¿Quién va a pagar el operativo de búsqueda y rescate de Blanca Fernández Ochoa? Nos han informado que ha sido el más grande de la historia de Madrid en cuanto a recursos empleados (técnicos –lanchas, drones, etc.–, y más de 300 personas incluyendo a profesionales y fuerzas de seguridad). Algunos medios han estimado un coste de 100 mil euros diarios. En cualquier caso el coste total no parece que vaya a bajar del medio millón de euros semanal.
La pregunta viene a cuento porque la Comunidad de Madrid, gobernada desde hace 24 años por el PP, no había activado la norma que regula las tasas de rescate. En otras autonomías es la víctima o sus familiares quienes deben pagar el rescate (en determinadas circunstancias como algunas actividades deportivas, negligencia, imprudencia o por decisión del gobierno autonómico, el cual también puede hacer la vista gorda respecto al pago). Hace cinco días La Voz de Galicia, el único medio que he encontrado hablando de este asunto, informaba que hasta ese momento, sin excluir que en un futuro el Ministerio de Interior acabará participando, sería la Comunidad de Madrid la que cargue con las costas del operativo.
La desaparición fue voluntaria por lo que parece y se baraja el suicidio como causa del fallecimiento. Lo que lleva a nuevas preguntas. ¿Por qué tiene que pagar la CAM el despliegue, excesivo a todas luces? ¿Está la ciudadania de acuerdo con esta decisión unilateral y propagandística? ¡Qué se abra una suscripción pública y veremos/sabremos quiénes contribuyen y con cuánto! ¿Por qué no lo paga el PP? ¿O sus votantes? Mejor aún: los medios deberían contribuir con al menos un 50% del coste total. A fin de cuentas son ellos los únicos que se han beneficiado del morboso espectáculo.
La canción de Manolo Díaz «La moto«, para Los Bravos, en su día fue símbolo de anhelos y aspiraciones. Hoy podría ser una metáfora de los tiempos presentes. Por las motos que nos venden por ejemplo los políticos o los medios respecto a Rosalía. En referencia a esto último, que me toca de cerca, mandé un mensaje claro a través de un articulo en La Voz de Galicia el pasado 11 de febrerosobre su «falso éxito internacional». El periódico y Javier Becerra, quien contactó conmigo, se han apuntado un tanto a nivel nacional. Aunque no todos les han citado como deberían y en aras de la actualidad han olvidado la fecha original de publicación. En esta época que vivimos los meses pasan muy rápidos y me contraargumentan con hechos posteriores a mi nota (hubo gente que mencionaba la colaboración con James Blake y hoy ya sabemos que no ha funcionado: #61 en Bélgica, #40 en España y #27 en la lista dance de EEUU). La relevancia del texto para La Voz de Galicia se ha producido durante el mes de abril.
A continuación encontraran algunos enlaces que no había recogido en este blog:
El 10 de abril era mencionado en una publicación de PRISA, los grandes propagadores de Rosalía en nuestro país. A Rosalía solo le ha faltado ser portada del AS. En S-Moda Eva Armas escribía en su artículo:
[…] Otra por, a ojos y oídos del crítico musical Adrian Vogel, “habernos engañado respecto a su éxito internacional”. […]
Para añadir a continuación:
[…] la verdadera noticia que ha eclipsado sendas controversias es la que, con toda probabilidad, desmienta ambos titulares y dé la razón (una vez más) a Rosalía: la española formará parte del disco final de Juego de Tronos. […]
El problema es que la canción no está en la banda sonora de la serie, ni Rosalía forma parte de la misma. Es un disco inspirado en la serie, algo bien distinto. Y, como ya he escrito anteriormente, es mejor estar que no estar. Pero que no nos vendan motos. El enlace al artículo de Armas:
El 10 de abril Nuria Martín del programa «Cazamariposas» del canal Divinity contactaba conmigo a raíz de la resurrección del artículo de La Voz de Galicia de febrero. Bru Marsé y un servidor dimos nuestras impresiones al respecto (se emitió el día 11). Pueden verlo pinchando aquí. A raíz de esta aparición me llamaron de Telemadrid y de varios programas del corazón. El canal autonómico me grabó por teléfono. Y este pasado domingo el programa de Tele 5«Socialité» incluyó en su espacio fragmentos de mi intervención en «Cazamariposas«.
