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Exhibición de Camavinga (y de Vinicius)

Jesús Troyano realmadridcom

Sobre el papel el Real Madrid-Celta de Vigo era un partido apetecible y no defraudó. El justo 2-0 final nos dejó buen sabor de boca y disfrutamos de la exhibición de Camavinga. Primero de lateral izquierdo y luego de medio. Impecable en la recuperación de la posición defensiva tras subir al ataque y con una impresionante punta de velocidad para cortar las jugadas de peligro del rival, se aplicó con la misma intensidad desde la media. Rompió líneas y sembró el pánico entre los jugadores vigueses. Y se ganó el aplauso y la admiración del Bernabéu. Lo mismo puede decirse del inagotable Vinicius. No para. En los 80 minutos que estuvo en el campo lo intentó todo de todas las formas posibles. ¿No se cansa nunca? Los compañeros lo conocen y lo buscan. Lanzan balones largos para que corra, controle y regateé. Así fue el 1-0: Ceballos mete un balón en profundidad a Vini. El extremo corre la banda, se mete en el área buscando la línea de fondo y divisa a Marcos Asensio entrando por la frontal. Se la pone en las inmediaciones del punto de penalti y Asensio con la zurda la enchufa a la red. Minuto 41. Otra cualidad de Vini es que rompe a sus marcadores. Los estresa, los agota físicamente. Da igual que tengan apoyos. Ayer volvió a ocurrir con el lateral derecho que le marcaba.

El primer cuarto de hora me puso de los nervios. Tocábamos pero no rematábamos. El único disparo fue del Celta. Uno defectuoso de Gabri Veiga al poco de iniciarse el encuentro. Tras comentar la situación con mi hermano empezaron a llegar los remates. Hubo tres consecutivos (uno de cabeza) que se fueron fuera por poco. Y en ese espacio de tiempo, desde el minuto 20 hasta el gol, el Madrid metió más velocidad y ritmo al juego. Finalizando las jugadas. Tres fallos de Rüdiger en el pase dieron igual por la solidez de sus compañeros de defensa, aunque uno de ellos creó apuros.

Iniciar la segunda mitad marcando el 2-0 sentenciaba el partido. En el 47 Asensio botaba un saque de esquina y Militao volaba para cabecear a la red. ¡Su séptimo gol de la temporada!

Jesús Álvarez Orihuela AS

Carvalhal, el técnico portugués del Celta, había metido a Cervi para jugar la segunda mitad. Visto su desempeño es difícil comprender como el argentino no salió desde el inicio. Fue el jugador celeste más activo de medio campo hacia adelante. Y luego en el 72 pasó a jugar de lateral izquierdo (cuando retiraron a Javi Galán, que no la olió y se fue con una amarilla).

Iago Aspas falló varios pases y dos goles. En el primero la dio mal, en una posición similar a la de Asensio en el 1-0. Y en la segunda intentó quebrar a Courtois, se escoró y se encontró con el meta de dos metros más la extensión de sus brazos.

Cuando Ancelotti dio entrada a Lucas Vázquez en el 75, el gallego pasó al lateral derecho desplazando a Nacho a la otra banda. Es cuando Camavinga subió a la media.

Las rotaciones en el once del mister funcionan para mantener a los jugadores enchufados. Al menos a los 15 básicos de la plantilla. Nos esperan partidos cada tres días. El próximo será el martes en Gerona, tenemos la final de Copa y las semifinales de Champions.

P.D.: Lo del césped es de traca, ya vamos por el cuarto esta temporada. Estaba mal antes de iniciarse el partido… Esto no es la primera vez que sucede. Ya ocurrió la vez anterior que el ingeniero presidente reformó el estadio. En aquella ocasión también hubo problemas con los apoyabrazos de los asientos. Estaban orientados hacia dentro (se trataba de ganar espacio para más localidades) y había que ponerse de lado para poder sentarse.

