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¡Gracias Pau!

Gasol

Asumo que conocen la noticia de la retirada de Pau Gasol a los 41 años. Solo me/nos queda darle las gracias por todos sus logros y por los grandes momentos que nos ha hecho vivir. No voy a pormenorizar todos los títulos y medallas logradas, con el Barça, la selección y los Lakers. Me referiré únicamente a un dato impresionante: los Lakers han decidido retirar su camiseta, la del 16. La colgarán del techo de su pabellón, junto a la de leyendas como Kobe Bryant, Kareem Abdul Jabbar, Magic Johnson, Jerry West, James Worthy, Shaquille O’Neal, Wilt Chamberlain, etc. ¡Todo un hito!

¡Gracias Pau!

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Estrangulados en Boston (los Celtics se lo llevan calentito)

18 de junio de 2008

Fotos de AS

Hoy no habrá crónica de Socioapatia de la masacre de anoche, donde los Celtics ganaron el partido y el titulo de la NBA. ¡Han pasado 22 años desde la última vez! Se impusieron por 39 puntos de diferencia (131-92) poniendo el 4 a 2 en el marcador al mejor de siete partidos.

El Mundano propone y la Universidad dispone. Los exámenes son los exámenes y una prioridad es una prioridad. Y antes de seguir con más obviedades solo tres puntos que considero fundamentales de estas finales:

 

·        El banquillo de los Celtics ha sido decisivo mientras que el de los Lakers ha brillado por su ausencia. Mucho tienen que mejorar los de Los Ángeles para ganar en profundidad y disponer de los recursos necesarios para los momentos claves.

·        El porcentaje de aciertos en los tiros libres de los Lakers ha sido malo. A pesar de sus jugadores blancos (y europeos). Seguro que algún partido perdido -por un estrecho margen de puntos- podría haber tenido otro resultado de haber acertado en los lanzamientos.

·        El Señor de los Anillos, Phil Jackson, parecía dormido –como yo- en algunas fases de los partidos. Y especialmente ayer después del primer cuarto… Rivers le dio todo un repaso en esta serie y se llevó la merecida «ducha» final.

 

Así que a esperar a la temporada que viene. Mientras soñaremos con España en las Olimpiadas

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“¡Esto es Esparta!” (Sociapatía nos narra el Lakers 91 Boston Celtics 97 que pone a los Celtics 3-1)

13 de junio de 2008

Los tercos Celtics rebañan un punto decisivo que todo el mundo adjudicaba a los Lakers. Comandados por “Leónidas” Pierce y un espíritu de equipo y unión nunca visto en la historia reciente de éste deporte, remontaron un partido que iban perdiendo por 24 puntos fuera de casa. Cada vez que un jugador caía al suelo, tres corrían a levantarle; cada vez que metían una canasta, los suplentes, un punto verde en el mar amarillo del Staples, saltaban del banquillo. Salvo sorpresa serán los campeones de la NBA de la temporada 2007/2008. Y habrá ganado el mejor.

Los Lakers comenzaron arrolladores y jugando extremadamente bien en equipo (sólo 3 de los primeros 43 puntos de LA fueron de Kobe Bryant) como nunca habíamos visto en estas finales. Gasol y Odom hicieron varias de sus “tuya-mía” que les dejan boquiabiertos hasta a ellos, y que no practicaban desde Denver.

Los de púrpura y oro circularon el balón para los hombres abiertos, estuvieron agresivos por todo el campo, metieron sus tiros y acabaron el primer cuarto 35-14, la diferencia más abultada de todos los primeros cuartos de la historia de las Finales de la NBA.  

¿Estos Lakers haciendo historia? Más bien cuento; el de la Liebre y la Tortuga. En el segundo cuarto bajaron descaradamente los brazos en defensa y dejaron que los jugadores de Boston empezasen a sincronizarse. Pese a ello no perdieron toque en la canasta rival y a los Celtics no les dio resultados inmediatos (sólo consiguieron rebañar 3 puntos de la ventaja de 21) pero al menos consiguieron desatascar su circulación de balón y ganar confianza para la segunda mitad del partido. La de la debacle de Kobe Bryant y los suyos, los que entrarán en la historia por ser el primer equipo que pierde un partido de las Finales sacando más de 14 puntos de diferencia en el primer cuarto.