Al día siguiente dos medios digitales se hicieron eco del programa de Tele 5:
Y ayer fue El Mundo quien me citó, como contrapeso a las opiniones favorables de Belén Esteban y Cristina Cifuentes, quienes salieron en defensa de Rosalía por un presunto ataque (asumo que mío), para despedir su texto:
[…] Sin embargo, este mismo fin de semana Adrián Vogel, un ejecutivo musical, cuestionó el éxito de Rosalía en Socialité: «Nos están vendiendo humo, nos están vendiendo una moto». […]
Una lectura positiva para terminar: entendiendo la guerra de medios es de agradecer que se hayan hecho eco de mis opiniones. Que son una crítica a la exageración mediática, los titulares engañosos, los clickbaits, etc. No a Rosalía. Me parece muy sano que los medios de comunicación reflejen opiniones que cuestionan su credibilidad.
Separar la paja del trigo es una práctica desde los primeros agricultores que se afianzaron y fabricaron herramientas para ser más eficaces. Tanto para la cosecha del trigo como en el posterior zarandeo para separar los granos, que permanecían en el soporte usado, de las pajas. Estas, más livianas, volaban impulsadas por las corrientes de aire. Terminado el trabajo los granos quedaban en su lugar, desprovistos de la innecesaria paja, para ser molidos. De ahí el refrán que hace referencia a la necesidad de hacer las cosas bien y no confundir. Algo que debemos aplicar a los medios y a su (exagerado) tratamiento de Rosalía.
No me siento cómodo en el papel de «detractor oficial de Rosalía». Esta semana me acaban de colocar la gorra. Es cierto que he sido crítico, muy crítico, con aspectos del marketing a su alrededor y sobre todo del papel de los medios, los cómplices necesarios de todo este asunto. Han inflado e inventado hasta la saciedad. Y lo he señalado.
Decía que esta semana me han colocado la gorra de vicepresidente del club de haters de Rosalía. Todo ha sido a raíz del artículo de principios de febrero que me publicó La Voz de Galicia. Hizo (algo de) ruido en su momento. Desde entonces he actualizado en el blog algunos aspectos (como el lanzamiento del reguetón con J Balvin). Pero, esta semana, por razones que desconozco, aunque las suponga, el artículo ha resucitado. Y de repente apareció entre los más leídos de la Web del diario gallego. Y ha alcanzado una relevancia nacional. Comenté con Javier Becerra, quien contactó conmigo originalmente, y me ofreció la oportunidad de actualizarlo. Algo que le agradecí y vuelvo a hacerlo. Pero no lo consideré necesario dados los comentarios que estaba leyendo. No me refiero a los normales y correctos, fuesen favorables o contrarios (los más abundantes). Lo digo por los irrespetuosos. Por mucho que explique la fecha de entrega y publicación y que no practico la telepatía ni la futurología, no atenderían a razones. Me había convertido en un hereje por no inclinarme ante su santidad. Por otra parte no me causa ningún problema. Aunque no me siente cómodo con el rol asignado.
Lo que no podía imaginar es el aluvión de llamadas pidiendo entrevistas y comentarios al respecto. Sobre todo de las televisiones y sus programas de celebrities. Lo cual viene a confirmar mis sospechas: a Rosalía la han convertido en una celebrity. Ella es artista, autora. Una música. Sobre esto alertaba (intrínsecamente) en mis escritos. Especialmente cuando directamente hablaba de la fama en el artículo de La Voz de Galicia sobre su falso éxito internacional. Y también alertaba sobre la sobreexposición.
Además de lo expuesto, sobre el artículo, esta semana hemos tenido otra confirmación: la noticia de la semana debería haber sido que «Con altura«, el reguetón de Rosalía con J Balvin ha debutado en el n.º 1 de la lista española. En cambio, los medios han destacado una colaboración, con un desconocido, para un álbum inspirado en la serie «Juego de tronos«. Entiendo que en estos perversos tiempos del clickbait la combinación Rosalía y «Juego de tronos» resulta irresistible. Pero según lo que he leído daría la impresión en algunos medios y titulares que va a aparecer en la serie. Pues no. No va a ser así. Tampoco forma parte de la banda sonora oficial de la misma, desmintiendo algunas informaciones. Es una grabación que forma parte de lo que en marketing se llama «extension de marca» para comercializar productos relacionados con la misma. En este caso la marca es «Juego de tronos». Es indudable que es mejor estar que no estar. Aunque sea un subproducto (se supone que el producto es la banda sonora, independientemente de cual venda más). ¿Pero, de verdad esto es más importante que un n.º 1? Sobre todo cuando este número uno representa un cambio de dirección musical, lo cual era una decisión arriesgada para el mercado español (el único en el que ha triunfado de momento). De nuevo vuelvo al concepto de celebrity.
