A principios de septiembre me hacía eco, porque no quedaba más remedio, del tonto-debate de la apropiación cultural. En ese post recogía una entrevista de Víctor Lenore a Arcángel en el que se le preguntaba al cantaor sobre Rosalía. Indudablemente ella es la gran protagonista del asunto (que por otra parte no tiene ni pies ni cabeza y demuestra la poca sapiencia musical de quienes se hicieron eco de una asociación gitana, representada por una inculta musical y que nadie conocía hasta ese momento; podríamos decir que logró su objetivo: darse a conocer). No era la primera vez que Rosalía aparecía en el blog: anteriormente había destacado aquí su video «Malamente«, junto a otros dos (definía a los tres como Spanish Urban Hits).
Este pequeño preámbulo ha servido para ponernos en situación de cara a lo que voy a contar a continuación. Hace dos domingos en Sevilla, dentro del marco de actividades del Bookstock 2018 celebrado en el CICUS (Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla), participé en una mesa redonda sobre periodismo musical junto a Grace Morales y Patricia Godes, moderados por Jesus Morillo del ABC de Sevilla (el día anterior presenté junto a Fran G. Matute mi libro «Rock ‘n’ Roll: el ritmo que cambió el mundo«). Paralelamente en la ciudad se celebraba la Bienal de Flamenco (con un gran despliegue publicitario: carteles y autobuses pintados con los personajes que configuran la imagen de esta Bienal). Entre los asistentes al debate en el CICUS se encontraba Jordi Costa (crítico de cine de El País y autor entre otros libros de «Cómo acabar con la Contracultura«). Nos habíamos conocido el sábado en el tren de ida. Un tipo encantador. Hizo una pregunta levemente relacionada con el tema y en mi respuesta aproveché para hablar de Rosalía y arremeter contra la portada de El País Semanal. Grace Morales asintió mostrando su acuerdo y Patricia Godes fue más cruel.
Mi punto de vista se resume en que el primer álbum de Rosalia (un ladrillo) es pretendidamente de cantaora y falla por el repertorio y el guitarrista, su productor, que no domina el toque flamenco. Un disco de guitarra y voz a estas alturas de partido no tiene mucho sentido a no ser que seas la (el) mejor del mundo e interpretes temazos. Han pasado dos años y Rosalía se ha movido a un estilo más contemporáneo: el de la música urbana. Ha presentado dos temas que mezclan distintos tipos de música y creo que le han quedado fenomenal. Su segundo álbum aún no se ha editado. ¿Juzgamos a Rosalía por ese primer álbum que fue un fracaso comercial o por estas dos canciones que han tenido éxito? Dicho lo cual rematé mi alocución final en Sevilla con el despropósito que supuso hace un par de semanas verla en la portada de El País Semanal. ¿Por qué? ¿Quién la colocó ahí? Era un hype de tomo y lomo que probablemente la perjudique (si acaso no lo está haciendo ya). ¿Por qué esa portada? ¿Por un álbum que fracasó hace dos años? ¿O por estas dos nuevas canciones? ¿Desde cuándo EPS dedica una portada a una artista de dos sencillos de éxito y un CD de fracaso? ¿Tendrá algo que ver El Deseo, la productora de los Almodovar? Porque se sabe que va a trabajar en la nueva película de Almodovar. Estos mismos argumentos los expuse ayer en el muro de Víctor Lenore en Facebook, a raíz de una publicación suya sobre Rosalía y una mala crítica de un flamecólico (como Morente llamaba a los defensores de la pureza). Adjunto dos pantallazos (el primero hace ref. a lo de Almodovar)


A lo largo de mi carrera profesional he trabajado tanto con artistas puros como impuros (la verdad, con más de estos últimos), Con los impuros mezclando sonidos y culturas. Considero que el flamenco es nuestra gran música popular, que ha bebido de muchas fuentes y que tiene la flexibilidad de adaptar y acoger géneros dispares. Sean rancheras, rock, boleros, jazz, dance, electrónica, etc. De esto proviene en parte su grandeza a lo largo de los tiempos. Y espero con muchas ganas el segundo álbum de Rosalía.
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