por sus exitosas campañas en el Levante, Washington Diplomats, Los Angeles Aztecs o quizás por su única Liga con el Barça).
Para evitar caer en personalísimos, disquisiciones estéticas e innecesarias reflexiones sobre la aportación de los distintos sistemas de juego, he recurrido al palmares: los títulos logrados. Prescindo de los trofeos nacionales (Miguel Muñoz, del Real Madrid, es el nº 1 en este apartado con 9 Ligas). Supongo que concordarán conmigo que Champions, Eurocopas y Mundiales son los más importantes (en este sentido Libertadores y Copa América también cuentan, pero no tenemos entrenadores ganadores). En caso de empate la Supercopa europea, la UEFA -y su predecesora Copa de Ferias– y la antigua Recopa sirven para inclinar la balanza.
La clasificación de los 6 mejores queda de la siguiente forma:
6.- Luis Aragonés:
1 Eurocopa (España 2008)
Debutó com entrenador en la temporada 1974/75 con el Atlético de Madrid y ganó la Intercontinental (hoy conocida como Mundial de Clubes en su actual formato) frente al Independiente argentino (el Bayern de Munich, Campeón de Europa, renunció a jugar).
5.- Rafa Benitez:
1 Champions (Liverpool 2005).
1 Mundial de Clubes (Inter de Milán 2010).
1 UEFA (Valencia 2004).
1 Supercopa europea (Liverpool 2005).
4.- Miguel Muñoz:
2 Copas de Europa (Real Madrid 1960 y 1966).
1 Intercontinental (Real Madrid 1960).
3.- Pepe Villalonga:
2 Copas de Europa (Real Madrid 1956 y 1957).
1 Eurocopa (España 1964). La primera de las 3 que hemos logrado.