Este comentario de Jennifer Ces, ex directora artística de Sony España y que actualmente reside en Toronto (donde trabaja en asuntos relacionados con el marketing digital), es de hace unos días en Facebook.
Del refranero castellano: un granero no hace grano, pero ayuda al compañero.
El domingo pasado La Voz de Galicia, a insistencia de Javier Becerra, me publicó un texto «El falso éxito internacional de Rosalía» (afortunado título a sugerencia del propio JB). Era un anexo a su artículo principal, «¿Lo de Rosalía es para tanto?«. A lo largo del día ambas piezas aparecieron en el diario hermano de La Voz de Asturias. Por el interés despertado paso a reproducir integra mi nota (que también pueden ver, así como el artículo de Javier Becerra, en los enlaces correspondientes). Tan solo he añadido un par de frases referidas a Jorge Drexler:
«Desde hace tiempo se conoce que la sobreexposición es perjudicial para el objetivo fijado y resulta contraproducente. Porque puede causar el efecto contrario al perseguido. Concretado al marketing musical esto se traduce en lo siguiente:
Antiguamente las radio formulas machacaban las canciones de éxito. Esto se podía traducir en ventas de sencillos. El mercado discográfico estaba dividido en sencillos y álbumes. Prevalecían criterios como el poder adquisitivo directamente relacionado con la edad del comprador, el tipo de música, la credibilidad del artista, etc. Se daba el caso que excelentes artistas de rock eran considerados horteras porque sus discos sonaban en Los40 Principales y copaban las listas de éxitos. La Creedence Clearwater Revival es un claro ejemplo. Por el contrario, Led Zeppelin se negaban a editar singles para evitar esta situación. Y eso que los tenían estupendos.
Los álbumes eran para artistas de largo recorrido, para un publico más adulto, con criterio formado y de mayor poder adquisitivo. Para artistas con credibilidad. Nótese que uso poder adquisitivo y credibilidad por segunda vez. Son dos conceptos claves.
En la era digital quienes dictaminan, lo que es de buen gusto o hortera, se han multiplicado. Las/os fans de antaño son las/os influencers de hoy en día. Solo que las/os haters en nuestros días tienen más peso y repercusión que antes. Las redes sociales proporcionan unos cauces de los que carecían. En cambio, sean fans o influencers mantienen proporcionalmente el mismo peso especifico.
Antiguamente la fama (por ejemplo, ser portada del ¡Hola!) no vendía discos, pero proporcionaba galas. La fama digital ni vende discos ni hace que actúes todos los fines de semana del año. Como los tiempos han cambiado y hay nuevos negocios, hoy puedes facturar en conceptos como patrocinios, merchandising o festivales. Las preguntas son ¿cuánto durarán estos nuevos ingresos y que tiene que ver la música con ellos?
La sobreexposición siempre provocó que el producto en cuestión resultase estomagante. Esto en nuestros días se multiplica por los haters en las redes sociales. Quienes además influyen en la propagación del mensaje sin quererlo.
El caso de Rosalía corresponde claramente a estos parámetros. Y lleva ya un par de años de recorrido. No funcionó con su primer disco (vendió poco). Pero el interés se tradujo en un buen número de actuaciones. Su segundo álbum ha vendido más, objeto de una campaña masiva de marketing, pero bastante menos de lo esperado. Y no parece haberse traducido de momento en contrataciones (su gala más importante fue un playback gratuito en la Plaza de Colón en Madrid).