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El Real Madrid vuela a cuartos de final de Champions

Once

He de confesar que me sorprendió la alineación de Ancelotti. Entendía la presencia de Nacho, para tapar a Salah. El canterano en misiones defensivas es más fiable que Camavinga y Mendy no tiene ritmo de competición (acaban de darle el alta). La vuelta de Benzema estaba cantada así como la presencia de Fede Valverde. Mi sorpresa, o quizás mis dudas, era la composición de la tripleta del medio campo: Camavinga, Kroos y Modric. La sola idea de ver a Kroos de medio centro me producía escalofríos. Con la presencia de Camavinga por Tchouaméni quedaba claro que Ancelotti buscaba más dinamismo, romper líneas. En este aspecto, y con el complemento de Valverde, se podía ganar la batalla del centro del campo. Finalmente Kroos y Camavinga formaron un doble pivote, con el alemán en muchas ocasiones más retrasado (jugando delante de los centrales). El caso es que Kroos fue el mejor de la primera parte. Dio un recital dirigiendo al equipo.

En los primeros siete minutos el Liverpool nos dio dos buenos sustos. Ambos fruto de la inconcebible manía de Carvajal de pasar atrás. Comprometiendo a los compañeros (en otros partido, como en Liverpool, a Courtois). En la segunda cesión la víctima fue Rüdiger y Courtois el héroe que salvó el apuro. El Real Madrid respondió con un jugada que inició Camavinga cortando en el medio campo del Liverpool.

A Vinicius, que arrancó muy bien, lo vigilaba Alexander-Arnold a quien ayudaba el central Kanouté.

Javier Gandul AS

En el 14 pudo marcar Vini en un balón a bocajarro, entrando por banda derecha respondiendo a un pase cruzado de cabeza de Rüdiger desde el vértice del área chica. Alisson Becker, tapando ese palo, sacó una mano prodigiosa tipo portero de balonmano. La ocasión más clara del partido hasta ese momento. Porque en el 19 Camavinga estrelló la pelota en el larguero, de un potente disparo desde la media luna del área. Y un minuto después otro error de Carvajal. El tercero en 20 minutos. Esta temporada de Carvajal empieza a recordar a las finales de Marcelo… empecé a mandar WhatsApps pidiendo su sustitución inmediata.

La primera media hora fue un partidazo. De ambos equipos. A partir de ahí el Madrid levantó el pie del acelerador y empezó a especular. Esperaba atrás a los reds. Y estos se acordaron de volver a presionar arriba, dificultando nuestra salida del balón.

Con 0-0 se llegó al descanso.

La segunda parte, sin cambios, arrancó con el mismo ritmo de la primera media hora. Alisson Becker confirmó que era el mejor de los suyos. Que su portero fuese el destacado dice mucho en favor del Madrid (Valverde tuvo un mano a mano con él). Hubo momentos antes de llegar a la hora de juego en el que pareció que el partido estaba roto con tanta ida y vuelta. Y el césped cada vez estaba peor. Mientras, nos quedamos con la sensación de que al Liverpool le habían perdonado un par de tarjetas. Sobre todo a Diogo Jota. Klopp lo retiró en un doble cambio en el 56 (supongo que para evitar males mayores).

Valverde en el 63, en una excelente internada de Modric, tuvo en su cabeza el 1-0. Benzema, a pase de Vinicius, lo tuvo en el 68.

El tiempo corría a nuestro favor. La diferencia con el partido de ida es que ahí encontramos puerta con facilidad. Entraron casi todas. No era el caso en el Bernabéu.

En esta fase del encuentro la figura de Modric se agrandó.

A Klopp se le veía muy nervioso (vio una amarilla).

En el 78 Benzema sentenciaba la eliminatoria. Camavinga filtra un pase al nueve. La pierde en el choque con Virgil Van Dijk. Se hace Vinicius con ella, acosado por Van Dijk. Resbala intentando controlar la pelota y desde el suelo el brasileño se la pone a Benzema, quien solo tiene que empujar el balón a la red..1-0. La eliminatoria se ponía 6-2 a nuestro favor. Con tres goles de Benzema.

Ancelotti retiraba en un doble cambio a Modric (ovacionado en su salida) y a Benzema (renqueante de la jugada del gol). Entraban en el 81 Dani Ceballos y Rodrygo. Dos minutos después eran Kroos (también despedido con aplausos generalizados) y Vinicius los que dejaban su sitio a Marcos Asensio y Tchouaméni. Carvajal fue finalmente cambiado en el 86. Lucas Vázquez era el elegido para sustituirlo.

En esta segunda mitad con Salah desaparecido, por la excelente labor de Nacho, el Liverpool estuvo romo en ataque. En la primera mitad el duelo entre ambos estuvo más repartido. Y en esta segunda, eclipsado el egipcio, las ocasiones fueran blancas.

