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El Chelsea sembró el pánico (Real Madrid 2 Chelsea 3)

Antonio Villalba realmadrid.com

El Chelsea sembró el pánico en el Bernabéu. Desde el minuto 15 cuando Mount hizo el 0-1. Un golazo, que contó con la pasividad de nuestros centrales.

La vuelta arrancó con un Real Madrid de buen tono. Mas ese primer gol nos metió el miedo en el cuerpo. El equipo empezó a flaquear y a no dar una a derechas. Se fallaban los pases, incluso los fáciles; ellos llegaban antes a los balones divididos; ganaban todos los balones por alto. Nos presionaban por todo el campo y no nos daban respiro. Se anticiparon en todas las jugadas.

Ancelotti hablaba de defensas optimistas y pesimistas. Los optimistas son aquellos que piensan que nada va a salir mal y se confían Acaban fallando. Los pesimistas son los que piensan que algo puede torcerse. Están siempre concentrados y no cometen errores. Siguiendo este símil soy un madridista pesimista. Siempre me pongo en lo peor. Y detesto los ambientes de euforia artificiales. Salvo cuando se celebran títulos. Estaba preocupado por el partido de Liga ante el Getafe tras el 1-3 de Londres. Y muy preocupado respecto a la vuelta frente a los de Tuchel. Así lo expresé en el post de ayer que despedí con «El Chelsea no ha dicho su última palabra…».

Lo mejor que le pudo pasar al Madrid fue llegar con 0-1 al descanso.

Mi estado de ánimo se hundió en el 50 cuando Rüdiger cabeceó el 0-2 a la salida de un córner que no fue. ¡Menudo partidazo el del central! Resulta complicado destacar a un solo jugador del Chelsea. Marcos Alonso, Kanté, Kovacic, etc. Pero Rüdiger estuvo inmenso, tanto en defensa como en ataque. Y en el centro del campo. Porque tanto él como Thiago SIlva adelantaron sus posiciones al círculo central. Cortocircuitaban el escaso juego blanco. Escaso precisamente por ellos y su línea de medios, con Kovacic y Kanté al mando.

El pánico alcanzó niveles estratosféricos cuando Marcos Alonso anotó en el 62. Afortunadamente el VAR detectó que había tocado el esférico con la mano. Ya pueden imaginar el alivio con la anulación del gol. Esta acción puso fin a una reacción blanca iniciada con un lanzamiento de falta de Kroos en el 55. El meta del Chelsea, Mendy, voló y evitó el gol. Era la primera vez que le pusimos a prueba. El equipo se rehizo y se vino arriba. Tras la incertidumbre del gol anulado hubo cierto titubeo. Y a los tres minutos Benzema cabeceó al larguero un pase de nuestro Mendy. Las dos primera ocasiones blancas se produjeron en estos 10 minutos de la segunda mitad (del 55 al 65). Muy poco bagaje ofensivo para cualquiera y más si juegas en casa.

Camavinga entró en el 72 por un Kroos que se marchó visiblemente enfadado. Se buscaban piernas y frescura.

El espejismo blanco se desvaneció en el 75 con el 0-3 de Timo Werner. En nuestra enésima pérdida en la salida de balón este se lo llevó el delantero, que desde que fichó por el Chelsea ha perdido su olfato goleador. A trancas y barrancas se impuso tras dejar sentado a Casemiro en el área y puso por delante a su equipo en la eliminatoria. El Madrid estaba eliminado. Quedaba un cuarto de hora y seguíamos necesitando marco un tanto. Al igual que el con 0-0 del principio.

Ancelotti hizo dos cambios en el 77: entraron Marcelo y Rodrygo por Mendy y Casemiro. Acto seguido Courtois salvó el cuarto. Y al minuto Rodrygo, en el primer balón que tocaba hacía el indispensable gol. Un pase de Modric con el exterior, marca de la casa, lo remataba Rodrygo en carrera y de volea. Se desató la locura y todos (jugadores, equipo técnico y afición) nos lo empezamos a creer.

Antonio Villalba Rodrygo realmadrid.com

Pulisic salió en el 82 por Werner. Pudo sentenciar en dos ocasiones. La primera en el descuento fue la más clara. La segunda fue en la prórroga.

Nacho en el 86 se acalambra. Estuvo flojo en la primera parte y se resarció en la segunda. Cinco minutos después fue sustituido por Lucas Vázquez. Carvajal, que se multiplicó en defensa, pasó a jugar de central.

El 1-3 final nos llevaba a la prórroga. ¿Resistiría el Chelsea media hora más tras el esfuerzo de los 90 minutos? Porque su presión alta todo el partido fue asombrosa.

A los seis minutos de la prórroga alcanzamos el éxtasis. Camavinga robó un balón en la línea media rival. Lanzó a Vinicius. El brasileño que arrancó muy bien el partido y provocó una amarilla de su lateral, James, se fue diluyendo y no supo aprovechar esa ventaja. O no le llegaban balones o los perdía. Pero apareció cuando más se le necesitaba. En la prórroga con un 1-3 en contra. Corrió la banda hasta casi la línea de fondo y con un toque sutil se la puso en la cabeza a su Benzema. El francés demostró su clase cabeceando para pillar al meta a contrapié. 2-3. ¡La semifinal estaba al alcance de la mano!

