
Detalle lamentable en el inicio de la primera semifinal: no se guardó un minuto de silencio por la muerte de Don Alfredo Di Stéfano. Antes del encuentro la excusa de FIFA fue que no se haría porque nadie lo había solicitado. ¿No se le ocurrió a ningún estamento? Mal por la federación internacional y el comité organizador? De la falta de respeto brasileña ya no me extraño. Pero Blatter y los suyos… Las selecciones tampoco llevaron luto.
Scolari cubría las sensibles bajas de Neymar y Thiago Silva con Bernard y Dante. Maicon se mantenía en el once en detrimento de Dani Alves. Dante no me inspira confianza desde la semifinal de Champions y la goleada del Real Madrid al Bayern en la que fue protagonista negativo. Su dupla con David Luiz ha sido un desastre. Su actuación descosió a toda la defensa.
Löw confirmaba a Lahm en su posición: lateral derecho. Su alineación como medio centro ha pasado a mejor vida. Insistía con Klose en la punta del ataque. Si anotaba superaría a Ronaldo como máximo goleador de los Mundiales. Igual los tiros iban por ahí: una dosis extra de motivación para el veterano delantero. Khedira y Schweinsteiger forman el doble pivote. Götze y Metersacker volvían a quedarse fuera del equipo titular.
Se esperaba una salida en tromba de los locales apoyados por la torcida. A los tres minutos Marcelo hacía el primer remate. Salió fuera pero llevaba peligro. Hubo unos movimientos en el saque de puerta que marcaron el histórico momento que estábamos a punto de vivir: Müller se fue a la banda del lateral madridista a recibir. Tenía el apoyo por detrás de Lahm. Khedira, Kroos y Schweinsteiger dieron un paso adelante. Para ayudar en las acciones ofensivas, presionar arriba, estar atentos a segundas jugadas y recuperar el balón lo antes posible. A medida que avanzaban los segundos Brasil estaba cada vez mas incómoda. Recurría a los balones largos para sacudirse a los alemanes de encima. No tocaban (en su línea habitual de esta Copa). Alemania era dueña de la pelota por méritos propios y deméritos ajenos. La movían rápido y con criterio. Nada de pases horizontales en su propio campo ni pases traseros a Neuer. El camino era llegar lo antes posible a la portería contraria.
Sobre el minuto 10 Marcelo se despista y pierde la posesión. El contraataque provoca la primera gran ocasión visitante. La desbarata quien la pifió despejando a córner. Kroos saca preciso a la posición de Müller libre de marca: 0-1. Era el comienzo de la sinfonía de la Mannschaft.
La labor de la psicóloga quedaba hecha trizas en tan solo once minutos.
La Canarinha tenía que remontar. No les quedaba otra. Pero estaban atenazados, les pesaban las piernas a pesar del escaso tiempo jugado. Solo Marcelo intentaba tirar adelante. Sus aportaciones eran un boomerang de doble efecto.
- El primero: Müller y Lahm le buscaban la espalda y se la encontraban. Creaban superioridad numérica porque Hulk estaba muy descolgado de la defensa, no bajaba. Los medios no se enteraban por donde circulaba el juego.
- Y el segundo: la hiperactividad del lateral le descentró, perdió el sitio y se sumó a la descoordinación general de su selección.
Khedira se salía. El campo era suyo. Él, Kroos y Schweinsteiger cenaron brasileños. Özil estaba desaparecido. Daba igual.
Alemania siguió a lo suyo aprovechando el desconcierto brasileño. Todavía quedaba lo mejor por llegar. O lo peor dependiendo de los colores. Del 23 al 29 cayeron cuatro goles. Y atención del 23 al 26 Alemania logró tres tantos.
El 0-2 (min. 23) fue un fallo terrible de Marcelo. Klose recogió el rechace de Julio Cesar a su propio disparo para marcar. Una vez más el delantero andaba demasiado suelto en el área. El estado de shock de la grada y el equipo era total. El aluvión de goles fue imparable: dos de Kroos y uno de Khedira (¡enorme su primera parte!) completaron el 0-5 con el que se llegó al descanso. El 0-4 se produjo al robar el esférico del saque de centro.
Durante el intermedio el móvil echaba humo con bromas y satisfacción sobre lo acontecido (0-5). Nelson Santamaría, hijo del bravo defensa central, aportaba una solución: anular el partido. Era imposible que el arbitraje pudiese arreglar el desaguisado.
Fernandinho y Hulk fueron sustituidos por dos medio centros, Paulinho y Ramires. ¿Scolari no quería recibir más goles? Löw ya pensaba en la final y dejó al griposo Hummels en el vestuario y entró Metersacker, quien regresaba al equipo tras haber perdido la titularidad. Los siguientes cambios fueron para dar minutos a jugadores (Draxler y Schürrle) y reservar a otros (Khedira y Klose, consagrado ya como el máximo anotador de los Mundiales).
La segunda mitad fue una faena de aliño para los vencedores. Aun tuvieron tiempo de ampliar. El del Chelsea metió dos y puso el marcador en un escandaloso 0-7. Aquí tenemos un ejemplo que explica parte de lo sucedido: Schürrle con el 9 en su camiseta lleva tres goles saliendo del banquillo; el número 9 de Brasil, Fred, solo ha visto puerta en una ocasión, siendo titular.
Óscar en el 90 firmó el llamado gol de la honra. ¿Honra? ¿Qué honra?
Confieso mi enorme alegría ante este resultado histórico. La mayor afrenta sufrida por Brasil. La mayor goleada en este torneo, el encuentro en el que mas goles se han logrado (8). El Mineiraizo de Belo Horizonte deja en mantillas el Maracanazo de 1950. La mezquindad de Scolari a lo largo del campeonato merecía este castigo. Que será mayor al tener que afrontar una cruel final de consolación.
P.D.: extractos del capitulo de Mi Mundial: Brasil 2014 dedicado a la semi de anoche.
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