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El PP y la Iglesia siempre en contra del progreso

Chema Moya EFE Público

La aprobación ayer de la Ley de Eutanasia en el Congreso de los Diputados, con los votos en contra del PP y Vox, más la Iglesia Católica poniendo el grito en el cielo, evidencia nuevamente que la derecha de toda la vida y la Iglesia siempre están en contra del progreso. Da igual los argumentos que usen, desde los más peregrinos hasta algunos más elaborados (pero pocos). Están en contra, por sistema. A las pruebas me remito.

En 1981 el gobierno de Adolfo Suárez (UCD) aprobó una Ley de Divorcio, considerada en su día la más avanzada de Europa. Era la segunda que hubo en España. La primera es de la II República y fue derogada al terminar la Guerra Civil (1939). Es un buen punto de partida para esta exposición. Al presidente Suárez y a Fernández Ordóñez, su ministro de Justicia y responsable de la ley, les cayó la del pulpo. Incluso desde sus propias filas: los sectores democratacristianos de UCD. En aquellos días el Partido Popular era la Alianza Popular de Fraga (conocidos popularmente como los 7 magníficos, por los siete ministros franquistas que formaron la coalición de AP). Esa ley de 1981 fue actualizada por un gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) en 2005.

La siguiente medida con la que rabiaron la Iglesia y sus aliados de la derecha recalcitrante fue la ley del aborto de 1985, con sus tres supuestos. Presidia el gobierno Felipe González (PSOE). Esta Ley Orgánica de 1985 fue votada con la oposición de Alianza Popular. Como en el caso anterior el precedente data de la II República (1936) y fue derogada por el bando franquista. Años después, en 2010, el segundo gobierno de Zapatero, reformó la legislación de 1985. Se aprobó por votación de todos los grupos parlamentarios, menos el PP (el único partido que se opuso en bloque). El PP no se conformó y recurrió al Constitucional, apoyado por la Conferencia Episcopal Española, los medios afines y los grupos antiabortistas. Posteriormente con Mariano Rajoy (PP) presidiendo el gobierno, su ministro de Justicia Ruiz Gallardón quiso volver atrás. A la ley de 1985, esa misma que tanto criticaron en su día. Gallardón dimitió cuando el PP retiró su propuesta de ley del Congreso.

El matrimonio civil va a servir de pretexto para tratar otro tipo de uniones. El civil fue prohibido por el franquismo en 1939. Solo se permitió para parejas de distintas religiones a la católica y para quienes fuesen apóstatas (con lo complicado que resultaba serlo, aparte de dejarte señalado ante las autoridades). La Constitución de 1978 dio carpetazo al supuesto de la apostasía. El matrimonio civil fue regulado por ley en 1981, siendo Leopoldo Calvo-Sotelo presidente del gobierno de UCD. Su ministro de Justicia era Fernández Ordoñez. Modificaron el Código Civil para autorizarlo. Este primer paso nos lleva al siguiente: el matrimonio entre personas del mismo sexo. Es legal en España desde julio del 2005, con Zapatero de presidente del gobierno. El ministro de Justicia de entonces era López Aguilar. El PP, la Iglesia y los ultras montaron la mundial. Como se podrán imaginar y algunos recordarán. El PP nuevamente recurrió al Constitucional. Siete años después el alto tribunal rechazó el recurso del PP (ocho votos a favor de la constitucionalidad de la ley por tres en contra). La ley fue aprobada en el Congreso, con los votos en contra del PP y de Unió (los de CiU), pero rechazada en el Senado, donde el PP tenía mayoría. Volvió al Congreso donde una nueva votación levantó el veto del Senado. España se convertía en el tercer país del mundo en legalizar las uniones entre personas del mismo sexo. ¿De todo esto tampoco se acuerdan en el PP? Reciente es. 

Por favor no insistan en que todos los políticos son iguales. Este lema, impulsado por la derecha, es retrogrado. Aquí han podido ver ejemplos de partidos y políticos de centro-derecha y centro-izquierda que si marcaron diferencias. Y los de siempre, los nostálgicos del franquismo, pusieron todo tipo de trabas. No todos son iguales ni son lo mismo. 

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23-F: ¿Dónde estabas tú hace treinta años? (por Rodri)

23 de febrero de 2011

A las seis en punto de la tarde del 23 de febrero de 1981 empezó la votación nominal para la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo como Presidente del Gobierno de España.