Víctor Carretero Benzema realmadrid.com

El Chelsea no se dio por vencido e intensificó su asedio. La mejor prueba del bombardeo es la estadística final de remates. El Madrid solo remató 10 veces (cuatro a portería, dos goles). ¡El Chelsea 29! De los 29 siete fueron entre los tres palos, marcando tres tantos.

Courtois se lució varias veces durante el tiempo extra. Desbarató buenas ocasiones del rival. Y cuando no lo hizo, fallaron ellos como en una clarísima en el 119 de Jorginho (que ayer no fue titular). El Madrid, encerrado (Ceballos entró por Vini) solo pudo hacer dos buenas contras.

El pitido final fue uno de los alivios más grandes de mi vida futbolística, comparable a ganar una final europea en los penaltis.

Real Madrid y Villarreal se han clasificado para semifinales de esta Champions. A ver que sucede con el Atlético de Madrid que tiene que remontar un 1-0 en contra. Podrán ser tres semifinalistas de nuestra competición.

Un madridista pesimista como un servidor ya está pensando en el decisivo partido contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán. ¿Nos pasarán factura las bajas por sanción (Casemiro) o lesión, más la tremenda fatiga de estos 120 minutos? Aunque la alegría de la clasificación pueda ser la mejor vitamina.

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Exhibición blanca en Londres (con otros tres goles de Benzema)

Adrian Dennis AFP AS

La presencia de Fede Valverde como titular era un clamor. Y Ancelotti, ya negativo y ocupando el banquillo, no dudó en alienarlo. A priori, sin haber visto al Chelsea esta temporada, no tenía ninguna opinión sobre lo que podría suceder. Del Real Madrid me gustaba el once y de ellos me sorprendía la suplencia de Lukaku. Parece que el delantero anda peleado con su entrenador, Tuchel. Se gastan un pastizal para traerlo de vuelta y…

El Chelsea salió intentando imponer su juego físico. El Madrid mostró su cara más sudamericana, ralentizando el juego y tocando. Dos balones largos de ambos equipos rompieron la tendencia. Kanté a los cinco minutos lanzó a Havertz. Alaba no estuvo muy acertado en la marca y fue superado en velocidad. Afortunadamente el delantero, que pisó el área, disparó mal. Cuatro minutos después en una contra de Benzema, por la derecha, combina con Valverde, en la posición de Benzema. El uruguayo avanza y se la pone a Vinicius. El brasileño hace de las suyas y entre dos defensas remata… al larguero.

En los siguientes minutos se produjo una amarilla a Militao en el 13, al que tuvieron que atender en el 17, Courtois despejó una falta bien lanzada por James, Rüdiger vio tarjeta en el 18 y tenía la sensación que podía ser la noche de Vini. Arrancó el partido dejando en evidencia a Christensen (a quien le perdonaron la amarilla). Siguió con el disparo al travesaño. Y se confirmó en el 20 cuando se fue por su banda y se la puso en la cabeza a Benzema. El testarazo del francés fue tremendo, un obús. 0-1 y estábamos en 10  (a Militao le atendían en la banda).

De momento la noche, aparte de Vinicius, era de Benzema y de Valverde. El 0-2, en el 23, también de Benzema de cabeza, vino de un sensacional pase de Modric. El pajarito ya convertido en El halcón intervino en las jugadas de los dos goles, recuperando el balón.

En el 32 Carvajal, ¡de falso nueve! en el área pequeña, pudo hacer el tercero. Para frotarse los ojos.

A Kroos se le veía muy cómodo, mandando en el medio campo. En este aspecto tanto Kanté como Jorginho no estuvieron acertados. ¿O fue cosa de su entrenador y del nuestro? El caso es que el Madrid aprovechó esta circunstancia para controlar el juego. Las oleadas del Chelsea eran frenadas con Casemiro y Modric jugando muy juntos más Valverde y Vinicius comprometidos en defensa. Sus tres centrales subían para apoyar las jugadas de ataque.

Havertz no desaprovechó su segunda ocasión y cabeceó el 1-2 al filo del 40. Un gran balón de Jorginho al centro del área donde el alemán se impuso a Carvajal, llegando antes para cabecear. ¿Dónde estaban nuestros centrales? Al minuto pudo llegar el 1-3: Modric lanza a Vini por la banda izquierda y el brasileño cruza un pase a la derecha para Benzema. La pelota la frena un defensa y el nueve la remata. Se va fuera por poco, besando la base del poste.

Al descanso se llegó con el 1-2. Los tres goles de cabeza. Habíamos disfrutado de una muy buena primera parte, en la que además nos favorecía el resultado.