Rodrygo pudo hacer el 2-0 en el minuto final del descuento mas una mano impidió el gol. El VAR con la aprobación del árbitro señalaron que la mano era por un rebote del muslo del defensa. Bien pitado: eso nunca debe ser penalti.

El Madrid ha sido mejor en los dos partidos. El resultado total de 6-2 no deja lugar a dudas. Ahora a esperar el sorteo del viernes de cuartos de final de esta Champions y a preparar el Clásico del domingo en el Camp Nou.

P.D.: Si en Liverpool fue emocionante el homenaje a Amancio anoche lo fue la despedida con el «You’ll Never Walk Alone» por la megafonía del estadio.

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No hay refugio ante Hernández Hernández

No hay refugio ante Hernández Hernández. Siempre que nos pita tiemblo. Nos ha perjudicado claramente siempre y principalmente frente a Barça y Atlético de Madrid (aunque Gil Marín olvide estas circunstancias). Incluso ostenta la siniestra marca de ser el único en corregir al VAR, por el penalti por mano de Felipe (Gil Marín tampoco recuerda esto). En la primera mitad de ayer la cacería a Vinicius se saldó con amarilla para el brasileño en su primera falta. Fastuoso. Camino del vestuario Ceballos vio otra.

El infructuoso dominio en la primera parte del Real Madrid frente al Mallorca se saldó con unos pocos remates altos. De la media docena que contabilice ninguno fue entre los tres palos. Y el primero fue en el 34, cuando ya perdíamos 1-0. Los locales habían anotado en el 13. En principio lo que pareció ser su primer (y único) remate entre los tres palos, Muriqui de cabeza, resultó ser autogol de Nacho. Su intento de despeje de cabeza en el salto despistó a un despistado Lunin, a media salida. La pelota se envenenó y se acabó colando en nuestra portería.

Courtois lesionado durante el calentamiento fue sustituido por Lunin, quien salió desde el principio.

Los cinco córners botados (tres consecutivos) no encontraron rematador. La posesión del 70% no sirvió para nada. No nos funcionaba el juego por las bandas y tardamos en recurrir a los disparos desde fuera del área. Sucedió en el referido minuto 34 cuando Rodrygo lo intentó tras un saque de falta en corto.

Ninguno de los dos equipos efectuó cambios en el descanso. La pauta desde el inicio de la segunda mitad fue la misma que en los primeros 45 minutos: los de Aguirre bien cerrados y jugando al límite, con la bendición arbitral. Las faltas eran constantes. No encontrábamos huecos ni continuidad en el juego.

El Madrid presentaba dos caras: la de Camavinga, un todo terreno desde el lateral izquierdo, y la de Marcos Asensio, de espectador en el regreso a su tierra.

En el 56 como de claro tuvo que ser el penalti del meta local a Vini para que se pitase. En realidad hubo dos. Antes del de Vini hicieron uno sobre Rodrygo, impidiendo su control y la pelota llegó a Vini. Marco Asensio, coherente con su desastroso partido, falló el lanzamiento. Eso sí, era el primer remate entre los tres palos del Madrid. El meta local adivinó la dirección del balón y tampoco tuvo que esforzarse demasiado porque no iba pegado al palo.

Entramos en una fase curiosa: el Mallorca recibió dos amarillas. Fue un espejismo. La fiebre de Hernández Hernández remitió rapidamente: en el 63 Fede Valverde vio la amarilla por una falta. Ancelotti lo cambió inmediatamente por Modric (que llevaba un rato calentando en la banda).

En el 70 triple cambio: Alaba, Kroos y Mariano por Asensio, Tchouaméni y Ceballos. Alaba pasaba al lateral izquierdo, Camavinga subía al medio campo y Rodrygo se desplazaba a la banda derecha. Un minuto después a Vinicius le daban una patada en la tripa. La roja se convirtió en amarilla. Y el árbitro además se equivocaba de jugador. Rectificó a instancias del VAR.

Modric vio la amarilla en el 80. Clara. Era la séptima tarjeta del partido, cuarta en contra del Madrid. El Mallorca llevaba 26 faltas cometidas por 12 del Madrid. Eso da una media de una amarilla por cada tres faltas del Madrid.

En el 86 otro ataque febril de Hernández Hernández: amarilla a Maffeo. Imagino que para disimular las estadísticas. Tres minutos después Mariano recibió una amarilla. Mientras se recuperaba el «muerto» victima de Mariano se montó una tangana en la banda, cerca de los banquillos. Un jugador local fingió una agresión de Vinicius. No vio la amarilla. Y el partido se alargó ocho minutos.