 

El tercer cuarto es el que muchos consideran decisivo en un partido. Haciendo una mala metáfora, es el nudo de la trama del encuentro. Llevamos cuatro partidos de serie y estos han sido los marcadores de los terceros cuartos

 

1er Partido: Celtics 31, Lakers 22

2º Partido: Celtics 29, Lakers 19

3er Partido: Celtics 25, Lakers 17

4º Partido: Celtics 31, Lakers 15

 

Boston Celtics son unos auténticos animales defendiendo en los momentos importantes y aunque no sean para nada brillantes en ataque, encestan mal que bien cuando tienen que hacerlo. Esta noche han sido aún mejores; subieron el nivel de su presión defensiva y han obligado a los Lakers a comenzar sus posesiones a 8 metros del aro. En una de ellas, el gafado Kendrick Perkins volvió a lesionarse ésta vez en el hombro. Sabedores de que cuando las cosas se tuercen para los angelinos, sólo Kobe es capaz de dar el paso adelante, aprovecharon las circunstancias para jugar con un quinteto con un solo pívot (Garnett) y el resto de “pequeñitos” se dedicaron a acosar y molestar a la mamba negra cada vez que recibía. “He visto tres o cuatro cuerpos cerca de mí cada vez que tocaba el balón” confesaba el propio Bryant después del partido.

 

Y en el otro lado de la pista lo de siempre. Ahí estaba la pareja de aleros más old-school de la NBA: Ray Allen el arquetipo tirador puro y delgado, de mirada fría y muñeca asesina y el auténtico trailer de fuerza y hormonas que es Paul Pierce abriéndose paso en zigzag y aullidos hasta la canasta rival.

 

Pero si el segundo cuarto fue de Allen (19 puntos y 9 rebotes) y el tercero el de Pierce (10 de sus 20 puntos los consiguió en ese periodo) el último fue una oda al juego colectivo. Eddie House, al que hasta este partido de las series sólo se le había nombrado para decir que es el padre de ese niño de 7 años que pulula por el banquillo de Boston, anotó varios tiros difíciles y puso a su equipo por primera vez delante (83-84)  en el marcador a falta de 4 minutos para el final, mientras seguían repartiendo cera en defensa. Los Celtics habían vuelto, y todos parecían llevar escrita la palabra “héroe” en la camiseta. La grada tragaba saliva, a los Lakers les temblaban las rodillas y nadie quería la pelota. Vujacic (1 de 9 en TC) y Farmar se dedicaron a fallar triples fáciles desaprovechando los espacios que les abría Kobe con sus penetraciones y el desastre parecía consumado.

James Posey ex-compañero de Gasol en los Grizzlies (y al que solo se le suponían habilidades en defensa y hoy 18 puntazos), encestó un triple que valía oro para colocar 5 arriba a su equipo a 73 segundos del final. Dos tiros libres de Pierce y una suspensión de Allen, neutralizaron los 4 tantos que consiguieron los Lakers en ese tiempo y un tiro libre de Eddie House ponía la guinda. Boston había remontado fuera de casa un partido que iba perdiendo por 24 puntos y con su pívot titular lesionado.

Gasol que lleva tres partidos en racha frenando a Garnett pero que es incapaz de explotar en ataque (de estos ya van ocho seguidos) hizo buenos números con un 17-10, pero con la falta de actitud y agresividad que se espera en un campeón. No supo aportar cosas a su equipo cuando no jugaban para él y estuvo torpón fallando muchos tiros fáciles. Imagino que o piensa en las vacaciones o está viendo la Eurocopa, porque estamos contemplando unos “piscinazos” espectaculares por parte del de San Boi, que se tira al parquet unas cuantas veces al azar por partido cuando siente un contacto por parte de algún jugador de Boston.

 

Repasando la hoja de estadísticas, quizás llame la atención de que Kobe Bryant “sólo” haya encestado 17 puntos. Pero son engañosos. Jugó con sus compañeros, no les gritó y no se chupó el balón como si fuese suyo, no parecía Kobe y se fue a las duchas con 7 tristes puntos pero el mismo número de asistencias. En la segunda mitad volvieron los 1-contra-todos y los gritos groseros contra cualquiera que llevase una camiseta amarilla e hiciese algo mal. No es el único responsable de la derrota de LA, pero su 6 de 19 (necesitaba tirar tres veces a la canasta para que entrase una) y el egoísmo con el que jugó en momentos clave, sí que hundió a los del Phil Jackson en la pista cuando necesitaban crecerse.

En la pista y en las series. Con un 3-1 que nunca nadie ha remontado, los Celtics se ven campeones. Aún perdiendo el siguiente partido en el Staples Center, tienen dos oportunidades más en casa para rematar a los Gasolakers. No parece que vaya a ocurrir lo contrario y casi casi podemos dar por campeones a Boston Celtics, el equipo con mejor defensa del mundo y el único a día de hoy, sin un sólo jugador blanco en su rotación. ¿Un presagio para la victoria de Obama?

