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En la presentación del libro sobre Vicente Paniagua

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El viernes pasado llovía a mares, como si estuviéramos en Londres. Así que cogí el coche y me fui para la Biblioteca Eugenio Trías en El Retiro para la presentación de «Una apoteosis breve para un largo recuerdo«, el libro de Justo López Carreño sobre Vicente Paniagua. En el camino pensaba cómo haría Paniagua para simultanear la presentación con la locución del segundo partido del Real Madrid-Maccabi. Desconocía la hora del partido, aunque el lugar de la presentación y el WiZink están razonablemente cerca. Al arrancar el acto el biografiado explicó horarios y su desplazamiento a la Ciudad de la Imagen, desde donde transmiten/graban los partidos del Madrid de baloncesto. Eso suponía atravesar la ciudad de este a oeste y desplazarse a Pozuelo.

Al llegar a la sala los Vicentes, Paniagua y Ramos, me vieron y me señalaron que fuese para adelante. Literalmente me sentaron en la primera fila. Saludé a Cristóbal Rodríguez y a José Manuel Beirán, en segunda fila. Fernando Romay, apoyado contra una ventana en el lateral entre las dos primera filas, me recibió muy afectuosamente.

Primera fila

De izquierda a derecha: Jou (sobrino de Florentino Pérez), Pepu Hernández (el último en llegar), Santos Moraga (presidente de la Federación de Baloncesto de Madrid), un servidor y Vicente Ramos. Detrás entre Santos y yo asoma la cabeza de Beirán (a Crsitobal lo tapo por completo). Las notas encima de la mesa son las de Vicente Paniagua.

La gente del baloncesto son por lo general muy sana y de un excelente buen humor. Estar con ellos siempre es una gozada y un privilegio. Las anécdotas que relataron eran tronchantes. Y reflejaban el buen rollo del equipo de baloncesto del que formaron parte (y algunos también de la selección). Fueron una pandilla de jóvenes rebosantes de talento que disfrutaban con pasión de su deporte.

FInalizado el evento les reunimos para una foto colectiva. De las varias que disparé elijo esta en la que ya están todos.

Jugadores

De izquierda a derecha: Beirán, Ramos, Paniagua, Cristóbal, Francisco Amescua (hijo de quien fuera el delegado del equipo), Pepu Hernández, Romay y Llorente.

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Modric eclipsa a todos

Modric

El tuttocampista Modric es deslumbrante y eclipsa a todos. Por ejemplo, a la Real Sociedad anoche y en la foto a todos los que aparecemos en ella. Le vemos saludando a Mari Luz, la viuda de Gento. Butragueño y un servidor salimos a medias, tapados por la cabeza del croata. Joe Llorente y Nacho no pierden detalle. Florentino Pérez parece atento a algo detrás de Llorente (probablemente a la entrevista de Miguel Ríos para Real Madrid TV). Esta foto, publicada en la revista del club para sus socios, alegró mi tarde de ayer. Y parecía un buen presagio de cara al partido frente a la Real.

Antes del partido hubo un homenaje al pueblo de Ucrania, con Lunin de protagonista. Nuestro segundo portero está pasando por momentos difíciles, con la mayor parte de su familia viviendo en su país natal.

Ancelotti ante la ausencia del contagiado Fede Valverde (recambio de Kroos) recurrió a Camavinga. Y arriba dio descanso a Marco Asensio. Jugó Rodrygo. En el estadio todos éramos conscientes de la trascendencia del partido tras el empate del Sevilla en Vitoria. Nos podiamos a ir a ocho puntos de ventaja (son tres partidos a falta de 11 jornadas).