Raillo vio amarilla. La décima (empatabamos a cinco).

En el 95 otra del árbitro: falta por (inexistente) juego peligroso de Vini ante un defensa que agachó la cabeza.

No me gustó el Madrid. Tan solo Camavinga y los incansables intentos de Vinicius. No nos funcionó el medio campo, bien atado por los locales. Y por la permisividad arbitral (29 faltas locales, 10 a Vinicius, por 14 blancas). Permisividad sobre todo ante la reiteración de faltas de los mismos jugadores. Este 1-0 es nuestra tercera derrota en esta Liga, que nos puede alejar en ocho puntos del líder si el Barça gana esta noche.

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El Madrid destroza al Sevilla en «la zona Pintus»

Antonio Villalba

El Real Madrid destrozó al Sevilla en la zona Pintus. Ya saben, esos momentos finales del partido, cuando las fuerzas flaquean y el poderío físico del Madrid se impone. Los dos goles del triunfo (el del 2-1 a la carrera y el del 3-1) se anotaron en los minutos 78 y 80.

Antes del comienzo del partido Iker Casillas, bajo un chaparrón, entregó la copa del Trofeo Yashin a Courtois. Zidane y Modric, ambos Balones de Oro, hicieron lo mismo con Benzema y su Balón de Oro 2022. L os dos galardonados ofrecieron sus trofeos a la afición.

Javier Gandul AS

Para el partido en el que Modric cumplía su partido 450 con el Madrid Ancelotti recuperaba a Courtois en la portería mas perdía a Benzema.

De entrada se vio que el Madrid presionaba la salida del Sevilla arriba con Modric y Rodrygo por el centro con Fede Valverde y Vinicius por los costados. A los tres minutos Bono se equivocó y regaló el balón a Vini. La ocasión no se pudo aprovechar porque el pase a Rodrygo no fue bueno. Pero el camino ya estaba marcado. Un minuto después Gudelj desbarataba una internada de Vini, tras superar a dos rivales. Y a los cinco minutos llegaba el 1-0. Montiel intenta driblar a Vinicius. El brasileño roba la pelota y corre hacia el área. Divisa a Modric al otro costado y le mete un pase sensacional al segundo palo. El croata anotó a puerta vacía (Bono no pudo  interceptar el pase).

A partir de ese gol el Madrid sesteo, a dosificar esfuerzos. En cristiano, a mamonear. Dispuso de algunas ocasiones en las botas de Vinicius (2), Rodrygo y Modric. El primer remate del Sevilla no se produjo hasta el final de esta primera mitad. Montiel se atrevió a subir su banda y combinó con Jesús Navas. El canterano se metió en el área y disparó al palo corto, donde Courtois bien situado atrapó el balón en dos tiempos.

La segunda mitad pareció más de lo mismo. Hasta el minuto 53 cuando un error de Vinicius propició el empate del Sevilla. Intentó regatear en una zona donde no debe hacerse. En nuestra línea de tres cuartos. Montiel no picó y se llevó la pelota. Vini se quedó mirando y no persiguió a su lateral. Montiel avanzó y se la puso a Lamela, quien superó a Courtois que salió a la desesperada y creo que tocó el balón. Era el empate a uno. Lamela seis minutos después pudo haber hecho el 1-2. Disparó con su pierna mala y se le fue fuera.

Ancelotti buscó revitalizar el medio campo. Dio entrada a Camavinga por un gris Tchouaméni. Rodrygo empezó a ser más incisivo. La clave no llegó hasta el 76 cuando Ancelotti efectuó un triple cambio (Sampaoli ya había hecho varios): entraban Rüdiger, Lucas Vázquez y Marcos Asensio por Mendy, Carvajal y Modric (posteriormente entró Nacho por Alaba y se colocó de lateral izquierdo)Lucas Vázquez hizo el 2-1 en el primer balón que tocó. Corría el minuto 77 cuando Asensio filtró un pase por el centro a Vinicius. El brasileño corre veloz hacia el área. Bono sale a achicar espacio. Y cuando todos pensábamos en un regate o un remate Vini, desde el balcón del área, se la pone a Lucas Vázquez que corría por la banda derecha. El gallego remataba a puerta vacía. Era la segunda asistencia de Vinicius y dos de los tres cambios fueron protagonistas: Asensio en el origen y Lucas Vázquez en la finalización. El Sevilla acusó el golpe. Todos sus esfuerzos de contención, su gol del empate, se venían abajo. Y dos minutos después el golazo de Fede Valverde. El del 3-1. Un zapatazo, marca de la casa, desde fuera del área, con un efecto increíble.