Tuchel presentó dos cambios para la segunda mitad: entraban un ex, Kovacic y Ziyech por Christensen y Kanté. Pasaban a una defensa de cuatro. No dio tiempo para averiguar el acierto o no de la modificación. Al minuto Benzema hizo el 1-3. Un despeje de nuestra defensa manda el balón a campo contrario y provoca que su portero, Edouard Mendy, tenga que salir de su área. Se encamina hacia el círculo central. Se hace con la pelota, tras pararla con el pecho y se arriesga al pasarla en corto a Rüdiger. Benzema atento presiona y el central en vez de despejar intenta jugar con su portero. No es la primera vez, ni será la última, que Benzema roba y le monta un lío al rival. Tras hacerse con la pelota la mete a puerta vacía desde la zona en la que se hizo con ella. Para seguir frotándose los ojos.

Courtois se lució en el 49 a un excelente disparo de Azpilicueta desde la frontal.

A la hora de juego Militao volvió a salir fuera del campo para ser atendido. Y veíamos a Lukaku presto para salir.

Militao volvió y se tiró al césped en el 63. Entró Nacho. Ellos hicieron varios cambios: entró Lukaku por Pulisic y también se retiró Jorginho. Que Tuchel cambiase a sus dos medios, Kanté y Jorginho, dice mucho y bueno de nuestros centrocampistas y del planteamiento de Ancelotti.

Lukaku solo, en el 68, falló de cabeza. La entrada del fornido delantero belga surtió efecto. Su presencia siempre intimida. El Chelsea no le volvía la cara al partido. No bajaban los brazos.

Camavinga entraba por Kroos en el 74. Al minuto Azpilicueta se llevó por delante a Carvajal. Solo se pitó falta.

Entrabamos en los 10 minutos finales y el Chelsea seguía apretando. El Madrid buscaba contras y sorprendía con subidas de defensas, como una de Nacho mal finalizada.

James probó a Courtois en el 83. No tan acertadamente como en la falta de la primera mitad. Pero estaba bien situado para intentar el disparo.

Bale y Ceballos entraron en el 85 por Benzema, autor de los tres goles, y Fede Valverde (acababa de sufrir una subida del gemelo).

En el primer minuto de los cinco de descuento le abrieron la cabeza a Nacho. Chocó en un salto con Havertz.

Este 1-3 rompe dos estadísticas, o más bien dos rachas. Es la primera vez que ganamos al Chelsea. Y también es la primera vez que nos imponemos a un equipo entrenado por Tuchel. Hemos caído con su Borussia Dortmund, PSG y Chelsea, en las semifinales de la temporada pasada. Por otra parte es el segundo hat-trick consecutivo de Benzema en Champions, tras los tres frente al PSG.

La vuelta es el martes de la semana que viene.

¡Qué pena que los goles fuera ya no tengan plus!

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Italia campeona de Europa a los penaltis

Marca

La jornada no empezó bien para el deporte italiano. Su primer tenista en una final de Wimbledon perdía en cuatro sets ante Djokovic. Berrettini lo hizo mejor de lo que podía, ganando el primer set. Luego nada más arrancar la final de la Eurocopa, Italia-Inglaterra, los ingleses anotaron el 0-1. Trippier desde su banda derecha lanzó un excelente pase cruzado. Desde el vértice del área grande al vértice del área chica. Por ahí entraba el otro lateral largo, Shaw, que fusiló a Donnarumma. Tan solo habían transcurrido dos minutos y esta era la primera posesión inglesa.

El fallo defensivo italiano no desmerece la brillantez de la jugada del gol. Y aprovecho para destacar el campeonato del rojiblanco Trippier. Para mi uno de los mejores jugadores de esta Eurocopa. 

La disposición de Southgate con tres centrales y dos laterales largos, apoyando a sus dos mediocentros, ocupaba todos los espacios y cortocircuitaba a los centrocampistas de Mancini.

A partir del gol Italia dominó aparentemente, porque no creaba peligro ni finalizaba las jugadas. En cambio las subidas por banda de Trippier maltrataban los corazones italianos. Un par de veces encontró apoyo en Sterling

El primer peligro de los azzurri vino de los pies de Chiesa. Una jugada individual. Inició su carrera un metro delante del círculo central, por la banda derecha. Se fue de varios rivales y antes de entrar al área disparó. Se le fue fuera por poco.

Italia salió con otro aire tras el descanso. Finalizando las jugadas. Aunque sus centrocampistas seguían sin estar a su nivel. Jorginho daba la impresión de estar tocado y no parecía consciente que se estaba jugando el Balón de Oro. Barella no era el del Inter y fue sustituido en el 54 (Immobile también). Y Verratti nunca me ha convencido. En los partidos grandes del PSG no le recuerdo (algunos ni los jugó). 

Chiesa en el 61 tuvo el empate en esa jugada suya tan característica: se desembaraza de varios y cuando menos te los esperas suelta el latigazo. Pickford, muy atento, desvió abajo el remate que se colaba. 

La solidez defensiva inglesa -solo un gol en contra durante el torneo hasta ese momento- se traducía en la presencia ofensiva de sus defensas. Desde el gol hasta los saques de esquina que buscaban a sus centrales, auténticas torres.

Se jugaba en campo inglés. Los centrales italianos jugaban delante del círculo central.