Imanol salió con tres centrales. Y una clara vocación de atrincherarse. Con el marcador a favor (0-1) llegamos a ver 10 realistas defendiendo en su área. El Real Madrid, con un Camavinga muy activo, buscó jugar por las bandas para abrir huecos. En los primeros minutos el protagonista fue Rodrygo. A Vinicius no le llegaban balones. El problema del Madrid era que el dominio era infructuoso, sin remates. Como en la mejor jugada de Rodrygo, a los cinco minutos, en la que no encontró rematador. De hecho el primer disparo entre los tres palos fue el penalti que transformó Oyarzabal (0-1 en el min. 9). Silva le tendió la trampa a Carvajal y el lateral picó como un pardillo. La Real no volvió a chutar entre los tres palos en el resto del partido.

El Madrid siguió dominando, sin fruto. Tan solo dos disparos lejanos de Casemiro, que se fueron fuera. Todo cambió cuando Modric se echó el equipo a sus espaldas. Sucedió mediada la primera parte y al poco presenciamos los mejores momentos blancos de todo el encuentro. El omnipresente Modric adelantó su posición para iniciar la presión alta junto a Benzema, con las espaldas bien cubiertas por Case y Camavinga. Modric alternaba ambas bandas y en la izquierda activó a Vinicius.

Los minutos finales fueron trepidantes: dos goles y uno anulado. En el 40 Camavinga empató con un trallazo a media altura que entró rozando el poste. Su remate desde fuera del área abrió el camino de la victoria y sorprendió a propios y extraños. Al minuto, un robo de balón tras el saque de centro, le llegá a Benzema. Avanza, encará a Remiro y le bate. El linier y el VAR dictaminan que era fuera de juego. En el 43 un zurdazo de Modric entra como un exhalación por la escuadra. Es un remate cruzado, después de un saque de esquina en corto desde la derecha del ataque blanco. El balón le llega a Benzema en el vértice del área y se la pasa atrás a Modric. El astro finta, para deshacerse de un rival, y desde la frontal, antes de llegar al balcón del área, empalma anotando el 2-1. Resultado con el que se alcanzó el descanso.

Imanol modificó su planteamiento inicial y efectuó un doble cambio: entraron Rafinha y Djouahra  por Silva y Pacheco.

Se preveía para los segundo 45 minutos un Madrid de nadar y guardar la ropa. Se siguió dominando y robando el balón, lo que imposibilitaba los ataques rivales. El meta Remiro insistía en sacar largo buscando a Isak. Pero al igual que en la primera parte sus saques iban para los nuestros. SI en ciertas fases se le vio nervioso en el primer cuarto de hora de la segunda mitad intervino con acierto en tres ocasiones, despejando remates que iban a gol. Sobre todo en una falta lanzada por Casemiro, un disparo mordido de Benzema y otro a media vuelta del francés.

En el 66 otro doble cambio realista, en un vano intento de cambiar la marcha del partido. Y tres minutos después el golazo de Benzema es anulado por fuera de juego, al parecer de Rodrygo en el pase previo. Al rato, en el 73, una falta sobre Vinicius es señalada como penalti por el VAR. En principio se señaló fuera del área mas la revisión fijó la infracción sobre la raya. Penalti por tanto. Transformó Benzema, su tercer gol y el único que subió al marcador. 3-1. El partido estaba sentenciado y los tres puntos asegurados.

Ancelotti decidió darle minutos a Asensio y retiró a Rodrygo. Dos minutos después, en el 79, Asensio anotaba el 4-1. La jugada fue para enmarcar: un pase largo cruzado de Casemiro, desde la izquierda de nuestro propio campo, buscando la incursión de Carvajal. El lateral controla antes de entrar en el área, se interna y da el pase de la muerte. Asensio con el interior de su pie izquierdo la enchufa.

Ancelotti quiso dar descanso a Modric y VInicius. El croata volvió a salir ovacionado del campo, con el público de pie coreando su nombre. El brasileño también se llevó su dosis de reconocimiento en forma de aplausos. Pero lo de Modric fue emocionante… Entraron Ceballos y Marcelo (en pleno proceso de reconciliación con la afición). Hubo dos cambios más: Mariano y Lucas Vázquez por Benzema y Carvajal.