Se añadieron cinco minutos más y el Madrid tuvo compasión del rival.

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Partidazo: Real Madrid 2 Sevilla 1

Anoche en el Bernabéu asistimos a un partidazo, el Real Madrid 2 Sevilla 1. Un partido grande. Muy bien jugado por ambos. Con fases alternas de dominio de ambos equipos. Donde el talento individual decidió el resultado. Como sucede en las finales. Y esa es exactamente la sensación que tuve presenciando el encuentro. Así se lo expresé a mi hermano y a uno de sus dos hijos: «Es como haber visto una final. Los dos querían ganar». Todos los jugadores se vaciaron sobre el campo. Lo dieron todo.

El Madrid salió a tope. A los 10 minutos nos habían secado. Impusieron su ritmo. Dificultaban nuestro juego. Su centro del campo se imponía al nuestro. Sus dos laterales, magníficos Montiel y Acuña, anularon nuestro juego por las bandas y subían con peligro al ataque. En este sentido la presencia de Marcos Asensio era un lastre para el Madrid. No ayudaba en los repliegues y dejaba vendido a Carvajal. Tanto que Modric tuvo que suplir esa deficiencia. Lo cual restaba potencial a nuestra creación de juego. Porque esos primeros minutos de salida fueron bajo la batuta del croata. En ataque Asensio tuvo un par de buenas aportaciones, mas estorbaba. Se metía en la banda izquierda, obstaculizando a Vinicius, al que desplazaba al centro a la derecha.

El 0-1 fue un fiel reflejo del momento ascendente del Sevilla. Nos encerraron en nuestro campo. En un segundo saque de esquina consecutivo Rafa Mir, desde el punto de penalti, cabeceó bombeando la pelota la fondo de la portería local. Corría el minuto 11. El saque de Acuña fue impecable. Rafa Mir pudo hacer el 0-2. Entre Alaba primero sobre la línea de gol y Courtois después (en la primera de sus dos grandes intervenciones del partido) solventaron una clara oportunidad que fue doble. Añadan un gran remate de Ocampos (excelente partido del argentino) que se estrelló en el larguero. El Madrid estaba grogui. Y aquí se vislumbra la pequeña gran diferencia entre un equipo y el otro: el talento individual que de un plumazo decide. Así llegó el empate blanco. En uno de los escaso ataques tras el 0-1 Militao soltó un trallazo desde bastante lejos. Dobló las manos de Bono y la pelota no entró porque se encontró con el poste. El más listo de la clase, Benzema, gana en velocidad a la defensa y alcanza el rechace para empatar. Minuto 31.

El Sevilla encajó el golpe. Las fuerzas se igualaron. El Sevilla siguió atrapando a Kroos y Modric en sus redes. Y Asensio seguía lastrando. Carvajal no se atrevía a subir. Por el otro costado Mendy parecía Vini.

Con 1-1 se produjo la primera jugada polémica del encuentro: la entrada de Alaba sobre Ocampos. Penalti para muchos. Menos para el árbitro. Para mi Ocampos se tira. El VAR no intervino. De haberse señalado, y de haber marcado el Sevilla, habría sido 1-2. ¿Si el Madrid remontó un 0-1 para ganar por qué no lo mismo para un 1-2? La segunda polémica fue un penalti sobre Vinicius al final del partido. De haberse anotado hubiese supuesto el 3-1, resultado excesivo para el desempeño de ambos equipos. Estoy convencido que no se pitó para compensar la primera jugada. Entre ambas jugadas el Madrid reclamó penalti en otras dos ocasiones. No creo que fuesen ninguna de las dos.

Ancelotti cambió el rumbo del partido con sus dos cambios del 72. Fue un efecto doble, por la entrada de Fede Valverde y Camavinga y por la salida de Marco Asensio. Carvajal vio la luz. Comenzó a subir, contrarrestando la labor de Acuña. Incluso se le vio por el círculo central. La entrada de los dos centrocampistas por Asensio y Modric oxigenó al Madrid. Casemiro adelantó su posición y Kroos retrasó la suya, para buscar a Vinicius o trazar diagonales desde la izquierd. A medida que los blancos cogían aire los sevillistas empezaban a acusar el esfuerzo. Era la fase decisiva del partido.