 

 

P.D.: Una vez dije que el baloncesto es el deporte en equipo donde más cuenta el talento individual, y ésta noche once negros vestidos de verde me han tapado la boca. Comenté que la razón del pésimo tercer partido de Paul Pierce era que estaba lejos de la gente que le apoyaba, y hoy las cámaras de la ABC han enfocado varias veces a una pequeña tropa de 30-40 personas entre familiares y amigos del escolta de Boston, que son de Los Ángeles y no suelen viajar a Massachussets. No había hablado apenas de Ray Allen aunque estuviese haciendo grandes partidos, y hoy le nombran MVP en casi todos los medios yankees. Gasol no ha sido el españolito que ha tenido una cura de humildad ésta noche. Mis disculpas.

 

 

 

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La Hidra Negra: Los Ángeles 87, Boston 81 (Socioapatía nos cuenta el Celtics 2- Lakers 1)

11 de junio de 2008

Foto de AS

Los Lakers consiguen la victoria por la mínima en un encuentro trabado y aburrido. Gracias a la inspiración de Kobe Bryant (36 puntos) y a un gran último cuarto, los de púrpura y oro pueden permitirse soñar con remontar el 2-0 que se trajeron de Boston.

 

Ningún equipo en la historia ha remontado un 3 a 0 y ésta madrugada Kobe Bryant se ha ocupado de que su equipo no tenga que hacerlo. Confiado y orgulloso, se anudó el pañuelo de kamikaze en la frente y volvió a dar un recital de tiros estéticos, penetraciones asombrosas y (como es habitual en él) sandías que no tocan ni el aro. Los árbitros le respetaron mandándole 18 veces a la línea de personal aunque sólo convirtió once.

 

Pero lo que de verdad hizo ganar a los Lakers fue su agresividad en defensa. Estuvieron concentrados y atentos a las líneas de pase, dejando a menudo libre a Ray Allen (25 puntos) pero pegados como lapas al resto de Celtics. Pau estuvo sublime parando a Garnett.  Dejó a “Big Ticket” en un abismal 6 de 21 en tiros de campo y cazó 12 rebotes. Tan bueno en defensa que se olvidó de cómo jugar en ataque (un shaquille-o’nealiano 3 de 8 en tiros libres) terminando con unos desangelados 9 puntos, su anotación más baja de todos los Playoffs. Odom (5 faltas y 5 pérdidas de balón) y Fisher estuvieron aún peor y nadie que no fuera Kobe superó la barrera de los 10 tantos.

 

¿Nadie? No. Radmanovic pierde la fuerza cuando se afeita y se cargó de faltas enseguida. Phil Jackson hizo saltar a Sasha Vujacic (el autoproclamado “La Máquina”) del banquillo para sustituirle. Aprovechó los espacios que dejaban los dobles marcajes a Bryant y se convirtió en el Robin perfecto del Batman de los Lakers. Sus compañeros supieron encontrarle solo en las esquinas y metió 20 puntos con su estilo de juego completamente europeo, incluidos tres triples cruciales en el último cuarto. No sólo estuvo brillante en ataque si no que en el otro lado de la pista secó a Paul Pierce (6 puntos y 3 pérdidas de balón) que a 4.000 Km. del calor de su grada, tuvo un día para olvidar.

 

Sorprende que en un partido de vida o muerte para los Lakers, la gran mayoría de sus jugadores estuvieran tan desentonados en ataque. Si sacamos las estadísticas de Bryant y Vujacic del cómputo, el resto de los lobeznos de Phil Jackson tuvieron un futbolístico 28% de acierto de cara al aro rival. Esa y no otra fue la razón para que no empalasen a unos Boston Celtics aún peores en ataque y que han enseñado muy poquitas cosas salvo juego sucio y la intensidad defensiva que se espera de ellos. Deberían reflexionar y recuperar su estilo de juego alegre y divertido si quieren cumplir su objetivo de ganar los dos siguientes partidos en casa

 

Kobe ya se ha sacudido sus malas actuaciones en el Garden y ahora le toca recuperar la filosofía del “pasar-primero” que tan buenos resultados le dio contra Denver, Utah y San Antonio. ¿Vencerá Bryant a su doppelgänger que le susurra al oído que se chupe el balón? ¿Podrán los Celtics dar un golpe de autoridad y recuperarse de la derrota para el siguiente partido? ¿Machacará otra vez Gasol en la cara de Garnett? ¿Cuántas asignaturas voy a suspender? Todas esas respuestas  y más el viernes en El Mundano.