En el 65 una jugada de Chiesa termina en córner. Se bota, hay un pequeño barullo y Verratti cabecea. Pickford desvía y da en el poste. El rechace lo recogió Bonucci y empata. 1-1 en el 66.

Southgate reaccionó quitando a Trippier, no tan acertado como en la primera mitad, para volver a defensa de cuatro. Entraba Saka.

Italia seguía presionando arriba. Inglaterra tenía dificultades para controlar el balón y lo perdían. En la tele veíamos a Henderson en la banda, como solución para este problema. Entró por Rice.

En el 73 Berardi (sustituyó a Immobile) tuvo el 2-1. Remató forzado, delante de Pickford, un balón largo llovido del cielo. No llegó con claridad y la tocó como pudo. 

Jorginho carburaba y Verratti se empeñó en dejarme mal. Su fútbol contrarrestaba el poderío físico inglés.

En el 80 se rompió Chiesa. Se retiró del campo. Volvió mermado. Hasta el 85 no entró Bernardeschi. Inglaterra aprovechó esta circunstancia para estirarse, conscientes del estado de Chiesa. No corrían riesgo a sus espaldas.

Sterling, muy flojo anoche, lleva camino de competir con Neymar en exageraciones y piscinazos. 

La segunda mitad se alargó seis minutos. El marcador no se alteró y nos fuimos a la prórroga.

Italia afrontaba el tiempo extra con sus dos centrales con amarillas. 

Si los primeros 45 minutos fueron de Inglaterra y los segundos de Italia, la primera parte de la prórroga estuvo más equilibrada. Henderson era la llave de la mejora inglesa. 

Chiellini salvó a Italia, cruzándose a Sterling en el 96, quien ya se relamía ante el gol que estaba a punto de anotar. Acto seguido Locatelli entraba por Verratti. 

En el 99 entraba Grealish por Mount, de quien no recuerdo ninguna jugada.

Pickford al filo del 103 evitaba con su antebrazo un gol cantado. Despejó el pase de Emerson desde la banda a su área, al que llegaban dos italianos y un tercero por detrás. 

La entrada de Locatelli mitigó el impacto de Henderson. El italiano además aportaba en ataque. 

El primer cuarto de hora de la prórroga no alteró el marcador.

El último cuarto de hora de partido empezó con Inglaterra dominando. En el 110 Sterling se durmió en el área chica y Chiellini, con toda la sangre fría del mundo, le robó limpiamente la pelota. El central emergía como el mejor de los suyos. 

En el 117 Florenzi entraba por Emerson. Y Jordan Sancho calentaba. ¡Qué desperdició tenerle sin jugar! Igual que en semifinales. En el 119 doble cambio: Sancho y Rashford por Walker y ¡Henderson!

Se añadieron tres minutos. Los cinco últimos minutos más los tres de descuento se jugaron en campo inglés. Italia había recuperado el control. Queda por saber si el dominio anterior de Inglaterra fue mérito suyo o los italianos se cerraron para buscar la contra.

Se llegó con 1-1 y pasamos a la tanda de penaltis. Triste y caprichoso final para una Eurocopa de momentos brillantes que merecía mejor desenlace.

Berardi anotó el primero. Kane también.

Pickford se lo paró a  Bellotti (tenía malacara antes del lanzamiento). Maguire la clavó por la escuadra contrario a donde se lanzó Donnarumma. 1-2.

Bonucci anotó. Rashford la estrelló en el palo (había entrado para esto). 2-2.

Bernardeschi marcó por el centro. A Sancho se lo paró Donnarumma (también entrado para esto). 3-2.

A Jorginho se lo rechazó Pickford y luego dio en el palo. Saka tenía la oportunidad de empatar. Pero Donnarumma desvió el lanzamiento. ¡Italia campeona de Europa! Es su segundo título. 

Los dos últimos partidos de Italia los han ganado a los penaltis. En semifinales ante nosotros y ayer la final. Está en su ADN.

Reuters AS

 

 

 

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Tanti auguri (para jugar bien al fútbol hay que venir al sur): Italia finalista

Arrizabalaga AFP AS

Perdida la inocencia,
en el sur se pasa mejor

Parafraseando a la gran Raffaella Carrá, o en realidad a Manolo Díaz autor de la letra en español de «Hay que venir al sur» (adaptación del original italiano «Tanti auguri» que no decía lo que Manolo escribió, pero al referirse al sur de Trieste le sirvió de inspiración y buscó la rima exacta para el pegajoso estribillo de este inmortal éxito): para jugar bien al fútbol hay que venir al sur. Y lo digo tanto por Italia, finalista, como por España, que jugó su mejor partido del torneo.

Luis Enrique, que perdió la inocencia (futbolística) hace tiempo, sorprendió con un once sin delantero centro. La idea, atrevida, en principio parecía buena. Quedaba a expensas del desempeño de nuestros jugadores. Los tres elegidos en ataque fueron Ferran Torres, Dani Olmo y Oyarzabal. Los extremos jugaron a banda cambiada (algo que perjudicó al vasco en la primera ocasión que tuvo, al tener que revolverse para acomodar el disparo y se le echaron encima; en la segunda, en cambio, le vino bien al poder disparar con la zurda según le venía).