En el 86 Vinicius controla una diagonal desde la derecha con el pecho. Con ese gesto adelanta el balón y supera al marcador. Desde la izquierda busca el área. Corre en paralelo a la frontal y lanza un derechazo que se cuela como una exhalación por la escuadra contraria. 2-1. ¡Un golazo! De nuevo el talento decidía. Esto es exactamente lo que le faltó al Sevilla: jugadores decisivos.

En el minuto final de los cuatro de prolongación vimos la segunda gran parada de Courtois. Un cabezazo a bocajarro en un saque de esquina. Se llevó la felicitación de sus compañeros. Con la misma intensidad que obtuvo Vini (pero sin la piña que se formó en la celebración del gol). Al acabar el partido algunos de los jugadores blancos dieron una vuelta al campo felicitando al público. Alaba señalaba a Courtois (Vinicius no estaba porque había sido sustituido en el 92 tras una dura entrada).

El Real Madrid se afianza en el liderato (logrado en la jornada anterior).

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El Real Madrid no aprovecha la falta de público en Pamplona

El Osasuna 0-Real Madrid 0 se presentaba como un partido trampa desde el viernes, cuando el Madrid obligado por las condiciones meteorológicas se vio obligado a volar un día antes. Estuvieron tres horas atrapados en el avión, con el aeropuerto cerrado por el temporal, hasta que pudieron despejar. La confirmación de la disputa del encuentro no la tuvimos hasta dos horas antes del inicio del mismo. Aún a expensas de la decisión final del árbitro.

Zidane suplió la baja del sancionado Carvajal con Lucas Vázquez. Y arriba Marcos Asensio y Hazard acompañaron a Benzema. Jugaron más por dentro, de interiores, que por las bandas. Despejaron el camino para Lucas Vázquez y Mendy. Pero el Asensio de la derecha es la mitad del jugador que es cuando arranca desde la izquierda.

Otra trampa en el camino era el estado del campo, que si bien era igual para los dos, lógicamente perjudicaba al equipo más técnico. Tenía la impresión que iba a haber poco fútbol y que el encuentro se podría decidir por un error.

El Osasuna, que a pesar de sus buenas estadísticas defensivas ocupa puestos de descenso, dispuso de la única ocasión de la primera mitad. Courtois salvó un buen cabezazo de Oier a la salida de un córner. Su meta, Herrera, no tuvo ninguna intervención destacada. Estos datos resumen la inoperancia del Madrid en Pamplona durante la primera parte. También me resultó asombrosa la falta de acoplamiento de Hazard al equipo (esta es su segunda temporada). Y para rematar los malos primeros 45 minutos una pregunta: ¿a cuento de qué se dedican los blancos a jugar de tacón? En 40 minutos fueron cuatro los toques. Dos en defensa (Sergio Ramos y Lucas Vázquez), defectuosos ambos, uno en la divisoria de ambos campos (Benzema), que fue bueno, y el cuarto en ataque (Benzema de nuevo), que tampoco salió bien. ¿Estaba el césped para estas filigranas? Esta es una prueba definitiva de no haber sabido leer el encuentro.

El arranque de la segunda mitad pareció otra cosa. En los primeros instantes vimos dos buenas intervenciones de Herrera. La primera, despejando un pase lateral de Lucas Vázquez, y la segunda, salvando un buen disparo de Asensio, en el que fue el primer remate entre los tres palos del Madrid.

Osasuna no se arrugó y Calleri siguió siendo un dolor de muelas para Lucas Vázquez y Varane.

En el 55 Casemiro intentó el primer chut madridista desde fuera del área. Y poco después un servidor hubiese estrangulado a Hazard. En una buena combinación en vez de buscar el remate o a un compañero, la despejó atrás organizando la contra rival. En la tele anunciaron que Fede Valverde empezaba a calentar. Me tranquilicé. Empezó a nevar de nuevo.

Herrera en el 60 le hizo un paradón a Benzema (en fuera de juego). Tras el rechace el balón acabó en la red, pero no subió al marcador. El Madrid había elevado su ritmo de juego y llegaba más en este primer cuarto de hora de la segunda mitad que en toda la primera parte.