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Panteras Negras: Lakers 88, Celtics 98 (Socioapatía nos cuenta el Boston 1- LA 0 de las Finales de la NBA)

6 de junio de 2008

El Big Three (Garnett, Pierce y Allen) de Boston Celtics tritura a base de corazón y ganas a Los Ángeles Lakers. Paul Pierce en concreto protagoniza una de las actuaciones más vibrantes de la historia reciente de la NBA, reapareciendo en el parquet tras lesionarse y anotando dos triples decisivos en el tercer cuarto que destrozaron la moral de los Lakers para el resto del partido.

 

El baloncesto es el único deporte en equipo en el cual la voluntad de un solo jugador puede ganar un partido. La historia del encuentro de esta madrugada, puede explicarse dentro del mini partido de Paul Pierce: La estrella de los locales (curiosamente nacido y criado en Los Ángeles) llevaba un partido gris, con tres faltas y apenas 11 puntos. Tras una canasta de Kobe Bryant, a mediados del tercer periodo, el alero de Boston chocó con su compañero Kendrick Perkins, y giró su rodilla en un ángulo antinatural. Para desolación de los fans de Celtics, su estrella se retiró al vestuario a hombros de varios de sus compañeros y todo pintaba que era una lesión grave. Aún no repuestos por la trágica noticia, el propio Kendrick Perkins tuvo que abandonar el partido cojeando de su tobillo izquierdo. Boston se enfrentaba al primer partido de las Finales sin su líder y sin su pívot titular. Además, la lesión de Paul Pierce, que abandonó el campo con gestos de sufrimiento, algo inhabitual en un jugador poco dado a los aspavientos, parecía que habría de pasarle factura para más de un partido.

 

El partido continuó sin mucho acierto por parte de ninguno de los dos equipos y en un momento y por sorpresa, las cámaras enfocaron a Paul Pierce saliendo del túnel de vestuarios con un aparatoso vendaje en la rodilla y  cara de asesino. El público del Garden hizo temblar los cimientos del edificio con su ovación y el banquillo de los Celtics tuvo que parar a Pierce, que se dirigía con todos los cojones del mundo a la pista cuando aún el entrenador no había pedido el cambio a la mesa. A los Lakers les empezó a temblar todo.

 

Cuando por fin consiguió entrar en pista, el 34 de los verdes, anotó dos triples consecutivos sobreponiéndose al dolor de su rodilla. Las casi 20.000 almas del Garden tenían de punta hasta los pelos de la nariz. Cometió su cuarta falta personal, y Doc Rivers decidió mandarle de nuevo al banquillo para protegerle. Su lesión estaba aún caliente y para que no es enfriara, habían colocado una bicicleta estática por el mismo túnel por el que había aparecido diez minutos antes. Pero Pierce que no quería perderse nada de lo que ocurría en el partido, mandó que se la pusieran en el banquillo y empezó a pedalear tranquilamente. El público si no se había desgañitado lo suficiente con su reaparición de súper héroe, aclamó hasta la extenuación el gesto del guerrero Pierce. Los Lakers, aunque faltasen 15 minutos por jugarse, estaban más perdidos que un pavo en Navidad. Aquellos 6 puntos de Paul Pierce valieron mucho más que cualquiera de los otros 92 que anotó su equipo.

 

En un ambiente tan hostil, e informados a última hora de que les tocaba ser los villanos que despedazase el valiente Pierce en la película del partido, los de púrpura y oro no pudieron desplegar su juego y acabaron cayendo en lo que ha sido el común denominador de sus derrotas: la Kobe-dependencia. El escolta de los Lakers se jugó tiros dificilísimos y precipitados en vez de hacer lo que el sentido común dictaba; pasar el balón a los pívots y esperar a que estos le abrieran espacios o consiguieran los puntos por su cuenta. Kobe Bryant acabó el partido con un pobre 9 de 26 en tiros de campo y su equipo con un marcador de -13 cuando la mamba negra (ésta noche sin veneno) estuvo en pista.

 

Soberbia actuación de Kevin Garnett que tan alto y fuerte como Gasol, se mueve mucho mejor lejos del aro y acabó metiéndole 24 puntos y 13 rebotes e inmortalizándole como “el tipo que pasaba por allí” cuando hizo un mate de póster que puso en pie al estadio de Boston. Buen partido también de Ray Allen, que buscó sus puntos con penetraciones mucho más de lo habitual en él, y que acabó con unos sólidos 19 puntos, 8 rechaces y 5 asistencias.

 

Habrá que ver como evolucionan las lesiones de Pierce y Perkins en estos tres días hasta el segundo partido, de nuevo en Boston. En principio, si no hay intervenciones sobrenaturales ni más jugadores insensibles a la tortura, los Lakers pueden y saben hacerlo mucho mejor que hoy y tienen opciones de ganarlo. Pero cuando las cosas se ponen heroicas y cuentan más la garra y la pasión que el talento, Kobe y los suyos están perdidos de antemano.