Los de Mancini salieron a por todas. Se mascaba la tragedia. Eran un enjambre que se nos echaba encima. No pasamos del círculo central. Estábamos acorralados. A los tres minutos Chiesa ya había estrellado un remate en el poste. La mencionada primera oportunidad de Oyarzabal (min. 12) supuso un respiro. A partir de ahí tranquilizamos nuestro juego y empezamos a controlar un poco el juego. Con nuestra parsimonia habitual. Nuestros tres puntas sí buscaban jugar rápido. Olmo, solo cinco goles en la pasada Bundesliga, puso los uys y Donnarumma en la parada del partido salvó un gol que ya cantábamos. A mi me pilló a medio levantar del sofá.

Perdonen la insistencia, pero a mi la ausencia de Marcos Llorente me parece un lujo, una ventaja para el rival. Y si se pretende que nuestros tres puntas ayudan a los centrocampistas, Llorente es el más indicado para esa labor.

Con España asentada, Italia defendía con dos líneas de cuatro (4-4-2). Y surgió una picardía, porque ellos hace décadas que perdieron la inocencia: balones largos buscando una contra por sorpresa o un error nuestro (de Unai Simón o de un central), pero sobre todo provocar que España saliese desde muy atrás y así adelantar ellos su línea de presión.

La diferencia básica entre ambas selecciones era la velocidad. Ellos juegan rápido. Nosotros sobamos y sobamos la pelota.

El arranque de la segunda mitad mostró a La Roja más veloz e incisiva. Terminábamos las jugadas. Unai Simón nos provocó dos sustos que acabaron en sendos saques de esquina.

Chiesa en el 53 dio el primer aviso, desde la derecha del ataque azzurro. Unai Simón se lució parando abajo un balón que buscaba el palo contrario. Y siete minutos después, a la hora de juego, nos clavó el 1-0. No voy a hacer sangre de los centrales, pero Laporte está en la génesis del gol. En esa contra falló y el rechace le llegó al excelente delantero. Chiesa, esta vez, desde la izquierda controla y marca.

Luis Enrique tenía jugadores calentando. Morata entró en el 61 por Ferran Torres (no muy acertado anoche y flojo en la segunda parte). Mancini, al mismo tiempo, retiraba a Immobile. Entraba Berardi. Tres minutos después Oyarzabal fallaba a puerta vacía. No llegó a tiempo. ¡La que se hubiese liado de haber sido Morata!

En el 69 entraban Gerard Moreno y Rodri por Oyarzabal y Koke (su partido más flojo del torneo y miras que lo estaba haciendo bien hasta hoy). Luis Enrique buscaba ideas y confiaba en un doble pivote. No se le puede reprochar que lo intentase (sin nueve o con doble pivote). Cuatro minutos más tarde se iban Verratti y Emerson y entraban Pessina y Tolói.

En el 77 show de Unai Simone: despeja y rebota en Laporte.

La reivindicación de Morata llegó en el 80. Una buena combinación con Olmo y se planta frente al portero. Con una sangre fría impresionante ajusta al palo corto mientras Donnarumma se vencía al lado opuesto. 1-1.

Morata lleva tres goles en cinco partidos. Y ha fallado menos que Gerard Moreno, Olmo, Oyarzabal o Koke. De estos solo ha marcado Oyarzabal, un gol. Ninguno de nuestros jugadores ha anotado tres.

Entre el 84 y el 85 varios cambios en ambos combinados: Locatelli y Belotti sustituian a Barella y Insigne mientras Marcos Llorente entraba por Azpilicueta. ¡Qué obsesión de poner a Llorente de lateral derecho!

Con 1-1 alcanzamos el final del partido. Fueron 90 minutos intensos de buen fútbol y en varias fases de muy buen fútbol. La segunda parte mejor que la primera, por los goles y por La Roja, que mejoró sus prestaciones, de salida y luego obligada por el marcador en contra.

España afrontaba su tercera prórroga consecutiva. Un esfuerzo tremendo en un espacio tan corto de tiempo.

Ambas selecciones siguieron a lo suyo, fieles a los planteamientos de sus técnicos. Curiosamente, España parecía más fresca. A veces Italia nos recordaba a la vieja Italia. Pero era por méritos de España.

Tuvimos dos oportunidades: la primera en un barullo tras un remate de Morata rechazado y en el 101 de nuevo con Morata de protagonista, cuyo medio remate llegó a Llorente que no pudo consumar.

El resultado no se movió en los primeros 15 minutos de la prórroga. Y nosotros físicamente parecíamos más enteros.

Thiago reemplazó a Busquets para la segunda parte de la prórroga y Bernardeschi a Chiesa en el 106. Dos minutos después se rompía Eric García en una contra italiana. Entró Pau Torres. En el 109 anulaban un gol de Italia por fuera de juego. Era claro y no hubo protestas.

Nuestro problema a partir de ese momento es el que señaló Kiko en TV: habíamos perdido fluidez. Nos pesaban las piernas. Ahora eran ellos los que estaban más frescos.