Fede Valverde entraba por Asensio en el 65. El balear por la derecha es medio jugador. En mi opinión mejor retirar a Hazard y pasar a Asensio a la izquierda. Me sosegué pensando que Odegaard sería el relevo del belga (que no lo fue).

Entrábamos en los 20 minutos finales con el Osasuna presionando arriba, dificultando la salida de balón, y con el Madrid sin el ritmo de juego del cuarto de hora previo. Y ojo que Roberto Torres pifió una buena ocasión en el 71. Se le fue alta.

Ramos se colocaba de delantero centro, mientras Zidane daba entrada al filo del 75 a Mariano y a ¡Isco! por Hazard y Modric. Lo de Isco es incomprensible!!! El galimatias del mister blanco volvía a hacer acto de presencia. Y Arrasate retiraba a Rubén García y Calleri y entraban Jony y Budimir.

El doble cambio de Zidane no sirvió para nada. Restó. En cambio los de Arrasate afianzaron a Osasuna. Y en 83 un error garrafal de Isco en las inmediaciones de nuestra área casi nos cuesta un gol.

En el 88 volvieron a anularnos un tanto por fuera de juego de Benzema. Kroos se retrasó en el pase al francés.

Los tres minutos de descanso se jugaron prácticamente en nuestra mitad del campo, salvo la última jugada (una internada de Lucas Vázquez cuyo pase se fue fuera; en esta jugada se reclama un penalti a Casemiro que creo que no existe porque la pelota ya estaba fuera del terreno de juego).

Seamos sinceros: así no vamos a ningún lado. No supimos entender el partido ni supimos aprovechar la ausencia de los aficionados rojillos en las gradas. La irregularidad es el gran pecado mortal en Liga, un torneo que es el de la regularidad. Y nosotros parecemos ser campeones de los altibajos.

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Los cambios de Zidane

Los cambios de Zidane responden a dos circunstancias. Las obligadas provocadas por las bajas, sea por lesión (Kroos) o sanción; la política de rotaciones responde a tres aspectos: los tres partidos en una semana, la ausencia de una pretemporada en condiciones y una ya clásica, dar sitio a todos los jugadores y mantenerlos con ritmo de competición. Contra el Valladolid hubo cuatro relevos respecto al partido contra el Betis: los dos laterales –entraron Odriozola y Marcelo por Carvajal y Mendy–, y Modric e Isco formaron parte del once inicial. Por otra parte, el mister volvió a confiar en Jovic en el ataque. Al igual que da la impresión que Fede Valverde se ha asentado en el equipo, sucede lo contrario con Odegaard (sustituido en el descanso en el Benito Villamarín). De titular en los dos primeros partidos ha pasado al banquillo.

La jornada no pudo tener un principio más aciago. Hazard, tras volver a entrar en una convocatoria, volvía a ser baja. Esta vez por una lesión muscular que le tendrá apartado unas cuatro semanas. No quiero que suene ventajista, pero nunca me convenció el fichaje del belga. Siempre me pareció sobrevalorado. Ahora parece gafado, como s le hubiese echado el ojo Pablo Casado (a quien mira o apoya se estrella).

Viendo el calentamiento en el Alfredo di Stéfano me dio la impresión que tanto Marcelo como Isco estaban pasados de peso. Al menos lucian sospechosos bultos en la zona de los michelines. Las carreras de Marcelo con el grupo me alarmaron. Era siempre el último en llegar y aprovechaba para iniciar la vuelta el primero, ahorrando así unos metros en cada dirección.

En una primera parte plana, muy plana, se llegó con 0-0 al descanso. El Valladolid nos dio tres sustitos. Todos por el costado de… Marcelo. Isco, en la izquierda del rombo del centro del campo, tampoco ayudaba en las coberturas defensivas. Por nuestra parte solo tuvimos tres ocasiones. La primera, tras una brillante incursión de Jovic, fue doble. Primero, el remate de Marcelo cuyo rechace llegó a Fede Valverde. Roberto, en la parada de la noche, evitó el tanto e Valverde. Las dos siguientes tuvieron de protagonista a Jovic, quien no atinó con la portería. La primera de las dos fue la más clara: estaba solo frente al meta. Pero su remate en carrera se le fue ligeramente alto, por encima de la escuadra.

