13 de junio de 2008
Los tercos Celtics rebañan un punto decisivo que todo el mundo adjudicaba a los Lakers. Comandados por “Leónidas” Pierce y un espíritu de equipo y unión nunca visto en la historia reciente de éste deporte, remontaron un partido que iban perdiendo por 24 puntos fuera de casa. Cada vez que un jugador caía al suelo, tres corrían a levantarle; cada vez que metían una canasta, los suplentes, un punto verde en el mar amarillo del Staples, saltaban del banquillo. Salvo sorpresa serán los campeones de la NBA de la temporada 2007/2008. Y habrá ganado el mejor.

Los Lakers comenzaron arrolladores y jugando extremadamente bien en equipo (sólo 3 de los primeros 43 puntos de LA fueron de Kobe Bryant) como nunca habíamos visto en estas finales. Gasol y Odom hicieron varias de sus “tuya-mía” que les dejan boquiabiertos hasta a ellos, y que no practicaban desde Denver.
Los de púrpura y oro circularon el balón para los hombres abiertos, estuvieron agresivos por todo el campo, metieron sus tiros y acabaron el primer cuarto 35-14, la diferencia más abultada de todos los primeros cuartos de la historia de las Finales de la NBA.
¿Estos Lakers haciendo historia? Más bien cuento; el de la Liebre y la Tortuga. En el segundo cuarto bajaron descaradamente los brazos en defensa y dejaron que los jugadores de Boston empezasen a sincronizarse. Pese a ello no perdieron toque en la canasta rival y a los Celtics no les dio resultados inmediatos (sólo consiguieron rebañar 3 puntos de la ventaja de 21) pero al menos consiguieron desatascar su circulación de balón y ganar confianza para la segunda mitad del partido. La de la debacle de Kobe Bryant y los suyos, los que entrarán en la historia por ser el primer equipo que pierde un partido de las Finales sacando más de 14 puntos de diferencia en el primer cuarto.
El tercer cuarto es el que muchos consideran decisivo en un partido. Haciendo una mala metáfora, es el nudo de la trama del encuentro. Llevamos cuatro partidos de serie y estos han sido los marcadores de los terceros cuartos
1er Partido: Celtics 31, Lakers 22
2º Partido: Celtics 29, Lakers 19
3er Partido: Celtics 25, Lakers 17
4º Partido: Celtics 31, Lakers 15
Boston Celtics son unos auténticos animales defendiendo en los momentos importantes y aunque no sean para nada brillantes en ataque, encestan mal que bien cuando tienen que hacerlo. Esta noche han sido aún mejores; subieron el nivel de su presión defensiva y han obligado a los Lakers a comenzar sus posesiones a 8 metros del aro. En una de ellas, el gafado Kendrick Perkins volvió a lesionarse ésta vez en el hombro. Sabedores de que cuando las cosas se tuercen para los angelinos, sólo Kobe es capaz de dar el paso adelante, aprovecharon las circunstancias para jugar con un quinteto con un solo pívot (Garnett) y el resto de “pequeñitos” se dedicaron a acosar y molestar a la mamba negra cada vez que recibía. “He visto tres o cuatro cuerpos cerca de mí cada vez que tocaba el balón” confesaba el propio Bryant después del partido.
Y en el otro lado de la pista lo de siempre. Ahí estaba la pareja de aleros más old-school de la NBA: Ray Allen el arquetipo tirador puro y delgado, de mirada fría y muñeca asesina y el auténtico trailer de fuerza y hormonas que es Paul Pierce abriéndose paso en zigzag y aullidos hasta la canasta rival.

Pero si el segundo cuarto fue de Allen (19 puntos y 9 rebotes) y el tercero el de Pierce (10 de sus 20 puntos los consiguió en ese periodo) el último fue una oda al juego colectivo. Eddie House, al que hasta este partido de las series sólo se le había nombrado para decir que es el padre de ese niño de 7 años que pulula por el banquillo de Boston, anotó varios tiros difíciles y puso a su equipo por primera vez delante (83-84) en el marcador a falta de 4 minutos para el final, mientras seguían repartiendo cera en defensa. Los Celtics habían vuelto, y todos parecían llevar escrita la palabra “héroe” en la camiseta. La grada tragaba saliva, a los Lakers les temblaban las rodillas y nadie quería la pelota. Vujacic (1 de 9 en TC) y Farmar se dedicaron a fallar triples fáciles desaprovechando los espacios que les abría Kobe con sus penetraciones y el desastre parecía consumado.
James Posey ex-compañero de Gasol en los Grizzlies (y al que solo se le suponían habilidades en defensa y hoy 18 puntazos), encestó un triple que valía oro para colocar 5 arriba a su equipo a 73 segundos del final. Dos tiros libres de Pierce y una suspensión de Allen, neutralizaron los 4 tantos que consiguieron los Lakers en ese tiempo y un tiro libre de Eddie House ponía la guinda. Boston había remontado fuera de casa un partido que iba perdiendo por 24 puntos y con su pívot titular lesionado.

Gasol que lleva tres partidos en racha frenando a Garnett pero que es incapaz de explotar en ataque (de estos ya van ocho seguidos) hizo buenos números con un 17-10, pero con la falta de actitud y agresividad que se espera en un campeón. No supo aportar cosas a su equipo cuando no jugaban para él y estuvo torpón fallando muchos tiros fáciles. Imagino que o piensa en las vacaciones o está viendo la Eurocopa, porque estamos contemplando unos “piscinazos” espectaculares por parte del de San Boi, que se tira al parquet unas cuantas veces al azar por partido cuando siente un contacto por parte de algún jugador de Boston.
Repasando la hoja de estadísticas, quizás llame la atención de que Kobe Bryant “sólo” haya encestado 17 puntos. Pero son engañosos. Jugó con sus compañeros, no les gritó y no se chupó el balón como si fuese suyo, no parecía Kobe y se fue a las duchas con 7 tristes puntos pero el mismo número de asistencias. En la segunda mitad volvieron los 1-contra-todos y los gritos groseros contra cualquiera que llevase una camiseta amarilla e hiciese algo mal. No es el único responsable de la derrota de LA, pero su 6 de 19 (necesitaba tirar tres veces a la canasta para que entrase una) y el egoísmo con el que jugó en momentos clave, sí que hundió a los del Phil Jackson en la pista cuando necesitaban crecerse.

En la pista y en las series. Con un 3-1 que nunca nadie ha remontado, los Celtics se ven campeones. Aún perdiendo el siguiente partido en el Staples Center, tienen dos oportunidades más en casa para rematar a los Gasolakers. No parece que vaya a ocurrir lo contrario y casi casi podemos dar por campeones a Boston Celtics, el equipo con mejor defensa del mundo y el único a día de hoy, sin un sólo jugador blanco en su rotación. ¿Un presagio para la victoria de Obama?
P.D.: Una vez dije que el baloncesto es el deporte en equipo donde más cuenta el talento individual, y ésta noche once negros vestidos de verde me han tapado la boca. Comenté que la razón del pésimo tercer partido de Paul Pierce era que estaba lejos de la gente que le apoyaba, y hoy las cámaras de la ABC han enfocado varias veces a una pequeña tropa de 30-40 personas entre familiares y amigos del escolta de Boston, que son de Los Ángeles y no suelen viajar a Massachussets. No había hablado apenas de Ray Allen aunque estuviese haciendo grandes partidos, y hoy le nombran MVP en casi todos los medios yankees. Gasol no ha sido el españolito que ha tenido una cura de humildad ésta noche. Mis disculpas.
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