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Infarto: Lakers 93- Spurs 91 (Socioapatía nos cuenta el 3-1)

28 de mayo de 2008

Los Lakers ganan en San Antonio en un partido con sabor a leyenda. Dos equipos titánicos, luchando concentrados con una intensidad sobrenatural y dando espectáculo durante 48 minutos que dan rabia que no fueran 84. Bryant, Gasol, y compañía están a un solo partido de las finales de la NBA

 

A falta de menos de un minuto por jugarse, los Lakers iban 7 puntos arriba. Dos fallos sangrantes de Gasol en la línea de tiros libres, y un ataque rápido de los Spurs para triple de Ginobili, recortaron la diferencia a sólo 4 puntos. Tras un mal tiro de Kobe Bryant que permitió una nueva transición rápida de Tony Parker, San Antonio Spurs empujó el marcador a un 93-91.

 

 En la siguiente posesión, la Mamba le pasó la pelota a Derek Fisher. El tiro no tocó el aro, y en la lucha por el rebote el balón salió por la línea de fondo. 5.6 segundos para el final del partido y balón para los Lakers. En vez de esperar a que los Spurs cometan una falta intencionada sobre él, Kobe Bryant se pasa de Diva e intenta un tiro saltando hacia atrás que de nuevo no toca ni el aro.

 

Con los Spurs perdiendo por dos puntos y 2.1 segundos por jugar, Robert Horry le cede la pelota Brent Barry a siete u ocho metros del aro. Barry arma el brazo para el triple imposible, pero no ve como se acerca Derek Fisher como una locomotora hasta que casi es tarde. Dribla hacia su derecha, y el base de los Lakers impacta con él. Con décimas por jugarse, y Fisher tan cerca que puede ver los pelos de su nariz, Barry vuelve a armar el brazo y lanza. Falla. Los árbitros no pitan nada. Los Lakers ganan.

 

A éste cronista le pone la piel de gallina la deportividad de los Spurs. Pese a que se pitaron faltas mucho menos claras durante el partido, y a que jugaban en casa, los jugadores y el entrenador han mostrado una nobleza fuera de lo común. “Si fuese árbitro, no habría llamado a eso una falta” comentó Gregg Popopovich. El propio Brent Barry reconoció que “aquello en un partido de temporada regular quizás podría pitarse. En un partido de las Finales de la Conferencia Oeste, nunca”

 

Analizando la hoja de estadísticas de éste dramático choque, destacan los 28 puntos y 10 rebotes (una sola asistencia) de Kobe Bryant. También remarcable el doble-doble de Gasol (10 puntos y 10 rechaces) y su papel de atalaya que reparte el juego desde el poste alto (6 asistencias) Nuestro querido Lamar Odom volvió a la normalidad con un 16-9.

 

Tim Duncan consiguió de nuevo números irracionales (29 puntos y 17 rebotes) pero la buena defensa de Gasol y Odom le hizo fallar 16 (que se dice pronto) lanzamientos a canasta. Tony Parker y Barry añadieron 23 tantos cada uno, y Ginobili firmó una actuación muy tímida, con apenas un 7 en su casillero anotador.

 

Los Lakers tienen 3 oportunidades para ganar el ticket a las Finales. Los Spurs no pueden perder. Mucho más espectáculo el viernes.

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La Matanza de Texas: Spurs 103 Lakers 84 (la crónica de Sociopatia del 2-1)

26 de mayo de 2008

Los Lakers salieron al parquet con su peor cara, y San Antonio se la partió a base de triples: Los Spurs se recuperan de las dos derrotas a domicilio y descuartizan a LA en su estadio. Mientras que los “abuelos” de la NBA refrescaron sus piernas y su concentración, Bryant y compañía tuvieron malos porcentajes y escasa agresividad.

 

Los Lakers aguantaron el empuje de unos “ahora-o-nunca” Spurs hasta el segundo cuarto. Un parcial de 28-15 en ese periodo puso la primera piedra de la derrota de los angelinos. Ésta vez los tejanos sí que supieron defender su ventaja y aparecieron los secundarios que les faltaron otras noches. Tuvieron un sensacional 10 de 18 en triples, movieron el balón con mucha cabeza (22 asistencias) y pusieron un cerrojo en su pintura anulando penetraciones y tiros cercanos al aro.