El encuentro llamaba a un revulsivo rápido. Vinicius era el nombre que todos los madridistas teníamos en mente. Añado los de  Odegaard o Marcos Asensio por el inoperante Isco. Arrancó bien pero se diluyó a partir del cuarto de hora de juego. Pero no. Salieron los mismos en la segunda mitad. Aunque Vinicius, Marco Asensio y Carvajal empezaron a calentar.

En el 48 Jovic cabeceaba abajo un córner. Roberto se volvía a lucir. Era su segunda gran intervención de la noche. El rechace lo remató Casemiro al larguero. Con triple mala fortuna: primero el palo, luego no botó dentro y finalmente, la pelota no le dio al meta en la espalda para meterse en la portería. Tres minutos después Waldo nos metió un buen susto. Ya había avisado en la primera mitad. Y en 53 Courtois salvaba un gol, tras otra pifia de Marcelo (resbaló) que facilitó la oportunidad de Weismann.

En el 56 salían Odriozola, Isco y Jovic. Entraron los tres que estaban calentando.

El Real Madrid seguía con el mismo defecto: no buscar los disparos desde fuera del área. En una hora de partido no se había intentado ni uno.

En el 64 un doble error de Bruno dio lugar al 1-0. Se equivocó en la salida del balón, no despejó y Valverde se hizo con la pelota. Su combinación con Benzema fue despejada y Bruno acabó pasando a Vinicius. El brasileño, en fuera de juego quedaba habilitado por el pase de Bruno. La controló con la izquierda e hizo el gol con la derecha. Unos minutos después Courtois salvó el empate a uno.

Con el 1-0 el Valladolid adelantó sus lineas. Buscaba el empate por la banda de Marcelo. Vinicius echaba una mano en defensa, algo que Isco no hizo. Courtois y Varane se convertían en los mejores del Madrid. Las manos del portero fueron salvadoras.

La entrada de Marco Asensio le dio más movilidad al equipo en ataque. Presionaba arriba. En una de estas Modric se hizo con la pelota en un mal saque de Roberto. Su remate se estrellón en el palo. Vinicius no pudo recoger el rehace.

A falta de tres minutos Borja Mayoral entró por Benzema.

Se añadieron tres minutos de descuento. En el último minuto a Marcelo aún le dio tiempo para meter la pata y ver la amarilla. La correspondiente falta provocó una contra blanca. Vinicius se plantó en el área pucelana. Según la pisaba intentó una vaselina. Roberto embolsó el balón sin ninguna dificultad. Y en esta jugada murió el partido con el 1-0 en el marcador.

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Cristiano salva los muebles

AS Javier Candul

El gol de tacón de Cristiano Ronaldo, en el 86, salvó los muebles en el Bernabéu. Suponía el empate frente al Athletic de Bilbao, que acabó siendo el resultado final. Pero permitió soñar con la victoria. El Madrid arreció la ofensiva sobre el marco de Kepa. En vano.

Si Cristiano fue el mejor jugador blanco (un gol, un tremendo cabezazo al larguero, dos ocasiones bien desbaratadas por el meta, primero, y un defensa, después), es difícil destacar a alguno de los vascos. Candidatos son el mencionado Kepa (en su haber un paradón a una extraordinaria internada de Marco Asensio: fue la mejor jugada de un buen partido, por parte de ambos), Iñaki Williams (autor del gol), la defensa rojiblanca, sus medios. CR7 fue un peligro constante para los bilbaínos. Más en la primera mitad que en la segunda, mientras que el entramado defensivo de los visitantes fue perfecto. La mayoría de los remates locales eran interceptados, los medios cerraban los huecos y lanzaban al equipo en rápidos contraataques. Con 0-1 tuvieron el segundo gol en una doble ocasión: primero salvó Carvajal con Keylor Navas batido y el remate de Raúl García tras el rechace, a portería vacía, se estrelló en el larguero.

El Athletic encontró petróleo con el 0-1 pero no supo refinarlo ni distribuirlo. Buscaron la banda de Marcelo (un desastre en la segunda parte tanto en defensa como desaparecido en ataque). Un error de Modric (flojo ayer) al dejar a Córdoba avanzar y pasar con toda comodidad a Williams, quien se coló entre los centrales (estaban a otra cosa). No quiero ponerme pesado con el tema de la defensa y la organización defensiva del equipo. No funciona. Y llevo tiempo diciéndolo.

Esta temporada han volado 17 puntos del Bernabéu y el empate de anoche certifica matemáticamente que ya no seremos campeones de Liga.

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