En el 114 un providencial tacón de Pau Torres nos libró de un gol seguro. Despejó en última instancia cuando el pase llegaba al delantero rival, que se plantaba solo frente a Unai SImón.

No se movió el marcador. Y a los penaltis. España volvía a jugarse el pase desde el punto de penalti. Nos fue bien contra Suiza. Unai Simón paró dos.

Unai Simón paró el primero a Locatelli. Dani Olmo la mandó alta.

Belotti marcó. 1-0. Gerard Moreno también. 1-1.

Bonucci anotó engañando a nuestro portero. 2-1. Thiago, con mucha clase, hizo lo mismo. 2-2.

Bernardeschi la metió por la escuadra. 3-2.  Donnarumma se la paró a Morata. Si marcaban ellos estábamos fuera de la final. Como nosotros ante Suiza.

Jorginho no falló. Se lució!!!

Italia es el primer finalista de la Eurocopa 2020. En unas horas conoceremos su rival.

Para España llegar a semifinales ha sido un éxito. Aunque nos vayamos con el amargo sabor de caer en los penaltis, después de haber jugado nuestro mejor partido. Enfrente teníamos a los mejores del campeonato y hemos estado a un paso de la proeza.

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Zidane se equivocó de cabo a rabo (Chelsea 2 Real Madrid 0)

Glyn Kirk AFP AS

En el post de la previa El Real Madrid contra todo y todos comentaba mi preocupación por la presencia de los tres recuperados para esta cita londinense: Sergio Ramos, Mendy y Fede Valverde. FInalmente fueron dos los que formaron parte del once. La cuerda se rompió por la parte más débil: Valverde, quien recibió el alta por los pelos. Prácticamente en la escalerilla del avión.

La gran sorpresa fue ver a Vinicius de carrilero por la derecha. Militao, uno de los tres centrales junto a Nacho y Ramos, le cubría la espalda. Desde luego era una decisión de lo más arriesgada. Esperaba que no fuese un ataque de entrenador. Lo fue.

La primera sospecha sobre la conspiración arbitral surgió en el minuto 4: le perdonaron la amarilla a Christensen por una dura entrada sobre Hazard. Dos minutos después fue Havertz quien debió verla por un pisotón sobre Nacho.

El Real Madrid tocaba y tocaba. El Chelsea esperaba agazapado. Intentaban robarnos el balón con su presión habitual.

El primer remate blanco fue en el 10: Kroos. Paró abajo el meta local, cerca del poste. Al minuto Rüdiger puso en apuros a Courtois. A continuación Mount se internó por la derecha y Courtois despejó lo que pudo ser una buena ocasión.

Jorginho vio la amarilla en el 13 por una entrada sobre Hazard.

En el 16 de nuevo nos pusieron en apuros por la derecha. Lo de Vinicius empezaba a entrar en el apartado de las ocurrencias. Un minuto y medio después le anulaban un gol a Werner por fuera de juego. De nuevo la jugada se originó por la banda derecha. Otro denominador común a estas dos jugadas fue que perdimos la pelota en nuestro medio campo. Y nos buscaron las costuras por nuestro flanco derecho.

El Chelsea creció y el Madrid se achicó tras las dos jugadas mencionadas.

No vimos a Vini pisar el área rival hasta el 22.  Al poco robó su primer balón a Chilwell. En el 25 recibió el primer pase largo para correr la banda.

Mendy, el portero del Chelsea, salvó lo que podría haber sido el primer gol blanco en el 26. El disparo de Benzema, desde la frontal, lo sacó en una estirada felina. En la siguiente jugada nos hicieron el 1-0. Kanté nos montó un lio. Le rebañó la pelota a Casemiro y se la cedió a Havertz, quien entraba por la derecha desmarcado. Superó por alto a Courtois, pero su picada se encontró con el larguero. El rechace lo cabeceó a placer Werner. Seguiamos eliminados con este 1-0, como lo estábamos desde el arranque con el 0-0.

Mendy desvió a córner un cabezazo de Benzema que se colaba en el 35. En el saque de esquina Ramos vio la amarilla por empujar a Azpilicueta.

La posesión era nuestra, uno de los objetivos señalados por Zidane. Mas nuestro medio campo no ligaba juego ni creaba ocasiones.

En el 38 Christensen recibió la amarilla por un pisotón sobre nuestro Mendy. Debió de haber sido la segunda.

A Militao le quitaron el balón, en la divisoria de los dos campos, entre varios azules en el 42. Se lanzaron al ataque por nuestra derecha. Llegaron cuatro a nuestra área. Pudieron matarnos en esta acción. Dos minutos después Ramos cortaba una internada de Mount por la izquierda. El córner no se botó porque se pitó el final de la primera mitad.

Mi pensamiento era que jugábamos 10 contra 11 porque Vinicius por la derecha no es el mismo que por la izquierda. Sumen a esto que de carrilero se queda en ni ni: ni defiende ni ataca.