 

Manu Ginobili (el primer jugador de la historia en conseguir ganar la Euroliga, un título NBA y un Mundial) tuvo pobres actuaciones en los dos partidos anteriores. Está lesionado en su tobillo izquierdo y tiene arrancada una uña de la zurda. Se pueden decir muchas cosas sobre su estilo de juego rácano y antiestético, pero a agallas al argentino no le gana nadie. Anoche su corazón bombeaba agua helada y consiguió 30 puntos heroicos (5 de 7 en triples) apareciendo justo cuando su equipo necesitaba anotar. Luchador, insensible a la fatiga y con los redaños para pedir la pelota e irse hasta la cocina cuando al resto de su equipo le temblaban las rodillas.

 

Todos los focos estaban en Manu Ginobili, pero el líder de los Spurs sigue siendo Tim Duncan. El gigante bonachón ayer se disfrazó de King Kong y consiguió unos salvajes 22 puntos y 21 (!) rebotes con sus movimientos de otro tiempo y su cuerpo de otra dimensión. Repartió además 5 asistencias, las mismas que Tony Parker (20 puntos), a quien suponemos que su mujer Eva Longoria le felicitó efusivamente en un sitio con menos luz que el AT&T Center.

 

Aparte de su ineptitud para frenar a Duncan, la pareja interior de los Lakers parecía competir por ver quién fallaba más bandejas fáciles. Los números pueden darnos una idea de su aciaga noche (Odom 2 canastas de 11 intentos, Gasol 11 fallos de 18 tiros) pero son incapaces de expresar la vergüenza ajena que supone ver posesión tras posesión a dos tipos enormes saltando a un paso de la canasta y soltar los peores tiros que pueden contemplarse en el baloncesto profesional. Al menos el bueno de Lamar aportó otras cosas (11 rebotes y 6 asistencias) pero Pau andaba por la pista como un diabético con un bajón de azúcar. Su equipo necesita como el comer que vuelva al nivel de los partidos contra Denver.

 

Numerosos engañosos de Kobe. Sus 30 puntos se acumularon en los minutos iniciales, y los últimos compases del partido cuando ya estaba casi todo vendido. Por una vez, Bryant estuvo chupón y fuera de ritmo, tomando malas decisiones y sin recursos para escaparse de Bruce “Karate Kid” Bowen. Después del partido comentó en rueda de prensa que era bueno que los campeones de la NBA les hubiesen “pateado el culo” de esa forma. ¿De verdad? Los Spurs estaban con la moral moribunda después de dos derrotas humillantes y ahora se saben grandes de nuevo. Y con confianza, son el mejor equipo de la NBA.

 

Los Lakers han perdido la oportunidad de resolver una eliminatoria cómoda y tendrán que sudar sangre si quieren pasar a las Finales. Después de la derrota de hoy, necesitan ganar en la cancha de los Spurs (invictos en San Antonio desde el inicio de los Playoff) si quieren luchar por el anillo El marcador de las Finales refleja un 2-1, pero el cuarto partido se jugará como si estuviesen empatados.

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Simulacro de Partido: LA Lakers 101 San Antonio Spurs 71 (Crónica de Socioapatía del 2-0 de los Lakers en las Finales de Conferencia Oeste de la NBA)

24 de mayo de 2008

Los Spurs no son capaces de olvidarse de la humillante derrota del primer choque de las finales y caen por 30 puntos que podrían haber sido 50. LA Lakers hace las cosas bien, ataca y defiende en equipo, pero de nuevo tiene que ser Kobe Bryant el que dé un paso adelante y remate el partido. Los de púrpura y oro llevan 13 victorias seguidas en su pista.

 

Desde que en el salto inicial el balón cayera en las manos del base de Los Ángeles, el partido no ha tenido historia. Un 5-0 inicial, y varios parciales favorables a los angelinos, que comenzaron concentrados pero con poca agresividad (ni un solo rebote en ataque hasta el tercer cuarto) arrastraron el duelo a un 46-37 al descanso. Después, Kobe Bryant con un mínimo de esfuerzo y un máximo de elegancia, marcó 7 puntos en 2 minutos. Lamar Odom añadió otros 5 con sus movimientos de pies de bailarín del Bolshoi más un mate de videojuego, para un parcial de 20-10 que dejó el partido cerrado con un 66-48 a mediados del tercer cuarto.

 

La segunda unidad supo conservar la ventaja el resto del periodo, e incluso la incrementaron al comienzo del cuarto final con la ayuda de Lamar “de-bueno” Odom y el resto de minutos fueron para los suplentes que casi nunca juegan (una pena no poder ver más a menudo al entrañable Dj Mbenga). Volvió a aparecer el fibroso alero Trevor Ariza, lesionado desde Febrero. Intentó un único lanzamiento muy difícil que entró, y la grada del Staples Center, plagada de famosos, se puso en pie.