Radio Nacional de España emitía la investidura a través de Radio 3. Alfonso Gallego, responsable de la emisora nos había puesto de guardia (nunca mejor dicho) a tres de los que hacíamos programas. Estábamos Ramón Trecet, Victorino del Pozo y yo en la  redacción de Radio 3, la primera que tuvo junto a la Dirección de Programa Musicales y en el pasillo que llevaba al Archivo Sonoro. Radio 3  sonando de fondo con la letanía de nombrar a un congresista y su respuesta. Nosotros esperábamos que acabara para entrar a hacer nuestros programas. Más o menos, las seis y veinte de la tarde. Sobreponiéndose a nuestra conversación se escucha un estremecedor: «¡Quieto todo el mundo!«

Nos miramos asombrados. Unos segundos después: sonido de disparos. Salimos corriendo para el control de Radio 3. Al otro lado del hall, vemos salir del despacho del Director de RNE a Julio de Benito, también corriendo. Llegamos juntos. Nos dice: «¡Poned música; la que sea!«

Se queda un pero en el aire. En el interior de los que allí estamos hay otro “pero” (¡Joder, tenemos una oportunidad fantástica!) Por “baja” seguimos escuchando lo que pasa en el hemiciclo. Ahora sólo se recuerda a la SER. Tal vez por aquel LP que se puso y fue sonando canción a canción sin que volviera a salir una palabra de Radio 3. No puedo ni imaginar la estupefacción de nuestros oyentes.

A los quince minutos no hay manera de poder hablar con el exterior.

Posiblemente, se ha bloqueado la centralita.

Me quiero dar el “piro” Salgo fuera de la Casa de la Radio y me meto en el coche. Voy a la salida. Me paran. Un capitán alto, fornido, con barba corta, da órdenes. Quiero preguntar a un teniente que me está impidiendo llegar a la barrera. El capitán brama: «¡No hablen con los civiles!«

Me doy la vuelta, dejo el coche y entro de nuevo en la Casa de la Radio.

Mucho se ha escrito sobre el “23-F” pero nunca habréis escuchado esta anécdota que es completamente auténtica y sólo la puedo contar yo. Quienes primero entraron en la Casa de la Radio, de las Fuerzas Armadas de nuestro cuartel vecino, fueron: ¡un cabo primero y dos soldados! Lo presencié a cinco metros, al lado de la escalera ya que, casi, entramos juntos. Se dirigieron a los ordenanzas de la entrada y el cabo primero, lleno de autoridad, espetó: «¡A partir de este momento no entra ni sale nadie de aquí y van a poner música militar!» 

Los conserjes no sabían que decir: «Nosotros no tenemos nada que ver con lo que se pone.« Uno de ellos era Beltrán, padre de dos queridos compañeros de la Casa.

Después de aquel cabo primero ya llegó la autoridad “militar», por supuesto, al despacho de Eduardo Sotillos.

En mi pasear constante por la Casa me encuentro con Isabel Tenaille en el hall de entrada. Hablamos. Pasa un rumboso brigada con traje de camuflaje y casco. Lleva bigote y está gordo como una foca. Pero lo que mas impresiona es el arma que lleva en las manos. Al ver a Isabel, dice con salero chulesco: «¡Ole las caras guapas!» Isabel cierra los ojos y yo aprieto los puños y me callo. Me hubiera gustado ser Bruce Lee.

En los repasos de aquel día en los distintos medios he leído, después, que Radio Nacional estaba emitiendo música clásica desde las seis de la tarde. Naturalmente. En la programación de Radio 1 estaban (grabados) los “Clásicos Populares” de Fernando Argenta que presentábamos los dos. ¡Naturalmente que emitíamos música clásica!

Sobre las once de la noche ha terminado la invasión a Prado del Rey. No hay nada que hacer.  Manda Radio 1 con lo que se llamó “la noche de los transistores”. Vuelvo al coche y me largo. Atravieso la Casa de Campo, camino habitual para coger lo que hoy es Calle 30 y enfilar a la Avenida Cardenal Herrera Oria. En la gasolinera de Herrera Oria hay decenas y decenas de coches llenando los depósitos. Si hay golpe de estado que nos pille con el depósito lleno. 

Llego a casa y tranquilizo a mi mujer. Mi hijo pequeño, Álvaro, había nacido el 25 de enero. Mi mujer se ha quedado sin leche con el susto. El mayor, Diego, está dormido. (Adrian se acordará de que Carlos Tena dio unos “¡Hip, hip!” por su nacimiento, en directo, en “Para vosotros, jóvenes«, cosa de agradecer pero que nos dejó un poco cortados.

Sale el Rey por la tele y es como la llegada de los Magos al Portal de Belén. Se sigue con los transistores pero ya se mantiene la esperanza de que todo vuelva a la normalidad.

En la mañana del 24 en el Congreso, ¡como saltaban por ventanas y balcones aquellos aguerridos héroes que iban a salvar la Patria! Pues la gran mayoría se fue de rositas. La pregunta sería: ¿Dónde están aquellos golpistas treinta años después?

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