Asumía que habría cambios en el descanso. Teníamos que darle la vuelta al partido y a la eliminatoria. Suponía que se imponía un cambio en el dibujo: pasar a defensa de cuatro. Las imágenes antes de arrancar la segunda parte nos mostraban a los jugadores suplentes del Chelsea calentando, con las mascarillas mal puestas. Ninguno del Madrid. No hubo cambios de futbolistas. Salieron los mismos 22. Tampoco modificamos el esquema. Craso error.

En el 46 y medio Havertz cabeceó al larguero un gran pase de Azpilicueta. Se mascó la tragedia. A partir de este momento empezamos a presionar más arriba. Y Vinicius encadenaba faltas, superado en labores defensivas.

No sé cómo estaría Ramos. En cambio a Mendy le notaba bajo y Hazard no marcaba diferencias. Casemiro tampoco.

Mount en el 52  desperdició un mano a mano frente a Courtois. Se le fue alta.

El Chelsea imponía su ritmo. Eran más rápidos.

San Courtois lanzó una pierna milagrosa que evitó el gol de Havertz. Se plantó delante del belga e iba acompañado por Werner.

A la hora de juego Vini se fue por la banda por primera vez en el partido. Al minuto Nacho vio la amarilla.

Mendy y Vinicius se retiraban en el 62. Entraban Marco Asensio y Fede Valverde. ¡Cambiabamos de carrileros! ¿Una extravagancia? Tenía toda la pinta.

Kanté, en el 65, se topó con nuestro santo belga y con el cruce salvador de Valverde. Llegaban muy sueltos a nuestra área. Síntoma muy preocupante. Ver a Kanté aumentar su nivel a medida que transcurrían los minutos tampoc tranquilizaba.

Al filo del 70 me preguntaba que demonios pintaba Hazard en el campo. ¿Este tipo no tiene sangre ni amor propio?

Kroos veía la amarilla en el 71 y medio.

Thiago Silva provocaba taquicardias con un cabezazo en el 72 al saque de un córner.

Encarábamos al cuarto de hora final sin haber creado ocasiones en esta segunda mitad. Y Rodrygo sustituía a Case. Sonaba a desbarajuste. De hecho el recién incorporado Pulisic nos hizo un roto. Su pase de la muerte afortunadamente no encontró rematador.

Los 10 minutos finales mostraban a un Chelsea físicamente superior. Lo de Kanté era un escándalo. Nos la quitó en nuestra línea media, adelantándose a Nacho. Combinó desde la media luna con Pulisic dentro de nuestra área y este se la regaló a Mount. 2-0 en el 85. Nuestra defensa estaba desbordada.

Hazard dejó su puesto a Mariano en el 88. Muy tarde la salida del campo del peor fichaje de los últimos años.

Lo peor: el 3-0 parecía más cerca que el 2-1.

Habrá final inglesa en la Champions 2020/21. Tuchel la disputó y perdió la temporada pasada con el PSG. Tiene ocasión de resarcirse. Por parte madridista, dadas las circunstancias, 58 lesiones, muy orgulloso de haber llegado a semifinales. Ahora toca ir por la Liga. Tendré que cambiar mi camiseta de la suerte por otra…

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Real Madrid 1 Chelsea 1 (pudo ser peor)

Antonio Villalba RealMadrid

Zidane respondía al esquema de Tuchel (5-2-3) con otra defensa con tres centrales (Militao, Varane y Nacho) y dos carrileros (Carvajal y Marcelo). En el medio campo nuestros tres clásicos que podrían tener superioridad numérica respecto a los dos medios centros del Chelsea, Jorginho y el poderoso Kanté. Arriba Benzema y Vinicius. Aparte de la habitual lucha del centro del campo, la pelea por las bandas se antojaba igual de decisiva. Mis dudas eran respecto a Marcelo, ayer capitán. ¿Aguantaría el tirón en un duelo que se presumía duro y físico?

Las estadísticas están para romperlas. Y la de Zidane con el Real Madrid frente a equipos dirigidos por Tuchel es mala. Ni una sola victoria en cuatro enfrentamientos.

La noche amenazaba tormenta. Como Ceferin, el presidente de la Unión Europea de Fútbol Árabe.

El Madrid sacó de centro. Tardamos cuatro minutos en acercarnos al área rival. En este espacio de tiempo Courtois la tocó tres veces y solo una fue cesión.

La presión del Chelsea era cada vez más intensa. A partir del minuto cinco hubo un par de minutos en los que nos embotellaron.

Courtois salvó con la pierna el 0-1. Werner solo ante el meta belga no pudo anotar. Todo arrancó en una imbecilidad en su campo, en las inmediaciones del circulo central. Un taconazo fallido de Casemiro provocó su contra. ¿Estamos para darla de tacón en una semifinal? Un minuto después nos montaron otro lío. No encontraron rematador. En el minuto 12 botaron el primer saque de esquina del encuentro. Y en el 13 Pulisic hizo el 0-1. Se coló en un balón largo entre Nacho y Varane, regateó con mucha sangre fría a Courtois que había salido a la desesperada y marcó. Un mazazo, aunque se viese venir.

El Madrid acusó el golpe. Ellos crecieron más aún si cabe.

Al minuto 20 todavía no habíamos rematado. Además, la pelota era de ellos. Algunas de nuestras posesiones eran tan largas como inútiles.