 

Por parte de San Antonio volvió a destacar Tim Duncan. De nuevo destrozó a Pau Gasol en el poste bajo, con sus reversos, ganchos y lanzamientos a tabla. Por fortuna para Los Ángeles falló todo los tiros libres que intentó y el impacto de su soberbia actuación fue menor. Pero más allá de sus números (12 puntos y 16 rebotes) si uno de los jugadores más educados y maduros de la Liga (Licenciado en Psicología en Wake Forest) se dedica a echar miradas desafiantes a los árbitros o brama de rabia cuando falla un lanzamiento, es que algo estaba pasando por su cabeza. Algo que al parecer, se contagió a sus compañeros.

 

Porque al resto del equipo tejano se le vio cansado, apático y sin confianza, a remolque de los Lakers durante todo el partido. Ni Tony Parker, ni Manu Ginobili fueron peligrosos en ataque (8 de 23 en tiros de campo) y el antaño baby-Jordan que fue Michael Finley, se quedó en unos discretos 8 puntos. No acertaban nunca a quién presionar en defensa (cuando apretaban a Odom, salía Bryant; cuando hacían doble marcaje a Gasol, éste siempre encontraba a algún compañero libre en el perímetro) y acometieron la canasta rival con la misma ansía y la misma imprecisión que un adolescente a punto de perder la virginidad. Pero resulta que los Spurs son el equipo con la plantilla más vieja de toda la NBA.

 

Las series viajan a San Antonio, pero tras la remontada del miércoles y el baño que han recibido los Spurs en el partido de hoy, tendrán la autoestima más baja que un impotente antes de 1998. Si Los Lakers no se emborrachan mucho el sábado y pueden contener los efectos de la resaca, no parece que el resto de la eliminatoria vaya a tener mucha historia, pero se la contaremos aquí. Con resaca o sin ella.

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Quién golpea primero, no siempre golpea dos veces: 1er Partido Finales de Conferencia Oeste (la crónica de… ¡Socioapatía!)

22 de mayo de 2008

 

Los Ángeles Lakers 89, San Antonio  Spurs 85

 

Kobe Bryant y sus Lakers remontan una ventaja de 20 puntos a los vigentes campeones en un cuarto y medio para enmarcar. Volvieron a ganar en un final más apretado que las tuercas de un submarino.

 

San Antonio Spurs es el equipo más peligroso de la Conferencia Oeste. Puede que no sean el mejor, pero sí el más peligroso: saben adaptarse al estilo de juego del rival y saben ganar tanto en partidos locos como en partidos rácanos y de pocos puntos. La química en el parquet es extraordinaria y cualquiera puede perder cualquier partido contra ellos. Por eso llevan 3 anillos con prácticamente la misma plantilla.

 

Ayer saltaron con esa mentalidad, dispuestos a parar el juego en ataque de los Lakers, y romper con robos de balón el triángulo ofensivo (Odom, Gasol y Bryant) y casi lo consiguen. Un 65-45 pasado el ecuador del tercer cuarto parecía dejar sentenciado el encuentro. Pero un Kobe, que en palabras de su entrenador estaba “de vacaciones” durante el primer cuarto, volvió a coger las riendas de su equipo y con 25 puntos Jordanescos en la segunda mitad, consiguió poner por delante a los Lakers con una enorme suspensión en la cara de Tim Duncan que olía a resultado definitivo. 85-81 2:25. Pero aún quedaba más suspense por ver en Hollywood, un error de comunicación en el rebote hizo que entre Bryant y un Odom que no tenía su día, metieran en su propia canasta un lanzamiento de Tim Duncan. 85-85 y 40 segundos por jugarse. La bola para Kobe, defendido por el malvado oficial de la NBA Bruce Bowen. La mamba negra carga con el hombro, Bowen finge de forma aparatosa una falta en ataque. Todo el mundo contiene la respiración, nadie pita nada, Kobe se cuadra, lanza y entra el balón. 87-85

 

Último ataque de los Spurs. Le dan el balón a Ginobili en la esquina para el triple que falla. Los Spurs van como chacales al rebote y consiguen que el balón se quede suelto, entre jugadores tirados por los suelos. Finalmente lo recoge Sasha Vujacic, le hacen falta, encesta los dos tiros libres y el triple a la desesperada de Michael Finley no entra por el aro. 89-85 para Los Ángeles Lakers, que saldrán con la moral reforzada tras remontar un partido que se les había puesto tan cuesta arriba como a Hillary Clinton llegar a la convención demócrata con posibilidades.