A falta de 11 jornadas esta Liga no se le puede escapar al Real Madrid. La ventaja es buena. Aunque quedan partidos complicados (Atlético de Madrid, Barça o Sevilla). La celebración finalizado el partido fue simbólica, por la relevancia del partido ganado y de cara a la vuelta contra el PSG.

Me atrevo a decir que si no la ganamos es por deméritos propios. Está a nuestro alcance y no debemos desaprovechar la ocasión.

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En la capilla ardiente de Don Paco Gento

Telemadrid

Miguel Ríos me preguntó ayer, a raíz de la entrada en El Mundano sobre el fallecimiento de Don Paco Gento, si sabía algo sobre la capilla ardiente. Fue telepático porque me estaba preguntando lo mismo. Contesté que imaginaba que sería en el Bernabéu, al igual que con Don Alfredo di Stéfano. Y que me enteraría y le diriá. Contacté con Vicente Paniagua quien me respondió rápido. Efectivamente se instalaba en la zona del Palco de Honor del estadio.

Miguel y yo convenimos que sería mejor ir hoy, a última hora de la mañana. Así que le recogí en su casa y a las 12:00 estábamos aparcando, a escasos metros del recinto. De banda sonora el «From Elvis In Memphis«. Cuando Miguel subió al coche no pude evitar hacer el chiste fácil, jugando con el título de la canción que abre su último disco: uno de Memphis sonando y otro de Granada sentado a mi lado.

Nos pusimos a la cola, recordando historias futboleras. Miguel me estaba relatando la última vez que vio al gran Héctor Rial: fueron juntos a ver la final de Copa Real Madrid-Castilla. Justo entonces divisé a Ricardo Gallego que jugó ese partido con el filial, el año que debutó en el primer equipo. Y se lo señalé a Miguel. Llegamos enfrente del féretro y Emilio Butragueño nos divisó. Me hizo una señal preguntando si era Miguel Ríos (cerró el puño igual que si estuviese sujetando un micro). Asentí con la cabeza. Rápidamente se acercó una azafata y al instante el propio Butragueño para acompañarnos al digamos backstage.

Saludamos a la familia Gento Llorente y aprendí que Miguel había compartido gimnasio con Joe Llorente y su hermano (a Joe, sobrino de Don Paco, lo veo en los partidos de baloncesto del Madrid en el WiZink).

Al presidente, Florentino Pérez, le saludamos al entrar y al salir. En la despedida estaba con Nacho y Luka Modric. Me impresionó ver a Modric. Está hecho un chaval. Lo parece viéndole jugar, pero de cerca es mucho más notorio. A Miguel le pasó lo mismo con el croata. De Nacho me llamó la atención su porte y su buen rollo.

De los distintos jugadores veteranos, personalidades y periodistas, con quien más tiempo pasé fue con Tomás Roncero. Le felicité por lo de Pirri de ayer en el AS y ese titular «Paco era nuestro hermano mayor«. Porque es exactamente lo mismo que digo yo de Miguel Ríos.

Me encantó ver a Iribar. El Chopo nos contó que Don Paco y él se tenían gran simpatía. Otro aparición sonada fue la del exlíder de UGTCándido Méndez. Su abrazo con Miguel fue de los que hacen época. Aprovecho para resaltar, y contrastar nuevamente, el cariño y aprecio que despierta Miguel Ríos entre todo el mundo. En todas partes.

A la una salimos y nos acercamos a tomar una cervecita al José Luis de al lado del estadio, el de toda la vida (lo que era el Gloria bendita, lugar frecuentado por Di Stéfano, Rial, Luis, Puskas, etc., acabó absorbido por el José Luis y hoy estaba cerrado). Ahí nos encontramos a Ricardo Gallego y un amigo. Acabamos hablando de música (con la mascarilla puesta y quitándonosla para beber o pillar alguna aceituna).

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