¿Qué ha logrado el marketing masivo –técnica tan antigua como negativa porque actúa como un bumerán– en el caso de Rosalía? Engañar a público y medios generalistas. Nos han vendido que es un fenómeno internacional. No lo es. Pero la gente y muchos periodistas y becarios mediáticos se lo han tragado. Fuera de España no ha aparecido en ninguna lista de éxitos. Ni en las de los más vendidos, ni en las de streaming, ni en las de las canciones más radiadas. También nos han engañado con los premios Grammy. Ha logrado dos Grammy latinos, no los de verdad. Los latinos tienen su aquel a la hora de concederlos (hay mucha “política”, por decir algo diplomático). Pero se habla de estos galardones obviando lo de “latino”. ¿Engaño o clasismo? Para completar la manipulación mediática hay que recordar que Jorge Drexler ganó ¡tres! Pero aquí resaltaron los dos de Rosalía. Nos han vendido lo del anuncio en los luminosos de Times Square (de NY). Pero no nos han contado que son propiedad de Sony (la empresa matriz de su discográfica) y que el álbum no estaba disponible. Craso error (anunciar un producto que no está a la venta). Nos han relatado que a Kim Kardashian le gusta el disco. ¿Y? ¿Quién es? ¿Cuántos discos le gustan al día? ¿A la gente que nos gusta la música de verdad nos importa su opinión? Probablemente lo que piense nos va a alejar de Rosalía. La opinión de una hortera siempre será una horterada. ¿Los referentes mediáticos que han empleado para vendernos el producto Rosalía son relevantes? No. Son todos del siglo pasado. Nos intentan pasar por moderno algo usando clichés desfasados. Como Jools Holland o el sexagenario crítico del New York Times. ¿Ha funcionado Rosalía en Inglaterra o EEUU? No. Esa es la respuesta y la falta de influencia de estos no influencers.
La última ha sido la actuación en los devaluados premios Goya. Haciendo una pretenciosa versión de un clásico de Los Chunguitos. Con un coro catalán, del templo de la burguesía de esos lares (y de su corrupción). Por si teníamos dudas de a quien no representaba Rosalía, el otro día nos lo dejó claro. Tomó una canción callejera, de arrabal, y pretendió elevarla al gusto de las mentes bien pensantes de toda la vida. ¡Un mojón! Pero, eso sí, una vez más consiguieron engañar a los ignorantes. Esos mismos que en sus notas de prensa escribieron que “recibió el aplauso incluso de sus autores originales”. Dos autores que están muertos. Ambos. ¿Confunden autores con artistas? Si es así, no hay mejor prueba de la ignorancia de quienes escriben alabando a Rosalía.
Mal marketing. Porque el marketing se marca unos objetivos. Si el objetivo era crear un falso clima de éxito lo han logrado. Pero el buen marketing busca la rentabilidad. Y el humo es deficitario. A corto y largo plazo. El tiempo dictaminará sentencia. Mientras tanto recordemos los avisos para nuestra salud de los paquetes de cigarrillos, esos productos que también producen humo…»
Javier Becerra me pidió unos comentarios sobre Rosalía para un artículo que estaba preparando para hoy en La Voz de Galicia. Los irreductibles de la aldea de escépticos –así nos bautizó acertadamente Víctor Lenore en Voz Populi–, los que nos resistimos al zafarrancho mediático, vamos ocupando espacio.
El artículo de Becerra «¿Lo de Rosalía es para tanto?» incluye voces a favor, en contra y la mía, centrada en el aspecto del marketing alrededor de Rosalía. Ese mal marketing que produce un efecto bumerán (cuyo penúltimo ejemplo vimos en la fallida candidatura de Teddy Bautista a SGAE) y que se traduce en este axioma: matar mosquitos con escopetas de cazar elefantes.
En mi línea: los comentarios que le mandé a Javier Becerra se extendieron sobre lo solicitado. Pero le gustaron tanto que convenció a su jefa para añadirlos como texto aparte al artículo principal. Lo titularon (muy adecuadamente) «El falso éxito internacional de Rosalía«. Pueden leerlo aquí. Y la pieza completa «¿Lo de Rosalía es para tanto?» está enlazada más arriba.
P.D.: Esta mañana me he despertado con dos alegrías dominicales procedentes del norte: está de La Voz de Galicia y una foto del escaparate del café-libreria La Llocura de Mieres (Asturias). Tenían «Bikinis, Fútbol y Rock & Roll» en su escaparate!!!