 

A destacar el soberbio trabajo en el poste bajo de Tim Duncan. El pívot de las Islas Vírgenes humilló a Gasol en su duelo personal, y consiguió 30 puntos, 18 rebotes y 4 tapones que podrían haber sido mejores de mejorar sus porcentajes de tiro. El catalán volvió a cumplir sin hacer demasiado ruido, con un 19-7 que habría sido claramente insuficiente si Kobe Bryant la pasada madrugada no hubiese estado inspirado.

 

Por los Lakers, el mejor rendimiento del banquillo que en las series contra Utah y el papel de Radmanovic que se está convirtiendo en todo un especialista en primeros cuartos, firmando unos números sensacionales en los primeros compases de varios partidos consecutivos.

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Los JAZZ empatan la Serie a 2 en la prórroga: JAZZ 123, LAKERS 115 (la Crónica de Sociopatía del 4º partido de semis de la Conferencia Oeste)

12 de mayo de 2008

 Foto del Día de la Madre en Salt Lake City de NBA.com

 

Segundo duelo en el Energy Solutions Arena, el estadio de la ciudad más religiosa de la América Profunda. Como muestra un botón; el dueño de los Utah Jazz no acudió al partido por razones religiosas. Larry Miller, que así se llama, es un fanático miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (más conocidos como mormones) y por tanto tiene vetada cualquier actividad no religiosa durante los domingos. Sabiendo la cantidad de mormones que hay en la ciudad, la NBA elabora con cuidado su calendario: Los Jazz no jugaban en casa en domingo desde Enero de 2001.

 

Y ya hablando de cosas serias; PARTIDAZO en Salt Like City. De nuevo juego muy físico. Ronny Turiaf mandó al suelo de un manotazo al pequeño Ronnie Prince, que acabó con una brecha que sangraba copiosamente. Kobe empezó el segundo cuarto con un aparatoso vendaje en la espalda, fruto de un choque con el gigantesco Mehmet Okur. Muchísimas faltas, árbitros rozando lo ilegal, gestos de dolor, gritos desgarradores cada vez que alguien metía una canasta…. Un partido intenso, sucio y a cara de perro dónde los Jazz han vuelto a demostrar que tienen muchos más cojones que los Lakers. Inevitable hablar de Pau: el catalán volvió a defraudar en momentos clave y falló un mate completamente solo en la prórroga, el único cambio en su hoja de estadísticas en esos tres minutos decisivos.

 

En honor a la verdad, Gasol aprendió de sus errores y ya en el primer cuarto acumulaba los mismos números que en todo el partido anterior. Se dedicó a aprovechar los huecos que abrían sus compañeros con penetraciones, y se hinchó a meterlas debajo del tablero. También estuvo atento en los rechaces en ataque y en las ayudas en defensa. Un dato importante, y que suele pasar desapercibido; los Lakers se han impuesto 10 de 12 veces cuando Pau ha lanzado al menos 15 veces a canasta. Cuando los angelinos son capaces de encontrarle en ataque (y no es tan fácil según que momentos del partido) son imparables. ¿Qué ocurre? Que tras un 5 de 7 inicial, sólo ha tirado 9 veces más en todo el partido, mientras a un Kobe desquiciado, el aro le parecía del tamaño de un hoyo de golf y acumulaba tiro fallado tras tiro fallado.

 

Tras empujones, heroicidades y faltas no pitadas, se puso la bola en movimiento en el cuarto cuarto con un 79-75 a favor de Utah. Los suplentes de los Jazz barrieron a los de los Lakers en el inicio del último periodo, y con los titulares en pista la diferencia se ensanchó, 100-88, a menos de 4 minutos para el final. Tres triples de Fisher tirando de épica, otro de Lamar Odom casi sobre la bocina y un glorioso tapón del base angelino a Deron Williams, mandaron el partido a la prórroga.

 

Kobe con su espalda echa trizas, y las rodillas más hinchadas que las de Mónica Lewinsky, se empeñó en jugarse tiros muy difíciles, que invariablemente dieron en hueso, con varios tapones de un Andrei Kirilenko que parecía estar jugando al volley-ball. Un par de puertas atrás que pillaron a Gasol desprevenido, un lanzamiento lejano de Okur y otro par de penetraciones del soberbio Deron Williams pusieron el resto. Se hicieron las faltas de rigor, se lanzaron los tiros libres y los Jazz empataron las series a 2.

 

Viaje a Los Ángeles, para el siempre crucial quinto partido. Si los Lakers ganan, muy probablemente se lleven las series. Si gana Utah, se pone muy feo para los de púrpura y oro. Lo contaremos en El Mundano la madrugada del miércoles, aunque usted lo leerán el jueves.

Foto de D. Williams de ESPN.com

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