Benzema en el 22 protagonizó el primer disparo, desde fuera del área. Se estrelló en el palo, por debajo de la escuadra. Dos minutos después Kanté aprovechaba un despiste de Marcelo y Nacho y se colaba por nuestro costado izquierdo. Su pase no encontró un buen remate,

Cada vez llovía más.

En el 26 y medio Vinicius veía la amarilla.

Nuestro primer saque de esquina fue en el 28. Sacó Kroos en corto sobre Modric, que se la cedió a Marcelo. La colgó en el área. Cabeceó Casemiro para alargar. Militao intentó rematar de cabeza. Y Benzema con la cabeza bajo el balón, se giró y a la media vuelta empalmó a la red. 1-1.

GettyImages RealMadrid

Kroos buscó portería al filo del 32. Una jugada rápida iniciada por Courtois, tras atrapar un balón aéreo de un córner. Se la puso a Vini. Este corrió medio campo y se apoyó en Benzema. El balón llegó a Kroos quien disparó desde la frontal.

A pesar de estos zarpazos mandaba el Chelsea. Pulisic era una pesadilla. Ocupaba todo el frente de ataque, de derecha a izquierda. Hasta Thiago Silva, el veterano central brasileño, se atrevía a subir y buscar la red.

Pulisic en el 37 vio la amarilla por una entrada por detrás a Marcelo.

Cada vez llovía más. Un resbalón de Marcelo frenó un buen ataque.

A Modric no le veíamos. Empezaba a confirmar lo que pensé frente al Betis: no fue buena idea sacarle de titular en ese partido. Necesitábamos dosificar sus esfuerzos. Intentó una buena apertura en el 43, pero demasiado fuerte se fue fuera.

El 1-1 al descanso nos dejaba la losa del gol en contra y era un mal menor a tenor de lo visto.

Mis pensamientos pasaban por retirar a Marcelo, colocar ahí a Nacho y dar entrada a Antonio Blanco. Para ayudar a Case. Algo había que hacer. Y dicho esto, desconocía el estado físico de Modric.

Las imágenes del túnel de vestuarios no mostraban cambios en el Madrid. El Chelsea también salió con los mismos once.

Sacaron de centro y en 45 segundos se plantaron en nuestra área.

Una mala entrega de Marcelo en el 47 terminó en córner para ellos. Sirva de ejemplo de nuestra mala salida de balón a largo del partido hasta ese momento.

Un corte de puntera de Kroos le llegó a Vinicius. Y Benzema disparó alto (min. 50). Esta acción nos animó a intensificar nuestra presión.

Pulisic claramente se decantaba en buscarle las cosquillas a Marcelo.

Marco Asensio y Hazard calentaban.

A Modric en los primeros 10 minutos le veíamos presionando mas fallaba en los pases. Un resbalón suyo en el 57 frustró una contra.

Los azules eran más eficaces en su presión y cerraban mejor los espacios. También corrían más.

Al filo de la hora Kroos vio tarjeta por agarrar a Kanté en su escapada. Después de esta amarilla un cartel nos mostraba que la posesión estaba al 50%. Habría que matizar: en el 50% blanco habría menos posesiones que en las suyas, porque las nuestras fueron largas (y tediosas). Las suyas rápidas y bastante más frecuentes que las nuestras.

En el 63 volvía a llover. Al minuto Marcelo veía la amarilla por parar una contra, por error en el pase de Carvajal en ataque. Se aprovechaba esta circunstancia para hacer cambios. Hazard entraba por Vinicius y Tuchel efectuaba un triple cambio (entre ellos el de Pulisic).

El chute de energía que aportaron sus tres jugadores de refresco nos embotelló de nuevo. No volvimos a cruzar el círculo central hasta el 70. Hazard perdió la pelota.

Casemiro repitió la misma imbecilidad del pase de tacón y pudo costarnos una avería en el 71. ¿Con lo que estaba lloviendo estaba el terreno de juego para estas florituras innecesarias?

Odriozola y Asensio entraban por Carvajal y Marcelo en el 76. Al poco Varane veía la amarilla. Una falta peligrosa que atajó con seguridad Courtois.

Kanté seguía corriendo por tres. Y nos volvían a tener encerrados en nuestra mitad de campo. Ni avanzábamos ni creábamos ocasiones. El recurso del pase atrás a Courtois era fruto de su presión y de nuestra falta de recursos.

En el 84 Hazard se cambió a la derecha y tuvo un par de buenas intervenciones.

Un intento lejano de Kroos en el 87 acabó en córner. Lo botó el alemán y pudo ser el 2-1, más el cabezazo de Varane fue desviado por un defensor.

Odriozola vio tarjeta en el 88. Frenó a Rüdiger, que también estaba haciendo un partidazo. Mientras le atendían anunciaron tres minutos de prolongación. Y entró Rodrygo por Benzema.

El resultado de 1-1 no es nada bueno de cara a la vuelta en Londres. Zidane sigue sin ganarle a Tuchel. La amenaza Ceferin no se activó. Veremos a ver qué pasa con ella la semana que viene.

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