Habemus pecunia tras el acuerdo alcanzado por el Consejo Europeo mediante el Presupuesto de la Unión hasta 2027 y el Fondo de Recuperación tras la pandemia. Surgen varias preguntas. La primera: ¿qué pasa con China? ¿Van a contribuir? Porque de momento han aportado el coronavirus y la rapiña comercial de los buitres de productos sanitarios. Cierto es que han prestado algunas ayudas (para mejorar la imagen del país). Pero la crisis económico-social-sanitaria que han provocado a nivel planetario es inmensa. ¿Se van a ir de rositas? Recordemos que todos los virus de este siglo, menos el ébola, provienen de China. Su ocultación de información al principio de esta crisis no debe olvidarse. También es cierto que compartieron con la comunidad científica el genoma del coronavirus. Podríamos preguntarnos cuánto tardaron en informar desde que lo descubrieron y cuánto tiempo pasó entre el primer caso o fallecimiento y el descubrimiento del ADN. Seguro que hay más cuestiones, pero la fundamental es si les vamos a pasar la cuenta. ¿Alguien en la Unión Europea se lo ha planteado?
Este Consejo Europeo ha sido el más largo e incierto de su historia, porque se jugaba el futuro de la UE. Flotaba en el ambiente. Al menos la ciudadania de varios países respiraba en este sentido. No olvidemos que los componentes del Consejo son cargos electos. En este sentido el liderazgo de Angela Merkel ha sido clave. La campeona del austericidio ha modificado su postura respecto a la mantenida en la anterior crisis. A problemas distintos actitudes diferentes. Este giro alemán dejó en evidencia al resto de los hanseáticos, también conocidos como frugales. O como sugiere Enric Juliana «tacaños». Por cierto, muy recomendable su columna de hoy, «El partido holandés«, en La Vanguardia.
Reconforta ver a Merkel apoyando los intereses de España (y de Italia, Portugal, Francia, etc.) frente a Rutte, el primer ministro neerlandés. Es vergonzoso ver a Pablo Casado ponerse al lado de Rutte y los otros frugales, contrarios a los intereses de España. Desde luego tanto Pedro Sánchez como Merkel defienden mejor los intereses españoles que Casado, un falso patriota. ¿Sus votantes, los del PP, le pasarán factura?